domingo, 9 de octubre de 2016

El colega Donald (Trump)

Que nadie se preocupe que no voy a defender a Trump a pesar de la simpatía que provocan en mi todos los perseguidos por la legión de plañideras y plañideros de lo "políticamente correcto".

Los que le eligieron como candidato supongo que ya sabían los peligros que le aguardaban en el camino y supongo también que se habrán pasado todos estos meses tratando de limpiar la escena de sus múltiples fechorías, como hacen los limpiadores que salen en las películas que son capaces de dejar las escenas del crimen limpias como una patena de huellas y restos biológicos.

Pero claro, también los del partido demócrata habrán estado buscando, y parece que que con algún éxito visto el torpedo que han lanzado a Donald a unos días del segundo debate.

Ahí le van a masacrar.

Y ¿por qué?

Que levante el dedo el hombre de mi generación que no ha mantenido una conversación de ese tono, aunque las palabras no hayan sido las mismas, alguna vez en su vida cuando en una reunión de amigos y colegas ya se ha bebido un poco más de la cuenta.

"Las tías", son el tema de conversación favorito solo después del fútbol en estas ocasiones y los términos utilizados, ya digo en mi generación porque no se como se las gastarán los de ahora, no son mucho menos ofensivos desde el punto de vista de la corrección política. Sospecho que las nuevas generaciones serán aún más crudos por mucha educación para la ciudadanía que hayan recibido. Pero ese es otro tema.

Y la experiencia vital de Trump, un tio con mucha pasta, no ha debido conducirlo precisamente a la moderación.

Creo que si escribiera sus memorias "galantes", caso de que sepa escribir, y si no que se las escriba alguien, las señoras aludidas o descritas, sintonizarían bastante bien con los comentarios trumpianos.

Basta ver las barbies que le han acompañado en su ya larga vida para entender que al lado de un depredador como él siempre hay una alimaña a su altura.

Es más, apuesto que si Trump consigue llegar al día de las elecciones sin que le haya pasado algo, entre sus electores habrá tantas mujeres como hombres.

Y es que a pesar del bombardeo de lo políticamente correcto, y del comportamiento hipócrita de las élites, entre la gente del pueblo anidan sentimientos muy primarios, tanto en ellos como en ellas.

Y viendo los amores que se desencadenan entre millonarios y señoras explosivas, que ya es casualidad que ningún millonario se enamore de una chica bajita y bizca, me parece que el colega Trump cuando hablaba con sus colegas en el bar de algún hotel de lujo, no estaba presumiendo sino que estaba siendo muy real y sincero.

Ya digo que a mi Donald Trump me parece un candidato pésimo para el partido republicano, que ha caído muy bajo desde Lincoln.

Pero la opción populista-fascista existe y ya veremos como acaba en este caso.

Aquí, de momento, la opción populista-revolusionaria, (la ese es aposta), se ha cargado al PSOE y ha catapultado al PP más pringado en corrupciones varias al poder parece que para siempre jamás.

Cuando se juega con los bajos instintos del pueblo la cosa nunca se sabe por donde va a salir.  

    

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