viernes, 31 de octubre de 2014

El viejo problema español

A raíz de la oleada de "descubrimientos" de casos de corruptelas varias y que afectan a amplias capas de las clases dirigentes del país, además de múltiples tramas empresariales, muchos "intelectuales" patrios se han lanzado a pontificar sobre los males de España o en sentido contrario sobre la "normalidad" de nuestro país.

Ya hace tiempo, en una conversación con un amigo que se ha movido mucho tiempo en el mundo del asociacionismo empresarial, comentábamos sobre esta cuestión y el me decía que efectivamente hay males profundos en nuestro país pero que si nos paramos a pensar y comparar con cualquier otra época pasada veremos que tenemos algún motivo para la esperanza.

Yo estoy de acuerdo en que algo se ha mejorado y entre otras cosas el mero hecho de que se encarcele a algunos de los muchos granujas que pueblan nuestra geografía es una muestra de la mejora, como lo es el hecho de que hoy no podamos dar a la máquina de hacer billetes que es como tradicionalmente hemos salido de las crisis en el pasado.

Pero sigue ocurriendo que en España tenemos una estructura económica muy insuficiente para los 45 millones de personas que somos y sigue sucediendo que el Estado es demasiado grande y administra demasiados recursos.

Esto tiene dos efectos malignos: el primero es que no hay suficientes empleos de calidad que soporten la existencia de una clase media independiente, segura de si misma y consciente de su poder de influencia, (como la que ha existido desde hace siglos en otros países como Francia, Reino Unido, Alemania, etc.). El segundo efecto maligno es que demasiadas personas dependen de las administraciones públicas para tener esos ingresos que te permiten mantener una vida digna.

Llegar a un cargo público no es en España ocupar un puesto de responsabilidad donde te tengas que ocupar de administrar los dineros públicos para dar un mejor servicio a los ciudadanos, sino que es alcanzar una posición de poder desde la que medrar, crear una red de gentes agradecidas y repartir favores a cambio de otros favores.

Así ha sido desde tiempo inmemorial y por eso los ciudadanos asumimos con triste realismo que "tiene que ser así".

Pero no tiene que ser así.

Y la única forma de combatir esa deriva caciquil en las administraciones públicas, empezando por los ayuntamientos, que son el epicentro de la corrupción en España, son los mecanismos de control y el fortalecimiento de unas instituciones independientes, desde el poder judicial al Tribunal de Cuentas.

Pero ninguna de estas medidas podrá frenar la humana tendencia a enriquecerse al coste que sea mientras no existan suficientes formas de ganarse la vida a través de medios decentes.

Si en España existiesen mil Cortes Ingleses o Inditexes otro gallo nos cantaría. El problema es que no existen.

Demasiadas personas viven en el margen de la picaresca y todos ellos saben que los cargos públicos y los presupuestos públicos son un panal de rica miel.

Si en ese caldo de cultivo funcionamos en un sistema político como es el autonómico en el que las competencias del Estado han sido loncheadas y trasladadas a círculos donde nunca se habían visto en otra igual, tenemos una situación parecida a la tormenta perfecta.

La cuestión es saber si la actual clase política será capaz de afrontar el reto o no lo será.

La cuestión es grave porque en la ocasión anterior en que esto pasó, me refiero a la crisis del régimen de la restauración en los años veinte del pasado siglo, la cosa terminó en una dictadura y una guerra civil.

También entonces había dos partidos que se turnaban, el Liberal y el Conservador, y aparecieron el Partido Socialista y sobre todo el movimiento anarco-sindicalista, que se parece mucho al Podemos actual, con soluciones populistas e imaginativas.

También había muchos escándalos de corrupción.

Lo que hoy no hay es un ejército capaz de tomar el poder y llenar el vacío que dejen los partidos del sistema si se hunden.

Así que mejor será que los que nos gobiernan se pongan las pilas de una vez y se dejen de tontunas.

Al país no le interesa nada entrar en una etapa de inestabilidad.

Y a nosotros como ciudadanos tampoco. 

     

jueves, 30 de octubre de 2014

Perdon

Yo no se cuanta gente cree de verdad en Dios y en las cosas que se dicen en la oración "Credo", pero lo que está claro es que la cultura católica la tenemos completamente interiorizada y, da igual que seamos de izquierdas o derechas, todos recurrimos a los tradicionales recursos de la antigua religión para salir del paso cuando nos aprieta la vida.

Y que más católico que salir del paso pidiendo perdón.

Nos confesamos, pasamos una tibia penitencia y a seguir como si no hubiese pasado nada. Borrón y cuenta nueva.

La confesión pasa un paño por los polvos de los pecados y se los lleva al limbo donde descansan para siempre. Eso nos han enseñado y en eso si que creemos.

En la religión católica no se dimite. Uno se muere en los cargos y en los honores y si lo ha hecho mal o bien da igual. Ya nos juzgará Dios en el encuentro final. (Y como Dios tiene a la fuerza que se una buena persona, ¿Qué nos va a hacer? pues naturalmente perdonarnos).

También los ciudadanos somos dados a perdonar porque pensamos ¿y nosotros no hubiésemos hecho lo mismo? ¿No nos gustaría a todos ser uno de esos rentistas que pasa la mañana tonando café en el Casino del pueblo mientras los pobres desgraciados tienen que ir a la era a doblar el lomo?

Somos así y de verdad que pensamos que pidiendo perdón se acaba la historia. Responsabilidades ninguna.

Eso crea un efecto rebote que se traduce en periódicas explosiones de ira.

Los mismos que todo lo perdonan se enfadan y queman el pueblo. (Empezando por la iglesia).

Y eso está creciendo en el horizonte de nuestro país. Comienza a oler a humo.

Una opción risible,como es PODEMOS, está a punto de llevarse por delante al PSOE y algunos comienzan a pensar que puede incluso convertirse en la primera fuerza política.

Ayer me decía un amigo que trabaja de letrado en las Cortes que el ambiente era de desolación y consternación.

Yo le contesté que todo parece indicar que se acerca el final del periodo político de la transición y la Constitución del 78, y que el PSOE tiene todas las posibilidades de convertirse en un partido testimonial debido a que verdaderamente ya no representa a los que se sienten perjudicados en el reparto de los bienes de la familia.

Puede que el PP si que represente a los que se sienten integrados en el sistema, aunque dentro de sus tradicionales votantes también hay mucha gente insatisfecha y enfadada.

La corrupción solo está echando leña al fuego pero las razones del fin del sistema del 78 no son solo atribuibles a "púnicos", "eres", o "gurteles".

Por eso con pedir perdón no va a ser suficiente.

El triste espectáculo del Congreso con los "lideres" enredados en el igualmente triste espectáculo del "y-tu-mas" es suficiente como para comprender que estos partidos van caminando sonámbulos hacia el abismo y que a las puertas están ya acampados los bárbaros.

  

martes, 28 de octubre de 2014

La profecía

Cuando escribí el post anterior no tenía ni idea del terremoto que se estaba fraguando en la Comunidad de Madrid.

Tan solo tenía el olorcillo de una conspiración contra Esperanza Aguirre que se iba desarrollando a base de hacer caer a sus peones de confianza.

Si a alguien le parece una fantasía esta teoría tengo que aclararle dos cosas. La primera es que no simpatizo con doña Esperanza. La segunda que estas operaciones de "periodismo de investigación" son siempre, o casi siempre, operaciones dirigidas a destruir a algún político desde dentro de su propio partido.

Personas enfadadas por alguna de las muchas razones que suceden en la irrespirable vida partidaria, donde la dedocracia es el único sistema y el peloteo y la puñalada trapera, herramientas del día a día.

Esos "traidores" se encargan de hacer llegar a los periodistas los papeles acusadores, cuando no son directamente operaciones encargadas desde lo más alto para desestabilizar a los competidores.

En todo caso parece haberse puesto en marcha una serie de operaciones que amenazan con llevarse por delante al gobierno. (En un país civilizado ya se lo habría llevado por delante).

Así hasta el mismo impasible Rajoy ha tenido que salir a los medios para pedir de forma solapada disculpas por tener tantos corruptos "presuntos" dentro del partido.

Resulta conmovedor ver a estos personajes que llevan instalados en el poder desde que se destetaron afirmar que "desconocían las actividades a que se entregaban sus colaboradores y que se sienten indignados".

Yo no se a quien dirigen semejantes disculpas. Me parece que ya no les creen ni las señoras de la misa de las doce en la iglesia de la Concepción de la calle madrileña de Goya.

Como el señor Acebes que para defenderse no parece tener otra estrategia que la de decir que es gilipollas. Ya sospechábamos que muy listo no era desde su salida patética el 11M para afirmar que el atentado era "sin duda" obra de ETA.

Como el señor Jiménez Losantos, que tanto se distinguió en su defensa de esa misma teoría, y que decía que Libertad Digital era un medio "independiente" cuando en realidad era propiedad del Partido Popular.

Como todos esos alcaldes que llegaron a la política siendo maestros de escuela, abogados sin despacho, albañiles de paleta y otros tantos oficios de poca monta, y que al salir eran "empresarios", "constructores" y otras lindezas.

Aquí no hace falta ser profeta para saber como acaba esta farsa.

Pleitos interminables, presunciones eternas, ventilador para esparcir la mierda, y cuando escampe vuelta a lo de siempre.

Hemos de concluir que vivimos en un país corrupto e inmoral.

Y todas estas cosas, que los que hemos cumplido unos cuantos años ya hemos visto antes, sabemos que inexorablemente volverán a repetirse.

Aquí ser profeta es muy, muy fácil.  

viernes, 24 de octubre de 2014

Aguas encenagadas

El rosario de casos de corrupción que nos aflige con monótona languidez me reafirma en una idea que creo compartirá mucha gente: la permanencia de un partido en el gobierno durante un periodo superior a los ocho años es garantía de corrupción.

No hay ética ciudadana ni personal que resista al embate de demasiado tiempo de exposición al dinero fácil y el halago de los poderosos.

Cuando las personas llegan al poder lo hacen mayoritariamente, según creo, de buena fe y con buenas intenciones.

Luego empieza el roce con los que manejan la pasta. Las comidas "para conocernos", los regalos al comienzo simbólicos y luego crecientes, la confraternización. La amistad.

Luego llegan "las oportunidades de negocio que no puedes dejar escapar". El sueño de ver a tu familia acomodada para siempre. ¿Quién se va a enterar?

Total no hay que hacer gran cosa. Solo mirar para otro lado. No mover un papel. Una firma sin importancia.

Y luego ya en la cuesta abajo, llegan los consejos. Como abrir una cuenta en lugar seguro. Como transferir dinero a través de "un amigo de confianza", y así hasta que estás pringado hasta el cuello.

Y luego están los compromisos familiares, los amigos de los amigos, y así hasta la extenuación.

El problema se da con mucha frecuencia en las autonomías y ayuntamientos, donde la alternancia en el poder es minúscula. El PP en Galicia, Castilla León, Valencia o la Comunidad de Madrid. El PSOE en Andalucía y Asturias. Convergencia en Cataluña. El PNV en Vascongadas.

Todos se eternizan en los gobiernos y en los cargos y caen en las tentaciones.

Ya he dicho muchas veces que Cataluña me parece una cleptocracia, pero es que la Comunidad de Madrid no es mucho mejor como ha demostrado el "caso Gurtell". Para que hablar de Andalucía.

Permanecer demasiado tiempo en los cargos es sencillamente mortal para la moral pública.

La alternancia es la única forma de dejar que corra el agua y no se llene de cieno.

La cuestión es que la alternancia tiene que ser posible, y a nivel autonómico no parece tarea fácil.

Las redes clientelares, lo que antaño se llamaba caciquismo, son demasiado fuertes y la sociedad civil demasiado débil como para permitir la alternancia.

Y aparecen dinastías como los Pujol, o redes de poder como las de Esperanza Aguirre en Madrid, y se convierten en tramas de poder organizado que relegan la democracia a una función meramente decorativa.

La alternancia y las instituciones de control y auditoria de la acción pública son la única esperanza que nos queda de regeneración.

Eso y que los casos de corrupción que actualmente sigue la Justicia consigan llegar a algún lado.

Si eso no sucede la desmoralización será total y duradera.

Si los Blesa, Rato, Pujol, etc. no van a la cárcel, nos vamos a hundir en las aguas cenagosas para mucho tiempo. 

miércoles, 22 de octubre de 2014

Polvos y lodos

La imputación a Angel Aceves por haber utilizado dinero negro del PP para comprar acciones de Libertad Digital merece una reflexión sobre el alcance de la ruina moral de nuestro país.

Todo esto se deriva de las tensiones creadas por Aznar y Miguel Angel Rodríguez en la última legislatura de Felipe Gonzalez.

El PP, alarmado por la posibilidad de que González volviese a ganar, inició una dura campaña de desprestigio contra el PSOE basada en la corrupción y en los excesos de la lucha anti-terrorista.

Al frente de esa campaña se colocaron una serie de periodistas amigos del PP, bajo la bandera de la "regeneración".

En frente estaba PRISA entonces en pleno apogeo, que bautizó a los "regeneracionistas" como el "sindicato del crimen". Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos eran, naturalmente puntas de lanza de la campaña "váyase señor González".

Por aquel entonces estaba en pleno desarrollo en el mundo, (quiero decir más allá de España), un movimiento empresarial llamado Convergencia Digital, que se basaba en la idea de construir grandes consorcios en torno a los antiguos operadores de telecomunicaciones, siguiendo la idea expuesta por Nicholas Negroponte de que todo lo que antes iba por cable iría por las ondas y viceversa.

En España existía la posibilidad de crear uno de esos consorcios en base a la existencia de un gran operador, Telefónica, y un gran grupo de contenidos, Prisa-Canal Plus.

Como la operación no pudo ser completada antes del final del gobierno del PSOE, el PP se dispuso a demolerla nada más llegar al poder.

Aznar puso a su amigo Villalonga en Telefónica, y a Alvarez Cascos como factótum de la operación.

Se inventaron lo de Via Digital para justificar la cancelación del anterior proyecto, y no solo se lo cargaron efectivamente sino que dejaron a Prisa tocada, y con ella la última posibilidad de tener un gran grupo de comunicación de importancia mundial.

Naturalmente había que premiar a los aliados en la tarea de derribar al PSOE y eso se hizo de diversas formas.

Entre ella la concesión de licencias de TV a el Mundo y Libertad Digital a base de tirar del espectro radioeléctrico más allá de lo que era posible como se vería enseguida cuando comenzaron las asignaciones de espectro para la ampliación de las redes móviles a escala europea.

Las televisiones de los miembros del sindicato de crimen fueron languideciendo pero algunas perrillas hicieron mientras tanto.

Y ahora nos enteramos que el PP financió la operación con el dinero negro que entraba en Génova vía concesiones y sobornos varios.

Cuando veo a Montoro decir con la mejor de sus sonrisas que estamos en el camino de la recuperación, me pregunto de que recuperación estará hablando.

Desde luego, no la de la decencia.    

domingo, 19 de octubre de 2014

"Que-está-pasando-ismo"

Hoy leía el imprescindible, para mi, comentario de Javier Marías que en esta ocasión dedica a algunas características de los "media" españoles.

Como hace tiempo que quería comentar algo que me ha llamado mucho la atención en el tratamiento que de la actualidad se hace en esos medios, me parece hoy domingo el momento adecuado.

Me refiero a como se trata la información de los acontecimientos que se vienen sucediendo en diversas partes del mundo y que tienen como lugares comunes el hecho de que suceden en espacios públicos, plazas y calles, y que parecen reivindicar causas supuestamente relacionadas con la libertad.

Empezaré con las famosas primaveras árabes y sobre todo con la egipcia que tuvo su epicentro en una plaza de El Cairo donde se reunía una muchedumbre para pedir la caída del anterior dictador.

La unanimidad de los medios siempre me ha parecido sospechosa, pero cuando esa unanimidad dice cosas tan delirantes como que una muchedumbre de muchachos barbudos y muchachas con hiyab exigían "democracia", ya podemos pasar de los sospechoso a lo directamente culposo. Culposo de seguir consignas para entendernos.

Luego vinieron los ucranianos y otra plaza llena de gente. También pedían democracia y libertad.

Luego los escoceses. Luego los catalanes. Luego los hongkonitas.

Los árabes y los ucranianos eran para los medios los buenos de la película.

Los escoceses y los catalanes un grano en el culo.

Los hongkonitas un asunto embarazoso.

Y el tratamiento de los medios en su casi totalidad reflejaba un total desinterés por conocer las causas del problema, la identidad de los protestantes y sus intenciones más allá de protestar.

El sistema seguido para tratar esas informaciones es lo que yo he dado en llamar "questápasandoismo" o sea que se retransmite una concentración como un espectáculo deportivo donde más que saber si alguien tiene más razón o legitimidad, de lo que se trata es de que gane "tu" equipo.

El corresponsal, o corresponsala, se pone en una esquinita de la plaza y dice algo así como...: una multitud de ciudadanos indignados está reunida en la plaza xxxx que bulle de entusiasmo entre cánticos patrióticos y consignas anti-régimen. A lo lejos se escuchan disparos de la policía y sirenas de las ambulancias....reina el optimismo ante la inminente caída de xxxx.

Y...ya está. De lo único que nos hemos enterado es de que hay follón en xxxxx.

Si de lo que se trata es de estar de acuerdo con los manifestantes, se añaden entrevistas con alguno que hable tu idioma y que diga unas cuantas consignas.

Si no, se buscan entrevistas con contrarios.

Lo bueno que tiene esta técnica periodística es que aligera mucho los problemas.

No se trata de calentar la cabeza de los ciudadanos con razones, posiciones enfrentadas, y sobre todo con realidades que alteren la imagen idealizada que se quiere transmitir de los buenos.

Si se quiere hacer lo contrario, como por ejemplo pasó con los llamados "indignados" de la Puerta del Sol de Madrid, entonces se buscan imágenes de "perro flautas" y se los descalifica globalmente.

Pero siempre sin entrar en detalles.

Dice Marías que resulta indignante como los locutores de un  partido de futbol te cuentan que se trata de un "encuentro apasionante" cuando lo que estas viendo es una charada aburrida.

En el tratamiento periodístico de las rebeliones callejeras lo que resulta indignante es que nos quieran pasar como rebeliones libertarias lo que son abiertamente luchas por el poder entre grupos cuyos motivos ignoramos pero cuyas intenciones no son desde luego la "paz mundial".

Los medios no intentan siquiera conocer que está por debajo de lo-que-está-pasando. Nos narran el partido de futbol y se ponen del lado que corresponde según la consigna del día.

Si al día siguiente la realidad pega un giro de ciento-ochenta grados pues no pasa nada: es otra plaza, otro follón, y otro corresponsal-corresponsala narrando que-está-pasando sin molestarse en explicarnos como los buenos se han convertido en malos, o porqué los que se manifestaban se han marchado a casa y ahora han aparecido esos tipos tan mal encarados.

Si alguien quiere saber lo que pasa los medios lo único de los que le van a informar es de los ruidos del sistema.

Al parecer lo que produce esos ruidos no le interesa a nadie.        

jueves, 16 de octubre de 2014

¿Por qué pasan las cosas que pasan?

Otra jornada negra en las bolsas de todo el mundo y ahora no es por el pinchazo de ninguna burbuja. Ahora es porque no se está produciendo el milagro de que la economía se recupere sola.

Me pregunto que tendría que pasar para que eso ocurriese.

Con el crédito accesible, los precios del petróleo bajos y todos los incentivos para crear empleo encima de la mesa, la economía no tira, es decir, que no compramos lo suficiente, no nos endeudamos lo suficiente y no confiamos en un mañana mejor lo suficiente.

Y hay razones para ello.

La primera es la bajada de los salarios y en empeoramiento de las condiciones laborales en todo Occidente.

La segunda, el desfallecimiento del alto crecimiento artificial de los países BRIC.

La tercera, la falta de esperanza en un futuro mejor.

Con menos dinero y menos esperanza es muy difícil invertir en bienes duraderos y/o en aumentar la familia.

Y la cuestión es de mal arreglo porque cada vez se hace mas grande el abismo entre los trabajadores cualificados y los no cualificados.

Los primeros sufre una contínua presión sobre su dedicación y productividad que hace sus vidas muy complicadas. Los segundos tienen que aceptar condiciones laborales miserables.

Todo esto es razón mas que suficiente para que estemos todos cabreados y asustados. Una muy mala fórmula para el desarrollo económico.

Los que nos dirigen manifiestan el mismo desconcierto que nos aflige a todos y mas que tranquilizarnos nos llevan a pensar que no saben a donde se dirigen y a donde nos llevan.

Es el caldo de cultivo perfecto para los demagogos, sean nacionalistas o simplemente populistas. También para los afectos a los fundamentalismos religiosos.

Creo que es una situación que no se veía en Europa desde los años treinta salvando todas las distancia que son afortunadamente muchas. (Por eso todavía no nos hemos lanzado a matarnos por las calles).

Una de las cosas más tristes es la falta de liderazgos en todo el mundo.

Parece que los únicos que saben a donde hay que ir son los Junqueras, Pablitos, y los ayatolahs.

Los demás se ponen de perfil, empezando por Obama.

Y mientras lo único que se nos ocurre es poner los óvulos de las mujeres cualificadas a congelar para que cuando se jubilen tengan los hijos que ahora no les da tiempo a criar.

Pues, por ahí no vamos a ninguna parte. 

martes, 14 de octubre de 2014

La juerga interminable

La cuestión catalana me aburre.

Ya lo he confesado antes y lo vuelvo a hacer. Es como una comitiva de ciegos caminando hacia un precipicio en la que cada individuo camina pegando patadas en la espinilla a los que van a su lado.

No se francamente si alguien tiene un plan maestro, o si incluso hay varios planes maestros, pero si así fuese todos parecen incluir la idea clave de que hay que seguir caminando hacia el abismo como si nada sucediese y de paso ignorar la opinión de catalanes y españoles en general.

Tal y como estaba cantado, Mas se ha bajado del burro del referéndum después de montar una y otra trapisonda para fijar la idea de que "Madrid no deja votar a los catalanes".

Una vez fijada esa idea el siguiente paso es ir a elecciones.

Naturalmente Covergencia no quiere perder todo el poder que le queda y por ellos va a jugar toda la serie de trampas y trucos de la profesión para erosionar la posición de ERC antes de convocar esas elecciones.

Todo eso va a crispar todavía más el ambiente en Cataluña y en España donde se multiplican las causas para odiar a los políticos: prepotencia y estupidez en el manejo del asunto ébola, corrupción generalizada en las Cajas de Ahorros, populismo descarado en Canarias, caciquismo en Valencia y Andalucía,...

Y mientras subidas descaradas de impuestos como el IBI para tratar de pagar la deuda de ayuntamientos quebrados,...por la estupidez y corrupción de los políticos.

La corrupción y la impotencia culposa cercan al PP mientras el PSOE se debate entre una renovación hacia nadie sabe donde y la gestión o digestión de una herencia imposible de digerir por su calamitoso y todavía reciente resultado. UPyD no despega porque no despierta confianza y las opciones a la derecha alternativa se las lleva el viento con gran facilidad. PODEMOS se diluye por sus contradicciones y su falta de sustancia y IU hace tiempo que se parece mucho a un desfile de zombis.

Esto es lo que hay.

Los catalanes ya han aprendido que no son España en los libros de texto. Después en la crisis se han convencido de que estarían mejor económicamente solos. Ahora no les hemos dejado votar. ¿Cuál será el paso siguiente hacia el barranco?

Mientras, los españoles hemos aprendido que todos nuestros representantes son unos chorizos. Que aquí solo van a la cárcel los que roban una gallina y que nuestro país nos importa un bledo.

Cuando escucho a alguien diciendo que tenemos que proponer una "España ilusionante", me pregunto de donde vamos a sacar los mimbres para tan alto propósito.

¿De las tarjetas negras de la élite liberal?

¿Del robo de fondos públicos de sindicalistas y "representantes de la clase trabajadora"?

¿De los insultos de los cargos públicos a los que se juegan la vida en su trabajo?

¿O tal vez de la indiferencia con que el Gobierno de la Nación trata cualquier tema?

Yo no se si a los catalanes, súbditos de una cleptocracia y futuros ciudadanos de un estado controlado por las mafias les ilusionará este panorama, pero a mi como español me tiene mas negro que a la más negra de las tarjetas Black toda esta juerga interminable.
 

viernes, 10 de octubre de 2014

Estado de Indignación

Las declaraciones del consejero madrileño de Sanidad han levantado naturalmente ampollas incluso entre gente templada.

Como ya me maliciaba en el "post" anterior, la búsqueda de culpables en el caso del ébola no ha hecho más que empezar y todo el mundo se pone de perfil. La primera, la ministra del ramo, que sencillamente se ha metido debajo de la mesa de su despacho.

Le ha pasado la patata al consejero, que como hombre satisfecho de si mismo, ha arremetido contra la auxiliar con el peregrino y miserable argumento de que se ha infectado por su culpa y que la posible extensión de la epidemia también será por su culpa.

Este animal de bellota, engordado en la apacibles praderas del poder popular en la Comunidad de Madrid, y con la conciencia tranquilizada por su confesor, debería haber sido lo suficientemente astuto, como tienen fama de ser los cerdos, y haberse callado o en su defecto haber hecho caso a su director de comunicación, que seguro que lo tiene, pero se ha creído que el circo mediático es como el cortejo de sus fieles que siempre le ríen las gracias. Y no es así.

El hecho de que no haya dimitido o no le hayan hecho dimitir, dice mucho sobre la empanada mental de nuestra clase política que cree que puede seguir cometiendo todo tipo de tropelías sin que pase nada.

El caso Caja Madrid, que no es solo de mal uso de tarjetas opacas fiscalmente, sino de un desvergonzado uso de los recursos públicos a favor de los amigos y allegados, ha salpicado además a gentes que han estado predicando la virtud democrático-liberal a diestro y siniestro.

No hablo del señor Arturo Fernández, cuyo "track-record" de empresario pirata le coloca en una posición difícilmente igualable, sino de personas como Juan Iranzo, que se suponía que era una persona honorable.

Para que hablar del líder del sindicalismo de la minería asturiana, destino de tantos millones en subvenciones y dádivas diversas, y de los otros sindicalistas igualmente implicados en los regalos de las cajas de ahorros.

El dinero público alimenta en nuestro país a una cantidad al parecer inagotable de aprovechados que además se comportan con la chulería que genera la impunidad y la falta de respuesta institucional a tanto desparrame.

No se francamente si es posible arreglar semejante patio de Monipodio.

No se si se podría juzgar a tanto ladrón encapuchado.

Lo que si se es que en España no funciona el estado de derecho.

Que la transparencia de las cuentas públicas es una estafa permanente. Empezando por lo que dicen que ganan los ministros y terminando por consejos y asesoramientos de toda la constelación de empresas públicas, semi-públicas y subvencionadas.

Que la responsabilidad de los que mandan es nula: nunca responden de sus acciones.

Y que si no se toman en serio medidas para paliar esta situación, la indignación de las masas llevará a un estallido de los que tanto han abundado en nuestro pasado.    

miércoles, 8 de octubre de 2014

El genio español

Siguiendo con el tema de ayer y tras seguir los vaivenes de la información que llena todos los canales informativos he pensado que la gestión de esta crisis refleja mejor que muchas encuestas y estudios eso que podríamos denominar el "genio español", o sea, como somos en realidad como sociedad.

La primera muestra es la sentimentalidad.

Somos una sociedad emotiva que se deja llevar por emociones que a veces pueden ser contradictorias. Unas veces nos da por quemar iglesias y otras por repatriar a dos misioneros moribundos. Ahora mismo por pegarnos con la policía para salvar a un perro. Al parecer, Excalibur es mas importante que el riesgo de que esté contagiado y se convierta en un riesgo para cualquiera que se lo cruce. Los manifestantes llamaban este mediodía asesinos a los policías que intentaban proteger a los veterinarios que habían ido a recoger al animal. (Me pregunto si hubiese pasado lo mismo caso de estar afectado por la rabia).

La segunda característica es la improvisación.

Somos famosos por improvisar y muchas veces lo hacemos con fortuna, pero tratar de contener un contagio letal requiere otras virtudes, por ejemplo la previsión.

Traer a dos enfermos terminales sin disponer de un centro preparado para ello y sin que el personal sanitario tuviese el entrenamiento adecuado ha sido una temeridad.

La tercera es nuestra imperecedera incapacidad para seguir las normas.

Somos una sociedad que se caracteriza por entrar en el metro por las puertas marcadas "salida" y viceversa. No leemos los prospectos. Nos aburre el código de la circulación. Nos encanta hacer trampas. Somos los reyes de la disculpa.

¿Puede extrañar a alguien que en esta ocasión la cadena de seguridad se haya roto precisamente por no haber seguido las normas al pie de la letra?

Si en el hospital Carlos III no había un estricto control de seguridad es seguro que las normas se incumplieron en mas de una ocasión.

La cuarta medallita que nos colgamos es la búsqueda de culpables.

Aquí siempre se prefiere un buen culpable a una buena solución.

Sea la ministra, sea el presidente de gobierno, sea la propia afectada, sea la Comunidad de Madrid, sea quien sea, necesitamos un culpable para quedarnos tranquilos.

La racionalidad no interesa.

Como en el Africa profunda, las reacciones de muchos vecinos de la afectada, incluidos los vecinos de su pueblo en Lugo, son de histerismo y de superstición. Algunos se han marchado de su casa como si los virus se fuesen a arrastrar por debajo de la puerta.

La actitud de sindicatos, colectivos profesionales, medios de comunicación y políticos muestra deslizamientos hacia el salvajismo intelectual y la caza de brujas.

Finalmente la lista de nuestras características se completa con algo que está por venir pero vendrá: el aquí no ha pasado nada.

Hoy mismo se ha levantado la imputación a los directivos de ADIF sobre el caso de Santiago: el único culpable es el maquinista.

En el caso que nos ocupa ya sabemos quien va a ser.

Los que no se tomaron en serio la epidemia del ébola, los que no tenían preparado un hospital en toda España, los que no se tomaron la molestia de averiguar si los protocolos existentes eran válidos, los que los han cambiado sobre la marcha a la vista de que no lo eran,...etc., esos saldrán de rositas como los de Adif, que no equiparon la vía con los mecanismos de seguridad necesarios o los de Renfe que permiten que los AVE sean controlados por un solo maquinista.

Sentimentalidad, improvisación, indisciplina, irresponsabilidad e impunidad.

He ahí un retrato bastante fideligno de nuestra sociedad.

Y si queréis más sobre este asunto, acaba de publicarse un informe de la Fundación BBVA titulado: "Valores políticos y la crisis económica", en el que se puede comprobar como la mayoría de los españoles prefiere vivir de un subsidio que trabajar y considera que el Estado tiene que ocuparse de ellos y su bienestar.

Vamos, que queremos vivir en la Unión Soviética.

Por eso se produjo allí Chernóbil y aquí hemos tenido el primer caso de contagio de ébola fuera del Africa Occidental.       

martes, 7 de octubre de 2014

Gestión de crisis

¿Qué hay que hacer cuando estalla una crisis? ¿Qué tienen que decir las autoridades?

Este es un tema sobre el que se han escrito muchas páginas sesudas, pero que se resume en una frase: el gobierno debe transmitir que se está ocupando seriamente del asunto con todos los medios.

La cuestión es que quien se haga responsable de esa comunicación tiene que poder transmitir ese mensaje. Y hay gente que tiene esa capacidad y gente que no la tiene.

A veces por exceso de "gracejo" como fue el caso de los gestores del PP en la crisis de las vacas locas, uno de los cuales es el señor Cañete, y otras como es el caso de la señora Matos porque es una persona de expresión medrosa que ni siquiera mira a la cara cuando habla.

Si la señora Matos dice que no hay que preocuparse te entra el pánico. Si dice que todo está bajo control te dan ganas de salir corriendo.

El asunto del ébola es una cagada de nivel mundial.

Haber sido noticia de portada o apertura en todos los medios del planeta y todas las televisiones y radios es como para el gobierno se hubiese pensado más seriamente como responder.

Pero no lo han hecho.

Han preferido ponerse de perfil y decir que es un "problema técnico que deben resolver los profesionales". Y eso no es verdad.

En primer lugar la decisión de repatriar a los dos religiosos moribundos no creo que fuese tomada por los médicos o los técnicos en salud pública. Alguien se quiso poner la medalla de la bondad pública.

En segundo lugar cuando se tomó esa decisión no se valoraron los recursos existentes para gestionar un virus letal.

Y en tercer lugar no se tomaron las precauciones necesarias.

No creo que eso lo hiciesen los médicos.

Normalmente las autoridades sanitarias tratan de impedir a toda costa que los virus se introduzcan en el medio social del que son responsables. Importar virus es algo nuevo.

Ciertamente el impulso "humano" de la opinión pública era favorable a la repatriación de los dos sacerdotes, pero ¿el gobierno no está para hacer lo que se debe con independencia de ese impulso?

Una vez mas los políticos españoles nos demuestran que no tienen el grado de responsabilidad que deberían tener aquellos en cuyas manos ponemos la dirección del país.

Y cuando dicen que convocan un "gabinete de crisis" en realidad lo que están convocando es un grupo que estudia como salir del paso o a quien colgarle el marrón.

La actitud de otros actores de la crisis es igualmente risible como la de los sindicatos que dicen que "no tolerarán que se culpe a la auxiliar de enfermería".

Se ve que la cuestión no está en estudiar lo que ha pasado para poner rápida e inmediata solución sino a quien vamos a echarle la culpa.

Si recordamos el accidente del AVE en Santiago pasó exactamente lo mismo.

Después de enterrar a los muertos se arregló la vía. (Cuyos sistemas de seguridad eran insuficientes).

Parece que otra vez los controles han fallado, y esta vez el asunto es potencialmente más grave.

Como en el asunto de Santiago ya había denuncias previas.

Y aquí además ha habido un clamoroso fallo en la atención a esta auxiliar de enfermería, (la que limpia la porquería vaya), lo que añade un cierto tinte clasista al asunto.

La gestión de una crisis necesita alguien con capacidad de liderazgo y acciones rápidas y contundentes que restauren la confianza del público.

Lo primero ha fallado.

Lo segundo está fallando.

En lugar de medidas, la información que recibimos nos remite a una sensación de descontrol.

Espero que alguien se lo tome en serio, por favor.







    

jueves, 2 de octubre de 2014

Fe, esperanza y caridad

Las tres virtudes teologales adquieren un significado nuevo cuando las circunstancias que nos rodean cambian a peor. La fe en quienes nos guían se desvanece. La esperanza en un mañana mejor se pierde. Y la caridad sustituye a la justicia social.

Viene este pensamiento tan profundo a colación de un artículo del New York Times, publicado en el cuadernillo que incluye El País, y que se titula "La pérdida de fe en las élites".

Dice así. "En las democracias modernas ha existido (hasta ahora) un acuerdo tácito: está bien que los ricos y los poderosos disfruten de aviones privados y de casas caras y extravagantes siempre que la gente normal y corriente vea aumentar su nivel de vida".

Pero como veíamos ayer esto ha dejado de cumplirse.

En el mismo artículo señala el autor que las clases medias americanas viven hoy peor que en 1999 y que el aumento del PIB no se refleja en la retribución del trabajo. (Lo que ya ha puesto encima de la mesa el señor Pickety).

En estas circunstancias, la clase política "del sistema" se ve incapaz de "vender" a los sufridos ciudadanos programas de austeridad y sacrificio y aparecen toda clase de opciones políticas "anti-sistema" que defienden que la salida de la crisis pasa por la independencia, la nacionalización de los bancos, las asambleas populares vía internet, o el califato reeditado.

Y cada vez hay más gente que se apunta a esas soluciones. Si el sistema no nos ampara ¿para que nos sirve el sistema?

Caen además sobre esas percepciones las continuas muestras de corrupción que hacen muy difícil defender un sistema trufado de todo tipo de malas prácticas, en el que todo el que ha podido meter mano en el cajón de los caudales públicos así lo ha hecho.

Va siendo hora de que alguien se ponga a explicar las consecuencias de dejarse llevar por las opciones "rupturistas".

De explicar y recordar como se forjó el nacional socialismo. De explicar como el anarco sindicalismo hizo imposible cualquier reforma y solo dejó la opción de la violencia.

De explicar que la independencia catalana no es la creación de un estado sino la destrucción del estado español para construir después a partir de sus ruinas dos estados.

De explicar que las nacionalizaciones y apropiaciones conducen a las hambrunas y al derrumbe de las sociedades.

También va siendo hora de actuar contra la corrupción de forma ejemplar.

Aunque  nos cuesta digerirlo, el mundo se está dirigiendo hacia un gran conflicto.

Supongo que lo mismo se percibía en los años treinta del pasado siglo y mucha gente lo advirtió.

Cuando se pierde la fe en quienes nos guían y la esperanza en que nuestro trabajo nos conduce hacia una vida mejor solo se puede esperar que afloren los peores instintos del ser humano.

Esta es una hora de gracia para los bufones y los traidores.

¡Me temo que de esta no nos salva ni la caridad!   

miércoles, 1 de octubre de 2014

Datos esclarecedores

Ahora que los ministros van diciendo por ahí que la crisis se acaba y que pronto vendrán los buenos tiempos, conviene recordar los datos que acaba de publicar el Fondo Económico Internacional FMI, y que serán presentados la semana que viene en Washington.

Dice el informe en su apartado 4, el referido a la deuda, que el país mas endeudado del mundo es Estados Unidos, que debe 5,7 billones de dólares.

Y el segundo país de esa lista es....¡España!

Debemos 1,4 billones nada más, o sea una cosa de poco comparando con los USA.

Lo que ocurre es que mientras para los USA su deuda representa el 34% del PIB, para nosotros representa el ¡103%! del producto interior bruto.

Los siguientes países de la lista, Brasil, Australia e Italia deben la mitad que nosotros. Francia e India la tercera parte.

Obsérvese que los países de esa lista son mucho mayores que el nuestro y que su capacidad de generar recursos es igualmente muy superior, con lo que es igualmente más fácil para ellos enjugar esa montaña de deuda.

Para nosotros es como subir al Himalaya a la pata coja. De hecho este año que viene tendremos que pagar en intereses de la deuda la bonita cantidad de 35.500 millones de euros.

Dice el FMI que para "reducir los préstamos externos requiere mejoras en los balances por cuenta corriente y un crecimiento más fuerte" o sea para nosotros como si nos dicen que hace falta que nos toque la bono loto.

Así que un año más pensionistas y funcionarios se quedarán sin subida, que es lo mismo que decir que perderán poder adquisitivo.

Y un año más seguiremos endeudándonos (todavía más) y viviendo en la cuerda floja.

¿Cuántos años vamos a tardar en reducir la deuda del estado?

¿Cuánto van a aguantar funcionarios y pensionistas sin echarse a la calle?

¿Cómo se va a reanimar el consumo si cada vez tenemos menos dinero para consumir?

¿Cómo vamos a reducir el déficit si no se reanima el consumo?

¿Cómo vamos a pagar las deudas si cada año producimos más déficit?

Para ser ministro de Economía de España hay que creer mucho en la Divina Providencia o hacer como hizo Boyer, o sea liarse la manta a la cabeza y dedicarse al amor "fou".