Una de las principales máximas que Telefónica está tratando de desarrollar en los últimos años es la de crear una comunidad de fans alrededor de la marca. Como tantas (pocas) compañías, Telefónica quiere no ser vista como una simple operadora que recoge dinero de sus usuarios. Quiere ser un nexo de unión entre personas, alrededor de los servicios de telecomunicaciones ofrecidos, los cuales se disfrutan a cambio del cobro de una tarifa.
Para ello Telefónica está invirtiendo mucho dinero. Está realizando estudios de mercado entre sus usuarios, analiza la industria y abre un gran centro de evangelización, como es la nueva tienda de Gran Vía 28.
Todo eso está muy bien, pero al final se está olvidando de lo más importante: las personas, sus clientes. Quieren imitar estrategias como la de Apple, pero no se dan cuenta de que la empresa de la manzana no ha cultivado una comunidad de fans (sólo) a base de tener tiendas chulas, sino de ofrecer geniales servicios de valor añadido, más allá del propio producto.
El lanzamiento del iPhone 3G en España nos ha dado dos claros ejemplos de las equivocaciones de Telefónica. La primera, la tabla de
tarifas definidas para el famoso teléfono. Una lectura detenida nos hace darnos cuenta de que las opciones para los consumidores que no son clientes de Movistar son más ventajosas que para los que sí que lo son. Aún más, son mejores condiciones para los clientes de prepago que de contrato. Es decir, cuanto mejor cliente eres de Movistar actualmente y mayor valor tienes, más caro te resultará adquirir un iPhone. Bochornoso.
Obviamente la intención de este modelo de tarifas es capturar clientes de la competencia y fidelizar los existentes. Pero no puede ser que sea a costa de los que ya son fieles a Movistar. Estos últimos deberían ser los que recibiesen un trato de favor por parte de Telefónica, una discriminación positiva, no negativa. No hace falta que sea en formato monetario. Una simple segunda cola de acceso a las tiendas para comprar el iPhone, exclusiva para los clientes Movistar, sería enormente agradecida. Estas personas desprecidas serían los fans potenciales de verdad. Así no se desarrolla una comunidad alrededor de la marca, porque está claro que los clientes capturados no se cambian de operadora por amor a Movistar, sino por veneración al iPhone.
El segundo ejemplo en
voga boga hoy en día se basa en los problemas logísticos que se están dando en la venta del iPhone en España. La gente está MUY enfadada, porque el reparto no se está haciendo como es debido. No es que haya pocos telefónos y se estén acabando, es que a la mayoría de las tiendas que Movistar anunció ayer que habría disponibilidad de terminales, sencillamente no han llegado.
Parece ser que la mayor parte del stock disponible se encuentra en la nueva tienda de Gran Vía 28, lo cual no me parece mal. Pero si esto iba a ser así, más le hubiese valido a Telefónica informar y explicar la situación. La gente no es tonta, y entiende que pueda haber problemas. Pero si se le engaña, entonces es cuando se enfada, y con razón. Muchas personas han perdido su tiempo y energías hoy en la búsqueda de un teléfono que, sencillamente, no había sido distribuido a las tiendas.
Mal, mal y mal por Telefónica. Así no se forman fans, sino usuarios y potenciales clientes muy cabreados.