viernes, 28 de abril de 2017

Muy lejos del mundanal ruido

En el estupendo programa de entrevistas "Cuando yo no esté", Iñaki Gabilondo habla con gentes distinguidas del mundo de la ciencia y la tecnología de todo el mundo, proponiendo como tema, ¿como será el mundo dentro de veinte años?

Ayer, estuve viendo una de esas entrevistas aunque como la pillé tarde me perdí el nombre del protagonista, aunque era español, experto en la creación de start-ups, y residente en ese momento en Hong-Kong, ciudad que se divisaba desde la ventana de la habitación donde conversaban.

Como se trataba de un español, Iñaki le tuvo que hacer al final la pregunta, ¿y como ve vd. a España en este nuevo mundo?

La respuesta me golpeó, no por desconocida, sino precisamente por lo contrario: "A España la veo completamente desconectada de todo esto."

Efectivamente España no tiene una agenda de innovación, ni propia ni prestada, que podía ser como parte de una agenda europea, pero ni eso. España es como si estuviese en otro planeta.

La siguiente pregunta también era pertinente: ¿Y por qué en España los políticos jamás hablan de estas cosas? Respuesta: "porque es un tema que no interesa a la gente".

Y así es.

Nuestro futuro no nos interesa. Nos hemos acostumbrado de tal manera a ignorar las cosas del mundo que, excepto una minoría que comprende que el futuro se está configurando ahora mismo en torno a las nuevas tecnologías; bio-tecnología, inteligencia artificial, robótica, etc , el resto de nuestros conciudadanos solo ve el mundo a través de unas gafas de ver de cerca, y eso sin mucho detalle.

Llevamos semanas enteras, tal vez ya meses, que los medios de comunicación no hacen otra cosa que darnos la paliza con la cantinela de la corrupción.

Cada día me pregunto, ¿habrá pasado algo en España que no sea otro caso de corrupción?

La respuesta es negativa.

Corrupción Cataluña, corrupción Madrid, corrupción Murcia.....

Mientras el mundo avanza implacable hacia una nueva era, aquí estamos todos como en una plaza de toros, sentados en el tendido, y pidiendo las orejas según sea la faena de nuestro color o del color del de enfrente.

Ahora, los podemitas nos van a meter en una moción de censura.

Para nada. Es decir para dedicar varios días más a predicar sus fantasías.

No es que los otros tengan nada que decir, pero perder el tiempo de esta manera...

¿No sería conveniente dedicar un día a la semana a hablar del futuro de nuestro país?

El resto lo podrían dedicar a lo de ahora, es decir a lo de quítate tu para ponerme yo, que es el juego favorito, pero ¡un día a la semana!

Que menos que un día a la semana para dedicarlo a solucionar lo problemas de los ciudadanos, y a prepararlos para los encontronazos con el mundo que viene.

Cierto que a lo mejor no hay ni uno en toda la Cámara que sepa nada del asunto, pero podrían verse el programa de Gabilondo y comentarlo, hacer un pleno sobre si deberíamos abrir una universidad de verdad en algún sitio lejano, como Soria o Teruel, para que allí los más listos del país, que los hay como en todas partes, pudiesen aprender lo que se necesita en el mundo de hoy y ponerlo en marcha en forma de nuevas compañías.

Ya se que en España no habría profesores, pero se podrían conectar con el MIT via internet.

Otra cosa que propongo es un día a la semana de silencio político. Un día sin información de los políticos en los medios de comunicación. Un día para meditar a ver si se nos ocurre algo.

Y finalmente para rematar, propongo que un día al mes hagamos un apagón televisivo a ver que pasa.

Lo mismo las masas, choqueadas por la amarga experiencia de no tener nada delante de los ojos, re- iniciarán sus cerebros como hacemos con los ordenadores cuando se ponen cabezones, y tal vez salga de ellos alguna idea, que no sea la de robar o la de quemar en la hoguera a los ladrones una vez descubiertos por sus compinches.

En fin que os recomiendo el programa de Gabilondo.

Lo emiten en un canal de pago llamado Cero.

De nada.  

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