jueves, 31 de agosto de 2017

Ecos del verano de 2017: el caso Neymar

Este verano casi todo ha pasado en Cataluña. Bueno, el calor post-cambio climático ha sucedido en todas partes, pero de las demás cosas el Principado ha estado en titulares permanentemente.

El primero de los casos prácticamente expedientes-x fue la abdución del futbolista Neymar por parte de los malvados directivos del Paris Saint Germain, o PSG, comandados por un jeque, otro jeque, que pagaron la clausula de rescisión del brasileño, o sea 220 millones de euros, limpiandoles a los del Barsa a su jugador estrella del futuro.

A partir de ahí un  escalofrío ha recorrido los espinazos de los directivos de los grandes clubes de fútbol europeo que ven como pasan a encontrarse en la misma situación en la que ellos habían colocado a los directivos de los clubes latino-americanos, o sea en la indefensión total.

El precio pagado por Neymar no ha debido ser suficiente para el jeque que a continuación ha ido a por Mbapé por 180 millones de euros.

Teniendo en cuenta que este muchacho es apenas un junior, su fichaje es probablemente el mas temerario de la historia del fútbol.

¿Cabría pensar que estos fichajes se justifican por los ingresos de los clubes?

Las negociaciones con los responsables del fútbol en televisión van a tornarse muy complicadas y los responsables de las televisiones y telefónicas europeas van a tener que hacer muchos números.

También tendrán que ser revisados los contratos de docenas de jugadores de élite, cuyas clausulas de rescisión se han quedado desfasados, o cuyos emolumentos ya no son disuasorios.

Eso significa que una de las últimas puertas que separaban el fútbol de los espectáculos de farándula ha caído y por tanto las bases mismas del fútbol como deporte, como fenómeno social asociado a barrios, clases sociales o ciudades se han resquebrajado.

Vamos a modelos americanos y veremos de todo a partir de ahora.

El jeque y sus asesores han elegido muy bien a Neymar, un mercenario sin escrúpulos que tiene una causa abierta en España por estafa a los que fueron sus descubridores y mentores brasileños.

Neymar hijo y Neymar padre son el paradigma de lo que viene: gente que no se identifica con otros colores que no sean los del oro y los billetes de banco.

Se me dirá que eso ya es así, pero ya veréis como vamos a ir tan a peor que lo de ahora nos parecerá un paraíso de valores deportivos.    

miércoles, 30 de agosto de 2017

Ecos del verano de 2017. El independentismo declarativo

Gracias al caso Juana Rivas y a las andanzas criminales del imán de Ripoll, los ciudadanos de este país hemos podido escapar, a veces, del estruendo declarativo de los independentistas catalanes, que llevan una temporada completamente desenfrenados y cada vez más histriónicos.

De todas maneras, no ha habido día sin declaración, amenaza, desprecio o insulto.

Si querían que los aborreciésemos, su estrategia ha sido persistente, insistente y exitosa.

Como el día de la manifestación post-atentado alcanzaron cimas difíciles de igualar en sus insultos a las instituciones españolas, les ha sido complicado recuperar el climax dramático y ahora han sacado a colación el ejército catalán, a lo que seguirá seguramente la guerra santa para recuperar los paisos catalans del yugo español.

En el asunto de insultar, se han distinguido especialmente los representantes de la CUP, que cada día se inventan una nueva campaña. La última la de acusar a España de las guerras saudíes por venderles armas, y acusar al Rey de ser el vendedor mayor de esas armas a sus "amigos" los árabes.

Es adorable que la CUP piense que España es uno de los grandes productores de armas del mundo, o que nuestra influencia geo-política alcance los cuarteles generales saudíes. Pero el furor anti-capitalista de estos gañanes les lleva a utilizar cualquier excusa para manifestar sus odios.

Resulta curioso que en materia de España no solo odien a nuestros plutócratas sino a los españoles en general, tal vez porque confunden nacionalismo y socialismo, algo que ya le sucedió a Adolfo Hitler.

Pero no son solo los mata-curas catalanes los que llevan la antorcha de las declaraciones. No.

El president de la generalitat, señor Puigdemont, no pierde ocasión de soltar lindezas por su boquita, seguido de enardecidos consellers de su gobierno, que le hacen los coros encantados.

Y mientras, los queridos medios de comunicación están esperando cada día la ración de insultos y desprecios, dispuestos a hacérnosla llegar, no sea que nos perdamos algún escupitajo.

Que sería de las audiencias televisivas o radiofónicas, los periódicos ya no los lee casi nadie, si no pudiesen ofrecernos cada día esa ración de odio a la que ya nos estamos acostumbrando como los drogadictos a la heroína.

¿De que hablarían los contertulios?

En todo este follón declarativo, el contrapunto lo pone el gobierno de la Nación (española), que ha decidido como buenos liberales, laisser faire, laisser passer, o sea no hacer nada.

Sus declaraciones son como si estuviesen en latín de misa antigua: nadie las entiende pero suenan solemnes.

Y así mientras los unos hablan como raperos enfurecidos, los otros hablan como un coro benedictino.

Los unos dicen mecagoentuputamadre, y los otros responden dominusvobiscum.

Menos mal que nos acercamos al desenlace de esta película.

No se si nuestro aguante daría para mucho más.

Es como si fuésemos por la temporada nonagésimo cuarta de Juego de Tronos.

Por favor, ¡que lleguen los caminantes blancos de una puta vez!

martes, 29 de agosto de 2017

Ecos del verano de 2017. El Imán de Ripoll

Me gustaría que alguien me dijese si se imagina a un sacerdote católico o a un pastor protestante, aunque fuese de una secta particularmente exaltada, reuniéndose con un grupo de jóvenes piadosos -seguro que los hay en alguna parte, incluso en el mismo Ripoll-, con el objetivo de preparar una matanza de laicos en cualquier lugar del mundo.

¿A que no nos es posible imaginarnos algo así?

Sin embargo, cuando se trata de jóvenes musulmanes y clérigos de esa fe, todo se vuelve plausible.

Naturalmente el propio sentido común nos obliga a no extraer las últimas consecuencias de todo lo anterior: efectivamente no podemos culpabilizar a toda una comunidad religiosa de estos sucesos por más que el patrón se repita una y otra vez.

Pero el hecho de que hoy día sea inconcebible que cristianos, judios, budistas, o sintoistas utilicen su fe con motivos homicidas, y sea perfectamente asumible que los musulmanes si lo hagan debería llevar a la propia comunidad musulmana a una reflexión profunda y sincera sobre que es lo que falla dentro de su seno.

Yo creo que hay tres cosas que deberían servir de motivo para esa reflexión.

La primera está dentro de la doctrina y es la consideración de infieles a todos los que no profesamos el Islam.

Mientras los musulmanes dividan el mundo entre nosotros y todos los demás, y nos consideren a esos todos los demás como seres dañinos y enemigos de la fe no van a poder salir del sistema de pensamiento que potencia los comportamientos agresivos de una minoría.

Porque si los demás somos enemigos dañosos ¿como no van a actuar contra nosotros unos jóvenes imbuidos de una noción de misión divina, la de eliminarnos?

El Islam es muy diverso y tiene muchas tendencias, pero ha resistido con tremenda fiereza cualaquier intento de modernización o secularización y se encuentra anclado en planteamientos espirituales demasiado alejados del espíritu de la vida moderna.

Desde la Ilustración nosotros nos hemos movido en una dirección de progreso y respeto a la individualidad y el saber científico. Hora es que desde dentro del Islam comiencen a encenderse luces.

Pero es algo que deben hacer ellos.

La segunda cuestión para la reflexión está en el modelo de predicación y elección de imanes.

Cualquiera puede ser iman. Predicar en la oración del viernes. Ganarse el respeto como hombre santo.

Aunque hay madrasas para formar imanes, no es necesario pasar por ellas.

Tampoco hay jerarquías como en la Iglesia Católica, ni nadie que marque "la doctrina de la fe". Como en las iglesias protestantes, la palabra, o sea el Coram en su caso, es todo lo que cuenta, bueno el Coram, los hechos y dichos del Profeta y la tradición o sharia.

Y como en el protestantismo, cualquiera puede "interpretar" todo ese caudal.

Así que si tenemos en cuenta lo dicho en el punto anterior, ponerse en una onda rigurosa contra el pecado y los infieles no es nada extraño.

Y una vez asumido el punto de vista riguroso, pasar a los hechos no parece que sea extraordinariamente difícil.

Si el imán es riguroso en materia religiosa en público y luego da el paso siguiente en privado....

Y esto nos lleva al tercer punto.

¿Quien puede detectar la emergencia de estas células agresivas mejor que la propia comunidad en que se crean?

Me llama mucho la atención que preguntados los parientes o allegados de los terroristas, resulte que nadie se había dado cuenta y que todos tenían la mejor opinión sobre ellos.

Lo mismo pasaba en un reportaje que vi este verano antes del atentado en el que un equipo de La Sexta se acercaba a Ceuta para preguntar por los ceutíes voluntarios en la yihad en Irak o Siria.

Silencio, agresividad y nadie sabe nada.

Pero claro que saben. Saben o sospechan.

Lo que ocurre es que estas comunidades están cerradas sobre si mismas y no se sienten integradas en sus entornos físicos o sociales.

Sus lealtades son para ellos solos, no para los "otros". Y eso tiene que cambiar.

Frente a los que consideran que la culpa de esta falta de integración somos las víctimas de los ataques yo creo que no es así.

Pero claro, si las mujeres musulmanas tienen prohibido casarse con infieles, y las cristianas que se casan con musulmanes son abducidas al Islam, parece difícil que se produzca una integración natural, como la que vivieron los emigrantes españoles en Alemania o Francia, y cuyos hijos o nietos defienden hoy las camisetas de las selecciones nacionales de fútbol respectivas, sintiéndose franceses o alemanes con naturalidad.

La integración material de los chicos de Ripoll ha servido de poco.

De nada ha servido que estuviesen escolarizados o que tuviesen trabajos bien remunerados.

Si alguien se siente extranjero de espíritu ya le puedes dar el DNI. No hay nada que hacer.

Así que mientras no se produzca un proceso de cambio en el Islam que abandone los postulados de la eliminación de los infieles, mientras no se controle el discurso de los imanes y su pasado, y mientras los musulmanes se sientan extranjeros en sus países de acogida y residencia....no hay nada que hacer.

Y frente a los buenistas que piensan que tenemos que ser más cariñosos con ellos yo creo que tenemos que empezar a ponerles mala cara si no hacen los deberes.

Y tienen muchos deberes que hacer.        

    

lunes, 28 de agosto de 2017

Ecos del verano de 2017. El caso Juana Rivas

Termina el verano, que como es ya la costumbre, ha sido el más caluroso desde no se sabe cuando. Ahora mismo nos visitan tormentas estrepitosas y casi tropicales y menos mal porque los embalses se están quedando vacios. La uva se recoge en Agosto cambiando tradiciones seculares y nos vamos acostumbrando a que el termómetro marque cuarenta grados o más.

Ha sido un verano muy catalán, primero por lo que ya sabíamos de la efervescencia independentista y luego gracias a un grupo de muyaidines de Ripoll que han estado a punto de armarla gordísima y se han tenido que conformar con atropellar a un puñado de infieles que paseaban por las Ramblas de Barcelona ajenos al drama del pueblo palestino, sirio, etc.

Pero a mi lo que más me ha llamado la atención este verano ha sido el caso de Juana Rivas.

No por las vicisitudes de esta mujer ni por las desgraciadas circunstancias de su matrimonio, tan corrientes en un mundo en el que mas de la mitad de los matrimonios terminan en divorcio, sino por como ha sido tratado por los medios de comunicación, y también, por una parte no pequeña de la clase política.

Veo a Juana Rivas en la foto de portada de El País, exhibiendo en su mano la notificación del juez que la deja en libertad, y saludando al público y a los medios como si fuese una artista saludando después de su actuación, y me pregunto, ¿pero es que no hay nadie cercano a esta muchacha que la preste consejo?

Vuelve estos días de Estados Unidos otra señora que por hacer lo mismo que Juana ha estado un buen puñado de años en prisión en aquel país, pero parece que eso no impresiona a nadie en un país en el que el sentimentalismo ha sustituido hace mucho al sentido común, y en el que el populismo más descarnado ejerce el poder mediático achantando a jueces, gobernantes y a cualquiera que se atreva a ir contra la corriente.

Para la mayoría de los medios, la inmensa mayoría, las razones del padre no han existido. Ni siquiera se le ha tenido en consideración, siendo silenciado en base a su condición de "maltratador", a pesar que la propia Juana olvidase en su día esa circunstancia, retornando a su compañía y concibiendo un segundo hijo.

No voy a defender a este señor del que yo tampoco se nada, pero me parece tremendamente sospechoso e injusto que no se le conceda ni tan siquiera una oportunidad de explicarse.

Antes, los medios de comunicación se preciaban de contrastar sus informaciones y ofrecer las diferentes versiones. A eso se llamaba periodismo. Ahora solo se da una versión y sin matices. Solo se da la palabra a una parte y sin crítica. Y a eso no se le llama periodismo. Eso es propaganda.

¿Propaganda de quien?

¿Quien gana con esta huida insensata de Juana Rivas?

Acabamos de firmar en España un "pacto de Estado" contra la violencia de género. Las leyes ya son muy severas con los maltratadores y la sociedad está muy pendiente de estos temas, pero parece que nunca es suficiente.

Efectivamente resulta repugnante que se produzcan tantos casos de violencia en la pareja y todo lo que se haga para proteger a las mujeres amenazadas será siempre insuficiente, pero al socaire de estos acontecimientos se está socavando también de forma consciente me temo, otros aspectos de las relaciones de pareja.

Me refiero a los derechos de los padres. De los padres y de los abuelos paternos.

Se están sentando las bases ideológicas para dejar sentado como principio universal que los hijos son de las madres y solo de las madres, y eso, por mucho que responda a realidades psicológicas, sociológicas o fisiológicas, no puede aceptarse sin más.

Los papás también tienen derecho a sus hijos por muy difíciles que sean las condiciones de los divorcios. Y lo mismo los abuelos paternos.

Pero a pesar de que las leyes recogen estos derechos, hay muchos grupos de presión que están haciendo todo lo posible para que los tribunales de Justicia pasen por encima y se ajusten a una interpretación maximalista-feminista de estos casos, y eso es precisamente lo que estamos viendo en el caso de Juana Rivas.

Y como será esa presión que los jueces a los que llega el caso se lo quitan de encima como pueden para no colgar con el sanbenito de haber dado la razón a un padre maltratador frente a una madre sufridora y víctima.

De hecho los medios de comunicación y muchos representantes públicos han apoyado con tanta fruición esta caracterización de padre agresor y madre víctima, que vamos a ver como salimos ahora de este enredo.

La responsabilidad de los medios es muy grande en este caso por haber creado el circo de una versión única sin matices.

Estoy seguro que este caso, como otros miles semejantes, tiene muchas más vueltas que las que ha pregonado la "prensa libre", circunstancias que el juez o jueza tiene la oportunidad de valorar antes de tomar su decisión de acuerdo a las leyes vigentes. Seguro que los jueces podrían haber basado su decisión en esas complejidades. Y aunque hubiese sido una decisión compleja como suele pasar, hubiese sido mucho más aceptable para todos.

El problema es que ahora ya no se puede hacer así.

Los asesores de Juana, los medios de comunicación y determinados políticos han enfangado las aguas de tal manera que cualquier solución legal va a parecer un crimen si no da la razón completamente a Juana Rivas.

Dado que la Justicia Italiana ya se ha pronunciado difícilmente la española podría oponerse. Italia no es una dictadura tercermundista, pero ahora también allí todo será mucho más complicado y todos lo pagarán. Me refiero a esa familia y a sus allegados.

Incluso aunque Juana Rivas tenga razón, que puede ser.

La cuestión es que más allá de quien tenga razón, que yo no lo se, y nadie excepto los jueces tiene idea, este caso ha sido utilizado por grupos muy agresivos con la colaboración entusiasta de los medios de comunicación.

No hablo de los políticos que me parecen un ejército de timadores de feria. Ellos está para arrimarse a los soles que más calientan en cada ocasión y no pueden ser tomados en serio.

Pero, ¿los medios?

Lo que más pena me da es el vergonzoso papel de los medios.

¡Y a eso se llama prensa libre!