miércoles, 28 de septiembre de 2016

Los océanos de Europa

El anuncio de la NASA de que en Europa, la luna de Júpiter, hay extensos océanos que podrían albergar vida y que se proponen enviar una expedición dentro de unos años, me ha sumido en la perplejidad.

No porque tal misión sea imposible, sino porque esa era la misión que el ordenador Hal y sus compañeros humanos emprendían en la película 2001 una Odisea Espacial, cuyo guión escribieron a medias Arthur Clarke y Stanley Kubrick, a partir de unos cuentos del primero, y que luego Clarke desarrolló en la novela homóloga y en las siguientes e la saga.

Concretamente, la misión a Europa se desarrolla finalmente en la primera secuela de la serie.

No se si se trata de un homenaje de la NASA a los dos genios anteriormente nombrados o una nueva ocurrencia de la afirmación "la vida imita al arte".

2001, la novela, fué publicada en 1968, mismo año del estreno de la película, y los cuentos originarios son de finales de los años cincuenta.

Es una pena que los anuncios de la NASA ya no interesen a nadie y que se haya perdido toda la magia que envolvió los acontecimientos espaciales de aquellos años.

Me parece muy revelador que una película sobre el posible encuentro de vida en el exterior causase tal impacto en 1968, un año en el que tantas cosas estaban pasando, y hoy el anuncio de un viaje de verdad a Europa pase totalmente desapercibido, mientras dedicamos toda nuestra atención a las peripecias de partidos políticos y personajillos de una farándula mínima que reclaman toda la atención de una sociedad enferma y carente completamente de pulso.

Verdaderamente es desolador el cambio de nuestra mentalidad en comparación con la que existía en 1968.

La tecnología y el dinero ocupan hoy el centro del escenario. La esperanza se ha refugiado en la salud y el miedo a los cambios nos tiene bloqueados.

Incluso las grandes aventuras se han privatizado. Como los países se encuentran en una situación catatónica, incluyendo al que fuese gran paladín de la aventura espacial, ahora son empresarios como el dueño de Virgin o el dueño de Tesla, los que quieren ir a la Luna o como ahora dice el de Tesla, colonizar Marte.

No se si tendrán tanto dinero, aunque dado el nivel de concentración de riqueza que produce hoy día el capitalismo, todo podría suceder.

El caso es que en 1968 el sueño espacial era uno de los sueños de las sociedades avanzadas y hoy es el sueño de unos multimillonarios.

La verdad es que eso la ciencia ficción no lo había previsto.

Estamos pasando del sueño de un mundo unido con un gobierno universal a una realidad de personas que hacen fortunas colosales como nunca se había conocido en la historia de la Humanidad.

No se si en los océanos de Europa latirá alguna vida, o si en Marte a 150 grados bajo cero se vivirá con comodidad, pero de lo que estoy cada vez más seguro es que aquí en el planeta Tierra la vida se va a ir haciendo cada vez más difícil.

Y como reflexión final, espero que si encontramos una especie de ballenas gordas pululando por los océanos de Europa no nos las comamos como hicimos con los pájaros Dodó.

Recordemos que la especie humana tiene un triste historial en materia de exterminios.  



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