domingo, 9 de abril de 2017

Y ahora el Valle...

Como las estupideces suelen llegar en racimos, a la "persecución" a Cassandra, (si, es con dos eses lo admito), le sucede la "persecución al Gran Wyoming y uno de sus muchachos, Dani Mateo, por decir que la cruz que corona la particular pirámide que se mandó construir el general Franco, utilizando para ello mano de obra esclava, es una "mierda".

Al parecer, el juez estima que dicho comentario puede incitar al odio y es una manifestación de desprecio a las creencias religiosas.

¡Vaya!

Yo hubiese creído que lo que resulta una incitación constante al odio y un manifiesto desprecio a la doctrina de Jesús el nazareno, es precisamente la existencia de dicho mausoleo.

No solamente se enterró allí a miles de combatientes republicanos sin el preceptivo permiso de sus familiares, y contrariando seguramente el que hubiese sido su deseo supuesto que hubiesen tenido tiempo de expresarlo, sino que esa construcción se llevó a cabo utilizando como mano de obra a prisioneros políticos, siguiendo el ejemplo de los campos de exterminio nazis o los campos de prisioneros japoneses en Indochina.

El Valle de los Caídos es una vergonzosa muestra de la capacidad de odio de los unos contra los otros que ha caracterizado la vida pública española  desde el estallido de la Revolución Francesa, acontecimiento que dividió la sociedad española de tal forma  que ha sido imposible hasta ahora recuperar un mínimo consenso nacional sobre nuestra patria y sus horizontes.

Construido para constituir una muestra del poder de los vencedores en la contienda civil, la cruz no es un símbolo de paz sino un trágala para todos los que no estuvieran o estén hoy de acuerdo con los puntos de vista de la alianza entre la burguesía reaccionaria y el clero que ganó la guerra y lanzó una campaña de venganza que llevó al asesinato de miles de personas y el encarcelamiento de muchos otros miles.

Cierto que en el bando republicano se cometieron no pocos asesinatos entre clérigos, monjes, monjas o simplemente notorios católicos, pero no me parece a mi que la venganza sea una virtud teologal o esté entre las enseñanzas del Cristo.

De todos los símbolos del periodo franquista en su peor versión, el Valle de los Caídos es sin duda el más infame.

Seguramente es complicado derribarlo y desde luego cada vez que se le intenta buscar alguna utilidad fuera de la suya propia y vergonzosa de servir de recordatorio de una venganza atroz, la cosa se queda en nada.

Debería ser la propia Iglesia la que demandase la retirada de todo culto oficial en esas tétricas instalaciones y el fin de la supuesta comunidad de monjes que allí habita.

Dejar que sea el tiempo y el abandono los que pongan el lugar en su sitio que es el olvido.



  

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