sábado, 29 de abril de 2017

Retrotopías y futuros inquietantes

Como algunos sabréis a estas alturas, hace unas semanas nos dejó Zygmunt Bauman uno de los últimos filósofos que han dejado huella en nuestro vocabulario.

En su caso, don Sigmundo nos dejó el concepto de la "modernidad líquida" que se refiere a nuestra época de escasos valores y menores convicciones.

Su último libro, ya póstumo, se titula "Retrotopía" y es una reflexión sobre la paradoja de nuestro tiempo que no es otra que la pérdida del futuro como lugar al que nos dirigimos felices ya que significa mejora.

Ya casi nadie cree que vayamos a mejorar en el futuro. Ni siquiera se lo creen en los países más felices antaño. Todos hemos empezado a desarrollar no ya miedo al futuro sino francamente pánico.

Y lo que es peor, no solo estamos convencidos de que nuestros hijos vivirán peor que nosotros, sino que empezamos a creer que nosotros también vamos a perder en nuestro periplo vital una gran parte de las comodidades de que disfrutamos hoy.

Hago un paréntesis para aclarar que estoy hablando de occidente, que es nuestro mundo, y no de los otros mundos.

En occidente estamos muy asustados.

Por eso, dice Bauman, estamos comenzando a buscar nuestras referencias utópicas no en lo por suceder, sino en un pasado mitificado o retro-utopizado.

Cualquier pasado fue mejor, o en el pasado tuvimos tiempos mejores así que vamos a volver a ese pasado.

Nacionalismos, populismos, regionalismos, aislacionismos, anti-ilustracionismos,...

La solución a nuestra angustia existencial es volver hacia atrás.

Este es un buen tiempo para los filósofos y para los polemistas.

Lo que ocurre es que la defensa de las posiciones ilustradas, globalizadoras y cosmopolitas la están haciendo unas personas que claramente son los beneficiarios del sistema.

Es decir son las élites que gobiernan el sistema: banqueros, ejecutivos, políticos de centro, y otros personajes demasiado bien vestidos, demasiado bien viajados, demasiado ricos en suma, y eso resulta muy sospechosos a los millones de perjudicados por la situación.

Para un político populista, para un intelectual promedio, o para una familia preocupada por el futuro de sus hijos, el que estos personajes de la jet-set hablen a favor de un mundo interconectado y una economía global, no solo les suena a falsedad sino que les conduce a escuchar con más atención a los Iglesias o Le Pen.

Va siendo necesario que seamos capaces de generar una narrativa de la globalidad desde portavoces creibles.

Gentes normales que creen que el mundo no puede ir hacia atrás, y que lo que hay que hacer es ponernos las pilas para ir con la corriente y no contra la corriente.

Es un mundo muy peligroso este que estamos viviendo.

El futuro no puede ser defendido exclusivamente por tecnócratas y financieros.

Tienen que levantarse voces con prestigio moral que tranquilicen a las masas, no solo suministrarles a diario dosis crecientes de adormidera televisiva.

Lo malo es ¿donde están esas voces?

      

viernes, 28 de abril de 2017

Muy lejos del mundanal ruido

En el estupendo programa de entrevistas "Cuando yo no esté", Iñaki Gabilondo habla con gentes distinguidas del mundo de la ciencia y la tecnología de todo el mundo, proponiendo como tema, ¿como será el mundo dentro de veinte años?

Ayer, estuve viendo una de esas entrevistas aunque como la pillé tarde me perdí el nombre del protagonista, aunque era español, experto en la creación de start-ups, y residente en ese momento en Hong-Kong, ciudad que se divisaba desde la ventana de la habitación donde conversaban.

Como se trataba de un español, Iñaki le tuvo que hacer al final la pregunta, ¿y como ve vd. a España en este nuevo mundo?

La respuesta me golpeó, no por desconocida, sino precisamente por lo contrario: "A España la veo completamente desconectada de todo esto."

Efectivamente España no tiene una agenda de innovación, ni propia ni prestada, que podía ser como parte de una agenda europea, pero ni eso. España es como si estuviese en otro planeta.

La siguiente pregunta también era pertinente: ¿Y por qué en España los políticos jamás hablan de estas cosas? Respuesta: "porque es un tema que no interesa a la gente".

Y así es.

Nuestro futuro no nos interesa. Nos hemos acostumbrado de tal manera a ignorar las cosas del mundo que, excepto una minoría que comprende que el futuro se está configurando ahora mismo en torno a las nuevas tecnologías; bio-tecnología, inteligencia artificial, robótica, etc , el resto de nuestros conciudadanos solo ve el mundo a través de unas gafas de ver de cerca, y eso sin mucho detalle.

Llevamos semanas enteras, tal vez ya meses, que los medios de comunicación no hacen otra cosa que darnos la paliza con la cantinela de la corrupción.

Cada día me pregunto, ¿habrá pasado algo en España que no sea otro caso de corrupción?

La respuesta es negativa.

Corrupción Cataluña, corrupción Madrid, corrupción Murcia.....

Mientras el mundo avanza implacable hacia una nueva era, aquí estamos todos como en una plaza de toros, sentados en el tendido, y pidiendo las orejas según sea la faena de nuestro color o del color del de enfrente.

Ahora, los podemitas nos van a meter en una moción de censura.

Para nada. Es decir para dedicar varios días más a predicar sus fantasías.

No es que los otros tengan nada que decir, pero perder el tiempo de esta manera...

¿No sería conveniente dedicar un día a la semana a hablar del futuro de nuestro país?

El resto lo podrían dedicar a lo de ahora, es decir a lo de quítate tu para ponerme yo, que es el juego favorito, pero ¡un día a la semana!

Que menos que un día a la semana para dedicarlo a solucionar lo problemas de los ciudadanos, y a prepararlos para los encontronazos con el mundo que viene.

Cierto que a lo mejor no hay ni uno en toda la Cámara que sepa nada del asunto, pero podrían verse el programa de Gabilondo y comentarlo, hacer un pleno sobre si deberíamos abrir una universidad de verdad en algún sitio lejano, como Soria o Teruel, para que allí los más listos del país, que los hay como en todas partes, pudiesen aprender lo que se necesita en el mundo de hoy y ponerlo en marcha en forma de nuevas compañías.

Ya se que en España no habría profesores, pero se podrían conectar con el MIT via internet.

Otra cosa que propongo es un día a la semana de silencio político. Un día sin información de los políticos en los medios de comunicación. Un día para meditar a ver si se nos ocurre algo.

Y finalmente para rematar, propongo que un día al mes hagamos un apagón televisivo a ver que pasa.

Lo mismo las masas, choqueadas por la amarga experiencia de no tener nada delante de los ojos, re- iniciarán sus cerebros como hacemos con los ordenadores cuando se ponen cabezones, y tal vez salga de ellos alguna idea, que no sea la de robar o la de quemar en la hoguera a los ladrones una vez descubiertos por sus compinches.

En fin que os recomiendo el programa de Gabilondo.

Lo emiten en un canal de pago llamado Cero.

De nada.  

martes, 25 de abril de 2017

Esperanza en la era de los prodigios

Se va Esperanza Aguirre de la política, ¿se va de verdad?, y eso nos da pie para recordar que es lo que ha pasado en estos años en Madrid, la auténtica ciudad de los prodigios, donde se han multiplicado las viviendas de lujo, los restaurantes cinco estrellas, los Porsche Cayenne, las invitaciones a monterías, los campos de golf, las millas de oro, las corbatas Hermés, y tantas otras cosas que nos han llenado de asombro, como si los milagros fuesen posibles.

Y en esa ciudad de los prodigios, antaño poblachón manchego, lugar donde se encontraban una aristocracia ociosa y unas masas empobrecidas, donde los personajes barojianos se buscaban la vida por los desmontes de Rios Rosas o Moratalaz, y donde los cesantes se mataban de hambre comiendo gallinejas, en esa ciudad digo, reinaba Esperanza Aguirre.

Llegó al poder tras comprar a dos diputados elegidos por el PSOE, en una operación que se volvió precisamente contra este partido en lugar de hacerlo contra los perpretadores de la acción.

Y reinó con poder absoluto.

La oposición socialista nunca existió, y la mayoría mediática se rindió a sus pies y a sus mandatos.

Tuvo una corte de directores de periódico, de empresarios del ladrillo y las obras públicas, de directivos de empresas públicas, de directivos del IBEX, de la Iglesia Católica, y demás fuerzas vivas.

Repartía frecuencias radioeléctricas, licencias televisivas, concesiones para prestar servicios públicos, contratos de obras a porrillo: hospitales, tramos de metro, colegios, guarderías, conducciones de aguas....

Era la magia de la liberalización. Lo público se hacía privado y lo privado pasaba por la caja de lo público.

El círculo era cuadrado. El ciclo de crecimiento perpetuo. Todo el mundo era un millonario en ciernes.

Corría la pasta por las tiendas de Serrano, los soumelliers no daban abasto para traer los mejores caldos a las mesas en las que se celebraban contratos. El solomillo y la cigala reinaban.

Madrid era el asombro del mundo. La comunidad española que más crecía, la que acaparaba las inversiones extranjeras, una megalópolis de siete millones de habitantes que prácticamente había absorbido Guadalajara, Toledo y Segovia.

Esperanza Aguirre daba lecciones de economía, de buen gobierno, de populismo, de liberalismo, de conservadurismo, y de lo que se pusiese por delante.

Lo mismo inauguraba un hospital en Móstoles que presidía una manifestación a favor de la familia en la plaza de Colón.

Lo mismo bailaba un chotis que impartía una clase magistral.

Estaba en todas partes y se hizo muy popular en base a un instinto político que innegablemente poseía y posee.

Sabía que los votos de la Comunidad de Madrid están en el Sur y allí se plantó con el casco de obra para dotar a los pueblos de esa zona de servicios que siempre se habían reclamado.

Pero no descuidaba a sus fieles de barrio de Salamanca.

Ha podido ser una de las mejores políticas de esta etapa de la vida española, excepto que el poder se le subió a la cabeza y comenzó a actuar como una autócrata rodeada siempre de una corte de pelotas y babosos.

Y una serie de listos comprendieron que la vanidad de la lideresa era su talón de Aquiles.

Le dieron pleitesía a montones a la vez que acometían sus propias aventuras "empresariales" y ella subida en el olimpo de su poder se negó a atender los muy numerosos indicios de que todo el edificio del poder pepero en Madrid estaba socavado por numerosos topos que se lo estaban llevando crudo.

Cualquier denuncia en este sentido la rechazaba convencida de que se trataba de una conspiración para acabar con ella y su maravilloso proyecto que un día la llevaría a saltar desde la Puerta del Sol hasta la Moncloa.

Cualquier duda al respecto, sus periodistas y palaciegos se la disipaban con sus contra-ataques a la corrupción socialista.

Solo cuando desde su propio partido han ido a por ella los jueces han comenzado a recibir "datos" que señalaban a las gentes de su entorno.

Y una vez que se ha comenzado a tirar del hilito van saliendo las cerezas del cesto en una procesión de tal calibre que ya no ha podido aguantar más.

Pero la culpa de lo sucedido no la tiene solo Esperanza Aguirre.

La conspiración de silencio que cubre la corrupción política en España está muy bien representada en la clase dirigente española.

Todo el mundo sabe y todo el mundo calla.

Ahora toca hacerse de nuevas o hacer como que no pasa nada, pero estoy seguro que después de unos meses de control, la maquinaria de hacer dinero a costa de lo público volverá a ponerse en marcha.

Y mientras los políticos no resuelvan la cuestión de la financiación de los partidos y de su propia endogamia tribalista, las mafias volverán a reconstituirse y la pasta volverá a fuir a los bolsillos adecuados.

Unos cuantos piernas como González irán a la cárcel y los ricos de toda la vida se fumarán un puro.

      

domingo, 23 de abril de 2017

Populismo en la cuna de la razón

¿Habrá algo más contrario al espíritu de la Ilustración que el nacionalismo?

¿En que fuentes beben los populistas de hoy?

Desde luego no en las fuentes racionales de Descartes o Kant.

En realidad no debería extrañarnos porque es sabido que la democracia es un sistema de contar votos y para eso igual vale el voto de Voltaire como el de un descerebrado con la mente llena de musica bakalao, pero lo grave es que los populismos se dirigen precisamente a aquello que hace que una democracia no sea solamente la suma matemática de los votos.

Me refiero a las instituciones y a lo que Montesquieu denominó los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

Un deseo unánime de los populismos es dinamitar ese sistema que consideran una trama que ahoga las legítimas aspiraciones de pueblo.

El pueblo y su santa voluntad es la clave del arco que va desde Donald Trump hasta Pablo Iglesias.

El pueblo español, el francés, el británico, el norteamericano tienen la palabra. Y tienen la razón puesto que son muchos.

America first. La France premier. Deustchland über alles.

Los malos son las élites, los extranjeros, la globalización. Nosotros solos podremos resolver todos los problemas que nos aquejan.

Las instituciones y los pactos y alianzas son el enemigo a batir. Que no haya ningún obstáculo a la voluntad del pueblo.

Resulta muy alarmante este resurgir del irracionalismo en todo occcidente.

Resulta muy cansino tener que recordar que las instituciones se crearon precisamente para evitar los desmanes y desafueros de los gobernantes, y que las alianzas se crearon para tratar de evitar guerras.

Que la democracia representativa se creó para que unos pocos pudiesen dedicarse en cuerpo y alma a la consecución del bien común, y que esos pocos debían ser sustituidos tras un periodo concertado por otros pocos, y que en cada caso esos gobernantes tenían que rendir cuentas a sus representados.

Y que en todo momento los jueces y la policía tenían que poder corregir las eventuales conductas descarriadas.

Si, solo es un sistema pero ha sido lo mejor que hemos producido desde que la Constitución americana primero, la francesa después y la española de 1812 a continuación, establecieron un modo de ejercer el poder alejado de la tiranía y la voluntad del soberano de turno.

¡Que lejos parece todo esto en esta mañana de domingo en la que los franceses van a las urnas para elegir presidente, entre los miedos a un sistema económico que ya no garantiza la mejora permanente, las amenazas del terrorismo religioso, y las llamadas al aislacionismo!

Aunque podamos pensar que lo peor no puede llegar a suceder, la verdad es que desde hace unos meses la cosa no ha hecho sino empeorar.

Uno se pregunta como es posible que haya tanta gente a la que se pueda engañar con el cuento de que un personaje grotesco va a poder solucionar los problemas un país con solo llegar, poner muros y salirse de las instituciones.

¿Donde estará el espíritu racional de Descartes?

Yo, para que conste "voto" por Emmanuel Macron.        

lunes, 17 de abril de 2017

La semana santa

Desde que tengo uso de razón, o sea, desde que tengo memoria, la semana santa ha sido para mi un misterio.

Años me ha costado saber que la fiesta que llamamos "pascua" en inglés se llama "passover" y es la fiesta con que los judíos celebran el paso del Mar Rojo en su camino a la "tierra prometida" perseguidos por el ejército egipcio.

¿Por qué llamamos pascua a lo que claramente quiere decir cruce?

El caso es que Jesús o Joshua se acercó a Jerusalém para celebrar la fiesta de marras y no se le ocurrió otra cosa que hacerlo a lomos de un asno blanco y por determinada puerta que casualmente había sido profetizada como la forma en que el Mesías entraría en Jerusalém para liberar a su pueblo.

Lo que siguió ya lo sabemos casi minuto a minuto.

Los que salieron a recibir al mesías no fueron suficientes para alertar a los romanos pero si a los gobernantes colaboracionistas judíos que acudieron prestos a denunciar el hecho a las autoridades romanas. El miedo a que se produjese otro levantamiento era demasiado.

Los romanos sin despeinarse ordenaron la ejecución y la llevaron a cabo con la sangrienta parafernalia habitual.

Tres días después el cuerpo del ejecutado desapareció.

Comenzó a correrse el rumor de que había resucitado.

Los seguidores del maestro siguieron reuniéndose para esperar el "regreso" del mesias.

Años más tarde apareció por Jerusalém un judio romanizado llamado Saulo cuya misión era perseguir a esos simpatizantes que seguían esperando, unos en Jerusalem y otros más cautos en Damasco.

Saulo tenía que perseguir a los de Damasco que se conoce que eran los peligrosos. (Los de Jerusalem o sea lo apóstoles) no parecían suficientemente dañinos a las autoridades y muchos allí siguieron cuando Saulo, ahora llamado Pablo, volvió y les explicó que el mesías le había hablado y que ahora se iba a encargar él de todo.

Al principio no se fiaron mucho del tal Pablo, pero luego logró convencer a Pedro y algunos más y se marcharon a la zona griega de Turquía y Macedonia a contar su historia.

Los demás se quedaron en Jerusalem bajo el liderazgo de Santiago, el hermano de Jesús, y siguieron siendo judíos.
El caso es que Páblo era un escritor prolífico de cartas que entonces se llamaban epístolas y armó una red de corresponsales que comenzó a crecer entre las comunidades judías de Efeso, Corinto y otras ciudades.

Con la cosa de la resurrección, Páblo armó una historia que dos mil años después es la religión con más seguidores del mundo.

Y así cada año, cuando llega la luna llena que sigue a no se qué, y mientras los judíos siguen celebrando el paso del mar Rojo, nuestras ciudades españolas se llenan de señores y señoras que siguen apesadumbrados a unas figuras que representan los acontecimientos de aquella semana de pascua en Jerusalém.

Mientras unos siguen los "pasos" de cristos y vírgenes, los otros se van a las playas siguiendo igualmente unos cortejos interminables de coches que producen los atascos mas memorables del año.

A veces la procesión llega a la misma playa y allí se juntan los unos y los otros. Esto produce simpáticas imágenes que salen en el telediario.

En Sevilla, donde la agenda de festejos es tan apretada que cuesta trabajo imaginar cuando trabaja esta gente, excepto los sastres que en esa ciudad deben estar ocupadísimos con tanto traje y tanto disfraz, las procesiones duran la noche entera y solo "entran" cuando ya no pueden más y tienen que irse a comer al día siguiente.

En Valladolid y Zamora todo es muy triste y solemne y aquello da un miedo tremendo con tanto silencio y tanta oscuridad.

En Cuenca tocan carracas y en Zaragoza tambores.

El caso es que toda la vida del país se ve afectada por unos acontecimientos que tuvieron lugar hace dos mil años y que han sido tergiversados hasta la saciedad para sacarlos de su entorno judio y llevarlos a los campos elíseos de la metafísica.

Nadie entiende nada y los corresponsales extranjeros se ponen las botas a sacar capiruchetes y velones, señoras llorando a lágrima viva y a Antonio Banderas de cofrade.

Todos comemos torrijas, aunque seamos alérgicos a la lactosa, y si nos ponen potaje decimos que está muy bueno aunque lo odiemos desde niños.

Ya hasta le hemos cogido el gusto a ver Rey de Reyes y Barrabas y hasta zapeamos a ver si pillamos Ben-Hur o Los Diez Mandamientos.

La única disonante la veo en el canal National Geographic, donde un historiador británico, (vaya por dios), nos desvela que los romanos hicieron todo lo que estuvo en su mano para que no hubiese mártires, y que eran los cristianos los que se empeñaban, (como ahora hacen los islamistas), y que hasta Diocleciano no hubo en realidad ninguna persecución.

El caso es que toda esta historia se resume en una película de Mel Gibson sobre los procedimientos penales romanos, que es tan desagradable que todo el mundo huye despavorido cuando la intentan proyectar.

Pero cada año se repite y cada vez veo a más gente siguiendo los "pasos", incluidos los que supongo jamás van a misa ni hubiesen seguido al maestro ni a la vuelta de la esquina.

En esta historia el más listo fue Constantino que se dio cuenta que lo que contaba eran los festejos y que las doctrinas cuanto más simples mejor.

Si a Artemisa o Isis las pones una corona la gente no se va a poner a averiguar donde empezó la cosa.

Y así seguimos.    

 

domingo, 9 de abril de 2017

Y ahora el Valle...

Como las estupideces suelen llegar en racimos, a la "persecución" a Cassandra, (si, es con dos eses lo admito), le sucede la "persecución al Gran Wyoming y uno de sus muchachos, Dani Mateo, por decir que la cruz que corona la particular pirámide que se mandó construir el general Franco, utilizando para ello mano de obra esclava, es una "mierda".

Al parecer, el juez estima que dicho comentario puede incitar al odio y es una manifestación de desprecio a las creencias religiosas.

¡Vaya!

Yo hubiese creído que lo que resulta una incitación constante al odio y un manifiesto desprecio a la doctrina de Jesús el nazareno, es precisamente la existencia de dicho mausoleo.

No solamente se enterró allí a miles de combatientes republicanos sin el preceptivo permiso de sus familiares, y contrariando seguramente el que hubiese sido su deseo supuesto que hubiesen tenido tiempo de expresarlo, sino que esa construcción se llevó a cabo utilizando como mano de obra a prisioneros políticos, siguiendo el ejemplo de los campos de exterminio nazis o los campos de prisioneros japoneses en Indochina.

El Valle de los Caídos es una vergonzosa muestra de la capacidad de odio de los unos contra los otros que ha caracterizado la vida pública española  desde el estallido de la Revolución Francesa, acontecimiento que dividió la sociedad española de tal forma  que ha sido imposible hasta ahora recuperar un mínimo consenso nacional sobre nuestra patria y sus horizontes.

Construido para constituir una muestra del poder de los vencedores en la contienda civil, la cruz no es un símbolo de paz sino un trágala para todos los que no estuvieran o estén hoy de acuerdo con los puntos de vista de la alianza entre la burguesía reaccionaria y el clero que ganó la guerra y lanzó una campaña de venganza que llevó al asesinato de miles de personas y el encarcelamiento de muchos otros miles.

Cierto que en el bando republicano se cometieron no pocos asesinatos entre clérigos, monjes, monjas o simplemente notorios católicos, pero no me parece a mi que la venganza sea una virtud teologal o esté entre las enseñanzas del Cristo.

De todos los símbolos del periodo franquista en su peor versión, el Valle de los Caídos es sin duda el más infame.

Seguramente es complicado derribarlo y desde luego cada vez que se le intenta buscar alguna utilidad fuera de la suya propia y vergonzosa de servir de recordatorio de una venganza atroz, la cosa se queda en nada.

Debería ser la propia Iglesia la que demandase la retirada de todo culto oficial en esas tétricas instalaciones y el fin de la supuesta comunidad de monjes que allí habita.

Dejar que sea el tiempo y el abandono los que pongan el lugar en su sitio que es el olvido.



  

martes, 4 de abril de 2017

Que se vayan los gordos

El ya ex-Presidente de la región de Murcia, Don Pedro Antonio Sánchez tal vez sea una bellísima persona, pero lo cierto es que tiene pinta de corrupto.

Esa gordura acalorada y esa sonrisa de plexiglas no le aúpan precisamente al Olimpo de la "honradez mediática".

Tiene la gordura enrojecida, un aire de ansias mal reprimidas y de consumos ajetreados que casa mal con la práctica de la moderación y mucho con almuerzos de chuletón y gambas de Huelva.

O sea que Sánchez de Murcia casa mal con los aires de decencia que son los que triunfan en esta sesión de la moda política. Se lleva la delgadez. No hay más que mirar los portavoces del PP. Todos son delgados.

Los gordos tienen mala relación con la austeridad y la moralidad pública, y cada vez hay menos gordos en la política. Susana Díaz es una excepción y eso que debe hacer grandes sacrificios al respecto porque se la ve de buen comer.

En otros tiempos los políticos eran todos gordos. Ser delgado era cosa de pobres que no tenían donde caerse muertos, pero la era de la corrupción en nuestro país, asociada como está a las grandes comilonas a cuenta del erario o del bolsillo de los empresarios, ha dejado al político ante la necesidad perentoria de ser delgado.

El nuevo director de Tráfico también tiene un aire de sobrepeso que le traiciona.

Esas chaquetas apretadas y esa corbata floja ya le ponen en situación de que no nos creamos sus explicaciones sobre su piso a costa de la Guardia Civil.

El hombre hace lo posible por explicarse, pero esa papada grasienta le traiciona y no nos lo creemos.

A este paso todos tendremos que ponernos a régimen porque con la ciudadanía en pie de guerra contra la corrupción no hay más remedio que proyectar una vida de contención y disciplina.

Hará bien Doña Susana en abandonar cualquier costumbre dionisiaca, ya que se enfrenta a un apolineo Sánchez y a un mendicante López, mucho más en consonancia con el espíritu del tiempo.

En cuanto a Sánchez el murciano, yo le recomendaría que en esta etapa de reflexión previa a enfrentarse a la Justicia se ponga a severo régimen, ya que si se presenta así como está ante los jueces le puede caer la perpétua.

En cuanto al director de Tráfico yo le recomendaría un prudente silencio para no meter más la pata y poner al ministro del Interior, otro gordo aunque de menor lustre, en serios aprietos que le obliguen a dejarse de transparencia y a meterse en su despacho a meditar lo que podría acarrearle fatales consecuencias.

Finalmente un pensamiento piadoso para el ministro de Asuntos Exteriores, que este no se si es gordo o es que se compra los trajes de una talla equivocada, para que también evite contacto con los medios de comunicación al menos hasta que sepa lo que tiene que decir ya que decir ummmm y ammmm, no es propio de un políglota como se le supone.

En fin, que este no es país para gordos, al menos en este momento.

 

sábado, 1 de abril de 2017

Casandra y el almirante

¿Que necesidad teníamos los ciudadanos de este atribulado país de conocer a la tuitera Casandra?

¿A que autoridad de nuestro Estado se le ha ocurrido la feliz idea de convertir a una persona absolutamente irrelevante en un mártir de la libertad de expresión?

¿A que viene ahora asimilar el magnicidio del Almirante Carrero con el terrorismo sufrido por este país y sus ciudadanos a lo lardo del periodo democrático?

¿Deberíamos tener cuidado si hacemos comentarios jocosos sobre los asesinatos de otros ilustres españoles, como aquello que se decía de "a mi Prim"?

¿Deberíamos aprovechar esta ocasión para tratar de dilucidar que está amparado por la libertad de expresión, que es consustancial a la democracia, y qué no lo está?

¿Por qué es tan difícil en España estar de acuerdo en algo así?

¿Quien está haciendo todo lo posible por favorecer a Podemos en los círculos del poder?

¿Será verdad lo que dice Federico Jiménez Losantos de que Podemos es la marca blanca del PP?

La tuitera Casandra es un personaje de la marginalidad de los que siempre ha habido en España y que oscilan entre el desgarro visceral y el sentimentalismo de mesa camilla. No creo que tenga ninguna trascendencia ni capacidad para resultar una amenaza para la democracia. Sencillamente es más un personaje de comic que otra cosa, y no hubiese salido de círculos de amiguetes de no ser por una denuncia absurda y una condena todavía más absurda.

La libertad de expresión es un artefacto que solo puede regularse mediante el sentido común.

Nadie puede especificar todas y cada una de las lineas rojas que no se deben cruzar y por ello, o existe un consenso social claro sobre lo que rebasa esos límites o se permite cualquier transgresión puramente verbal.

En España no existe ese consenso, como existe en Alemania en torno al holocausto, por ejemplo.

Allí se puede regular cualquier transgresión de esa linea roja en particular, pero aquí se ha pretendido marcar los límites en torno a la cuestión del terrorismo, porque parecía que había consenso social suficiente, sin marcar a su vez los límites de esa actividad terrorista.

¿En que punto la historia deja de ser presente para convertirse en Historia?

¿Era Viriato un terrorista?

¿Y Juan Martín el Empecinado?

¿Y los maquis antifranquistas?

El delito de enaltecimiento de la actividad terrorista y de desprecio a las víctimas debería estar para lo que está, es decir para impedir que los independentistas violentos campen por sus respetos,...ahora.

El almirante Carrero es un personaje de nuestra Historia que todavía no ha sido convenientemente estudiado. Es más, ha sido condenado al olvido, por los unos y los otros, cuando jugó un papel bastante importante en la España del desarrollo.

Su asesinato fue un magnicidio. Tal vez incluso podríamos decir que fue un tiranicidio.

Pero eso no lo podemos dejar en manos de Casandra y los payasos de Podemos.

Es materia para los historiadores.

 
  


Vino y Mujeres

La salida de tono del Presidente del Eurogrupo, el holandés socialdemócrata, Jeroen Dijsselbloem, sobre lo que han hecho supuestamente los países mediterráneos con los dineros que amablemente nos han transferido los países nórdicos y centroeuropeos ha producido unas reacciones un tanto exageradas en los países mencionados que se han apresurado a pedir la retractación pública de Dijsselbloem o en todo caso su dimisión.

No es para tanto.

De sobra sabemos los mediterráneos lo que piensan de nosotros los arios centroeuropeos, como también sabemos que en el fondo esas críticas esconden unos deseos freudianos de tener esa vida que aparentemente critican.

Pero una cosa es pensarlo y otra decirlo públicamente cuando se tiene un cargo que representa no solo a los norteños sino también a los sureños.

Una respuesta inteligente a este comentario hubiese sido recordar al señor Dijsselbloem que en España o Italia se ve, efectivamente, a mucha gente ociosa y alegre mas allá de lo natural, pero que esa gente son normalmente holandeses, alemanes y otros turistas, ya que españoles e italianos son los camareros, taxistas, cocineros, recepcionistas, etc. que les atienden en sus vacaciones. No hay que confundir.

A lo mejor cuando el señor Dijsselbloem se formó esa opinión, también él estaba un poco alegre.