Quería ayer haber comentado las polémicas declaraciones de César Alierta, presidente de Telefónica, pero se me echó el fin de semana encima y no hubo manera. El caso es que esta importante figura de la industria de las telecomunicaciones dijo en unos encuentros: "los buscadores de Internet utilizan nuestras redes sin pagarnos nada, lo cual es una suerte para ellos y una desgracia para nosotros". Y así desató la tormenta.
Estas palabras yo creo que expresan una idea que les ronda por la cabeza a muchos directivos de operadoras, pero que pocas veces expresan, porque son de argumentación insostenible. Pero ahí están. Es una realidad que las operadoras ven como poco a poco el core de su negocio, la red, se va volviendo más y más una commodity, que cada vez desciende en precio. Como consecuencia, van perdiendo relevancia en el mercado y eso es algo que no se pueden permitir. Ahí están los accionistas para recordárselo.
Hace poco más de una década la vida era mucho más fácil para las operadoras. El único servicio que se prestaba sobre la red era el telefónico, el cual estaba estrecha e indisolublemente ligado al par de cobre. Pero he aquí que llegó la revolución de Internet, y con ella todo cambió. De repente surgieron innumerables servicios que ya no dependían de las operadoras, entre ellos sustitutos directos de voz, que hicieron temblar los modelos de negocio. Hoy en día, el que se dedica solo a la red, a ser un dumb pipe, está perdido.
Por eso las operadoras se han propuesto ser algo más que eso y están empeñadas en ofrecer servicios de alto valor añadido. Como bien dice Alierta en la presentación, muchos de estos servicios pasan por el cloud computing, y desde luego que ahí tienen mucho que hacer y que decir: "como la inteligencia y la red la tenemos los operadores conectándose a través de banda ancha nosotros le vamos a dar todos los servicios [a una PYME], eso se llama cloud computing". No obstante, conviene no olvidar que la inteligencia la puede tener cualquier competidor, y aprovecharse de la propiedad de la red no sería otra cosa que poner en jaque la neutralidad de Internet.
Por otro lado, manifestar que Google hace dinero a su costa creo que es un grave error. Igual que sería absurdo que los fabricantes de tazas denunciasen a Kellog's por aprovecharse de sus utensilios para el desayuno; o igual que nunca veremos a los constructores de carreteras quejarse del uso que hace Renault de sus infraestructuras para ganar dinero. Es quejarse contra un ecosistema en el que el uno no tiene sentido sin el otro, ni el otro sin el uno. Sin Google, Telefónica no tendría millones de usuarios pagando religiosamente sus líneas ADSL de casa. Porque, seamos sinceros, a los operadores les está costando horrores competir contra otras empresas de servicios en la Red, yo creo en parte debido a que no saben muy bien dónde enfocarse seriamente. Aunque claro, cuando no Google no era un competidor directo por ofrecer servicios a los usuarios finales todo era mucho más nítido...
No tiene sentido que las operadoras se quejen de las empresas que crean servicios y productos que usan sus redes. Porque son ellos precisamente los que dan servicios de calidad y en abundancia a esas redes. Los tiempos del teléfono de Graham Bell ya han pasado. Lo que sí que tiene mucho sentido es que ellos también entren en el mundo de los servicios.
Estas palabras yo creo que expresan una idea que les ronda por la cabeza a muchos directivos de operadoras, pero que pocas veces expresan, porque son de argumentación insostenible. Pero ahí están. Es una realidad que las operadoras ven como poco a poco el core de su negocio, la red, se va volviendo más y más una commodity, que cada vez desciende en precio. Como consecuencia, van perdiendo relevancia en el mercado y eso es algo que no se pueden permitir. Ahí están los accionistas para recordárselo.
Hace poco más de una década la vida era mucho más fácil para las operadoras. El único servicio que se prestaba sobre la red era el telefónico, el cual estaba estrecha e indisolublemente ligado al par de cobre. Pero he aquí que llegó la revolución de Internet, y con ella todo cambió. De repente surgieron innumerables servicios que ya no dependían de las operadoras, entre ellos sustitutos directos de voz, que hicieron temblar los modelos de negocio. Hoy en día, el que se dedica solo a la red, a ser un dumb pipe, está perdido.
Por eso las operadoras se han propuesto ser algo más que eso y están empeñadas en ofrecer servicios de alto valor añadido. Como bien dice Alierta en la presentación, muchos de estos servicios pasan por el cloud computing, y desde luego que ahí tienen mucho que hacer y que decir: "como la inteligencia y la red la tenemos los operadores conectándose a través de banda ancha nosotros le vamos a dar todos los servicios [a una PYME], eso se llama cloud computing". No obstante, conviene no olvidar que la inteligencia la puede tener cualquier competidor, y aprovecharse de la propiedad de la red no sería otra cosa que poner en jaque la neutralidad de Internet.
Por otro lado, manifestar que Google hace dinero a su costa creo que es un grave error. Igual que sería absurdo que los fabricantes de tazas denunciasen a Kellog's por aprovecharse de sus utensilios para el desayuno; o igual que nunca veremos a los constructores de carreteras quejarse del uso que hace Renault de sus infraestructuras para ganar dinero. Es quejarse contra un ecosistema en el que el uno no tiene sentido sin el otro, ni el otro sin el uno. Sin Google, Telefónica no tendría millones de usuarios pagando religiosamente sus líneas ADSL de casa. Porque, seamos sinceros, a los operadores les está costando horrores competir contra otras empresas de servicios en la Red, yo creo en parte debido a que no saben muy bien dónde enfocarse seriamente. Aunque claro, cuando no Google no era un competidor directo por ofrecer servicios a los usuarios finales todo era mucho más nítido...
No tiene sentido que las operadoras se quejen de las empresas que crean servicios y productos que usan sus redes. Porque son ellos precisamente los que dan servicios de calidad y en abundancia a esas redes. Los tiempos del teléfono de Graham Bell ya han pasado. Lo que sí que tiene mucho sentido es que ellos también entren en el mundo de los servicios.