lunes, 28 de septiembre de 2015

El día después

Bueno, pues ya es el día después y la cacofonía de comentarios es mareante aunque predomina el alivio.

Francamente no se cual es la razón de dicho alivio porque aunque el resultado en votos es ligeramente contrario a la secesión, la verdad es que en escaños es muy favorable a los independentistas cuyas dos fuerzas sumadas están por encima de la mayoría absoluta.

Puede que efectivamente los anarquistas de la CUP que ayer vociferaban a favor de la independencia y cuyos 10 escaños son la clave nacionalista no sean muy fiables para los burgueses convergentes y esquérricos, pero la tentación de sumar va a estar ahí y seguro que Mas y compañía ya están pensando que dar a cambio, aunque sea la cabeza de Mas.

Además está la cuestión de la "alianza" constitucional que tendría que unir al PP y a Podemos, lo que resulta sencillamente imposible.

Ciudadanos ha sacado un buen resultado, pero es tan solo un tercio de los nacionalistas, o sea nada.

Y luego está el hecho de que los resultados "constitucionalistas" se han visto mejorados sensiblemente por que se ha sacado a votar a pensionistas que hace mucho que no votaban y que ante la amenaza de perder la pensión han agarrado la muleta y han ido a votar.

Los nacionalistas no van a desaparecer y tampoco el problema.

Cualquier solución constitucional no les vale porque si les valiese no nos valdría a los demás españoles.

La tontuna federal del PSOE no es más que un eslogan de marketing sin ningún contenido práctico más allá de las palabras, y el diálogo que piden por más que sea necesario no va a ir a ninguna parte.

El tiempo está del lado nacionalista a no ser que se comience a machacar seriamente la cuestión nacionalista, que no es otra cosa que un carlismo puesto en limpio y cuyo único horizonte es el campanario y el trabuco.

Pero eso significa intervenir seriamente, o sea en la educación, y ya vamos a ver que no pasará.

Solo hay un signo esperanzador que es el voto en las ciudades y que es mayoritariamente no-separatista.

Esto ya pasaba en las carlistadas anteriores pero requiere atención.

No se puede seguir abandonando a su suerte a la gente razonable como se ha hecho todos estos años, ni en Cataluña, ni en Vascongadas, ni en Galicia.

Y los medios de comunicación tienen otra vez mucho que decir.

Hay valores que hay que defender, y no hay que confundir plebiscitos y asambleas con la verdadera democracia que requiere una mezcla muy cuidadosa de libertad y respeto a las ideas de todos, dentro de un marco de obligaciones y derechos.

Hay que enseñar a los niños a tener precaución con las banderas y los himnos que son tan tóxicos como las pastillas de anfetaminas y enseñar a distinguir a las personas serias de los gritones y escandalosos.

Es muy triste que a comienzos del siglo XXI, en medio del cambio climático y el desajuste del mundo occidental haya gente que crea que se puede escapar de su destino a base de crear países nuevos.  

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El Affaire de Volkswagen

Podríamos empezar recordando que fue el propio Adolfo Hitler quien diseñó el famoso "escarabajo" e impulsó su fabricación como vehículo para "el pueblo", lo que representa un problema casi insoluble para la imagen de cualquier empresa, que sin embargo los responsables de comunicación y marketing de esta empresa habían sabido manejar con gran pericia a lo largo de muchos años...hasta la cagada actual.

Como veterano de la comunicación empresarial puedo imaginarme perfectamente lo que estarán pasando esos profesionales en estos momentos para tratar de llevar a cabo un cierto "control de daños" que detenga la espiral de destrucción de valor que puede perfectamente llevarse por delante a esta empresa alemana.

De hecho ya veremos si todo esto no termina en la absorción de Volkswagen por otra empresa.

Y es que esto no ha sido el típico "call back" de las empresas automovilísticas que sucede cuando se detecta un fallo en un modelo o una serie de dicho modelo, y hay que pedir a los compradores de dichos vehículos que se pasen por el taller para una reparación gratuita y obligatoria.

El "call back" es la pesadilla de la industria del automóvil, pero esto es mucho peor porque no se trata de un malfuncionamiento de una pieza sino de un fraude con alevosía, premeditación y ánimo de engaño masivo.

Y eso no es un accidente de diseño o fabricación sino que es un delito a gran  escala.

Desde hace tiempo hay una campaña soterrada contra los coches diesel por la cuestión de las emisiones contaminantes, que son mayores que en los vehículos de gasolina.

La admisión por parte de Volkswagen de que se ha trucado la medición de dichas emisiones para que resulten aceptables sitúa este problema en un nuevo escenario puesto que el hecho de ocultar viciosamente los datos reales de dichas emisiones revela que tal situación era conocida y se ha querido hurtar al conocimiento público y de los organismos reguladores.

Y eso da la razón a los que quieren sacar a los coches diesel de la circulación.

Por otra parte, el comportamiento de los directivos y del consejo de administración de la empresa pone de manifiesto que las sospecha sobre el ocultamiento de la realidad en términos de contaminación por parte de múltiples industrias, es un hecho.

Se ha pillado a los de Volkswagen, pero ¿cuantos más hacen lo mismo?

La loca carrera por el crecimiento y los beneficios trimestrales que hace de las bolsas mundiales monumentos a la inestabilidad y la especulación está condicionando el comportamiento de los dirigentes empresariales que saben que su empleo depende del resultado a corto.

Cuando la verdad se interpone entre el directivo y el resultado esperable, aquel se siente incentivado a ocultar la verdad y no a solucionar el problema. (Eso para el que venga detrás).

Y así hasta que el cuerpo aguanta.

La ética del trabajo ha sido sustituida por la ética del éxito y eso tiene resultados desastrosos para el conjunto aunque proporciona grandes ganancias para quienes tienen el pulso firme para caminar sobre el alambre.

Y lo malo es que el affaire Volkswagen no va a cambiar nada.    

lunes, 21 de septiembre de 2015

Las series son de pago

Para dejar de hablar de migrantes o catalanes, vale cualquier cosa pero mejor si es entretenida, porque dejar de hablar de lo mismo para seguir con el amigo Trueba, que se quiere hacer el listo a base de decir que no se siente español después de años de ir pidiendo dinero público para el cine español, resulta también fatigoso.

Tampoco resulta atractivo hablar del Papa Francisco y sus aventuras cubanas y de sus detractores que le piden que desprecie públicamente a los Castro para reunirse con los disidentes, cuando la Iglesia es quien lleva mediando por ellos desde hace décadas gracias precisamente a que nunca ha roto relaciones con los singulares hermanos.

Y para que hablar de festejos populares, proezas deportivas y demás alimento habitual de los medios de comunicación, incluidos los crímenes de género de los que salimos a uno por semana por lo menos.

No. Me niego a seguir el triste cortejo de los que se rasgan las vestiduras por la secesión catalana, el drama de los emigrantes, el martirio de las mujeres a manos de sus parejas o la corrupción de nuestros dirigentes y la perversión brutal de nuestros conciudadanos.

Por lo menos prefiero ver todas esas cosas envueltas en un guión imaginativo y rodadas por gente con visión artística de las cosas. Aunque haya que pagar por verlo.

En Juego de Tronos, Mad Men, Orange is the New Black, True Blood, The Sopranos, y un largo etc., hay de todas esas cosas pero con una gran ventaja: resultan entretenidas.

Odios políticos, rencores personales, violencia de género, corrupción, crimen, devastación y hecatombe resultan mucho más entretenidas cuando están bien escritas y filmadas.

Si nos fijamos, un telediario podría perfectamente ser el guión de un capítulo de una serie. Tiene todos los elementos.

Sin embargo se nota que los guionistas tienen poco entusiasmo por lo que tratan y nos lo dan en bruto, como a paletadas.

Y el resultado resulta muy indigesto y sobre todo aburrido.

¿Por qué la gente no compra información aunque se la regalen y si compra las series pagando un buen dinero?

No puede ser por las temáticas porque son muy parecidas. Vale que los actores no resulten tan atractivos en los telediarios como lo son en las series, pero yo encuentro que el elemento clave son los que escriben y filman.

Definitivamente los que escriben y filman la información son mucho peores que los que hacen lo mismo en las series, le dedican mucho menos tiempo y el resultado les importa un pimiento.

Y como reflexión final, ¿estamos seguros que las series son ficción y los telediarios la realidad?

  

viernes, 18 de septiembre de 2015

¿Tiene alguien un plan?

Me refiero naturalmente a que vamos a hacer con los "migrantes" que llegan a miles a las fronteras de Europa cada día.

Como había una polémica en torno al derecho a asilo de los refugiados, y ante la evidencia de que en la marea humana que sube desde Turquía hay gente de muchas procedencias, las ONG han lanzado la consigna de eliminar la referencia a emigrantes o refugiados y llamar a todos "migrantes".

Da igual, nos indican, de donde provienen o si huyen de la guerra o la pobreza. Tenemos que acogerles.

Bien. Quedamos estupendamente subiendonos al carro del buenismo e invitando al hijo de Osama el zancadilleado a jugar en el Bernabeu con una camiseta de Ronaldo regalo del club. Además como dice que es entrenador de fútbol de primera división, le ofrecemos un trabajo en Getafe y una casa.

Vale. Pero, ¿cuantos Osamas más vamos a acoger?

Y, los Osamas africanos ¿también los vamos a acoger?

¿Van a ir todos al Bernabeu como un rito de iniciación en españolidad?

¿Les vamos a dar casa gratis a todos y empleo?

¿Por qué no le damos empleo y casa gratis a los millones de españoles que lo necesitan?

¿Podríamos considerar migrantes a españoles que vivan en la miseria y quieran escapar de ella?

¿Y a los que quieran escapar de matrimonios extenuantes o trabajos denigrantes?

¿Y a los que quieran escapar de si mismos?

Según las ONG todo el mundo es un campo de batalla, así que todo el mundo es refugiado.

Estoy básicamente de acuerdo, pero ¿donde colocamos a tanta gente que escapa de diferentes amenazas?

¿No estamos rizando demasiado el rizo de la compasión?

Desde luego que podemos gestionar la llegada de Osama y de otros mil, incluso diez mil osamas. Pero, ¿y cien mil osamas? ¿y un millón de osamas?

Si no podemos atender las necesidades de cientos de miles de personas en nuestro propio país, entre otras cosas porque esas necesidades crecen sin parar, ¿a donde nos va a llevar esta epidemia de compasión que nos afecta?

Y sobre todo, ¿cuanto va a tardar la compasión en transformarse en miedo y después en odio?

Seguro que estamos dispuestos a acoger a Osama y a su familia, y que nos hubiese gustado salvar al niño Osmán.

Pero, ¿que pasará cuando los osamas y osmanes no tengan rostro y solo sean una marea de gente que acampa en los parques públicos?

¿Alguien está pensando en estas cosas?  

miércoles, 16 de septiembre de 2015

La Virgen vuelve al camino

Vemos estos días imágenes de gran poder iconográfico. Un niño ahogado en la orilla de un mar que un día fue la cuna de la filosofía y la democracia. Gentes caminando por carreteras y vías de tren. Repartos de alimentos en almacenes y polideportivos. Y ayer una que me pareció muy fuerte: una mujer llora agarrada a la muralla que se acaba de cerrar.

Es una imagen que reconocemos inmediatamente: es la Virgen Dolorosa.

Las mujeres sirias nos recuerdan inevitablemente las imágenes de la Virgen María con el Niño Jesús en la huida a Egipto o en la aflicción por la muerte de su hijo.

Después de siglos de asociar la piedad a la madre que sostiene el cuerpo de su hijo, ahora vemos encarnadas en mujeres reales lo que hasta ahora solo eran arquetipos culturales.

El velo islámico es el manto de la Virgen que ha recobrado así una actualidad que desapareció de Occidente hace muchos años.

Vuelve la antigüedad para recordarnos que la burbuja cultural en la que nos movemos, la que se inicia con la Ilustración y la Revolución Industrial, no se ha extendido por el mundo como era su vocación inicial, sino que se ha detenido en las puertas de culturas que han resultado impermeables bien a la versión industrial del capitalismo, bien a la construcción de clases medias, bien al desarrollo de proyectos de vida basados en el respeto a la libertad del ser humano individual.

Vienen sobre nosotros personas que transitan por civilizaciones teocráticas, chamánicas, tribales, colectivistas, supremacistas, primitivas en suma.

Personas que no comparten con nosotros los fundamentos de nuestra civilización.

O que comparten en realidad un pasado del que hemos escapado tras muchas luchas y violencias.

Como en la película El Padrino III cuando Pacino se queja de que cuando el está intentando salir del círculo mafioso le vuelven a meter dentro, a nosotros también nos están empujando hacia el pasado del que habíamos soñado con olvidar para siempre.

Y tal vez exagero en esto porque tras ver una vez más las imágenes del llamado "toro dela vega" y a los salvajes habitantes de Tordesillas, hay que reconocer que el pasado está al menos en España más cerca de lo que parece.

Pero me temo que vamos para atrás y que las cifras dan que pensar.

En España, la población extranjera es oficialmente del 13,8%, solo superada en Europa por Suecia, con el 15,9% y Austria con el 15,7%. Y eso sin contar a los extranjeros nacionalizados que son legión.

¿Que efecto va a crear tal llegada de culturas diferentes en cantidad a una sociedad como la nuestra que apenas se había civilizado?

La respuesta debe estar en los colegios nacionales que ahora comienzan su andadura con una multiculturalidad en algunos casos abrumadora.

Una multiculturalidad que permite convivir con personas que parecen sacadas de un belén navideño o de un bazar medieval.

La Virgen vuelve al telediario.

¿Que más nos queda por ver?

 

martes, 15 de septiembre de 2015

La muralla china

Cuando los mongoles, manchúes y otros pueblos de las estepas comenzaron a merodear por las regiones norteñas del Celeste Imperio los emperadores ordenaron la construcción de una gran muralla que protegiese su territorio e impidiese la entrada de los extranjeros.

Es una muralla impresionante que se ve desde las naves extra atmosféricas que hemos sido capaces de construir hasta la fecha. Los romanos construyeron el muro de Adriano para que los escoceses primitivos, (los pictos), no invadiesen Britania.

También la gran ciudad de Constantinopla tuvo una gran muralla que solo cedió ante los primeros cañones de gran calibre. (Por cierto construidos por fundidores húngaros).

Los americanos siguen incansables la construcción de otra muralla que los separe de las gentes del sur. Los soviéticos construyeron el muro de Berlín.

Mucho más recientes son los muros de Ceuta y Melilla.

Al parecer, cuando se trata de parar las invasiones humanas la construcción de murallas sigue siendo la mejor alternativa, y además cuando dejan de ser útiles se convierten en monumentos.

El caso es que a pesar de que creemos que vivimos en un mundo post-histórico en el que hemos alcanzado la cúspide del desarrollo, la realidad se empeña en demostrarnos que no es así.

Europa es una rareza en el mundo por su riqueza pero sobre todo por su tranquilidad y seguridad.

Siglos de guerras y violencia de todo tipo desde la religiosa hasta la nacionalista nos han "civilizado" y hecho creer que a través de la negociación y el pacto se puede ir avanzando y desarrollando herramientas para mejorar la vida y las perspectivas de futuro de las personas.

Pero hemos olvidado que el mundo no se interrumpe en nuestra orilla del Mediterráneo, ni en los montes Cárpatos, ni en el Danubio.

El mundo se extiende más allá en territorios donde todavía reina la Historia.

Donde el conflicto religioso exige sangre, donde la economía se traduce en una explotación brutal de las personas tratadas como simples esclavos, donde el poder se ejerce a través del terror.

Toda esa gente sueña con disponer de las cosas que aquí damos por sentadas: seguridad social, trabajo estable con sueldo, pensiones, educación, sanidad....

Durante una época los europeos quisimos imponer nuestro sistema y nuestra civilización a los demás.

En algunos lugares lo hicimos.

En otros llegamos demasiado tarde.

En otros fracasamos.

Hoy ya no tenemos la fuerza ni la arrogancia para volverlo a intentar.

Solo queremos que los otros nos dejen en paz.

No va a poder ser.

De momento estamos levantando murallas pero probablemente no será suficiente.

¿Que hacer?

¿Volver a intervenir, (militarmente), en los territorios de donde proviene la invasión, o dejar que todos los que quieran venir se instalen en nuestra burbuja de bienestar?

Los que creen y esperan que en una reunión del consejo europeo de ministros del interior o de los jefes de estado se resuelva este dilema es que son demasiado estúpidos para entender cabalmente lo que está ocurriendo.      

jueves, 10 de septiembre de 2015

Dejar entrar y dejar trabajar

El influyente The Economist publica esta semana un artículo que invita a los europeos a considerar a las actuales oleadas de emigrantes-refugiados como una oportunidad y no como una amenaza.

Que se les deje entrar y que se les deje trabajar, ese es el gran titular que pone como ejemplo de esas políticas a las ciudades de Nueva York, Londres o Vancouver.

Como ayer mismo estuve participando en un debate en Capital Radio sobre la cuestión del empleo y salieron argumentos parecidos a los que utiliza el Economist, creo que merece la pena reflexionar sobre los mismos, a saber: eliminar cualquier traba a la libre contratación, desde los convenios colectivos al salario mínimo. Que cada cual contrate por lo que le parezca y que cada cual se deje contratar por lo que pueda sacar.

Bueno, yo pienso que en la cúspide de este pensamiento estaría una especie de "esclavitud voluntaria" en la que los trabajadores no recibiesen ningún salario mas allá de la comida y un lugar donde dormir. Se diferenciaría de la esclavitud canónica porque el esclavo voluntario podría dar por finalizada la relación laboral cuando quisiese en lugar de escapar por los pantanos con perros de presa persiguiéndole.

A lo mejor esa es la solución, aunque otra muy buena es la que se le ocurrió al primer gobierno franquista, y que consistía en que la alternativa a "estar ocupado" era ser un "vago o maleante" y acabar en la cárcel. Una solución que también se ha aplicado con mucho éxito en la Unión Soviética y similares.

Ese tipo de soluciones invita a trabajar por lo que sea, que a lo mejor es mejor que no trabajar.

Quiero decir que me parece que para algunos la oportunidad de los nuevos emigrantes es la de volver a un mercado laboral libérrimo como lo era con anterioridad a los años treinta del pasado siglo.

Me gustaría ver como se compatibiliza el trabajo infantil, propio de ese sistema, con el actual culto insensato a la infancia.

Desde luego que una vez que están en Europa sería mejor que trabajasen en lo que fuese, lo malo es que los tiempos parece que no van a mejorar la cuestión del empleo, a no ser que efectivamente nos desliguemos de cualquier sutileza y aceptemos salarios de 100, 200 o 300 euros al mes.

También podemos volver a tiempos pasados y olvidarnos de la productividad, de forma que en lugar de máquinas retornemos al trabajo humano, por ejemplo para actividades hoy olvidadas como la trilla.

Podemos poner a miles de personas a limpiar los bosques o "vigilar" las vías del tren, por salarios convenientemente bajos, o como tuve ocasión de ver hace unos años en un hotel de Birmania, poner a unos señores a cortar el césped con una tijera.

Es decir que efectivamente, sería mejor eso que la mendicidad o la delincuencia a que se ven abocados los emigrantes africanos, entre otras cosas porque los que vienen ahora no van a ser tan pacientes como los senegaleses.

Como ya he tenido ocasión de comentar, las cosas que están pasando van a cambiar el mundo, pero para peor más que para mejor.

Seguramente es más justo así, pero...

Vamos a a ver lo que hacen Carmena y otros cuando ciudades como Madrid reciban a los que ahora dan la bienvenida tan ostentosamente.

Por cierto, ¿damos la bienvenida solo a los sirios o también a los gitanos, albaneses, kosovares, y otras criaturas de las tinieblas?

¿También a estos los dejamos "trabajar" en lo suyo?      

  

miércoles, 9 de septiembre de 2015

La okupación de Europa

No soy una persona ajena al sufrimiento de los demás ni alguien que olvide que lo que sucede en Siria puede ocurrir en cualquier sitio, España incluida.

Efectivamente también nosotros produjimos una oleada de refugiados tras el colapso final de la II República, y creo que ahora podemos ver con mayor claridad lo que debieron pensar los franceses cuando vieron esa marea humana acercarse a los pasos fronterizos de los Pirineos.

Y luego al final de la Guerra Mundial los flujos de refugiados fueron formidables y pusieron a países enteros en situaciones que solo fueron posibles porque las sociedades receptoras estaban traumatizadas y tan empobrecidas como los que llegaban a ellas.

Como ya he comentado en otras ocasiones, de todos aquellos flujos de refugiados solo queda el inefable "problema palestino" que nunca se ha solucionado sencillamente porque se ha hecho todo lo posible para que no se solucione a fin de que sirva como excusa para mantener al estado de Israel en tensión permanente y rodeado de enemigos.

Todos los demás se terminaron integrados en las sociedades receptoras y ahora los franceses Martínez son tan gabachos como los Dupont, y si alguno habla español lo hace con un acento terrible.

Igual pasa con los polacos que ahora son alemanes, los rusos que son británicos, o los judios alemanes que ahora son israelíes.

Entonces, ¿cual es la diferencia ahora?

En mi opinión hay grandes diferencias, y la primera es la posibilidad de asimilación cultural de los refugiados por parte de las sociedades receptoras.

La segunda es la diferencia que existe entre refugiados y emigrantes.

Y la tercera es la situación de guerra que existe entre occidentales e islamistas, y cuyas causas y consecuencias se enredan con la propia guerra civil entre shíies y sunníes, y con la geopolítica del petróleo.

Europa viene siendo asaltada por oleadas de emigrantes africanos desde hace años y como sabemos se trata de un flujo que no tiene fin debido a la explosión demográfica y a la incapacidad de las sociedades africanas para ofrecer una vida digna a sus ciudadanos.

Después, una vez descubierto el negocio del tráfico de personas por los mismos que se dedican a otros tráficos, han comenzado a llegar desde los otros paraísos de la miseria de Asia, como Pakistán, Filipinas, etc.

Siempre alegan que vienen de la guerra o de la persecución política, porque ese es el sistema para recibir trato de refugiados, pero se trata naturalmente de emigrantes sin papeles y que quieren pasar a toda costa, o sea a la fuerza.

Y esta oleada de sirios, que en realidad son sirios, irakíes, pakistaníes, afganos y de todas partes, siguen la misma práctica y metodología.

Los que organizan el tráfico provocan el tipo de situaciones que son intolerables para los europeos, incluyendo los muertos inevitables, niños incluidos, y sigue el negocio.

Desde luego que esas personas quieren legítimamente mejorar su situación, la cuestión es si tenemos la obligación de recibir a todo el que quiera sin poner ni un pero.

Y acogerlos en un sistema que ya está tocado de muerte, como es el estado de bienestar.

Europa no puede ser ajena al drama de los demás pero, tenemos que ser conscientes de las consecuencias de estos flujos de personas y necesidades, porque esto es permanente y no algo que se va a pasar en unos días.

Si los países europeos van a bajar todas sus defensas y van a permitir que los millones de africanos y asiáticos que quieren una vida mejor se instalen en nuestros países, vamos a unas sociedades inestables, inseguras, desiguales y violentas.

Es la teoría de los vasos comunicantes. Retiramos los tapones y todos vamos al mismo nivel.

¿Que somos muy humanos y nos gusta hacer el bien?, vale, pero seamos conscientes de a donde vamos.

Europa es una rareza en el mundo y estamos en trance de extinción.

Yo la verdad es que lo veo con una cierta amargura, porque me gustaba Europa y nuestra forma de vida.

Y me parece mal que se asalten las fronteras utilizando para ello toda la parafernalia escandalosa de los niños y las mujeres embarazadas, y las guerras caníbales de los islamistas.

Y me hubiese gustado que los políticos europeos hubiesen actuado antes, cuando la inexplicable e inexplicada guerra "civil" de Siria comenzó hace cuatro años.

Pero como no tenemos ni ejército ni voluntad política, y estamos en el "nunca mais", pues nos tenemos que tragar lo que nos echen.

Personas y cuentos chinos.