Ya se ha quedado todo el mundo tranquilo: el niño afgano con parálisis cerebral ya está en España. (Y también su familia).
Respira el dolido pueblo español, que no podía permitir que un niño en esas condiciones viviese en un centro de refugiados de Grecia. Respiran los cuerpos de bomberos, auténticos paladines de la piedad a escala planetaria o sin fronteras. Respiran las ONG. Y respira el Ministro de Asuntos Exteriores, o abuelo Margallo, que últimamente es el Pepito Grillo de la derecha española.
Pero los bomberos angélicos ya anuncian que hay muchísimos más niños con problemas, tanto en los campos de refugiados como en el ancho mundo. O sea que piensan volver a la carga hasta que no que de ningún niño con problemas fuera de España.
Ignoro si también piensan buscar niños con problemas en países desarrollados ahora que dice The Economist que los casos de autismo de están multiplicando de forma muy alarmante en Estados Unidos.
Pero en todo caso niños con problemas los hay a patadas: en Etiopia, en Sudan, en Filipinas....
Así que solo falta mirar con un poco de atención, que vaya el fotógrafo de guardia y luego a través de los canales que desde las ONG desembocan directamente en los telediarios, colocar la terrible imagen que paraliza los corazones y hace brotar la lágrima del ojo maternal.
Y allá que irá Margallo con sus embajadas y el sufrido ejército a rescatar a otro niño enfermo para trasladarlo a bombo y platillo al protector suelo nacional.
Claro que habría que escuchar lo que dirían algunos partidos y ONGs y periodistas afines si una vez levantado el asunto de la "intolerable existencia" del niño de turno, el Gobierno se negase a colaborar en el transporte prioritario y posterior alojamiento y avituallamiento de por vida, al susodicho niño y familia numerosa asociada.
Así que este es un juego sin final.
Los oenegeros sacan la foto, los telediarios nos atiborran de información sobre "la intolerable situación" del niño de turno y el Gobierno tiene que gastarse los cuartos en rescatarlo.
El padre de la criatura no puede creerse la suerte que ha tenido.
Es como si estuviese viviendo un cuento de las Mil y Una Noches.
Y es un cuento porque en la política española todo es un cuento.
Aquí menos ocuparnos de nuestros problemas todo nos vale: las cruzadas de Hacienda, las diputadas catalanas tribales, los juicios retransmitidos en directo, los maletines del futbol.....
El pobre niño Osman, con parálisis cerebral, no entenderá nunca que le ha tocado una lotería cuyo origen es la pelea por los votos de un país que tiene una tendencia secular a tirarse por los barrancos.
Su padre terminará de parado de larga duración en Valencia, donde al menos no pasará frío, y sus hermanos irán al colegio hasta que se harten y se unan a las bandas callejeras valencianas.
Nadie recordará el origen de este episodio, más digno de una película de Berlanga que de un capítulo en un libro de historia.
Afganos ateridos, bomberos altruistas, ministros abueletes, periodistas atontados, políticos taimados,....
Y un contable innominado con sus dedos manchados de tinta añadirá un nuevo capítulo de gasto al ya innumerable listado de nuestras deudas.
Pero, ¡que aliviadas han quedado nuestras conciencias!
jueves, 12 de mayo de 2016
El niño afgano
Publicado por Antonio Cordón a las 17:55 0 comentarios
miércoles, 11 de mayo de 2016
Por qué no me gustan los de Podemos
He escrito ya varias veces sobre estos chicos y creo que va siendo hora de que explique por qué me gustan tan poco.
La primera razón y la más importante es que, aunque la democracia occidental sea un asco, es un asco en el que se puede vivir, se puede salir a la calle, se puede uno expresar con bastante libertad y en definitiva es el mejor de los maños sistemas que el ser humano ha sido capaz de construir.
Todas las alternativas hasta la fecha han sido mucho peores.
Siguiendo con Rousseau, desde que este señor nos explicase que el ser humano nace bueno y es la sociedad la que lo corrompe, hay siempre una corriente política que mantiene lo mismo incluso ahora cuando la ciencia nos va descubriendo que nacemos mejores o peores, pero desde luego no todos iguales.
También fue Rousseau el que vino a decir que el problema de todo la tenía la propiedad privada.
Y que un Estado dedicado fundamentalmente a la protección de dicha propiedad, no podía más que ser corrupto y corruptor y defensor de la injusticia.
Cada vez que se ha pensado sobre esto desde la buena voluntad se han escrito "utopías" en las que una comunidad comparte sus bienes, incluidos los hijos, y es feliz.
Cuando Margaret Mead descubrió la vida en la Polinesia creyó que esas utopías se habían materializado, como le pasó a San Pablo cuando le dijeron que Jesús había resucitado con respecto a las mitologías gnósticas.
Pero los polinesios tardaron muy poco en revelar que es fácil compartir las cosas materiales cuando no se tienen cosas materiales de la misma forma que los cristianos revelaron que no es lo mismo comportarse como hermanos cuando vives una persecución que cuando tienes el poder.
Así que las aventuras buenistas suelen terminar en carnicerías salvajes, y la civilización tal vez nos aleje de la bondad natural pero también nos aleja del mal, o por lo menos nos aleja de la ley del más fuerte.
Ciertamente las ideas políticas de cada cual suelen estar sesgadas por la idea que tenemos sobre la pretendida bondad natural del ser humano, o si por el contrario creemos como decía Hobbes que el hombre es "un lobo para el hombre".
En el primer caso los adeptos a la bondad prefieren un gobierno comanditario con decisiones basadas en el bien común y en el otro extremo, los que piensan que los hombres son unos tarugos violentos prefieren un gobierno de garrotazo y tentetieso.
Y luego están los que piensan como Robin Hood, o sea que hay que gobernar para los pobres a base de esquilmar a los ricos.
Estos piensan que los pobres son buenos por naturaleza y los ricos malos de remate.
Esta es la alternativa podemita: un estado protector financiado por los ricos a base de ponerles una bota en el cuello, o una Hacienda Pública-Gran Hermano.
Normalmente eso termina con los ricos emigrando y los pobres haciendo cola para encontrar papel higiénico.
Podemos parte de la idea de que la democracia es un antro de corrupción y despilfarro, como se encargan de machacarnos cada día determinados medios de comunicación, empeñados al parecer en que hacernos creer que España es Nigeria.
La cuestión es que no somos Nigeria ni ningún otro Estado fallido y que hemos avanzado considerablemente en los últimos setenta años desde el Plan de Estabilización, cuando el general Franco tuvo la suficiente lucidez como para dejar de intervenir directamente en la gestión económica del país.
Es cierto que estamos en una grave crisis, que es la misma que afecta a toda Europa, y que esa crisis va machacando la base de la democracia que es la clase media.
Sin clases medias no hay democracia y los excesos del capitalismo globalizador, en sus sucesivas versiones nos están llevando a una situación muy complicada.
Conste que cuando hablo de capitalismo lo hago desde el convencimiento de que no se trata tanto de una ideología cuanto de la expresión de nuestros instintos naturales matizada por sucesivas capas de arreglos más o menos técnicos para hacer que además de riqueza, se produzca la suficiente igualdad como para que la gente no se rebele.
Y ahora se está produciendo una desigualdad muy fea porque mucha gente se queda fuera del sistema y eso produce mucha angustia y miedo lo que a su vez enciende las pasiones y las visiones de supuestas soluciones mágicas.
Podemos es la versión española de esa angustia y la expresión del fracaso de los partidos políticos del sistema por ofrecer alternativas a la población más afectada.
Y hay que reconocer que sus líderes son mucho más atractivos que Rajoy o Sánchez.
Pero eso es lo que me da mas miedo precisamente.
Estamos en un buen lío y no hacemos más que enredarnos en polémicas que alimentan el discurso de la redención.
De verdad que no es necesario que nos flagelemos con una pasada por el populismo.
Exijamos regeneración y mejoras de nuestro sistema, pero no lo derribemos.
El coste puede ser muy alto.
Publicado por Antonio Cordón a las 20:10 0 comentarios
martes, 10 de mayo de 2016
El retorno de los rojos
El pacto Iglesias y el chico este de IU, o sea del PC, Garzón, es una gansada que retrata a los que están en esas lides, unos chicos que más que estar en la política, "juegan a la política" como si fuese un juego de sus consolas.
Es verdad que todos ellos son chicos del PC de toda la vida que cansados de el proceso de muerte lenta del viejo partido de Ibarruri y Carrillo, se habían embarcado en una aventura gramsciana de liderar a una juventud desencantada con los políticos y los partidos.
Yo la verdad es que comprendo perfectamente a los enfadados del sistema y más cuando he aprendido que en la democracia que proponía Rousseau, que al fin y al cabo es el padre de la moderna democracia, el maestro ginebrino proponía que no hubiese partidos y que los asuntos públicos se tratasen en asambleas y pensando siempre en el bien común y no en el provecho de cada cual o de cada partido. Pero bueno, ya se sabe que Rousseau estaba como una cabra.
El caso es que los podemitas llegaron al Parlamento y a los ayuntamientos desplegando una serie de banderas muy roussenianas, de asambleas y desintereses y nos han tenido muy entretenidos con sus melenas, sus camisas, sus tatuajes y sus bebés.
Todo muy en la linea de los descamisados anarcos como Durruti y Ascaso, aunque todo hay que decirlo sin pistolas y sin asaltos a bancos, para mostrar que ellos son lo nuevo, o sea una especie de izquierda 2.0 y ahora se me juntan con el PC para sumar unos cuantos votos y así conseguir unos cuantos escaños más.
Y vuelven a tratar a los del PSOE con una condescendencia que no puede hacer otra cosa que provocarnos una sonrisa por su inocente insolencia que no engaña ni a los niños del parvulario.
Desde luego es una suerte que en España los ciudadanos a los que las crisis de la globalización, la creciente automatización y las desregulaciones van orillando de la ya casi fenecida clase media y precipitando hacia la precariedad y el miedo al porvenir.
Hubiese sido mucho peor que nos hubiese tocado algún energúmeno de la extrema derecha que en lugar de querer beber botellines de cerveza quisiese beberse la sangre de los emigrantes, o de los que no vamos a misa.
Pero la verdad es que estos chicos también dan un poco de miedo porque se ve claramente que todo su saber y su programa llegan hasta el día en que se sienten en el consejo de ministros. Luego ya veremos que pasa porque estos, saber de algo útil no saben de nada.
Los consejos de Gramsci dan para alcanzar el poder pero no dicen nada de como hacer que funcionen los semáforos o se pueda pagar a los funcionarios cuando no hay dinero en la caja.
Así que espero que les quede algo de su formación comunista, para que al menos puedan plantear medidas de colectivización de las granjas o la nacionalización de los bancos.
De esa forma nos tendrán entretenidos mientras nos rescatan las tropas de la OTAN o mucho más cercanos, los de la Guardia Civil.
Sabiendo como somos los españoles y como nos gusta jugar con el fuego y como somos capaces de pegarnos un tiro en el pie si con eso fastidiamos al vecino, mucho me temo que las bases ácratas podemitas seguirán a sus jefes de fila comunistas a la conquista del poder que para ellos es como el viejo Leviatan que todo lo puede.
Pero resulta muy enternecedor ver como el PC de toda la vida vuelve de sus cenizas cual ave fénix para encaramarse sobre las penas y miedos de tanta gente y presentar una batalla inútil pero llena de encanto juvenil, a la dura realidad de la vida en el mundo moderno.
A mi me enternece el nuevo flamear de las banderas rojas y siento nostalgia de manifestaciones al aire de la Internacional.
Lástima que todo eso siempre desemboque en el mismo sitio: el desastre.
¿Comprenderán esto los votantes?
Publicado por Antonio Cordón a las 19:01 1 comentarios
viernes, 6 de mayo de 2016
Asuntos sobre los que debatir...
...y que no se van a debatir en la interminable campaña electoral que padecemos.
El primero es el asunto del Déficit Presupuestario.
Es un tema tabú que solo aparece transmutado en dos falsos debates: el Gobierno central agrede a los pobres gobiernos autonómicos y les obliga a endeudarse para poder prestar los servicios esenciales a los ciudadanos, y por tanto si esos servicios no se prestan es culpa de los malvados de Madrid. Y naturalmente y en segundo lugar, Bruselas y sus taimados funcionarios nos "obligan" a reducir el déficit y por tanto nos recortan nuestros derechos y nuestros bienamados servicios y beneficios sociales tan duramente conseguidos.
Nadie quiere asumir que no podemos gastar mas de lo que ingresamos y que no podemos seguir aumentando la bola de la deuda hasta el infinito.
El segundo debate es el de como conseguir que España tenga un modelo económico capaz de sostener un estado del bienestar. Reformar el sistema universitario para que sea competitivo y capaz de generar ciencia, favorecer la investigación de tecnologías aplicadas y fomentar industrias basadas en ellas.
Nuestro proyecto de Ilustración quedó frustrado en sus pequeñas raíces pero la tarea sigue siendo la misma. Hemos hecho las tareas secundarias, auxiliares, es decir hemos hecho carreteras, ferrocarriles, puertos y ciudades, pero en vez de utilizarlas para la industria las hemos terminando utilizando para que vengan turistas y podamos ganarnos la vida de camareros.
Es mejor que nada pero no es suficiente. Desde luego no es suficiente para mantener un estado del bienestar como el que queremos.
Tantas infraestructuras sin industrias suponen un despilfarro que cualquiera puede comprobar.
El tercer debate es el de la mejora de la calidad de nuestras instituciones. Empezando por la Ley Electoral que tiene que ser cambiada para impedir que sean los políticos con sus cambalaches y no los ciudadanos con sus votos los que elijan al gobierno.
Todo el mundo habla de pactar, o sea cambalachear, y nadie recuerda que es la mayoría quien debe decidir y no la suma de minorías.
Solo un sistema con doble vuelta como el francés garantiza esto, pues son los ciudadanos los que deciden con quien pactar cambiando su voto en la segunda vuelta a uno de los dos partidos que han quedado primeros en la primera vuelta.
Y sin olvidar que todos los votos tienen que valer lo mismo, y no como ahora que un voto de Soria vale tres veces lo que uno de Madrid.
Lo segundo es la vuelta a un sendero de control del gasto a todos los niveles de la Administración para evitar en lo posible la corrupción. Reducirla a cero es imposible pero reconducir el problema si que es posible.
Y eso requiere la reforma de los partidos políticos cuyas estructuras permanentes deben ser reducidas a la mínima expresión para evitar que se conviertan en alternativas laborales para todos los inútiles o cosas peores del país.
Y naturalmente está el tema del modelo territorial que tendría que estudiarse en un ambiente de serenidad que lamentablemente no se da.
España, lo que sea que quede de España, tiene derecho a ser un país con una administración competente y adecuada a nuestro tamaño. La descentralización consagrada para agradar a catalanes y vascos ha fracasado y avanzar por ese camino no nos lleva más que a la disolución como entidad no solo política sino también sentimental.
Me gustaría equivocarme pero no creo que estos temas se debatan.
Al parecer vamos a escuchar temas mas divertidos como que Rivera es un lacayo del PSOE, que Podemos son comunistas, que el PP es la corrupción y que Susana quiere morder a Pedrito.
O sea que en vez de debatir lo que vamos a ver es un gran plató de Sálvame de Luxe.
Publicado por Antonio Cordón a las 11:24 0 comentarios