jueves, 27 de octubre de 2016

Los cinco en el país de los buenistas.

La noticia de la re-edición de la serie Los Cinco, de la escritora británica Enid Blyton, eliminando de sus textos todas las referencias y alusiones "machistas y racistas", no es desgraciadamente una novedad.

Los herederos de la señora Blyton han considerado que los intereses, sus intereses comerciales, están así mucho más protegidos y no les falta razón.

En un mundo en el que la religión buenista-feminista avanza a toda máquina, de forma muy parecida de hecho a como lo hizo la religión cristiana, es decir a base de imponer dogmas y dar por buenas presunciones como si fuesen verdades científicas.

Y naturalmente uno de los campos de batalla de esta religión, como lo fué para las anteriores, es la educación de la juventud.

Hay que construir las bases de los nuevos cultos desde el principio y evitar cualquier intento de pensamiento crítico.

Se llame Educación para la Ciudadanía o se llame como sea, el intento de generar un pensamiento único, se desarrolla a través de de dar por buenas, y mucho más allá, de establecer como verdades "indiscutibles", afirmaciones que carecen completamente de rigor.

Como en los años cuarenta o cincuenta cuando Blyton escribió sus obras no se sabía que la mujer "tenía que ser absolutamente igual" que el hombre, o que los chicos tenían que ser educados en la costura a fin de evitar planteamientos sexistas, los chicos y chicas que viven las aventuras que a tanta gente han deleitado a lo largo de varias generaciones, viven unas vidas llenas de roles proscritos y rechazados por los sacerdotes del buenismo.

Que decir de la cuestión racial.

Para los buenistas las razas no existen. Todo el mundo sabe que un pastor alemán es igual que un caniche. La naturaleza que tanto quieren proteger los buenistas está llena de ejemplos de igualdad. Cebras que comen leones, conejos que vuelan, hormigas que viven solas, etc.

Así que, ¿como tratar las diferencias raciales?

Pero nada, como el buenismo es una religión, que nadie dude de que llagará un día en el que Otelo, será "el norteafricano de Venecia", y Cenicienta será Ceniciento para evitar la identificación de roles sexistas.

Mi única esperanza es que la juventud siga en su dinámica actual de buscar la ley del mínimo esfuerzo que les lleva a manifestarse contra las reválidas en compañía de sus papás y profesores, que al parecer, comparten su odio a la competitividad y al esfuerzo.

También me llena de esperanza el ver a los chicos de Lugo partiendose la cara en combates jaleados por sus compañeras de clase.

Se ve que la naturaleza piensa seguir su curso inalterable ante la nueva religión y sus dogmas, como por otra parte ha hecho siempre ante los sucesivos intentos de control de nuestras vidas por parte de religiones inspiradas por un Dios, que al parecer no tiene nada mejor que hacer.

Tendría que surgir un nuevo Nietzche para escribir una nueva "Genealogía de la Moral" y explicarnos de donde ha salido esta nueva impostura intelectual que es el buenismo-feminismo.

Yo de momento me conformo con denunciar el hecho de que estamos asistiendo a un proceso en el que participan una buena parte de la clase política y periodística, opinadores y predicadores, en el que se está dando forma a unos nuevos mandamientos de la ley de Dios, y que de la misma forma en que los poderosos se apuntaron al cristianismo, ahora se apuntan al buenismo.

Cuando queramos reaccionar será tarde y como le pasó al emperador Juliano, ya no será posible dar vuelta atrás.

Lo de Los Cinco parece una tontería pero no lo es.

Cuando se juntan muchas tonterías se convierten en un cambio cultural.

Y luego viene la edad oscura que dura mil años.

Cuidado.          

jueves, 20 de octubre de 2016

Gramsci o Mussolini

Reivindican los podemitas su parentesco con Antonio Gramsci, un teórico de la revolución adscrito al Partido Comunista Italiano, PCI para los amigos, y no dudo de que sus líderes lo hayan leído. Confieso que yo lo intenté sin éxito. Incluso más. En un acto de falta absoluta de imaginación política tiré al contenedor del papel los dos libros que yo guardaba del teórico italiano, en una de las razzias que he efectuado sobre mi biblioteca es estos últimos años, siempre interrogando a cada libro: ¿te voy a volver a leer?

Ya se ve que los libros de Gramsci me dijeron que no.

Así que no puedo estar muy seguro de si la técnica de los escraches o los piquetes anti-policiales de los podemitas responden a consignas de Don Antonio, o tienen otras fuentes.

De momento la estética de los revolucionarios a mi me parece sospechosa.

¿Pasamontañas y pañuelos palestinos?

A mi eso me recuerda poderosamente a los etarras y también a los independentistas catalanes cuando se ponen a quemar banderas.

También la actitud matonesca me recuerda igualmente a las bandas nazis o a los escuadrones fascistas de don Benito Mussolini.

¿Y la imagen de los líderes podemitas?

A mi me parece que ellos nos recuerdan a los descamisados de Don Domingo Perón, otro de la cuerda de Mussolini.

Tomar las calles, poder popular, la dialéctica de los puños y las pistolas....

¡Que recuerdos nos traen estas animosas consignas!

La marcha sobre Roma, la noche de los cristales rotos, la quema del Reichstag....

Si. Pablito Iglesias se parece más a Mussolini que a Gramsci.

Es más, su tono chulesco y arrabalero es típicamente fascista.

Con un punto de histrionismo operístico en todo el montaje: Iglesias el tenor, Errejón la soprano (o contratenor que no se enfade), Monedero el barítono y Bescansa la mezzo, todos ellos arropados por el coro palestino entonando el coro de Nabucco.

Y los concejales de Madrid defendiendo a los extranjeros amotinados en lugar de ocuparse de la limpieza de las calles que es su obligación.

Sacar la política del debate y llevarla a las calles es un asunto endiablado.

Como diría Gramsci, objetivamente contrario a los intereses de la clase obrera.

Porque a la clase obrera, como a los burgueses, les gusta comer todos los días y poder limpiarse el culo con papel higiénico, un artículo que misteriosamente siempre desaparece de las tiendas en las democracias populares.

Habría que recordar a Iglesias y colegas, que a veces se comienza como líder popular y se termina como dictador carismático.

Eso es lo que le pasó a Don Benito

 
    

miércoles, 19 de octubre de 2016

Emigrantes y revolucionarios

Una vez más, y no será la última, los "emigrantes" ilegales, o sea las personas que entran en el territorio de soberanía española sin aportar datos de identidad ni solicitar el correspondiente permiso, crean una situación que pone de manifiesto las contradicciones de nuestra forma de tratar este problema.

Vivimos en sociedades en las que parece imposible que las fuerzas políticas, y desde luego, los distintos grupos que componen la sociedad, se pongan de acuerdo incluso en las cuestiones más básicas.

Hemos llegado a un punto en el que la objetividad ha desaparecido de nuestras vidas y la subjetividad reina sin compromisos.

Lo que para unos es evidente para los otros es discutible o falso directamente, Los principios básicos de la contabilidad se ponen en duda. Y lo que para unos es una amenaza, para los otros es una bandera.

Así estamos en toda Europa. Y esto está creando el terreno propicio para una polarización creciente entre los que piensan blanco y los que piensan negro.

En España, esta situación se ha cargado al PSOE y ha aupado al PP, al tiempo que ha emergido ese desfile de espectros del pasado que se llama Podemos.

Pero esto no es una cuestión de siglas, ni tampoco de planteamientos, sino una anticipación de un mundo en el que vamos a volver al "estás conmigo o contra mi", que tantas desgracias nos ha traído.

Y la emigración es uno de los campos de batalla de los antagonistas en este duelo a muerte.

No parece haber manera ya de reconducir esta cuestión a un debate racional y moderado sobre esta cuestión.

Y la prueba es la actitud de los concejales podemitas de Madrid que se presentan a las puertas de un centro de acogida en el que se han amotinado sus allí recogidos.

Los concejales podemitas se han presentado allí para: "proteger los derechos de los emigrantes", frente a las fuerzas del orden españolas que intentan controlar el motín.

Esta actitud, tan cercana a los etarras y a los independentistas catalanes, es una muestra de la situación de enfrentamiento a que hemos llegado y que ha separado la sociedad española en dos partes: la de aquellos que quieren vivir en una democracia europea y los que prefieren vivir en democracias "populares".

El hecho de que en la ciudad de Madrid "gobiernen" estos partidarios del "poder popular" nos da idea de la magnitud del problema.

La política normal está entrando en una situación de hibernación.

Ahora tenemos que elegir entre los que nos permitan mantener un sistema simplemente racional y aquellos que pretenden cargárselo.

O sea que vamos a un partido gobernante único, con lo que eso significa en términos de corrupción moral y política, o a la revolución.

Muy mal asunto.  

  

viernes, 14 de octubre de 2016

Correa y las cabezas de turco

El catolicismo nos ha legado un tipo de mente perfectamente adaptada al mecanismo culpa-redención.

Todos sentimos la culpa en muchas ocasiones de nuestra vida, y todos estamos más que dispuestos a redimirnos con un padrenuestro o mucho mejor todavía con un cabeza de turco que con su sacrificio penitencial nos redime a todos de la culpa.

Este mecanismo tenebroso está tan interiorizado en nuestra conciencia que ya ni nos damos cuenta de como funciona y nos parece de los más normal que unos pocos paguen por los pecados de todos o casi todos.

Cuando se castiga a la víctima propiciatoria todos emitimos un suspiro de alivio, porque sabemos que ahí se acaba todo. Paga uno y los demás a seguir pecando.

Es desde luego una ventaja competitiva del catolicismo respecto a otras versiones del cristianismo empeñadas en la responsabilidad individual y en el trato personal con el Supremo Juzgador.

Y esa forma de entender la vida la vemos todos los días en los medios de comunicación, donde se escenifica precisamente el auto de fe correspondiente y se ejecuta sin piedad al cordero sacrificial.

Correa es uno de esos corderos.

Naturalmente que es un pecador. Y además un chulo.

Eso le pone en el lugar perfecto para ser escogido como cordero y centro de todos los que quieren lanzar la primera y las subsiguientes piedras justicieras.

Los mismos que le sonreían y le daban palmadas en la espalda y largos abrazos fraternales, ahora le niegan cualquier reconocimiento. Nadie está dispuesto a confesar que un día le vio o que estuvo encantado de conocerle.

Hacía los trabajillos sucios de partido de turno y traía un dinero que venía siempre bien.

Nadie preguntaba de donde salía para tanto gasto, y cuanto mas altos estaban los jerifaltes, menos conocían a Correa y a los tesoreros de turno.

Ellos, los líderes, se mantenían al margen de esas bajezas del dinero, y para eso ya estaban Luis el cabrón y Correa y su escudero payaso bigotes.

Si, les llegaba un buen regalo de vez en cuando, recibido con cordial desapego, porque ellos se lo merecen todo pero nada más.

Si, ya sabían ellos que tanto gasto y tanta campaña valían más de lo que se ingresaba por los medios legales, pero total, eso son menudencias y asuntos para los fontaneros que para eso están.

Y cuando la Justicia justiciera comienza a sacar los trapos sucios, todos ponen cara de indignación y dicen que eso son campañas de difamación primero, y luego que la culpa, la grandísima culpa, es de Bárcenas y Correa, esos grandes pecadores.

Los demás son "víctimas de la trama". Chúpate esa teresa.

Bárcenas es retratado como una especie de Al Capone y Correa como una nueva encarnación de Mefistófeles que ha prestado sus bigotes a su acólito más bajito y por tanto ridículo.

Ellos son los pecadores primigenios. Son antipáticos, chulescos, brillantinosos, ropa cara, gesto altivo, o sea como Don Rodrigo en la horca.

Que bien vienen los Correas a los poderosos.

Mientras sirven a sus propósitos palmaditas en la espalda.

Cuando se vuelven molestos perfectos cabezas de turco.

Pero, ¡que listos son los poderosos!  

jueves, 13 de octubre de 2016

El gran Robert Zimmerman

Escuchar los comentarios despreciativos, con ese aire de superioridad paleta tan nuestro, que ha suscitado el otorgamiento del Premio Nobel de Literatura a Robert Zimmerman, alias Bob Dylan, me ha producido una vez más una mezcla de desaliento y vergüenza ajena.

He escuchado que por qué le tienen que dar el premio a Dylan y no a Joaquín Sabina. En fin, no damos para más que se le va a hacer.

Yo comprendo que para quienes el idioma ingles es un arcano como los jeroglíficos hititas, comprender el alcance de la obra de Dylan es complicado, y que para aquellos que le consideran un cantante pop, Dios bendiga su ignorancia, resulta como una broma esta decisión del jurado del Nobel.

Pero el caso es que no lo es.

Para empezar, si nos vamos a los manuales de literatura universal, veremos que el primer capítulo suele estar dedicado al mestér de juglaría, que no es otra cosa que lo que hoy llamamos canción popular, solo que sin el gramófono y todo lo que ha seguido.

No comprendo por qué unos versos cantados en una plaza pública si son poesía, y los que son interpretados en un estadio de futbol no lo son.

La literatura va evolucionando como todo en esta vida, y tan literario es el Cantar del Mio Cid, como los guiones de los Soprano, y desde luego, las canciones de los juglares de hoy también son literatura. En algunos casos alta literatura y en otros, los más, literatura basura, pero literatura.

Y lo mismo se puede aplicar a las novelas. Las hay buenas, malas y malísimas.

La aparición de Bob Dylan a comienzos de los sesenta fue una auténtica revelación.

Nadie había hecho antes nada semejante.

En un documental producido por Martin Scorsese hace unos años, se ve una actuación del joven Dylan ante un grupo de intelectuales norteamericanos, como Pete Seeger, o el poeta Allen Ginsberg, que asisten sobrecogidos a la interpretación de Mr. Tambourine Man, una poesía cantada muy al estilo de los grandes poetas americanos como Walt Whitman.

La música folk había pasado de recoger canciones tradicionales del oeste o de los años de la Depresión, y había comenzado a crear nuevos himnos, que son hoy parte de la vida cotidiana.

Recuerdese que Blowing in the Wind, estaba en el primer disco de Dylan, si no contamos el proto-disco que le grabaron en la CBS cuando se plantó en sus oficinas con su guitarra pidiendo que le grabasen un disco, cosa que nunca antes había ocurrido.

La emisión de Blowing in the Wind en la radio americana tuvo un efecto como si el mundo hubiese cambiado de repente. Era la primera canción con una letra ajena al tema amoroso que se escuchaba y todos los que la escucharon quedaron pasmados.

A partir de ese momento, que como recuerda Joan Baez, que luego sería su compañera sentimental, fue un fenómeno instantáneo que le convirtió en "vagabundo universal", las canciones de Dylan resonaron en la conciencia de un país conmocionado por el asesinato de Kennedy, la guerra del Viet Nam, y los disturbios raciales.

La música popular ya nunca fue igual.

Los músicos que querían ser alguien comenzaron a escribir poesía para sus canciones. The Beatles, en primer lugar, los grupos de la costa oeste, y luego todos los demás se pusieron las pilas.

Strawberryfields forever no hubiese existido sin Dylan. Ni muchas otras.

Pero nadie tenía su talento.

Cuando la revista Rolling Stone reuníó a un panel de profesionales para determinar las mejores canciones de la historia, la que quedó en primer lugar fue precisamente Like a Rolling Stone, que paradojicamente, había marcado su ruptura con el folk y con sus seguidores de primera hora.

En Estados Unidos hace mucho tiempo que se le considera un poeta y no tanto un cantante pop y sus grabaciones son clásicos como Hojas de Hierba o Poeta en Nueva York.

Yo recomiendo a los que no hayan escuchado su obra que se den una vuelta por los múltiples archivos digitales que existen y escuchen, letra en mano, los quince primeros discos del cantor de Minneapolis.

Y que luego juzguen si eso no es poesía y si la fórmula poesía con música, de tradición tan antígua, no crea un impacto emocional de primera magnitud.

Reconocer que la Literatura no está solo en la fórmula papel impreso es un paso imprescindible para entender nuestro presente.

El mester de juglaría llevaba la palabra a la gente de la calle. La que no estaba en conventos que era por otra parte la única que leía.

Hoy, en un tiempo en que casi nadie lee, las canciones de Dylan han llevado la poesía a los oidos de más gente de la que nunca hubiesen supuesto Virgilio o Homero.

Claro que hay que entender un poco de inglés.

Y hay que comprender que el centro del mundo no está en Móstoles.


              

miércoles, 12 de octubre de 2016

El día del odio a España

La Fiesta Nacional española conmemora uno de los momentos estelares de la Humanidad. El día en que los europeos, en este caso los castellanos, encontraron un nuevo mundo donde se creía que solo había océano hasta llegar a las Indias.

Ese momento cambió la Historia de la Humanidad.

Europa y nuestra civilización greco-latina no hubiesen sobrevivido al ataque turco o a una hegemonía china si hubiesen sido estas dos grandes potencias de la época las que se hubiesen anexionado el nuevo continente.

Y alguien tenía que llegar a las costas del nuevo mundo tarde o temprano. Era solo una cuestión de tiempo.

Tampoco hubiesen sobrevivido las culturas americanas en ningún caso. Su nivel cultural era muy inferior al de turcos o chinos y siempre que se encuentran una civilización superior a otra inferior esta última perece.

Así que los castellanos y los españoles en general tendríamos que sentirnos legítimamente orgullosos de tener nuestro país relacionado con tan importante gesta.

No es así.

El día de nuestra Fiesta Nacional es precisamente aquel en el que los enemigos de España se manifiestan con especial fortaleza.

Nacionalistas de toda procedencia y anti-sistema de ideologías varias aprovechan la ocasión para vomitar todo su odio al país que les vio nacer.

Unos porque afirman que la existencia de España no les permite ser lo que ellos quieren ser y los otros bajo el pretexto de que ellos "no quieren esta España sino otra".

A los primeros nada tengo que decirles.

Los que viven el delirio identitario no son más que unos enfermos de un mal que ha causado tantas desgracias en Europa que parecería mentira que gente razonable se apuntase.

Pero así somos los humanos: preferimos nuestra tribu a un mundo en el que todos podamos ser libres e iguales.

Yo siempre defenderé ese mundo de libertad e igualdad e incluso el estado universal del que hablaron muchas mentes preclaras tras la Segunda Guerra Mundial, pero contra el nacionalismo emocional pocas razones caben.

Cuando se agitan las banderas y se entonan los himnos de la tribu la razón poco puede hacer excepto esperar a que después de la inevitable catástrofe se pueda avanzar un paso más en la dirección correcta.

Pero respecto a los anti-España del podemismo y otras latitudes de la ideología maximalista si hay algo que me gustaría decir.

España no es un juguete al que podamos vestir y desvestir cada cierto tiempo al albur de las modas de la ideolgía o del capricho de algún iluminado que crea haber dado con la fórmula de la felicidad.

España es un viejo árbol de tronco rugosos que ha crecido en esta pobre tierra a lo largo de varios siglos y que ha sido regado con mucho sudor y mucha sangre.

Gracias al esfuerzo de mucha gente y del sacrificio de muchos otros, hemos conseguido que ese árbol que a lo largo de la Historia nunca ha dado para cobijar a todos bajo su sombra, de hoy más sombra que nunca.

Cierto que bajo sus ramas se cobija un amplio número de gentes sin escrúpulos. Que grupos de poder de nula legitimidad siguen mangoneando. Que hay mucha gente que no termina de acceder a los beneficios del sistema. Que nuestras instituciones son mejorables.

Es verdad.

Pero todas esas cosas hay que mejorarlas podando el árbol y nutriéndolo con fertilizantes y no talándolo y plantando otro en su lugar.

Ya lo hemos intentado muchas veces y el resultado ha sido siempre muy malo.

Es hora de que los niños españoles reciban una educación que les permita apreciar lo que tienen, sentirse orgullos de algunas de las cosas que hemos hecho y sobre todo que aprendan que es mucho mejor construir sobre lo existente y arreglar los defectos poco a poco que tirarlo todo abajo y volver a empezar.

Pero naturalmente, para ello hay que empezar por que aprendamos a valorar lo que tenemos.

Si no aprendemos esto tan fundamental, nunca podremos sentirnos llamados a la tarea de conservar y mejorar.

España camisa blanca de mi esperanza quererte tanto me cuesta nada, cantaba un poeta comunista de los años duros del franquismo, Blas de Otero.

Nos hace falta un poco más de amor a nuestro país para podernos sentir nosotros también mejorados en nuestra auto estima.

Amor sin ceguera. Sin cerrar los ojos a los muchos temas que hay que mejorar. Con exigencia y con contundencia. Pero amor.

Y una cierta inteligencia.

Dedicar el día de la Fiesta Nacional a hablar de las vilezas de la alcaldesa de Badalona no es el camino.

Hoy es un día para hablar de España y de lo que este país ha significado para el mundo, y también para reconocer que nunca habíamos estado mejor que ahora.

Nunca.

Algo debemos de estar haciendo bien.

Feliz día de la Fiesta Nacional de España.    

domingo, 9 de octubre de 2016

El colega Donald (Trump)

Que nadie se preocupe que no voy a defender a Trump a pesar de la simpatía que provocan en mi todos los perseguidos por la legión de plañideras y plañideros de lo "políticamente correcto".

Los que le eligieron como candidato supongo que ya sabían los peligros que le aguardaban en el camino y supongo también que se habrán pasado todos estos meses tratando de limpiar la escena de sus múltiples fechorías, como hacen los limpiadores que salen en las películas que son capaces de dejar las escenas del crimen limpias como una patena de huellas y restos biológicos.

Pero claro, también los del partido demócrata habrán estado buscando, y parece que que con algún éxito visto el torpedo que han lanzado a Donald a unos días del segundo debate.

Ahí le van a masacrar.

Y ¿por qué?

Que levante el dedo el hombre de mi generación que no ha mantenido una conversación de ese tono, aunque las palabras no hayan sido las mismas, alguna vez en su vida cuando en una reunión de amigos y colegas ya se ha bebido un poco más de la cuenta.

"Las tías", son el tema de conversación favorito solo después del fútbol en estas ocasiones y los términos utilizados, ya digo en mi generación porque no se como se las gastarán los de ahora, no son mucho menos ofensivos desde el punto de vista de la corrección política. Sospecho que las nuevas generaciones serán aún más crudos por mucha educación para la ciudadanía que hayan recibido. Pero ese es otro tema.

Y la experiencia vital de Trump, un tio con mucha pasta, no ha debido conducirlo precisamente a la moderación.

Creo que si escribiera sus memorias "galantes", caso de que sepa escribir, y si no que se las escriba alguien, las señoras aludidas o descritas, sintonizarían bastante bien con los comentarios trumpianos.

Basta ver las barbies que le han acompañado en su ya larga vida para entender que al lado de un depredador como él siempre hay una alimaña a su altura.

Es más, apuesto que si Trump consigue llegar al día de las elecciones sin que le haya pasado algo, entre sus electores habrá tantas mujeres como hombres.

Y es que a pesar del bombardeo de lo políticamente correcto, y del comportamiento hipócrita de las élites, entre la gente del pueblo anidan sentimientos muy primarios, tanto en ellos como en ellas.

Y viendo los amores que se desencadenan entre millonarios y señoras explosivas, que ya es casualidad que ningún millonario se enamore de una chica bajita y bizca, me parece que el colega Trump cuando hablaba con sus colegas en el bar de algún hotel de lujo, no estaba presumiendo sino que estaba siendo muy real y sincero.

Ya digo que a mi Donald Trump me parece un candidato pésimo para el partido republicano, que ha caído muy bajo desde Lincoln.

Pero la opción populista-fascista existe y ya veremos como acaba en este caso.

Aquí, de momento, la opción populista-revolusionaria, (la ese es aposta), se ha cargado al PSOE y ha catapultado al PP más pringado en corrupciones varias al poder parece que para siempre jamás.

Cuando se juega con los bajos instintos del pueblo la cosa nunca se sabe por donde va a salir.  

    

viernes, 7 de octubre de 2016

Mejor réir que llorar

La concesión del Nobel de la Paz a José Manuel Santos, Presidente de Colombia recientemente derrotado en un referendum innecesario, como todos los referendums, me hace pensar en el extraño sentido del humor que tienen los noruegos que son los que administran este premio.

Ya hace años premiaron a Obama en su primer año de gobierno supongo que por el hecho de ser negro, y ahora le dan el premio a Santos cuando en Colombia se preguntan cuando van a volver a empezar con los tiros y los secuestros.

Se lo podían haber dado a la nueva premier británica que quiere echar a los extranjeros de la verde Britania o al gobierno húngaro que tampoco es muy amigo de la mezcla racial.

O a tantos profesores de colegios e institutos que miran para otro lado cuando se persigue a alumnos débiles o malformados.

O a los descerebrados que cuelgan en internet sus proezas sexuales.

O a los islamistas que declaran su odio a occidente y sus depravadas costumbres.

En realidad, ¿de que sirve la paz?

Los fuertes siempre se han comido a los débiles, los poderosos siempre encuentran formas de hacernos saber que van a imponer su santa voluntad, y los que están abajo en la cadena alimenticia siempre saben que tarde o temprano de los van a comer.

La paz es como un intervalo inestable en medio de una normalidad depredadora.

Intentar mantener una paz eterna es como condenarnos a la muerte prematura ya que solo en los cementerios se alcanza tan bello objetivo.

¿O alguien se cree que en Colombia la firma de un papel va a cambiar la realidad de una sociedad escindida por diferencias económicas, sociales y raciales ?

¿O que la guerra de la droga va a detenerse por la desmovilización de las FARC?

¿O que el mundo iba a ser mejor de repente por la elección de un negro como presidente de los USA?

La violencia y la guerra siempre encuentran la forma de expresarse porque son consustanciales con nuestro equipaje genético y solo se detienen cuando se llega a situaciones de agotamiento que son siempre pasajeras.

Por eso el Premio Nobel de la Paz es solo un monumento a nuestra hipocresía.

Al menos, al estar en manos de los noruegos que son gente bien intencionada aunque un tanto ingénua y que además tienen la impresión de que Dios les ha elegido para darles un premio gordo en la loteria de la naturaleza, podemos confiar en que sus elecciones siempre tendrán un aire entre tierno e irónico como corresponde a un concepto tan mentiroso como es la paz.

Como en la misa católica que termina con un darse la paz entre personas que ni se conocen ni ganas tienen de conocerse, los noruegos nos ofrecen cada año su paz en forma de homenaje a lo políticamente correcto, ya sea en la figura de algún activista indígena que defiende derechos tribales imposibles, o de políticos que se empeñan en pasar a la Historia parando guerras que nadie puede parar.

Por lo menos seguro que a Santos le han dado una alegría después del sofocón.