lunes, 28 de diciembre de 2015

El enigma de nuestras decisiones

Las pasadas elecciones nos han dejado un enigma por resolver: ¿como es posible que mas de cinco millones de personas crean que la mejor salida a sus cuitas sea precisamente ir a contracorriente del mundo?

España es un país surrealista que nos tiene acostumbrados a espectáculos sorprendentes cada determinado número de años.

Y ahora toca esta especie de tragedia en la que una especie de flautista de Hamelin conduce a millones de personas hacia el precipicio con unas pirotécnias verbales propias de un líder de asamblea estudiantil.

Los partidos moderados se suicidaron en un debate atolondrado en el que el líder del PSOE, animado por la desesperación de verse en el paro, se lanzo en un ataque kamikaze contra un Rajoy estupefacto que no supo reaccionar, y se enzarzaron en el exasperante concierto de los reproches que los hundió a ambos y encumbró a Iglesias.

De todos modos la cuestión es como tanta gente piensa que votar a Iglesias y sus colegas de la Facultad de Políticas de Madrid es una buena idea.

Decía Aristóteles que nuestras decisiones se explican en el contexto de un proyecto vital de tal manera que cada una contribuye a su cumplimiento, y es ese proyecto el que infunde racionalidad a dichas decisiones.

Me parece una buena forma de explicar nuestras conductas,...., siempre que efectivamente fuésemos capaces de tener un proyecto de vida racional.

Pero si examinamos muchas de las decisiones que tomamos, entonces tendríamos que admitir que o bien dichas decisiones no se inscriben en ningún proyecto a largo plazo, o bien tal proyecto es irracional.

¿O es que alguien en su sano juicio podría desear que un país europeo, por muy mal que pueda estar, se transforme en una plataforma asamblearia en la que se tenga que votar si se saca la basura y en el que a la vez no hay papel higiénico en la tienda?

¿De verdad que hay cinco millones de personas en nuestro país que creen que se puede tener de todo gratis?

¿O que consideran que el problema del país es que Rajoy sea un antipático?

¿O que confunden honestidad con capacidad para gobernar?

Cada cuatro años depositamos nuestro voto en una urna y confiamos el futuro de nuestra familia y de nosotros mismos a unas personas.

¿Y que les pedimos?

¿Que sean simpáticos y dicharacheros?

¿Que sean honestos?

¿De verdad que si fuésemos a operarnos e apéndice pediríamos que nos operase un señor honesto y simpático?

¿No preferiríamos un doctor en medicina con experiencia y destreza reconocida?

Y ¿como es posible que a quien dirige un país no se le pida nada?

Creo que nuestra irresponsabilidad desafía cualquier lógica aristotélica o que hemos concluido que nuestra miserables vidas no merecen la pena.

No se que es exactamente, pero da miedo.        

lunes, 14 de diciembre de 2015

El Congreso se divierte

La dimisión del embajador Gustavo de Arístegui ha vuelto a poner de manifiesto la inapelable necesidad de cambiar el reglamento del Congreso de los Diputados español, que más que un foro de representantes de los ciudadanos, parece un club de representantes de intereses empresariales o lobistas.

Como tengo la convicción de que las actividades de defensa de los intereses empresariales no solo es lícita sino también necesaria en un tiempo en que es imposible, incluso para personas cultas, seguir la actualidad de todos los problemas que generan las nuevas tecnologías, los intercambios internacionales, o incluso los avances de la agricultura, me parece que quienes se dedican a representar todos esos elementos ante la avidez regulatoria y legislativa de las administraciones públicas tienen que ser bienvenidos y respetados.

Lo que no puede ser evidentemente, es que legisladores y lobistas sean las mismas personas.

Esto es tan simple que tener que recordarlo parece una tautología. Lo malo es malo. O una aplicación del principio de contradicción: lo malo no puede ser bueno.

Pero al parecer para el presidente del Congreso, la "Mesa" del Congreso y los abogados de la casa no solo no es una tautología sino que tampoco es contradictorio.

A lo largo de los años y bajo presidencias de diferentes partidos y gobiernos, a los que deciden la aplicación del reglamento de las cámaras, les ha parecido perfectamente que los diputados puedan a la vez ser lobistas.

Semejante desparpajo no tiene en mi opinión precedente en el mundo civilizado.

Tal vez en Nicaragua o Venezuela o en otros países tropicales, donde la exuberancia del clima hace propender a la extravagancia y el desenfreno, sea posible que un diputado en cortes simultanee su trabajo legislativo con la acción de "consultoría" consistente en representar empresas españolas ante compradores públicos de países extranjeros e incluso llevar a cabo dicha "representación" a base de sobornos y otras lindezas.

O en un rizo extremo, que personas como el actual y todavía no dimitido embajador de España en Londres, Sr. Trillo, representase y aconsejase a empresas españolas ante las cuestiones legislativas y regulatorias llevadas a cabo por él mismo y sus compañeros en el Congreso.

¿Pero en España?

El caso es que me parecía raro que aún después de que Bruselas regulase los lobis en lo relacionado con la acción ante los órganos legislativos de la UE, en España un silencio espeso rodease el asunto.

Regular los lobis significa ni mas ni menos que los lobistas y sus empresas tienen que salir a la luz y apuntarse en un registro que es público. Decir quienes son sus directivos y empleados y también quien tiene la propiedad.

Y claro está que a los diputados españoles esta posibilidad les ha debido parecer siempre amenazadora como la peste bubónica, así que nos hacían creer que no se regulaba esta actividad por escrúpulos morales, o sea que en España no se hacía lobi, que estábamos por encima de eso.

Y lo que pasaba en realidad es que eran ellos los que monopolizaban tan importante y seguramente remuneradora actividad.

¿Hasta cuando vamos a seguir así?

Si los políticos no quieren que sigamos pensando que son unos ladrones más les vale que comiencen a arreglar cosas concretas y que se dejen de gilipolleces como las que vamos a escuchar esta noche en el debate de la televisión.

Aunque ya sabemos que cuando la campaña escampe nos olvidaremos de esta cosas sin importancia del Congreso y dejaremos que los diputados sigan engrosando sus cuentas corrientes a base de consultar y representar.

El Rey Emérito, cuyos méritos yo no discuto, tiene mucha responsabilidad en que estas prácticas hayan sido consideradas "normales". Si él lo hacía, ¿por qué no iban a hacerlo los demás?



PD. Ya se que se dice lobby y no lobi, pero me parece que es tiempo de normalizar también el lenguaje.          

martes, 8 de diciembre de 2015

Volver

La frase mas significativa que he escuchado recientemente en la política europea no ha tenido nada que ver con el debate que ayer noche mantuvieron los representantes de los cuatro partidos españoles, sino con lo sucedido en Francia hace unos días, cuando el Frente Nacional ha confirmado su tendencia al alza entre el estupor y el susto de la clase política en general.

No se quien la ha pronunciado ni donde, pero era un militante o votante del Frente Nacional y dice así: "queremos volver a la vida que teníamos antes".

Me parece que si se hiciese un estudio en toda Europa veríamos con meridiana claridad que esa es precisamente la aspiración de la mayoría de los ciudadanos.

Volver a la vida que teníamos antes, o sea, a una vida sin extranjeros, con inviernos y veranos, y con trabajos bien remunerados para casi todos.

Podríamos añadir, una vida con esperanzas de jubilarnos anticipadamente, de que la sanidad pública mejorase, que nuestro poder adquisitivo fuese creciendo y que nuestros hijos viviesen mejor que nosotros.

Ayer, en el debate español, nadie se refirió a este tema pero naturalmente que ese es el tema que nos ronda a todos. Volver.

Y nadie se atreve a decir la terrible verdad que es que ya no podemos volver.

Los extranjeros no se van a ir. Es más, van a seguir llegando hasta que el sistema se derrumbe.

El clima no va a mejorar. Por muchas medidas que se tomen a partir de ahora el daño está hecho y ahora sufriremos las consecuencias.

Y el buen trabajo para casi todos no va a regresar. Ahora hay trabajo bien pagado para pocos y con esfuerzo máximo, y trabajo mal pagado para muchos y sin condiciones.

Esto es lo que hay.

Así que los debates como el de ayer son penosos.

Los candidatos se esfuerzan por repetir los eslóganes que les han preparado sus expertos en marketing político y en desacreditar al adversario. Lo primero resulta aburrido, lo segundo estomagante.

Al final nadie sabe si proponen subir los impuestos o no. Si quieren cambiar la Costitución y en qué. Que piensan hacer con Cataluña. Como piensan crear empleo. Como piensan seguir pagando las pensiones. Y así todo.

De lo que se trata es de pedir a los votantes que confíen en ellos para gestionar lo que venga y para mantener lo que tenemos.

Y claro, la gente que vive de salarios mínimos, de pensiones mínimas o de prestaciones sociales igualmente mínimas, que son la mayoría de la sociedad, se pregunta ¿y que hay de lo mio?

¿Cuanto tiempo vamos a tardar en que surja una Marie Le Pen en España que prometa a toda esa gente volver a lo que teníamos antes?

Desde luego, si surge, no se quien podría hacerle frente.

Sanchez es un muñeco de plastilina cuyo discurso buenista feminista aburre hasta a los más fervientes socialistas.

Iglesias es un líder estudiantil desenfadado cuyo éxito refleja el fracaso del sistema educativo español.

Soraya y Rajoy son dos funcionarios sensatos pero sin capacidad de encanto.

Y a Rivera le falta un hervor...o dos.

Un fantasma recorre Europa. No es el comunismo sino el un nuevo populismo nacionalista y reaccionario.

Tardará en llegar a España, porque nosotros estamos todavía encantados con la democracia, pero llegará.

Mientras, da miedo pensar en el próximo gobierno.  

  

miércoles, 2 de diciembre de 2015

En realidad estamos mejorando...

Si, eso es lo que al parecer toca decir ahora, aunque todas las evidencias señalen en la otra dirección.

De forma altamente sospechosa, una serie de personas se han lanzado a la palestra con estadísticas y explicaciones que nos indican que el mundo está mejorando, que los peligros no son tales, que nunca se ha vivido mejor, y que por lo tanto, no hay nada que justifique tanto pesimismo.

Hace unos días era una presentación del demógrafo sueco Hans Rosling, quien mantiene que más allá de nuestros prejuicios, lo cierto es que en todo el mundo se está reduciendo el número de hijos nacidos de cada mujer y que básicamente ahora es de dos por cada mamá.

Hoy era uno de mis escritores de Ciencia Ficción favoritos, David Brim, el que aseguraba que la pobreza está desapareciendo y que la tecnología permite asegurar que nuestros hijos vivirán en un mundo mejor.

Hoy, fundador de Facebook, que acaba de ser papá, Mark Zukerberg, ha donado el 99% de sus acciones para una fundación que se dedicará a crear un mundo mejor para su recién nacida hijita.

Al parecer los occidentales, y particularmente las elites culturales, hemos caído en un pesimismo intolerable que se manifiesta en películas catastrofistas, video juegos apocalípticos y opiniones políticas derrrotistas.

Como dice Brim que estas obras de anticipación pesimistas sirven precisamente para evitar que se cometan los errores que conducirían a hacerlas realidad, lo que debe ocurrir es que nos hemos puesto todos de acuerdo para evitar todo lo malo a base de imaginar precisamente que eso es lo que va a a ocurrir.

O sea que si se dice que va a subir la temperatura dos graditos de aquí a final de siglo, es para acojonarnos y que no suba.

Y si se desencadena una migración de millones de personas es para que tengamos una visión de lo que puede llegar a pasar de verdad.

Y si en los barrios de chabolas de Filipinas, Brasil, Méjico, Egipto, Nigería, etc., no cabe un niño más es tan solo una bromita para que no volvamos a duplicar la población en la siguiente generación.

Comparto con estos esperanzados luchadores del no-pasa-nada que ya que vamos al desastre no vayamos amargados y que lo mejor será brindar con champagne mientras la orquesta del Titanic desgrana sus postreras melodías.

Pero me molesta que nos tomen por tan tontos que nos tengamos que tragar que en Bangla Desh se ha llegado a una idílica realización y hayan decidido no volver a triplicar su población en los próximos veinte años.

O que las mujeres nigerianas o mejicanas se han concienciado gracias a los programas de educación y que en el mundo como sostiene Rosling la familia tipo es la pareja con dos niños.

La verdad es que la imagen idílica de la mujer bangladesí con su parejita en la escuela del pueblo no me cuadra nada con las oleadas de refugiados, las fábricas que se hunden bajo el peso de sus empleados esclavos, las niñas vendidas, o los niños soldados de Bokko Haram.

Francamente no se de donde salen todas esas estadísticas maravillosas y como se compadecen con la necesidad de que existan tantas ONG dedicadas a cuidar a los que no tienen nada.

Si todo va tan bien, ¿para que tenemos que dedicar tantos recursos a la caridad?    

miércoles, 25 de noviembre de 2015

La tabarra

Al calor de las elecciones navideñas comienzan a salir del letargo los viejos espantajos que pueblan nuestro desgraciado retablo de las maravillas político.

Nos dan la tabarra con los éxitos económicos, con los fantásticos planes para que todos seamos felices, con planes igualmente fantásticos para que las mujeres no sean agredidas por sus parejas, para que la Iglesia Católica pague el IBI, para que los ricos paguen más y los pobres menos, y naturalmente vuelve el asunto del NO a la Guerra.

Los mismos de siempre, a los que se unen las nuevas caras surgidas del magma progre, como por ejemplo el tal Tichi o Tachi, alcalde pirata de Cadiz, que explican que para acabar con el ISIS hay que cortar sus fuentes de financiación y no bombardear.

Debe creerse que se puede impedir el paso de camiones cisterna a Turquía mediante guardias de tráfico, o tal vez convenciendo a Erdogan, supongo que a través de su amigo Zapatitos, de que no compre petróleo a los terroristas.

También dice que hay que romper relaciones con los saudíes. No sé porque no lo hace el mismo ya que tiene tan cerca a tanto jeque en Marbella y Soto Grande.

Podía presentarse con su pendiente y acompañado de Iglesias, Carmena y Colau en Riad y allí organizar una sentada en la plaza mayor para explicar democráticamente a los saudíes que con la violencia no se va a ninguna parte.

Estoy seguro que los saudíes serían comprensivos con este cortejo de hippies bien pensantes y la televisión oficial quatarí les dedicaría espacios enteros para hablar de la "primavera" saudí y de los indignados.

Ayer había una polémica en Pamplona porque un "artista" local había decidido robar 300 hostias consagradas a base de comulgar y guardarse cada vez la oblea, y construir con ellas un cartel que dice "pederastia" al final del cual aparece el "artista" con unas alitas pintadas en la espalda.

Estoy seguro que este muchacho, que también se ha comido el Corán por cierto, no sería tan libre en Kabul o Islamabad.

Y esa es la libertad libertad que está en juego. La más esencial y la que nos permite vivir como personas y no como súbditos obedientes.

Viendo el tono de los debates pre-electorales resulta difícil distinguir la gravedad de la situación a la que nos enfrentamos.

Ni siquiera el Presidente se atreve a decir lo que están diciendo los demás mandatarios occidentales, es decir que tendremos que intervenir en el gran conflicto global a que estamos abocados.

Y más aun desde ayer cuando los turcos se han comenzado a quitar la careta.          

domingo, 22 de noviembre de 2015

El enigma religioso

Estoy leyendo estos días un libro que merece la pena leer a todo el que se interese por las religiones y el extraordinario camino que las ideas que las sustentan desde que fueron escritas hasta nuestros días.

El libro se titula, en español, "El Reino", y ha sido escrito por un francés, Emmanuel Carrere, que ha hecho un gran trabajo investigando los primeros años del cristianismo a base de leer sus textos fundamentales y situarlos tanto en su marco socio-político, como en el significado original de las palabras.

El resultado es fascinante porque retira el manto sagrado que oculta el significado original de los textos y nos ofrece la posibilidad de comprender a aquellas personas, sus circunstancias y el por qué de sus ideas.

Esta exégesis se puede hacer porque el cristianismo  ha sufrido una larga y benéfica erosión a lo largo de los siglos que ha llevado a sus partidarios a considerar las ideas del Humanismo como la esencia del cristianismo, olvidando la literalidad de lo que dijesen en su tiempo los creadores de la doctrina, más allá de referencias litúrgicas y simbólicas.

El enfrentamiento entre doctrina y ciencia ha sido particularmente abrasivo para los partidarios de la literalidad que han tenido que ir reculando desde Galileo hasta los anticonceptivos.

Eso no quiere decir que hayan desaparecido completamente los partidarios de la interpretación literal  de las Escrituras, ya que estos siguen existiendo en sectas como los Testigos de Jehová, los Amish, o los partidarios del "diseño inteligente", pero desde luego estas doctrinas no gobiernan Occidente.

Son una rareza y y su capacidad de influencia en el gobierno es nula.

Pero durante largos siglos el cristianismo se aferró a una interpretación rigorista y literal de lo que se consideraba una revelación, y ni siquiera la observación hacía desistir de mantener posiciones que el ojo sabía que eran falsas.

El Islam se encuentra en una situación diferente.

Sus textos sagrados son más modernos que los cristianos. La palabra de Dios está mucho más organizada. Su profeta dejó escrito su pensamiento y además los focos de discusión de la interpretación de esos textos han sido sofocados por los clérigos de la ortodoxia.

Tal vez si alguna vez se puede escribir un libro como el de Carrere sobre el Corán comience a vislumbrase la solución al yihadismo.

Estoy seguro que para la mayoría de los musulmanes actuales un islamismo humanista sería mucho más atractivo que el islamismo radical, porque a nosotros nos pasa lo mismo. La diferencia es que a los testigos de Jehová muy poca gente les hace caso mientras que a los predicadores de la yihad nunca parece faltarles audiencia.

Parece mentira que las palabras y obras de una persona que vivió hace casi mil quinientos años puedan seguir provocando tantas pasiones y adhesiones inquebrantables, pero así es.

Da igual que aquel fuese un mundo sin agua corriente, sin medicinas, sin seguridad, sin higiene, sin países, sin tolerancia y sin nada que hacer aparte de buscar alimento cada día.

Da igual que aquellas personas viviesen situaciones que en nada se parecen a las nuestras y por tanto sus comentarios de entonces referidos a situaciones de ahora sean incoherentes y absurdos.

Nuestra necesidad de creer nos lleva a dar por bueno un significado aparente de unos textos que en su origen vaya usted a saber que quisieron decir.

Al menos nosotros podemos hablar de ello.

      

viernes, 20 de noviembre de 2015

El vigía de Occidente

Un día tal como hoy, hace cuarenta años, murió en su cama el llamado por los medios de la época "vigía de Occidente". En realidad los medios y la sociedad española en una buena parte le dedicaron a lo largo de su largo mandato dictatorial todo tipo de ditirambos.

Es lo que tienen las dictaduras, que convierten a los ciudadanos en abyectos súbditos.

Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, Ceacescu, Pol Pot, Fidél Castro, Breznev, Jomeini, y otros por el estilo que ha habido muchos en el siglo XX, recibieron loas semejantes.

O sea que como en esta lista infame los hay de diversas ideologías supongo que podemos deducir que no era por ser comunistas, o fascistas, islamistas o cualquier cosa terminada en "istas", sino por el ejercicio del poder que ejercían de forma totalitaria y a través de la intimidación y el terror.

Todos creían que estaban ocupando el poder para llevar a cabo una misión "sagrada". Unos creían que los había puesto Dios. Otros "el pueblo".

Una serie de fuerzas telúricas se habían manifestado para llevar a esa persona a un sagrado púlpito desde el que ellos tenían que decidir lo que se podía hacer y lo que no.

Los que se les enfrentaron una vez ocupado el poder lo pasaron muy mal, y a menudo fue imposible echarlos. Los cadáveres de sus opositores, o pretendidos opositores llenan los cementerios.

Otros fueron echados por ejércitos tras luchar cruentas guerras. También se llenaron los cementerios.

O sea que una vez que se encaman con el poder resultan mucho más peligrosos y letales.

Y por ello no hay que dejarles que ocupen el poder.

Lo que sea que haya que hacer para impedir que nos gobiernen y esclavicen hay que hacerlo antes.

Negociar con ellos es inútil y peligroso. Tienen a Dios de su lado, o al pueblo, y ¿como se puede ir contra Dios o el pueblo?

Nunca entienden otras razones que las de la fuerza y la intimidación.

Siempre encuentran soldados para sus ejércitos zombis.

Los zombis siempre encuentran razones para desfilar y degollar.

Y los ciudadanos "normales" siempre están acojonados por los zombis y sus fechorías.

Pero por favor, recordad que detrás de los zombis siempre está uno de los de la lista de arriba. Y que cuando ese alguien llega al poder no hay quien lo saque hasta que se muera.

Y eso es toda una vida.

Recordad.

  

martes, 17 de noviembre de 2015

¿Nos defendemos o hablamos?

Dice Juan Goytisolo que no debemos bombardear las posiciones del IS porque "eso es lo que quieren para agrupar tras de si a los musulmanes".

La pregunta que yo me hago es, ¿entonces que hacemos, dejarles que nos maten cuando quieran?

Y también, ¿es que los musulmanes están deseando tener un pretexto para unirse al IS?

Pero, ¿no hemos quedado que el IS son una minoría ínfima dentro del Islam y que la mayoría de los musulmanes están por la paz y el amor?

Si es así, deberían estar encantados de que acabásemos con esa minoría ínfima que tantos problemas de imagen crea a la comunidad musulmana.

Tal vez deberían encargarse ellos de acabar con este problema.

Y tal vez deberíamos todos reflexionar antes de empezar a hablar de una cuestión que desde luego es mucho más compleja de lo que parece.

En las sociedades occidentales no queremos problemas. Queremos paz, amor, gasolina barata, conciertos de rock, terracitas, seguridad social y muchas cosas más.

Nos cuesta entender dos cosas.

La primera es que hay mucha gente a la que no les gusta que tengamos todas las cosas que tenemos.

La segunda es que no podemos extender nuestro sistema de vida a toda la Humanidad sin hacer grandes cambios.

Y eso significa que si queremos igualdad tendremos que prescindir de muchas cosas.

Eso sería "lo justo", pero la Historia demuestra que los experimentos en esa dirección han terminado en enormes catástrofes.

El crecimiento y extensión de la riqueza es un proceso arduo y muy largo en el que se ha mejorado mucho, no hay más que ver las estadísticas de disminución de la pobreza, pero que sigue dejando grandes bolsas de desigualdad.

Muchas de esas bolsas están en países musulmanes y se extienden a Occidente a través de la emigración.

Cuando la pobreza se alía con alguna ideología radical el lío está servido y es inevitable.

Y ante eso solo cabe defenderse.

Lo otro, lo de dialogar, lo de integrar, lo de amaos los unos a los otros, es un programa de largo plazo.

Necesario, pero de largo plazo.

Los ataques del IS son ahora.

El órdago está encima de la mesa, y ante eso solo cabe lanzar otro órdago mayor o retirarse de la partida.

Dice Colau que hay que actuar como Ghandi.

Se ve que no conoce la Historia.

La inacción pacifista de Ghandi provocó una de las mayores matanzas del siglo XX.    

domingo, 15 de noviembre de 2015

Dejemos en paz a las víctimas...

...y ocupémonos de los asesinos y sus cómplices, incluyendo aquí a todos los que están de acuerdo en que sería mejor una teocracia islamista que un sistema democrático.

Ayer decía que lo sucedido no es una tragedia precisamente porque no es algo que haya sucedido por la intervención de los dioses o de la naturaleza en los asuntos humanos. Eso son las tragedias.

No podemos impedir un tsunami o no podemos evitar completamente los riesgos de vivir en una sociedad tecnológica. Y cuando se nos va de las manos la situación o cuando se concatenan una serie de circunstancias no previstas se produce la tragedia.

Pero esto no es una tragedia. Esto es un acto de guerra perpetrado por un enemigo perfectamente definido aunque sea difícil de detectar en una sociedad con garantías democráticas.

El hecho de que ante cada nuevo golpe, acto de guerra, la respuesta sea la de poner velitas a las víctimas es una patética expresión de nuestra debilidad y de la decadencia deprimente de nuestra sociedad.

Me parece que sería mucho más digno que nos enfrentásemos a las amenazas de los yihadistas con acciones de defensa activa y de ataque igualmente activo, que no ir llorando por las esquinas o poner canciones francesas por la radio.

Esto no es una guerra contra Francia. Es una guerra contra la civilización occidental que se lleva a cabo, como sucede en todas las guerras, allá donde es más factible, que en este caso es en los países donde hay fuertes minorías musulmanas, y Francia a la cabeza.

No es la torre Eiffel lo que excita a los pistoleros. Es que allí tienen bases logísticas y recursos humanos suficientes para organizar los ataques.

Y desde luego nosotros tenemos muchas papeletas para ser los siguientes.

Nos estamos salvando porque nuestros emigrantes son de reciente llegada y la policía marroquí dispone de información directa de ellos, lo que ya no sucede en Francia ya que ahí están en la segunda o tercera generación, y las policías marroquí o argelina les ha perdido la pista.

Y también porque hemos tardado años en reaccionar y comprender que hay que tratar a los musulmanes como potenciales enemigos, lo que no significa meterlos en la cárcel, sino disponer de fuentes de información fiables dentro del colectivo.

Para ello habrá que contar con aliados dentro de ese colectivo.

Personas que aunque sean musulmanas prefieran el sistema europeo al sistema islamista y que estén dispuestas a poner por delante sus ciudadanías francesa o española a su religión.

Esto no es fácil y todos lo sabemos con lo que admitimos que hay un abismo entre nuestras comunidades.

Pero una vez que se ha permitido que se formen estas minorías en nuestros países ya no se puede volver atrás.

Hay que conseguir que desde las comunidades musulmanas surjan aliados porque la alternativa es la expulsión. (Nosotros tenemos la experiencia histórica).

Lo que no se puede tolerar es que la búsqueda de aliados se fundamente en que nosotros renunciemos a una parte de nuestra cultura o de nuestras libertades.

Si para atraer a una parte de los musulmanes tenemos todos que hacernos musulmanes entonces yo no estoy dispuesto y me imagino que muchos otros como yo tampoco lo estarán.

Si tenemos que renunciar a la libertad de expresión, a la laicidad y fundamentalmente a nuestra capacidad para vivir sin tener que cumplir preceptos religiosos, entonces habremos perdido la batalla.

Y la estamos perdiendo.

    

sábado, 14 de noviembre de 2015

Lo de París no ha sido una tragedia

Me indigna la reacción de algunos medios de comunicación ante los sucesos de París y la continua exhibición de debilidad de algunos intelectuales europeos que al parecer no pueden asimilar que hay gentes dispuestas a matarnos porque piensan que nos interponemos entre su fe y el paraíso al que quieren conducirnos aunque no queramos.

Escucho en la SER, (el auténtico órgano de opinión del pensamiento-bambi), que "ahora algunos imbéciles querrán relacionar el terrorismo con las oleadas de refugiados" para luego disertar sobre todas las cosas que Occidente ha perpetrado y que al parecer justifican que haya personas que entren en un local metralleta en mano y asesinen a decenas de personas.

Según este pensamiento flojo, la culpa la tiene el sistema que no ha integrado a los millones de musulmanes que han decidido que prefieren vivir en Europa a vivir en la Unma y sus maravillosas repúblicas. Y ahora encima nos culpan de haber hecho fracasar las "primaveras" y haber frustrado a tantas buenas gentes.

Me gustaría decir a estos cretinos que efectivamente tenemos la culpa de todo, porque si los griegos se hubiesen abstenido de defenderse de los persas, y si los españoles hubiésemos hecho lo mismo con los árabes y después con los turcos, nada de esto estaría pasando.

Todos iríamos con turbante o velo, según el sexo, y no tendríamos ni penicilina ni jabón, con lo que seríamos mucho más felices.

Iríamos en camello en lugar de conduciendo un coche contaminante por una autopista destructora del medio ambiente y comeríamos dátiles en lugar de jamón.

Rezaríamos un montón y moriríamos en una avalancha en La Meca pero felices porque nos estarían esperando las huríes. (Las señoras hetero no se muy bien que esperan en estos casos, tal vez convertirse en huríes ellas mismas como las pobres descerebradas que deciden irse al territorio del nuevo califato a entretener a los héroes).

No se que hemos hecho mal en nuestro sistema educativo pero si ni siquiera hemos sido capaces de hacer que nuestros hijos sepan valorar el sistema y la cultura europeos y que sean incapaces de entender lo que se puede perder si los islamistas y los simples musulmanes ganan esta guerra, pero es evidente que para mucha gente es imposible entender que en todo esto hay mucho más que perder que el jamón y el vino de Rioja.

Y que después de valorar lo que tenemos y que es el resultado de un largo camino que comienza en Pericles y Sócrates, pasa por los ingenieros y jueces romanos, los comerciantes italianos, los navegantes españoles y portugueses, los reformadores alemanes y holandeses, los ilustrados ingleses, franceses y alemanes, los inventores y los poetas, los filósofos y los industriales, y los que diseñaron la sociedad del bienestar, que es mucho camino y mucho esfuerzo, y que nos ha hecho adelantarnos a todas las demás culturas del mundo, deberíamos saber defenderlo.

Defenderlo de todos los muchos enemigos que, cualesquiera que sean sus razones y motivaciones, quieren destruirlo para crear sobre nuestras cenizas sus imperios demenciales.

Y claro que tienen que ver las migraciones de musulmanes con el terrorismo, porque aunque no todos los emigrantes musulmanes son terroristas, si parece que todos los terroristas son emigrantes musulmanes, así que algo tendrá que ver.

Tenemos derecho y la obligación de defendernos porque nuestro mundo y nuestra cultura son mucho mejores y la de ellos es una misera teocracia medieval.

Esta es la verdad.

Lo de París no ha sido una tragedia.

Ha sido un acto de guerra.        



  

 

lunes, 9 de noviembre de 2015

España

Hoy, al tiempo que la mayoría parlamentaria catalana decide su salida de España, yo deseo proclamar mi adhesión a este viejo país cuyos vicios son mucho mayores que sus virtudes, pero que es el mio y ha sido el de mis antepasados.

Si yo hubiese podido elegir, seguramente hubiese preferido ser suizo o luxemburgués, dos países plácidos en los que se discuten cosas importantes de forma democrática y sin aspavientos.

Pero el destino me hizo nacer en Madrid y desde entonces he tenido la oportunidad de vivir una época pacífica pero agitada, y estudiar sus antecedentes hasta perderse en la niebla de los siglos.

Tanto en lo que yo he participado directamente como aquello que he conocido a través de los libros me ha parecido bastante frustrante en general y a veces me han dado ganas de borrarme del club.

Solo en contadas ocasiones me he sentido orgulloso y satisfecho.

Y casi nunca me he sentido muy a gusto con mis compatriotas.

Pero siempre me he sentido parte de ese caudal que fluye por la Historia y que han alimentado generación tras generación de hombres y mujeres que han hecho lo posible por salir adelante en condiciones generalmente muy difíciles.

Para ser un país de bastardos sin origen conocido no lo hemos hecho tan mal.

Nosotros no somos descendientes de una tribu ni de una nación.

Como decía un poeta, comunista y donostiarra, "nosotros somos quien somos, ¡basta de historia y de cuentos!

Y vivimos en una tierra que tiene más de secarral pedregoso que de feraz huerto.

Casi siempre los más poderosos nos han machacado y mantenido en la ignorancia.

Hemos muerto por todo el planeta defendiendo monsergas que poco o nada tenían que ver con nuestro bienestar.

Tuvimos que pelear ocho siglos con unos invasores que estaban empeñados en que fuésemos parte de otro mundo.

Cuando parecía que nos estábamos incorporando a Europa, la Revolución francesa generó la muy antipática alianza entre patriotismo y derecha reaccionaria que se ha extendido hasta nuestros días.

Y para mucha gente en la izquierda eso ha supuesto una separación de la idea de España que no consiguen superar.

Y en la periferia han ido creciendo las ideas anti-españolas al calor de unas burguesías locales que han pasado de hablar en el casino a disponer de la caja de caudales y ahora no quieren ni oir hablar de que les controlen.

A lo mejor, peor, es ya muy tarde para España.

Tal vez este país no podrá soportar la presión de los independentismos periféricos, la indiferencia hostil de la izquierda, y el amor impostado de la derecha.

A  mi me cuesta pesar que todavía sea posible una España sin tanto gilipollas que tira cada uno para su lado.

Pero algo tengo claro:

Yo quiero seguir siendo español y me da igual si España tiene que quedarse en un país diminuto como Andorra.

Pero por favor que sea un país en el que no tengamos que estar permanentemente preguntándonos quienes somos.

      

miércoles, 28 de octubre de 2015

Asuntos mitológicos

La declaración de independencia catalanista es un acto simbólico de rebelión contra el padre estado español a quien se considera extremadamente riguroso y a la vez corrupto, o sea, lo peor que se puede ser.

Si España fuese una madre en lugar de un padre sería mas difícil justificar la separación, así que España es un patriarca con bigotes a los Tejero, y Cataluña una doncella virginal que desea emprender su propia vida.

Estamos más atrapados de lo que parece en ideas mitológicas que se repiten desde los umbrales de la Humanidad y que tienen mucho efecto en nuestras mentes, precisamente porque nos recuerdan planteamientos que compartimos sin imaginarlo.

Llevan los catalanistas cuarenta años construyendo los mitos de su nación.

Cataluña romana, Cataluña de Carlomagno, Cataluña de los almogávares, Cataluña industrial, Cataluña rica y plena.

Y los contramitos:

España mora, España de la Inquisición, España de Rinconete y Cortadillo, España de Franco. España pobre y desintegrada.

Cataluña europea. España africana.

Barcelona culta y cosmopolita. Madrid ciudad de funcionarios y paletos.

El Ampurdán, principio de la campiña francesa. La Mancha, preludio del Sahara.

Los catalanes tienen himno. Los españoles chunda-chunda.

Nadie ha actuado en estos cuarenta años para desmontar esta nueva mitología.

Nadie ha reivindicado lo español. Es más, hay gente que recibe premios nacionales y lo primero que dice es que ellos no son españoles.

Se ha considerado que la realidad destruiría el espejo mágico de los mitos catalanistas.

No ha sido así.

Da igual que Cataluña sea una cleptocracia, al mismo o superior nivel que Andalucía. Da igual que Barcelona sea una ciudad sucia y ruidosa. Da igual que la Historia desmienta el montaje del enfrentamiento España-Cataluña.

Da igual, porque las mitologías son muy poderosas y han ido formando un "corpus" ideológico que comparten millones de personas que creen que cuando el Barcelona gana al Real Madrid es como cuando Ulises derrota a Polifemo con su astucia.

No podemos seguir desmontando la mitología española sin que otras mitologías ocupen su lugar.

La gente vive más cómoda con ideas mitológicas que con realidades científicas.

Los que han montado esta tragedia lo han hecho muy bien.

Y si a los españoles no nos gusta España, entonces a lo mejor lo que hay que hacer es disolver esta vieja nación y hacernos todos apátridas.

Como el señor Trueba.

        

jueves, 22 de octubre de 2015

Las bicicletas son para el verano...en Rumanía

Las bicicletas del programa BiciMad se venden en Rumanía a 500 euros.

La empresa pierde, según sus estimaciones, unos 300.000 euros al mes como consecuencia de los robos y actos vandálicos.

La empresa está mal gestionada según la portavoz del ayuntamiento madrileño.

Salir a pasear al perro tiene sus ventajas. Entre otras la de ver lo que pasa en la calle que es algo que te pierdes cuando vas en coche de tu casa al trabajo y vuelta.

Desde hace meses veo lo que sucede con las bicicletas.

Las veo tiradas entre los coches. Abandonadas en un parterre del Retiro. Rotas en sus anclajes. Veo jóvenes energúmenos haciendo el bestia con ellas.

Veo que muchas veces cuando alguien quiere utilizarlas tiene que probar varias antes de encontrar una que esté en estado normal.

Y luego está lo que no veo, o sea a los "rumanos" arrancándolas de los anclajes para meterlas en las "fragonetas".

Desde un principio me pareció que Madrid no tiene el nivel de civilización necesario para este tipo de programas.

No digo que no haya gente que tenga ese grado de civilización que conlleva una buena utilización, el pago de la tarifa y el placer de ir en bici por la ciudad.

Al parecer hay 10.000 suscriptores del programa.

Lo que ocurre es que los energúmenos son muchos más.

Y luego están los "rumanos".

Al parecer no hay nada que hacer con ellos.

Se pueden llevar las bicicletas, los níscalos, el cable de cobre, el papel de los contenedores, los carritos de los supermercados, las tapas de las alcantarillas, y en general todo lo que se puede arrancar y que está en el dominio público.

Es posible que la empresa que se encarga de la gestión del asunto de las bicis sea un desastre.

De hecho no pueden ser muy listos si no calcularon lo que iba a pasar.

O a lo mejor contaban con que siguiese el PP en el Ayuntamiento y llevarse el beneficio vía otros contratos o subvenciones.

El problemas es que Ana Botella se fue y llegaron los chicos de Podemos que no deben sentir mucha simpatía por los gestores mencionados.

Tal vez cuando sean sustituidos por nuevos empresarios mas cercanos, la policía municipal se tomará la molestia de controlar lo que pasa con las bicicletas y no limitarse a sacarlas del río Manzanares.

Tal vez si se molestasen como se molestan por controlar que los perros no puedan ir sueltos por los parques antes de las 20:00 horas, no pasarían las cosas que pasan con las bicis y que son notorias incluso en esos mismos parques.

En cuanto a Rumanía, destino de tantos bienes robados en España, me pregunto si no deberíamos dar un toquecito al embajador o directamente romper relaciones diplomáticas.

Me parece francamente curioso que mientras que en Madrid se erige una catedral ortodoxa rumana, en Bucarest se multipliquen los mercadillos para vender objetos robados en Madrid.

Seguramente a los rumanos también les parezcan mal los "rumanos" pero va siendo hora de que alguien lo manifieste.      

martes, 20 de octubre de 2015

Leviatan se encrespa

Thomas Hobbes vivió en el siglo XVII, un tiempo difícil para vivir, y se pasó la vida asustado.

Del miedo de Hobbes a las cosas de que son capaces los seres humanos nació un libro "Leviatán" donde se proponía por primera vez una teoría del Estado basada en un contrato entre administradores y administrados. Los primeros tenían que proveer "leyes y orden para agilizar las transacciones comerciales y prevenir el fraude, y un mínimo Estado del bienestar para cuidar de las víctimas de la sociedad".

Este Estado era necesario porque sin su existencia los seres humanos caían en el caos y la violencia.

Desde entonces, Leviatan ha crecido mucho y cada vez más tendremos que preguntarnos si verdaderamente es necesario que nos protejan tanto para que no nos enzarcemos en peleas y destrucciones.

Viene al caso esta reflexión del programa político del PSOE para las próximas elecciones, donde entre otras cosas se propone prolongar la etapa de formación y escolarización obligatorias hasta los dieciocho años.

Entiendo que esta "brillante" idea tiene como objetivo no la ilustración de nuestros jóvenes sino la disminución de las estadísticas de "ninis" y en general del desempleo juvenil.

Desde la óptica tradicional de la izquierda española la educación es vista como la solución de todos los males y algo de eso hay, pero no tanto.

Y una cosa es ayudar a que aquellos jóvenes que quieran estudiar lo hagan a pesar de las dificultades económicas de sus familias, y otra muy diferente obligar a jóvenes que no quieren estudiar a que permanezcan en las aulas hasta la mayoría de edad.

Lo primero no necesita leyes. Solo becas.

Lo segundo necesitará una policía académica para evitar que las aulas y los patios de los colegios se conviertan en un campo de batalla, aparte de la función de cazar a los desertores.

¿Que necesidad hay de convertir la educación en una obligación?

¿Hubiese Hobbes considerado que estos jóvenes obligados a una educación no deseada pierden una parte de su violencia intrínseca?

¿Cree  el señor Sánchez que con cada proceso electoral debe crecer aún más el Estado Protector?

¿Que necesidad hay de forzarnos a todos a seguir unas pautas éticas o morales tan entrometidas con la libertad individual?

Obligar a todo el mundo a estudiar pasado un umbral mínimo de urbanidad es tan intrusivo como obligarnos a ir a misa los domingos.

Y es innecesario.

No podemos obligar a chicos que no sienten atracción por el estudio pasen años eternos en aulas en las que se sienten desplazados e inútiles.

Ya los profesores han avisado de que estos alumnos son la causa del deterioro de la convivencia en los centros de enseñanza.

Ampliar esta convivencia forzada con los libros de texto es un error.

Decía Hobbes que la legitimidad del Estado se basa en su efectividad.

Sin embargo está claro que para los políticos españoles cuanto más grande y más omnipresente sea el Estado mejor.

Y hay que poner un límite a tanta tontuna.

No me voy a referir a otra propuesta estrella que es la de eliminar la religión de la enseñanza porque claramente es una provocación para que la derecha salte y quede "enmarcada" como defensora de los curas, algo que al parecer en nuestra sociedad es una mala cosa.

Yo como Hobbes creo que es mejor que exista el Estado, porque efectivamente la ley de la jungla me parece poco acogedora, pero me toca un poco los c... que Leviatan se meta hasta en los aspectos más pequeños de la vida.

Va siendo hora de explicar a los políticos que Leviatan no puede seguir creciendo y que hay que cortarle el pelo.

    

viernes, 16 de octubre de 2015

Día de la Hispanidad

Que somos un país raro lo demuestra que ni siquiera nos podemos poner de acuerdo en que día del año tenemos que celebrar la "Fiesta Nacional".

Alguien decidió que fuese el día en que Colón alcanzó las costas de un nuevo continente, que debería haberse llamado Colombia y se llama América en honor a un cartógrafo.

Pero como ahora está de moda la reivindicación de lo "original", resulta que la llegada de los europeos a un nuevo continente y el consiguiente "choque de civilizaciones" con los habitantes de aquellas tierras, es un drama y un genocidio.

¡Vaya por Dios!

Resulta que ya no podemos celebrar nuestra fiesta nacional sin que la bancada progre saque las trompetas y tambores y se dedique a amargarnos la vida con sus recriminaciones sobre el exterminio de "todo un pueblo" y su civilización.

Si aplicamos ese rasero moral a cualquier fiesta nacional va a resultar que nadie pueda celebrar nada nunca, porque si los franceses tienen que recordar a los aristócratas degollados, los americanos a los ingleses despanzurrados, y así sucesivamente, nos vamos a encontrar que el único país que podrá celebrar su Fiesta Nacional tranquilamente es Andorra.

Pero en el caso que nos ocupa la cosa es bastante grave porque revela los fallos de nuestro sistema educativo que no es capaz de transmitir a nuestros alumnos la idea de que España ha hecho algunas contribuciones mas que notables a esta realidad que es Europa que es, de lejos, el mejor sitio para vivir de todo el planeta.

Y una de esas contribuciones es la incorporación de todo un nuevo continente al lado de Europa.

América la podían haber descubierto y colonizado los turcos o los chinos.

Si así hubiese sido, Europa no habría sobrevivido no podido desarrollar esta forma de vida, la democracia, que hoy disfrutamos.

Sin el oro americano la potencia militar turca su hubiese impuesto en el Mediterráneo, y hoy nuestras mujeres irían con velo como las de Pakistán. Y que decir si hubiesen sido los chinos los que llegan a América por el Pacífico.

Europa existe porque España y Portugal conquistaron aquellos reinos y se trajeron sus riquezas a Europa. Esa es la verdad.

¿Y que decir de la conquista?

Ciertamente no fue pacífica. Tampoco lo hubiese sido de haber sido los turcos o los chinos los conquistadores.

Tampoco fue pacífica la conquista de Hispania por las legiones romanas, ni la invasión árabe de la península, ni ninguna expansión humana desde los albores de la Humanidad.

Todo el mundo está de acuerdo en recordar con respeto y admiración a Julio Cesar o Alejandro el Magno. A Napoleón Bonaparte le veneran los franceses. Y a Gengis Jan, y a Tamerlán. ¡Hasta a Ivan el Terrible! se le considera un héroe nacional en Rusia.

Pero nosotros pasamos de puntillas por la historia de Hernán Cortés y Francisco de Pizarro, que son unos líderes militares a la altura de Alejandro.

Y al parecer nos encanta que se reivindique a los pueblos indígenas que eran de un salvajismo espectacular materializado en prácticas homicidas solo comparables a las de monstruos modernos como Stalin o Hitler.

Gentes que había ritualizado los sacrificios humanos y por cuyos monumentos religiosos corría la sangre y se cubrían de miembros amputados.

Gentes que no habían descubierto la rueda.

Gentes que vivían en guerra permanente con los de alrededor y convertían en esclavos o víctimas sacrificiales a todo el que pillaban.

Gentes que vivían en un estadio de civilización muy inferior al de los europeos renacentistas que llegaron allí.

Fuera quien fuese que hubiese llegado allí hubiese derrotado a los indígenas y los hubiese esclavizado.

Los españoles los declararon seres humanos.

¿Matanzas?

Seguro que hubo muchas, y hubo quien las denunció ya entonces.

El ser humano es cruel y violento y no ha habido conquista sin destrucción.

La cuestión es ¿por qué no podemos los españoles dejar de comportarnos como pusilánimes acobardados y pasarnos la vida lamentando lo malo que hemos hecho?

Nosotros también hemos sido víctimas y no vamos pidiendo a los italianos o a los árabes que nos pidan perdón.

¿Por que no somos capaces de ver la conquista de América como una hazaña a la altura de las más grandes de la Historia?

O por lo menos, ¿por qué no somos capaces de celebrar en el día 12 de Octubre la genialidad de mandar unos barcos al mar para descubrir una nueva ruta a las Indias por el oeste?

No debía e ser una cosa sencilla porque...nadie mas lo hizo.



  

jueves, 8 de octubre de 2015

¡Para bailecitos estamos!

Al parecer el debate nacional ha girado hacia el apasionante tema de si los políticos tienen que bailar.

Es evidente que nos resulta aburrido tratar el asunto del déficit o la "conllevanza" con la cuestión catalana y que no nos gusta calentarnos la cabeza con la preparación del futuro de nuestros hijos o nietos.

Estamos deseando dejar atrás las preocupaciones y los sobresaltos y tratar temas divertidos y los políticos que viven de que les votemos saben que no tienen mas remedio que hacer el payaso si eso es lo que quieren los ciudadanos.

Al parecer los sociólogos han detectado que los españoles queremos políticos "cercanos".

A mi me da pavor porque no veo francamente que virtudes tiene esa cercanía.

Es como si a los pilotos de aviación comercial se les diese la licencia por su gracejo al contar chistes y no por su pericia al volar.

Estamos eligiendo a los que tienen que dirigir el país por su disponibilidad a comportarse como adolescentes o viejunos en Benidorm.

La mayoría sigue imponiendo su santa voluntad contra toda evidencia de que eso nos lleve a algún lugar y eso lleva a que elijamos a Zapateros o Carmenas o la larga lista de tuercebotas que se sienta en las poltronas del poder sin la menor preparación para ello.

Mientras que en los países asiáticos se elige a los mejores para que gobiernen, eso si de forma despótica, en los países democráticos las masas descerebradas imponen a gentes que son como ellos, o sea unos descerebrados.

Si eres inteligente y quieres que te elijan para dirigir algo tienes que fingir que eres un berzotas y estar dispuesto a que te vean como "uno de los suyos" los electores que ni saben lo que quieren ni mucho menos lo que les conviene.

La política se ha convertido en una carrera en la que para participar tienes que demostrar que eres campechano y bailón.

Da igual si sabes algo de economía o de asuntos municipales.

Lo que se lleva es bailar, cantar, montar en bici, y sobre todo afirmar que uno es del pueblo de toda la vida y lo que más le gusta es tomarse cañitas con los amigos y hablar de futbol.

Me pregunto si ahora lo siguiente será participar en "La isla de los famosos", "Gran Hermano" o ese interesante concurso en que los protagonistas van desnudos.

También sería una buena idea que en lugar de debates hubiese torneos de chistes o carreras de sacos.

Me pregunto si alguien recuerda que estamos al borde de la ruina y que en esta hora nos vendría bien que quienes nos gobernasen fuesen los más listos de la clase, (como hacen los chinos), y no los más "marchosos".

A no ser que hayamos llegado a la conclusión de que da lo mismo y queramos ir bailando y brindando hacia la catástrofe.

Estamos en ello al parecer.        

miércoles, 7 de octubre de 2015

La muerte digna

No se si la expresión "muerte digna" tiene algún significado.

La muerte siempre resulta un proceso de deterioro de la vida que puede ocurrir rápidamente, como en los accidentes, o lentamente como en las enfermedades.

En cualquier caso resulta ingrata y dolorosa.

Así que la cuestión no es tanto que deje de ser indigna, como que deje de ser innecesariamente dolorosa.

Y la cuestión está relacionada con la actitud de los médicos y sus problemas con la legalidad vigente que no es muy clara al respecto.

No creo que haya muchos médicos que por razones religiosas se nieguen a aliviar situaciones de alargamiento inútil de situaciones terminales, sino que muchos de ellos temen las consecuencias de ser liberales en esta materia sobre todo después de lo sucedido en la Comunidad de Madrid hace años a cuenta del Dr. Montes y el Consejero Lamela.

Vamos, que para muchos médicos es más fácil seguir el protocolo hasta el último suspiro aunque eso conlleve una agonía dolorosa, que aplicar protocolos alternativos paliativos que acorten esa agonía.

Y hasta que un juez no les descarga de responsabilidades no dan el paso.

Esto es lo que acaba de suceder en Santiago de Compostela a cuenta de una niña de 12 años en situación irreversible y dolorosa.

Médicos que consideraban oficialmente que había que seguir con el tratamiento han "descubierto" que un "empeoramiento" en las últimas horas permitía desconectar a la paciente, una vez que los padres se han movido y un juez les ha dado la razón.

Creo que estamos en una situación de perversa ambigüedad que pone a los familiares de los enfermos terminales en una situación de tensión intolerable que se añade a la tragedia personal que ya sufren.

Y eso no es tolerable por mas tiempo.

Tiene razón el portavoz de PP en el Congreso cuando dice que no es necesario abrir debates, porque lo último que faltaba es que esta cuestión se convirtiese en un tema de discusión política.

Eso imposibilitaría cualquier solución durante años, y nos abocaría a las estériles discusiones entre políticos y tertulianos que tan aburridos nos tienen.

Y este es un tema que no puede esperar porque sucede cada día en muchos hospitales del país.

Hay lugares en los que las familias se encuentran con un entorno de comprensión y ayuda y otros en los que se topan con un muro.

Y eso no puede ser.

Todos vamos a morir y tenemos derecho a que en ese trance se nos puedan aplicar los avances de la ciencia y la tecnología como sucede en otros momentos de nuestra vida empezando por el nacimiento.

Si la epidural evita el sufrimiento en ese trance y nos parece de lo más normal y deseable, ¿por qué nos ponemos tensos con la cuestión de la muerte?

A nadie se le ocurriría denunciar a un médico por utilizar la anestesia antes de una operación y tampoco por recetar analgésicos para el dolor, pero parece que la racionalidad se detiene en los umbrales de la muerte y nos invaden todo tipo de prejuicios y atavismos.

La muerte no debería ser un campo de batalla sino un espacio para la serenidad, y debería de existir un ámbito legal que permitiese que los familiares y el propio enfermo si es posible, decidiesen con los médico los tiempos para los medicamentos curativos y los tiempos para los paliativos y también la aplicación de sedativos que permitan un final incruento.

No se puede poner a los médicos en la tesitura de tener que decidir esas cuestiones y después quedar expuestos a denuncias o persecuciones.

Como en tantas otras cosas, los ciudadanos tenemos derecho a decidir por nosotros mismos sin tener al Estado encima de nosotros decidiendo lo que es mejor o lo que nos conviene.

Ya que no nos dejan vivir en paz, por lo menos que nos dejen morir en paz.          


lunes, 28 de septiembre de 2015

El día después

Bueno, pues ya es el día después y la cacofonía de comentarios es mareante aunque predomina el alivio.

Francamente no se cual es la razón de dicho alivio porque aunque el resultado en votos es ligeramente contrario a la secesión, la verdad es que en escaños es muy favorable a los independentistas cuyas dos fuerzas sumadas están por encima de la mayoría absoluta.

Puede que efectivamente los anarquistas de la CUP que ayer vociferaban a favor de la independencia y cuyos 10 escaños son la clave nacionalista no sean muy fiables para los burgueses convergentes y esquérricos, pero la tentación de sumar va a estar ahí y seguro que Mas y compañía ya están pensando que dar a cambio, aunque sea la cabeza de Mas.

Además está la cuestión de la "alianza" constitucional que tendría que unir al PP y a Podemos, lo que resulta sencillamente imposible.

Ciudadanos ha sacado un buen resultado, pero es tan solo un tercio de los nacionalistas, o sea nada.

Y luego está el hecho de que los resultados "constitucionalistas" se han visto mejorados sensiblemente por que se ha sacado a votar a pensionistas que hace mucho que no votaban y que ante la amenaza de perder la pensión han agarrado la muleta y han ido a votar.

Los nacionalistas no van a desaparecer y tampoco el problema.

Cualquier solución constitucional no les vale porque si les valiese no nos valdría a los demás españoles.

La tontuna federal del PSOE no es más que un eslogan de marketing sin ningún contenido práctico más allá de las palabras, y el diálogo que piden por más que sea necesario no va a ir a ninguna parte.

El tiempo está del lado nacionalista a no ser que se comience a machacar seriamente la cuestión nacionalista, que no es otra cosa que un carlismo puesto en limpio y cuyo único horizonte es el campanario y el trabuco.

Pero eso significa intervenir seriamente, o sea en la educación, y ya vamos a ver que no pasará.

Solo hay un signo esperanzador que es el voto en las ciudades y que es mayoritariamente no-separatista.

Esto ya pasaba en las carlistadas anteriores pero requiere atención.

No se puede seguir abandonando a su suerte a la gente razonable como se ha hecho todos estos años, ni en Cataluña, ni en Vascongadas, ni en Galicia.

Y los medios de comunicación tienen otra vez mucho que decir.

Hay valores que hay que defender, y no hay que confundir plebiscitos y asambleas con la verdadera democracia que requiere una mezcla muy cuidadosa de libertad y respeto a las ideas de todos, dentro de un marco de obligaciones y derechos.

Hay que enseñar a los niños a tener precaución con las banderas y los himnos que son tan tóxicos como las pastillas de anfetaminas y enseñar a distinguir a las personas serias de los gritones y escandalosos.

Es muy triste que a comienzos del siglo XXI, en medio del cambio climático y el desajuste del mundo occidental haya gente que crea que se puede escapar de su destino a base de crear países nuevos.  

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El Affaire de Volkswagen

Podríamos empezar recordando que fue el propio Adolfo Hitler quien diseñó el famoso "escarabajo" e impulsó su fabricación como vehículo para "el pueblo", lo que representa un problema casi insoluble para la imagen de cualquier empresa, que sin embargo los responsables de comunicación y marketing de esta empresa habían sabido manejar con gran pericia a lo largo de muchos años...hasta la cagada actual.

Como veterano de la comunicación empresarial puedo imaginarme perfectamente lo que estarán pasando esos profesionales en estos momentos para tratar de llevar a cabo un cierto "control de daños" que detenga la espiral de destrucción de valor que puede perfectamente llevarse por delante a esta empresa alemana.

De hecho ya veremos si todo esto no termina en la absorción de Volkswagen por otra empresa.

Y es que esto no ha sido el típico "call back" de las empresas automovilísticas que sucede cuando se detecta un fallo en un modelo o una serie de dicho modelo, y hay que pedir a los compradores de dichos vehículos que se pasen por el taller para una reparación gratuita y obligatoria.

El "call back" es la pesadilla de la industria del automóvil, pero esto es mucho peor porque no se trata de un malfuncionamiento de una pieza sino de un fraude con alevosía, premeditación y ánimo de engaño masivo.

Y eso no es un accidente de diseño o fabricación sino que es un delito a gran  escala.

Desde hace tiempo hay una campaña soterrada contra los coches diesel por la cuestión de las emisiones contaminantes, que son mayores que en los vehículos de gasolina.

La admisión por parte de Volkswagen de que se ha trucado la medición de dichas emisiones para que resulten aceptables sitúa este problema en un nuevo escenario puesto que el hecho de ocultar viciosamente los datos reales de dichas emisiones revela que tal situación era conocida y se ha querido hurtar al conocimiento público y de los organismos reguladores.

Y eso da la razón a los que quieren sacar a los coches diesel de la circulación.

Por otra parte, el comportamiento de los directivos y del consejo de administración de la empresa pone de manifiesto que las sospecha sobre el ocultamiento de la realidad en términos de contaminación por parte de múltiples industrias, es un hecho.

Se ha pillado a los de Volkswagen, pero ¿cuantos más hacen lo mismo?

La loca carrera por el crecimiento y los beneficios trimestrales que hace de las bolsas mundiales monumentos a la inestabilidad y la especulación está condicionando el comportamiento de los dirigentes empresariales que saben que su empleo depende del resultado a corto.

Cuando la verdad se interpone entre el directivo y el resultado esperable, aquel se siente incentivado a ocultar la verdad y no a solucionar el problema. (Eso para el que venga detrás).

Y así hasta que el cuerpo aguanta.

La ética del trabajo ha sido sustituida por la ética del éxito y eso tiene resultados desastrosos para el conjunto aunque proporciona grandes ganancias para quienes tienen el pulso firme para caminar sobre el alambre.

Y lo malo es que el affaire Volkswagen no va a cambiar nada.    

lunes, 21 de septiembre de 2015

Las series son de pago

Para dejar de hablar de migrantes o catalanes, vale cualquier cosa pero mejor si es entretenida, porque dejar de hablar de lo mismo para seguir con el amigo Trueba, que se quiere hacer el listo a base de decir que no se siente español después de años de ir pidiendo dinero público para el cine español, resulta también fatigoso.

Tampoco resulta atractivo hablar del Papa Francisco y sus aventuras cubanas y de sus detractores que le piden que desprecie públicamente a los Castro para reunirse con los disidentes, cuando la Iglesia es quien lleva mediando por ellos desde hace décadas gracias precisamente a que nunca ha roto relaciones con los singulares hermanos.

Y para que hablar de festejos populares, proezas deportivas y demás alimento habitual de los medios de comunicación, incluidos los crímenes de género de los que salimos a uno por semana por lo menos.

No. Me niego a seguir el triste cortejo de los que se rasgan las vestiduras por la secesión catalana, el drama de los emigrantes, el martirio de las mujeres a manos de sus parejas o la corrupción de nuestros dirigentes y la perversión brutal de nuestros conciudadanos.

Por lo menos prefiero ver todas esas cosas envueltas en un guión imaginativo y rodadas por gente con visión artística de las cosas. Aunque haya que pagar por verlo.

En Juego de Tronos, Mad Men, Orange is the New Black, True Blood, The Sopranos, y un largo etc., hay de todas esas cosas pero con una gran ventaja: resultan entretenidas.

Odios políticos, rencores personales, violencia de género, corrupción, crimen, devastación y hecatombe resultan mucho más entretenidas cuando están bien escritas y filmadas.

Si nos fijamos, un telediario podría perfectamente ser el guión de un capítulo de una serie. Tiene todos los elementos.

Sin embargo se nota que los guionistas tienen poco entusiasmo por lo que tratan y nos lo dan en bruto, como a paletadas.

Y el resultado resulta muy indigesto y sobre todo aburrido.

¿Por qué la gente no compra información aunque se la regalen y si compra las series pagando un buen dinero?

No puede ser por las temáticas porque son muy parecidas. Vale que los actores no resulten tan atractivos en los telediarios como lo son en las series, pero yo encuentro que el elemento clave son los que escriben y filman.

Definitivamente los que escriben y filman la información son mucho peores que los que hacen lo mismo en las series, le dedican mucho menos tiempo y el resultado les importa un pimiento.

Y como reflexión final, ¿estamos seguros que las series son ficción y los telediarios la realidad?

  

viernes, 18 de septiembre de 2015

¿Tiene alguien un plan?

Me refiero naturalmente a que vamos a hacer con los "migrantes" que llegan a miles a las fronteras de Europa cada día.

Como había una polémica en torno al derecho a asilo de los refugiados, y ante la evidencia de que en la marea humana que sube desde Turquía hay gente de muchas procedencias, las ONG han lanzado la consigna de eliminar la referencia a emigrantes o refugiados y llamar a todos "migrantes".

Da igual, nos indican, de donde provienen o si huyen de la guerra o la pobreza. Tenemos que acogerles.

Bien. Quedamos estupendamente subiendonos al carro del buenismo e invitando al hijo de Osama el zancadilleado a jugar en el Bernabeu con una camiseta de Ronaldo regalo del club. Además como dice que es entrenador de fútbol de primera división, le ofrecemos un trabajo en Getafe y una casa.

Vale. Pero, ¿cuantos Osamas más vamos a acoger?

Y, los Osamas africanos ¿también los vamos a acoger?

¿Van a ir todos al Bernabeu como un rito de iniciación en españolidad?

¿Les vamos a dar casa gratis a todos y empleo?

¿Por qué no le damos empleo y casa gratis a los millones de españoles que lo necesitan?

¿Podríamos considerar migrantes a españoles que vivan en la miseria y quieran escapar de ella?

¿Y a los que quieran escapar de matrimonios extenuantes o trabajos denigrantes?

¿Y a los que quieran escapar de si mismos?

Según las ONG todo el mundo es un campo de batalla, así que todo el mundo es refugiado.

Estoy básicamente de acuerdo, pero ¿donde colocamos a tanta gente que escapa de diferentes amenazas?

¿No estamos rizando demasiado el rizo de la compasión?

Desde luego que podemos gestionar la llegada de Osama y de otros mil, incluso diez mil osamas. Pero, ¿y cien mil osamas? ¿y un millón de osamas?

Si no podemos atender las necesidades de cientos de miles de personas en nuestro propio país, entre otras cosas porque esas necesidades crecen sin parar, ¿a donde nos va a llevar esta epidemia de compasión que nos afecta?

Y sobre todo, ¿cuanto va a tardar la compasión en transformarse en miedo y después en odio?

Seguro que estamos dispuestos a acoger a Osama y a su familia, y que nos hubiese gustado salvar al niño Osmán.

Pero, ¿que pasará cuando los osamas y osmanes no tengan rostro y solo sean una marea de gente que acampa en los parques públicos?

¿Alguien está pensando en estas cosas?  

miércoles, 16 de septiembre de 2015

La Virgen vuelve al camino

Vemos estos días imágenes de gran poder iconográfico. Un niño ahogado en la orilla de un mar que un día fue la cuna de la filosofía y la democracia. Gentes caminando por carreteras y vías de tren. Repartos de alimentos en almacenes y polideportivos. Y ayer una que me pareció muy fuerte: una mujer llora agarrada a la muralla que se acaba de cerrar.

Es una imagen que reconocemos inmediatamente: es la Virgen Dolorosa.

Las mujeres sirias nos recuerdan inevitablemente las imágenes de la Virgen María con el Niño Jesús en la huida a Egipto o en la aflicción por la muerte de su hijo.

Después de siglos de asociar la piedad a la madre que sostiene el cuerpo de su hijo, ahora vemos encarnadas en mujeres reales lo que hasta ahora solo eran arquetipos culturales.

El velo islámico es el manto de la Virgen que ha recobrado así una actualidad que desapareció de Occidente hace muchos años.

Vuelve la antigüedad para recordarnos que la burbuja cultural en la que nos movemos, la que se inicia con la Ilustración y la Revolución Industrial, no se ha extendido por el mundo como era su vocación inicial, sino que se ha detenido en las puertas de culturas que han resultado impermeables bien a la versión industrial del capitalismo, bien a la construcción de clases medias, bien al desarrollo de proyectos de vida basados en el respeto a la libertad del ser humano individual.

Vienen sobre nosotros personas que transitan por civilizaciones teocráticas, chamánicas, tribales, colectivistas, supremacistas, primitivas en suma.

Personas que no comparten con nosotros los fundamentos de nuestra civilización.

O que comparten en realidad un pasado del que hemos escapado tras muchas luchas y violencias.

Como en la película El Padrino III cuando Pacino se queja de que cuando el está intentando salir del círculo mafioso le vuelven a meter dentro, a nosotros también nos están empujando hacia el pasado del que habíamos soñado con olvidar para siempre.

Y tal vez exagero en esto porque tras ver una vez más las imágenes del llamado "toro dela vega" y a los salvajes habitantes de Tordesillas, hay que reconocer que el pasado está al menos en España más cerca de lo que parece.

Pero me temo que vamos para atrás y que las cifras dan que pensar.

En España, la población extranjera es oficialmente del 13,8%, solo superada en Europa por Suecia, con el 15,9% y Austria con el 15,7%. Y eso sin contar a los extranjeros nacionalizados que son legión.

¿Que efecto va a crear tal llegada de culturas diferentes en cantidad a una sociedad como la nuestra que apenas se había civilizado?

La respuesta debe estar en los colegios nacionales que ahora comienzan su andadura con una multiculturalidad en algunos casos abrumadora.

Una multiculturalidad que permite convivir con personas que parecen sacadas de un belén navideño o de un bazar medieval.

La Virgen vuelve al telediario.

¿Que más nos queda por ver?

 

martes, 15 de septiembre de 2015

La muralla china

Cuando los mongoles, manchúes y otros pueblos de las estepas comenzaron a merodear por las regiones norteñas del Celeste Imperio los emperadores ordenaron la construcción de una gran muralla que protegiese su territorio e impidiese la entrada de los extranjeros.

Es una muralla impresionante que se ve desde las naves extra atmosféricas que hemos sido capaces de construir hasta la fecha. Los romanos construyeron el muro de Adriano para que los escoceses primitivos, (los pictos), no invadiesen Britania.

También la gran ciudad de Constantinopla tuvo una gran muralla que solo cedió ante los primeros cañones de gran calibre. (Por cierto construidos por fundidores húngaros).

Los americanos siguen incansables la construcción de otra muralla que los separe de las gentes del sur. Los soviéticos construyeron el muro de Berlín.

Mucho más recientes son los muros de Ceuta y Melilla.

Al parecer, cuando se trata de parar las invasiones humanas la construcción de murallas sigue siendo la mejor alternativa, y además cuando dejan de ser útiles se convierten en monumentos.

El caso es que a pesar de que creemos que vivimos en un mundo post-histórico en el que hemos alcanzado la cúspide del desarrollo, la realidad se empeña en demostrarnos que no es así.

Europa es una rareza en el mundo por su riqueza pero sobre todo por su tranquilidad y seguridad.

Siglos de guerras y violencia de todo tipo desde la religiosa hasta la nacionalista nos han "civilizado" y hecho creer que a través de la negociación y el pacto se puede ir avanzando y desarrollando herramientas para mejorar la vida y las perspectivas de futuro de las personas.

Pero hemos olvidado que el mundo no se interrumpe en nuestra orilla del Mediterráneo, ni en los montes Cárpatos, ni en el Danubio.

El mundo se extiende más allá en territorios donde todavía reina la Historia.

Donde el conflicto religioso exige sangre, donde la economía se traduce en una explotación brutal de las personas tratadas como simples esclavos, donde el poder se ejerce a través del terror.

Toda esa gente sueña con disponer de las cosas que aquí damos por sentadas: seguridad social, trabajo estable con sueldo, pensiones, educación, sanidad....

Durante una época los europeos quisimos imponer nuestro sistema y nuestra civilización a los demás.

En algunos lugares lo hicimos.

En otros llegamos demasiado tarde.

En otros fracasamos.

Hoy ya no tenemos la fuerza ni la arrogancia para volverlo a intentar.

Solo queremos que los otros nos dejen en paz.

No va a poder ser.

De momento estamos levantando murallas pero probablemente no será suficiente.

¿Que hacer?

¿Volver a intervenir, (militarmente), en los territorios de donde proviene la invasión, o dejar que todos los que quieran venir se instalen en nuestra burbuja de bienestar?

Los que creen y esperan que en una reunión del consejo europeo de ministros del interior o de los jefes de estado se resuelva este dilema es que son demasiado estúpidos para entender cabalmente lo que está ocurriendo.      

jueves, 10 de septiembre de 2015

Dejar entrar y dejar trabajar

El influyente The Economist publica esta semana un artículo que invita a los europeos a considerar a las actuales oleadas de emigrantes-refugiados como una oportunidad y no como una amenaza.

Que se les deje entrar y que se les deje trabajar, ese es el gran titular que pone como ejemplo de esas políticas a las ciudades de Nueva York, Londres o Vancouver.

Como ayer mismo estuve participando en un debate en Capital Radio sobre la cuestión del empleo y salieron argumentos parecidos a los que utiliza el Economist, creo que merece la pena reflexionar sobre los mismos, a saber: eliminar cualquier traba a la libre contratación, desde los convenios colectivos al salario mínimo. Que cada cual contrate por lo que le parezca y que cada cual se deje contratar por lo que pueda sacar.

Bueno, yo pienso que en la cúspide de este pensamiento estaría una especie de "esclavitud voluntaria" en la que los trabajadores no recibiesen ningún salario mas allá de la comida y un lugar donde dormir. Se diferenciaría de la esclavitud canónica porque el esclavo voluntario podría dar por finalizada la relación laboral cuando quisiese en lugar de escapar por los pantanos con perros de presa persiguiéndole.

A lo mejor esa es la solución, aunque otra muy buena es la que se le ocurrió al primer gobierno franquista, y que consistía en que la alternativa a "estar ocupado" era ser un "vago o maleante" y acabar en la cárcel. Una solución que también se ha aplicado con mucho éxito en la Unión Soviética y similares.

Ese tipo de soluciones invita a trabajar por lo que sea, que a lo mejor es mejor que no trabajar.

Quiero decir que me parece que para algunos la oportunidad de los nuevos emigrantes es la de volver a un mercado laboral libérrimo como lo era con anterioridad a los años treinta del pasado siglo.

Me gustaría ver como se compatibiliza el trabajo infantil, propio de ese sistema, con el actual culto insensato a la infancia.

Desde luego que una vez que están en Europa sería mejor que trabajasen en lo que fuese, lo malo es que los tiempos parece que no van a mejorar la cuestión del empleo, a no ser que efectivamente nos desliguemos de cualquier sutileza y aceptemos salarios de 100, 200 o 300 euros al mes.

También podemos volver a tiempos pasados y olvidarnos de la productividad, de forma que en lugar de máquinas retornemos al trabajo humano, por ejemplo para actividades hoy olvidadas como la trilla.

Podemos poner a miles de personas a limpiar los bosques o "vigilar" las vías del tren, por salarios convenientemente bajos, o como tuve ocasión de ver hace unos años en un hotel de Birmania, poner a unos señores a cortar el césped con una tijera.

Es decir que efectivamente, sería mejor eso que la mendicidad o la delincuencia a que se ven abocados los emigrantes africanos, entre otras cosas porque los que vienen ahora no van a ser tan pacientes como los senegaleses.

Como ya he tenido ocasión de comentar, las cosas que están pasando van a cambiar el mundo, pero para peor más que para mejor.

Seguramente es más justo así, pero...

Vamos a a ver lo que hacen Carmena y otros cuando ciudades como Madrid reciban a los que ahora dan la bienvenida tan ostentosamente.

Por cierto, ¿damos la bienvenida solo a los sirios o también a los gitanos, albaneses, kosovares, y otras criaturas de las tinieblas?

¿También a estos los dejamos "trabajar" en lo suyo?      

  

miércoles, 9 de septiembre de 2015

La okupación de Europa

No soy una persona ajena al sufrimiento de los demás ni alguien que olvide que lo que sucede en Siria puede ocurrir en cualquier sitio, España incluida.

Efectivamente también nosotros produjimos una oleada de refugiados tras el colapso final de la II República, y creo que ahora podemos ver con mayor claridad lo que debieron pensar los franceses cuando vieron esa marea humana acercarse a los pasos fronterizos de los Pirineos.

Y luego al final de la Guerra Mundial los flujos de refugiados fueron formidables y pusieron a países enteros en situaciones que solo fueron posibles porque las sociedades receptoras estaban traumatizadas y tan empobrecidas como los que llegaban a ellas.

Como ya he comentado en otras ocasiones, de todos aquellos flujos de refugiados solo queda el inefable "problema palestino" que nunca se ha solucionado sencillamente porque se ha hecho todo lo posible para que no se solucione a fin de que sirva como excusa para mantener al estado de Israel en tensión permanente y rodeado de enemigos.

Todos los demás se terminaron integrados en las sociedades receptoras y ahora los franceses Martínez son tan gabachos como los Dupont, y si alguno habla español lo hace con un acento terrible.

Igual pasa con los polacos que ahora son alemanes, los rusos que son británicos, o los judios alemanes que ahora son israelíes.

Entonces, ¿cual es la diferencia ahora?

En mi opinión hay grandes diferencias, y la primera es la posibilidad de asimilación cultural de los refugiados por parte de las sociedades receptoras.

La segunda es la diferencia que existe entre refugiados y emigrantes.

Y la tercera es la situación de guerra que existe entre occidentales e islamistas, y cuyas causas y consecuencias se enredan con la propia guerra civil entre shíies y sunníes, y con la geopolítica del petróleo.

Europa viene siendo asaltada por oleadas de emigrantes africanos desde hace años y como sabemos se trata de un flujo que no tiene fin debido a la explosión demográfica y a la incapacidad de las sociedades africanas para ofrecer una vida digna a sus ciudadanos.

Después, una vez descubierto el negocio del tráfico de personas por los mismos que se dedican a otros tráficos, han comenzado a llegar desde los otros paraísos de la miseria de Asia, como Pakistán, Filipinas, etc.

Siempre alegan que vienen de la guerra o de la persecución política, porque ese es el sistema para recibir trato de refugiados, pero se trata naturalmente de emigrantes sin papeles y que quieren pasar a toda costa, o sea a la fuerza.

Y esta oleada de sirios, que en realidad son sirios, irakíes, pakistaníes, afganos y de todas partes, siguen la misma práctica y metodología.

Los que organizan el tráfico provocan el tipo de situaciones que son intolerables para los europeos, incluyendo los muertos inevitables, niños incluidos, y sigue el negocio.

Desde luego que esas personas quieren legítimamente mejorar su situación, la cuestión es si tenemos la obligación de recibir a todo el que quiera sin poner ni un pero.

Y acogerlos en un sistema que ya está tocado de muerte, como es el estado de bienestar.

Europa no puede ser ajena al drama de los demás pero, tenemos que ser conscientes de las consecuencias de estos flujos de personas y necesidades, porque esto es permanente y no algo que se va a pasar en unos días.

Si los países europeos van a bajar todas sus defensas y van a permitir que los millones de africanos y asiáticos que quieren una vida mejor se instalen en nuestros países, vamos a unas sociedades inestables, inseguras, desiguales y violentas.

Es la teoría de los vasos comunicantes. Retiramos los tapones y todos vamos al mismo nivel.

¿Que somos muy humanos y nos gusta hacer el bien?, vale, pero seamos conscientes de a donde vamos.

Europa es una rareza en el mundo y estamos en trance de extinción.

Yo la verdad es que lo veo con una cierta amargura, porque me gustaba Europa y nuestra forma de vida.

Y me parece mal que se asalten las fronteras utilizando para ello toda la parafernalia escandalosa de los niños y las mujeres embarazadas, y las guerras caníbales de los islamistas.

Y me hubiese gustado que los políticos europeos hubiesen actuado antes, cuando la inexplicable e inexplicada guerra "civil" de Siria comenzó hace cuatro años.

Pero como no tenemos ni ejército ni voluntad política, y estamos en el "nunca mais", pues nos tenemos que tragar lo que nos echen.

Personas y cuentos chinos.
 

 

          

viernes, 28 de agosto de 2015

Reflexiones tardo-veraniegas: el león Cecil

Entre las muchas cosas ocurridas en este verano del cambio climático, una de las que más me han llamado la atención ha sido la peripecia del león Cecil y su repercusión en la opinión pública.

Imagino que el tener un conocimiento de primera mano de lo que sucede en esos territorios me llevó a juzgar los hechos de forma muy diferente a como han sido contados, porque realmente el escándalo tiene fundamento, lo que ocurre es que es otro fundamento.

La caza de animales salvajes en Africa es una actividad importante dentro de las economías de la zona y no muy diferente de lo que sucede en los países occidentales donde también se practica.

España, Francia o Estados Unidos son países donde se puede cazar y se hace en unos volúmenes muy grandes que no amenazan la supervivencia de las especies, porque se hace de forma regulada y controlada.

En Africa también se hace de forma controlada y regulada pero hay una gran amenaza que es el furtivismo.

No es que no haya furtivismo en España por ejemplo, donde cada año se cazan ilegalmente osos, lobos, linces y otras especies amenazadas de extinción a pesar del cuidado que ponen los servicios de protección y la Guardia Civil.

Y el furtivismo es mayor y mas incontrolable en los países que carecen de instituciones fiables o en los que la corrupción hace estragos.

Y uno de esos países es Zimbawe.

Cuando escuché que se echaba la culpa a un cazador español me temí lo peor, porque en la zona tienen concesiones cazadores profesionales españoles que viven de ese negocio y que son los primeros en practicar la caza intentando que se respeten las normas. No porque sean criaturas angélicas, sino porque es evidente que si no hay animales no hay negocio.

En Portugal, por ejemplo, cuando la Revolución de los Claveles se abolieron todas las normativas de caza y se abrieron los cotos al "pueblo". El resultado es que desapareció la caza por extinción de los animales. Y así, mientras en Extremadura la caza es un negocio floreciente y abundan los animales, al otro lado de la frontera no hay forma de ver un ciervo.

Y es que el problema es que en la caza siempre hay que pensar a largo plazo, algo muy incompatible con la corrupción que es siempre cortoplacista.

Caza legal y conservación son inseparables. Caza ilegal y extinción también.

De sobra sabía el gobierno de Zimbawe que el león Cecil no había sido víctima de un cazador ilegal occidental sino de la rapacidad de unos guardabosques gubernamentales a la caza de una mordida.

Y echar la culpa a un cazador español era más fácil que echársela a un cazador norteamericano, cuyo gobierno da tanto dinero en forma de programas de ayuda.

Si no llega a ser porque el dentista de Minneapolis se autoinculpa, un cazador profesional español hubiese cargado con el marrón, con consecuencias que en ese país pueden ser muy graves.

Desde luego que el dentista no era muy espabilado y tenía que haber sabido que si tenía que pagar una cantidad que no estaba en el contrato inicial era porque iba a hacer algo ilegal, aunque no pudiese sospechar que le iban a sacar un león de una reserva y que este iba a ser un ejemplar bajo estudio que llevaba un collar de seguimiento.

Pero es que en esa zona se cazan rinocerontes incluso dentro de fincas privadas o elefantes en reservas naturales o cualquier animal si se unta lo suficiente al representante de la autoridad de turno.

Se caza incluso en países como Kenia y Tanzania que tienen la caza prohibida, la caza regulada se entiende, y hay organizaciones internacionales que persiguen a los que se lucran con este negocio suicida.

La caza legal  podrá gustar o no, pero no es el problema.

La corrupción si que es el problema.

Las campañas contra la caza son bien intencionadas, pero no acertadas.

En países como Namibia, donde la caza legal está permitida, está aumentando la población de animales como el león o el rinoceronte porque hay más control y menos corrupción, y el Gobierno sabe que los animales salvajes son un gran recurso económico, tanto en su versión safari fotográfico como en su versión caza, que no son excluyentes.

Pero en Zinbawe, donde existe un gobierno salvaje y depredador, todo está en peligro.

Esa es la triste realidad, tanto para los leones como para las personas que tienen la desgracia de vivir allí.        

martes, 7 de julio de 2015

El cambio climático, los griegos y el sofocón

Estamos en San Fermín. Unos chinos se desgañitan desde un balcón en la calle de la Estafeta. Los pro-etarras gobiernan el ayuntamiento de Pamplona. Caen cuarenta grados en la plaza del Castillo. El aire del Sahara se ha apoderado de la península ibérica y por las noches no hay quien descanse.

Mientras, en la península del Peloponeso, unos señores sudorosos se plantan delante de los cajeros automáticos y van sacando dinero cada vez que pueden.

Ese dinero lo pueden sacar, aunque sea de pocos en pocos, porque el Banco Central Europeo se lo ingresa a fondo perdido ya que los griegos han decidido, democráticamente, que no van a pagar sus deudas.

En las tertulias y también la gente a quien se pregunta por la calle opinan que esto es una lección de dignidad y de democracia y que se debería preguntar mas al pueblo.

Al parecer nadie quiere pagar sus deudas y piensa que si decide "democráticamente" no pagar, los bancos o los amigos prestatarios tienen que aceptar esa decisión.

El gobierno gamberro griego sigue jugando al despiste y chantajea a los otros gobiernos europeos con la amenaza de que si les dejan caer también vamos a caer todos.

Mientras, en Arrecife Canarias, una española conversa al Islam recluta jovencitas para que vayan a alegrar la vida a los combatientes del califato. Y al parecer con mucho éxito ya que a pesar de la igualdad y la liberación de la mujer, los combatientes del califato resultan muy atractivos.

Al parecer ejecutar a los enemigos del Islam de un tiro en la nuca mola.

Como hace tanto calor yo creo que se trata de alucinaciones y no de hechos reales, pero la televisión sigue informando de barbaridades sin límite y a nadie se le arruga el ceño.

Los sueldos bajan pero los alquileres suben en una ecuación imposible,y también se comienzan a comprar casas.

Los hoteles y las playas están llenos. El alcohol corre a raudales. Los toros galopan por las calles.

Esto podría ser el arranque de una novela apocalíptica pero solo es la realidad.

¿Será la vejez que me hace ver todo como una alucinación?

¿Soy yo el único que se da cuenta de que nos estamos volviendo locos?

jueves, 2 de julio de 2015

El dilema del traficante griego

Dos traficantes de drogas se encuentran en un bar de Nueva York.

El primero le dice al segundo, "quiero hacer un negocio contigo pero tiene que ser en secreto. Llévame un maletín lleno de coca al parque y déjalo junto a la estatua de XX. Allí estará otro maletín para ti lleno de dolares".

A  los dos les parece bien,...de momento. Luego se ponen a cavilar cada uno por su lado. "Si mi maletín en vez de coca, (o dólares), lleva colacao, (o billetes publicitarios), mi beneficio se disparará."

Así que cada uno lleva su maletín con mercancía trucada y obtienen colacao y billetes falsos respectivamente, en lugar de coca y dólares.

Es exactamente lo que está sucediendo en la negociación griega: han quedado en intercambiar quita de la deuda por reformas y cambios estructurales, pero llegan al parque con prestamillos y con mentirijillas.

Y cada uno se va a su casa con un cabreo creciente y una frustración paralizante.

Los negociadores europeos no creen a los negociadores griegos. No pueden creerlos porque estos llegaron al poder prometiendo que no pagarían y no tomarían mas medidas de austeridad si no mas bien al contrario.

Y los griegos no creen a los capitalistas de Bruselas porque está en su ADN ideológico.

Así que nadie va a ninguna parte.

Los griegos no pueden pagar. Los europeos no pueden seguir poniendo dinero indefinidamente para mantener a un país cuyos ingresos están muy lejos de cubrir sus gastos.

El euro mantiene a los griegos al borde de la ruina, pero la salida del euro directamente los manda al infierno del tercer mundo.

¿Como se sale de esta?

Tal vez si Europa confía en los griegos, estos podrían confiar en que tras una fase inevitable de ajuste, las cosas comenzarían a mejorar.

Y si los griegos confían en Europa, Bruselas no va a permitir situaciones de hambruna en Grecia.

Pero alguien tiene que romper el círculo de la desconfianza.

Y no podrá ser sin una buena dosis de liderazgo político.

La cuestión es ¿donde está ese liderazgo en la Europa actual?  

martes, 30 de junio de 2015

Un poco de filosofía griega

Hace unos dos mil quinientos años, año arriba año abajo, había una serie de ciudades en la costa de lo que hoy es la Anatolia turca, que habían sido fundadas y pobladas por marinos y mercaderes griegos al objeto de comerciar con oriente.

Aquella gente era de estirpe práctica y como diríamos hoy, mas bien laica.

Así que no les satisfacían las explicaciones que habían heredado de sus padres en relación a como funcionaba el mundo y se pusieron a observar la naturaleza a ver si las tormentas se podían predecir o si eran un capricho de los dioses.

Luego, una vez que rompieron a pensar y a darse cuenta de que todo aquello de los dioses era un camelo, ya no pudieron parar.

También inventaron el teatro, que por entonces se denominaba tragedia y que consistía en explicar a la plebe los grandes misterios de la vida a través de sucesos arquetípicos narrados por actores en medio de un anfiteatro.

Para que la gente no perdiese el hilo, había un grupo de personas que formaban el coro y que tenía la misión de explicar lo que estaba pasando para que no hubiese lugar a dudas.

También los griegos, llegado el momento, se enfrentaron a los persas que querían impulsar una forma de vida antigua y que si llegan a tener éxito Europa no hubiese existido.

A estas alturas, y sin que haya un coro que nos lo explique, ya sabemos a donde quiero llegar: los griegos se merecen un respiro.

Es verdad que los griegos de ahora están muy lejos de Pericles y Alcibiades, y de Aristóteles y Platón.

Que tienen un país absolutamente inviable y con un estado corrupto y mentiroso.

Es verdad que los viejos valores de la democracia ateniense quedaron anegados en la necesidad de sobrevivir a árabes y turcos durante casi quinientos años.

Y que mienten mas que hablan.

Pero a ver, si fuésemos nosotros el actual presidente griego, señor Tchiripas, y hubiésemos llegado al poder en base a prometer a los electores que no pagaríamos la deuda contraída, (libremente por cierto), ¿como iríamos ahora a decirles que no hay mas remedio que pagar?

El señor Tchiripas ha debido recordar a Anaximandro, cuando discurrió aquello de "el hombre es la medida de todas las cosas" y habrá discurrido "si aceptar el trato es malo para mi, no puede ser bueno para Grecia".

Y después, ayudado por su ministro calvo Barufakis, se habrá puesto a diseñar una tragedia como las de Sófocles, en la que el coro corea en la noche tenebrosa: "los griegos no pagarán".

Mientras, la señora Laffargue y la Comisión Europea, que van a las reuniones creyendo que de lo que se trata es de pactar condiciones, se encuentran con que los griegos lo mismo ríen que lloran, y con que van y vienen de Atenas a Bruselas poniendo caras muy serias aunque en realidad no están hablando de economía sino que están declamando a Euripides.

Pero como Heráclito sabía, "nadie se baña dos veces en el mismo rio ni nadie acude dos veces a la misma reunión", y los griegos siempre empiezan cada ronda como si todo lo que se hubiese dicho en la anterior hubiese desaparecido hubiese sido aire.

Y los europeos se mosquean pero van dando a los griegos cuartelillo, o sea, dinero para que se lo vayan gastando.

Ahora, los griegos dan paso al coro una vez mas y en forma de referéndum, para entonar el "no pagaremos", y la tragedia avanza un poco pero sin llegar la sangre al rio.

Los actores se preparan para seguir con la tragedia que no es otra que la de aquel sofista que demostraba que por mucho que andemos nunca llegamos dado que la distancia inicial que nos separa de aquel siempre puede subdividirse en dos de forma indefinida.

Al final, el destino siempre alcanza no obstante al destinatario de la furia de los dioses, pero mientras tanto, ¿quien nos quita este espectáculo deslumbrante de unos saltimbanquis tomando el pelo al mundo entero?

Los griegos no pueden pagar y por mucho que les estrujemos el gaznate no vamos a conseguir que por esas gargantas surja la ambrosía dionisiaca.

Tal vez la próxima vez, los que prestaron con tanta alegría pensando en sus bonus, se acordarán de Aristóteles y se olvidarán de creer en las historias de la fantasía y mirarán mas a las cuentas terrenales.

¿Recibirán esos alegres prestatarios la orden de suicidarse con cicuta por haber llenado de locas ambiciones las mentes de tanto retrasado mental como circula por las polis del mundo?    

martes, 23 de junio de 2015

Perros

Vamos a olvidarnos por un día de los avatares de la política o de la sociedad de la información y a dedicar una entrada a los perros, esos animales que llevan acompañándonos desde hace unos diez mil años, o sea desde que decidimos dejar de vagabundear.

La aparición casual de unos cachorros en una balsa de alquitrán en un pueblo de Murcia (España), ha levantado una oleada de indignación por el efecto viral de las imágenes impactantes y ha puesto el debate del trato a los animales en el centro de la atención popular.

Es un debate que en España se asocia a los toros o a otros animales utilizados en algunas fiestas bárbaras pero que en otros países, quiero decir en aquellos países en los que se debaten los grandes temas y no solo las tontunas de turno, ya está alcanzando las fronteras de la filosofía y la ciencia para centrar esta cuestión en ese espinoso territorio de la conciencia y la vida.

Los humanos de nuestra especie, tras acabar con todas las demás especies humanas, de momento a parte los neandertales ya hemos descubierto otra en la isla de Java y otra en Siberia, nos situamos en la cumbre de la cadena alimentaria y decidimos que había dos clases de seres: nosotros y los demás.

A nosotros nos asignamos la inteligencia y el alma, y a los demás un carácter utilitario y la bestialidad.

Según hemos ido perdiendo la fe en la existencia del alma nos hemos quedado en un territorio más incierto que es de la inteligencia, para diferenciarnos de los animales y por razones obvias cada día nos entran más dudas.

No solamente hay humanos que ofrecen  una apariencia de vida inteligente mas que discutible, sino que resulta cada vez mas difícil afirmar que no existe inteligencia en los animales.

Así que como la cuestión no es si nosotros tenemos inteligencia y los demás no, la cuestión tiene que ser cuanta inteligencia tenemos unos y otros, y si el tener más nos proporciona el derecho de tratar a los animales como los tratamos.

Los primeros en abrir el debate han sido los científicos que tratan con otros primates, (nosotros somos primates también), porque en el estudio de chimpancés, gorilas y orangutanes nos estamos llevando muchas sorpresas.

También estamos perplejos por la inteligencia que muestran los delfines y otros cetáceos y naturalmente por lo que vemos cada día en los perros.

Los perros son animales que viven con nosotros literalmente, o sea que comparten cada momento de la jornada y nos acompañan como si fuesen una extensión de nosotros mismos.

Los hay más inteligentes y mas tontos, pero eso también pasa con los humanos.

La cuestión es que aún cuando viven con nosotros y nos acompañan, no tienen ningún derecho.

Podemos darles de comer o matarlos de hambre.

Podemos disponer de cada momento de su vida y después acabar con ellos.

Podemos utilizarlos y también decidir que son un estorbo y abandonarlos.

E incluso hay culturas que los consideran un animal para el consumo igual que nosotros consideramos a un pollo.

Este es un debate complicado porque en España estamos todavía sin decidirnos a prohibir el maltrato a los animales lo que conduce a aberraciones como las matanzas de galgos tras la temporada de caza, pero al margen de normas y leyes creo que cabe una reflexión sobre por qué consideramos que tenemos legitimidad los humanos para disponer de toda la vida a nuestro alrededor y a destruirla sin ninguna consideración.

Soy carnívoro, así que no quiero llevar esta cuestión hacia el otro extremo del hinduismo mas radical o el ascetismo vegetariano, pero la verdad es que cada vez me surgen más dudas respecto a que papel jugamos los humanos en esta representación de la vida.

Y cuando veo a los pescadores japoneses masacrando delfines o ballenas me entran escrúpulos y dudas.

También cuando he observado como se trata a los primates como piezas de caza. ¿Como podemos matar a un animal que se parece tanto a nosotros?

Y en el asunto de los perros, ¿como se puede lanzar a unos cachorros a un charco de alquitrán?

¿Que derecho tenemos a disponer así de su vida?

¿En que clave de nuestro cerebro podemos ignorar el sufrimiento que causamos?

¿Donde ponemos la barrera que nos distingue de los animales?

El caso de los bosquimanos, a los que hasta bien entrado el siglo XX se cazó como a animales y a cuyos niños se entrenaba como animales de compañía, nos indica que esas barreras no son claras y que tenemos que tener la capacidad de reconocer que a lo mejor nos estamos pasando de la raya como especie.

A quien quiera tener un punto de vista diferente sobre el asunto le recomiendo la lectura de la serie de Ciencia Ficción "Marea Estelar" de David Brim.

El tema de la inteligencia y la conciencia son muy perturbadores.