viernes, 22 de diciembre de 2017

Más vergüenza

Cuando comenzaron a conocerse los resultados de las elecciones catalanas, este ya fatídico día del 21 de Diciembre de 2017, sentí de nuevo la indignación que me producen las decisiones del gobierno de mi país en relación a todo este asunto del proceso independentista-secesionista catalán.

Indignación al comprobar como se toman las decisiones incluso en ámbitos tan graves como es la rebelión de una parte del país.

Indignación al constatar como los secesionistas se burlan una y otra vez de nuestro gobierno.

Indignación al ver como se dilapida el capital de crédito internacional que tanto ha costado acumular a lo largo de las décadas que van del 78 hasta aquí.

No se trata de que yo sea incapaz de aceptar la voluntad popular de los catalanes.

Se trata de que los secesionistas engañan una y otra vez al gobierno español que va como el toro en la plaza del picador al banderillero y del banderillero al matador.

Se trata de que el gobierno tiene que pensar lo que hace y para ello tiene a su disposición todo el aparato del estado, del estado español que aquí si que hay que utilizar esos términos, para tomar decisiones con fundamento y no por pálpitos o intuiciones.

¿Por qué se convocan estas elecciones?

¿Por qué se aplica el artículo 155 de la Constitución si no se toman las decisiones necesarias para que sirva de algo?

¿Por qué se va a esas elecciones con el aparato de propaganda secesionista intacto?

Yo creía que el gobierno había convocado esas elecciones tan pronto porque disponía de información que permitía tener una cierta seguridad en un cambio de tendencia electoral.

Yo creía que el CNI y presidencia de gobierno sabían cosas que nosotros simples ciudadanos ignorábamos.

Yo creía que la "jugada" de Rajoy era una genialidad.

Y resulta que se trataba de un farol miserable, que la información del CNI es como la de Mortadelo y Filemón, y que las genialidades de Mariano y Soraya no dan ni para ganar las elecciones a secretario del casino de su pueblo.

¡Vaya par de inútiles!

De una tacada han conseguido legitimar al payaso Puigdemont, montar un pollo al Tribunal Supremo que ya veremos como termina, poner en marcha una inevitable reforma de la Constitución, liquidar al PP catalán y tal vez al español también, dejar al PSOE más tocado, dejarnos en ridículo en la UE y ante Estados Unidos y finalmente dar más alas al secesionismo que hoy celebra su victoria sobre la monarquía española, (que también sale muy tocada).

¡Que éxito!

Estoy deseando escuchar a los que siempre apoyan a ese sindicato de altos funcionarios, que algunos llaman PP, como nos explican que aquí no ha pasado nada, que esto lo arreglan los jueces, que la independencia es imposible y que todo, absolutamente todo, estaba previsto.

 




     

martes, 19 de diciembre de 2017

Atrévete a pensar

En realidad lo que dijo Inmanuel Kant fue: "atrévete a saber", pero yo no llego tan lejos y me conformo con que ante las diversas realidades de la vida nos atrevamos a pensar y a no quedarnos en la comodidad de los lugares comunes, las apariencias, las auto-definiciones y en general todo aquello que nos es mas cómodo asumir para no tener que aceptar que el mundo es un lugar mucho menos complejo de lo que nos cuentan los que viven de atizar el fuego de la pretendida complejidad.

Tal vez sea la cercanía de las elecciones catalanas lo que me pone filosófico y melancólico, o tal vez sea el cansancio y el horror que me producen los medios de comunicación que, en estas últimas jornadas, nos han machacado sin piedad contándonos las apocalípticas consecuencias de que ganen los hunos o los hotros, en unamuniana resonancia.

¿Que pasa aquí en realidad? me pregunto en diogénica reflexión, tratando de mirar mi patria desde ojos limpios de filias y fóbias, vamos, como si yo fuese un egipcio de la corte de Ramses III que abducido por un torbellino de espacio-tiempo ha sido transportado desde una cacería de gacelas hasta el atormentado Madrid de las navidades de 2017.

¿Que pasa aquí desde hace tanto tiempo?

¿Por qué los españoles no podemos dedicar nuestros esfuerzos a hacer progresar a nuestra sociedad progresando nosotros mismos, vamos, como si fuésemos ingleses o suecos, y nos dedicamos a jodernos la vida los unos a los otros?

¿Como es posible que con lo que hemos pasado a lo largo de los últimos dos siglos, sigan reapareciendo las formas de política cainita y los proyectos destructivos y disolventes, y la gente los sigan votando con entusiasmo?

¿Como es posible que sea un proyecto atractivo para casi cinco millones de personas la destrucción del sistema del 78 que ha sido el mejor de toda nuestra Historia?

Esa gente, ¿que tiene en la cabeza?

¿Como es posible que el carlismo, es decir la idea de volver a un mundo feudal y localista, pueda mover a millones de personas en el mundo de la globalización?

¿Como puede ser que se odie tanto los ideales de la Ilustración encarnados en la imagen de Madrid, que para ellos es Mordor, y se pretenda que eso es la modernidad?

Y eso no solo pasa en Cataluña.

Cuando vi a las gentes de Vic reunidas en la plaza mayor del pueblo atracándose de butifarra en honor a los presos "políticos" tuve una especie de epifanía.

Estamos asistiendo a una rebelión general de los paletos.

Primero sucedió en Vascongadas. Luego se ha extendido por los antiguos territorios de la Corona de Aragón. Pero también sucede en Galicia y parte de León. En Canarias. En Asturias. Y supongo que por todas partes.

El proyecto ilustrado de una España europea y abierta es contestado por los proyectos cazurros de cada mini-nación o "nacionalidad", y por los proyectos del odio a todo y a todos de los herederos de la FAI y las Milicias del Amanecer.

Cierto es que el proyecto de la España Ilustrada no se ha visto precisamente reforzado por los sucesivos escándalos de corrupción que han sacudido los cimientos del edificio constitucional abochornándonos y dejándonos sumidos en la tristeza.

Cierto es que hemos padecido y padecemos una clase política que causa vergüenza ajena en muchos casos.

Cierto es que el edificio de nuestro estado del bienestar se ha resquebrajado como consecuencia de las políticas económicas del pan para hoy y hambre para mañana y a políticas insensatas y demagógicas de gastar lo que no se tiene, por muy necesario que sea.

Cierto es que se ha pretendido llevar a cabo el proyecto ilustrado sin contar con el pueblo, lo que también es típico de nuestra ideología.

Todo eso es cierto y muchas más cosas también.

Pero, ¿que futuro nos espera si dejamos que los apóstoles del casticismo butifarrero y los guerreros morados salgan triunfantes?

¿A donde vamos a ir?



         

jueves, 7 de diciembre de 2017

Jerusalén: ¿paz por territorios?

Uno de los encantamientos más funestos para la Humanidad es el que producen los mapas.

No hay nacionalismo que no gire en torno a un trozo de papel que abarca los territorios que se desean como lugar sagrado de la raza, cultura o tribu de turno, y no hay dictador o aprendiz de tirano que no dedique las horas muertas a los ensueños de espacios vitales, tierras de promisión o territorios irredentos arrebatados por los crueles enemigos en pasadas guerras.

Trazar lineas en los mapas es un placer infinito y a ello se han dedicado los caudillos y los diplomáticos de los imperios desde tiempo inmemorial.

A la gente que vive dentro de esos ensueños de papel que les den por saco. A nadie les importan un pito. Cuando la realidad no cuadra con el ensueño se asesina en masa, se producen "limpiezas étnicas", se acosa, se persigue y se expulsa hasta que la realidad cuadre o más o menos cuadre.

Y estos ensueños han sido particularmente desastrosos en Oriente Medio.

Sobre ese desdichado territorio, que un día fuese cuna de nuestra civilización, la occidental, porque en Oriente hubo otras cunas en el valle del Indo y en los grandes ríos de China, se han dibujado innumerables lineas y se han coloreado los trozos resultantes de tantos colores que ya hemos perdido la cuenta.

Allí, en aquellos territorios machacados por el Sol, coexisten fronteras reales con fronteras imaginarias. Fronteras oficiales con fronteras utópicas o, palabra maldita, históricas.

La frontera del antiguo reino de Israel, comparte territorio con la frontera de la Unma, con la del califato, con la del Imperio Otomano, y con las fronteras oficiales creadas en un despacho por diplomáticos franceses e ingleses en plena Gran Guerra.

Aquello es un berenjenal de imposible solución desde los mapas y desde los despachos de los políticos.

Y si estos políticos, como es el caso actual del Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, carecen de sentido de la reflexión y pretenden arreglar los problemas a martillazos, entonces lo único que se consigue es agravar los mismos problemas que se pensaba arreglar.

Pero eso no quiere decir que otras políticas bienintencionadas de otros presidentes norteamericanos hayan solucionado algo o que pudiesen arreglar nada.

No puede haber una solución aceptable para todos porque los mapas de las diferentes partes se superponen sobre los mismos territorios, y Jerusalén es el colmo de la superposición.

Una ciudad que es a la vez capital eterna del reino de Israel, cuna irreductible de las religiones cristianas y santa capital del Islam no tiene solución posible.

Pretender que los israelíes vayan a renunciar a su capital "eterna" o que los árabes vayan a dejar sus mezquitas a los demás es tarea inútil.

El lema "paz por territorios" es ilusorio. Aquí en España con los catalanes nazionalistas o en Judea y Samaria con los palestinos y los colonos judios.

El ensueño de los mapas es demasiado fuerte.

La única forma de salir de ese círculo vicioso es olvidarse del tema y dejar que las personas dirijan sus energías a cuestiones positivas.

¿Es eso posible?

Si que lo es.

¿Cuantos cristianos se sienten agraviados por la situación de Constantinopla, que fue mil años capital del Imperio Romano?

¿Cuantos cristianos se rasgan las vestiduras por ver como la Iglesia de Santa Sofia, la más grande de la cristiandad, sea ahora un museo-mezquita?

Y sobre todo, ¿cuantos cristianos pondrían su vida o su seguridad en juego por recuperar la vieja ciudad del Bósforo?

Muy pocos y los que pueden pensar así son carne de psiquiátrico.

El problema es la situación de los pueblos árabes y su sentido de tener el orgullo pisoteado por los occidentales.

Y en esto si que se podría trabajar.

Hay una parte del trabajo que tienen que hacer ellos mismos porque la modernización del pensamiento musulmán solo les compete a ellos, y ójala que puedan hacerlo, pero hay otra parte que si se podría comenzar a abordar.

Mientras haya millones de jóvenes en aquellos países cuya esperanza de tener una vida satisfactoria pase por recurrir a la religión y a sus promesas de paraísos post-mortem, no hay solución posible.

Cuando los jóvenes musulmanes puedan aspirar a un buen empleo según sus capacidades y no según su pertenencia a una familia pudiente, entonces los agravios por cuestiones de mapas serán mucho menos lesivos para su orgullo.

Cuando los jóvenes musulmanes puedan sentir legítimo orgullo de los logros de sus sociedades sin tener que recurrir a las glorias pasadas, entonces el mundo comenzará a cambiar para mejor y entonces Jerusalén también puede convertirse en un museo como Santa Sofía.

Pero para eso hay que dejar de tocar los cataplines, unos y otros, y comenzar a tomar medidas positivas. Los unos y los otros.

El mundo musulmán tiene que salir del ensueño de la religión y entrar en la modernidad como hizo el mundo occidental.

Y el mundo occidental tiene que entender que los musulmanes tienen derecho a organizarse como estimen conveniente, y sobre todo que tienen derecho a su orgullo nacional.

Y por favor, dejemos de tocarles las narices.

               

sábado, 2 de diciembre de 2017

Africa y las migraciones

De los treinta primeros países del mundo en cuanto a natalidad, veintiocho son africanos. El décimo es Afganistan y el trigésimo es Timor Oriental. También entre los primeros cuarenta aparece la Franja de Gaza.

Africa tiene actualmente 1.200 millones de habitantes. Se calcula que para 2050 tendrá 2.500 y para 2100 serán 5.000 millones. De todos esos millones, el sesenta por ciento tiene menos de veinticinco años.

Gracias a la cumbre de Abiyán nos enteramos de estas cifras y de la situación que se vive en aquel gran continente, que pese a lo que se suele creer, vive una situación mucho mejor que hace solo unos años.

La tragedia es que esos crecimientos económicos están sacudiendo como un terremoto la frágil estructura social de aquellos países y está lanzando a millones de personas al sendero de la migración.

Masas de campesinos están abandonado su lugares tradicionales de residencia para trasladarse a ciudades en las que buscar unos hipotéticos empleos que en su mayor parte sencillamente no existen.

En contraste con las crecientes zonas de chabolas que rodean las ciudades, hay una nueva clase media que si mejora su nivel de vida, que se adhiere a los valores de la sociedad moderna, que tiene menos hijos y que quiere prosperar y aprovecha las oportunidades de los trabajos burocráticos o de servicios en estados cada vez más complejos, las nuevas industrias, la construcción y el turismo.

Africa está creciendo, si, pero no es suficiente para absorber el tremendo boom de natalidad propiciado por la mejora de las condiciones sanitarias y el aumento de las expectativas de vida que viene de la mano de la paz.

Lo cierto es que en esas economías crecientes el número de jóvenes que no encuentran empleo es enorme.

Dicen las estadísticas que es del 30%. No me lo creo. Debe de ser mucho mayor.

Si recordamos nuestro propio proceso de industrialización, tuvimos la suerte de que por los años cincuenta la industria era muy intensiva en mano de obra.

La gente salía de Extremadura, Andalucía o La Mancha, llegaban a Madrid o Barcelona y se "colocaban" en las nuevas industrias que se creaban en torno a los Planes de Desarrollo.

Gracias a eso crecía el consumo y se producía el famoso círculo virtuoso de que a más empleo, mayor demanda y con esta mayor demanda seguía creciendo el empleo.

En Africa no sucede lo mismo porque las nuevas industrias allí como aquí necesitan muchos menos trabajadores y por tanto la riqueza solo alcanza a una minoría. Los demás quedan al margen.

Así que en Africa se están creando sociedades muy duales.

Sociedades en las que se percibe la situación de bienestar asociada a un buen empleo pero ese buen empleo no se alcanza. Y esa realidad es lo que empuja a miles de personas a la emigración.

Sociedades que carecían de incentivos para emigrar cuando eran comunidades rurales, ahora reciben todo tipo de incentivos paradojicamente en el momento es el que están despegando.

Lo mismo pasó en España con los excedentes de emigrantes del campo que no conseguían ese empleo soñado en las ciudades. Se marchaban a Alemania, Suiza, Bélgica, o donde tocase.

La diferencia es que los excedentes españoles, italianos o portugueses encajaban en las demandas de una industria creciente en los países de recepción.

Y eso no ocurre ahora con los excedentes africanos.

Para empezar son muchos mas. Y para continuar llegan en una situación en la que los países de acogida tienen también problemas de desempleo.

La situación es muy problemática.

Los africanos van a seguir llegando a miles o a cientos de miles cada año.

El desarrollo de sus países no se va a acompasar con sus tasas de natalidad a lo largo del siglo actual.

La industria no crea empleos de baja cualificación, ni aquí ni allí.

Los servicios están ya saturados de empleos de calidad decreciente.

El estado de bienestar no va a poder resistir la presión de las demandas sociales.

Por favor, si a alguien se le ocurre alguna idea, ¡que la diga!