jueves, 31 de marzo de 2016

Tonterías consuetudinarias

Existen una serie de clichés en los medios de comunicación y en la opinión pública que realmente me conducen al aburrimiento y a desesperar de que alguna vez seamos capaces en este país de hablar con un poco de rigor de cualquier tema.

Uno de esos temas es el de los refugiados.

Instalados como estamos en el espíritu de la religión feminista-buenista, somos al parecer muy partidarios de abrir nuestras fronteras a todo el que quiera instalarse en nuestro país, siempre con la condición de que sea musulmán y de piel mas bien cetrina.

Se repite hasta la saciedad que son víctimas de la guerra, y se insinúa que esa guerra la hemos provocado nosotros con nuestro apetito desmesurado por el petróleo.

Al parecer en este asunto lo más importante son las imágenes de los "refugiados" andando por caminos embarrados o los cadáveres de los ahogados en las islas griegas. A veces hay tantos reporteros como refugiados.

A nadie parece importarle la cuestión de como va Europa a gestionar un flujo de emigrantes compuesto por millones de personas procedentes de países que van desde Filipinas hasta Etiopía y desde Gabón a Nigeria, pasando por todo el Oriente Medio y más allá hasta las montañas afganas.

Tampoco parece importar a nadie las consecuencias de crear en Europa fuertes minorías musulmanas que ya han manifestado con los hechos su decisión de no integrarse ni aceptar  los principios básicos de nuestra cultura.

NI por supuesto, las consecuencias de importar la guerra civil que mantienen sunnies y chiies en todo el mundo y que suele materializarse en acciones terroristas, que cuando se dan en los países en guerra adoptan la forma de acciones y represalias y cuando se dan en nuestro países adoptan simplemente la forma de carnicerías a las que se contesta con flores y cánticos, ya que cuando se piensa en contestar con las armas salen los tontainas de siempre a decirnos que "eso no es proporcionado y que es matar moscas a cañonazos".

Cada vez que escucho a algún sacerdote buenista decir que en esta guerra de atentados hay más víctimas musulmanas que cristianas, me dan ganas de retirarme a un monasterio que no tenga acceso a ningún medio de comunicación para no tener que escuchar más idioteces. Los atentados allí son parte de una guerra en la que los dos matan. Los atentados aquí solo son muestras de la rabia de unas minorías que se sienten apoyadas por uno de los contendientes en liza: los saudíes.

En los países en los que no existen tales minorías no hay atentados. (Polonia, Chequía, Lituania, Suecia.....). Donde si hay minorías si los hay: España, Francia, Bélgica, UK....

Obviedades que nadie quiere recordar, como el hecho de que la mayoría de los refugiados nada tiene que ver con la guerra, excepto con el hecho de que por la edad parecen desertores o miembros de milicias que temen la llegada de sus enemigos, o sea unos angelitos.

Otra obviedad que nadie recuerda es que todos salen de Turquía, un país super militarizado y con un control policial estricto, ya que ellos están en guerra contra los kurdos que también recurren al terrorismo.

Y si salen tantos refugiados de Turquía es porque los turcos lo permiten o directamente lo organizan para tener un arma de presión sobre la UE a la que ya han sacado un buen dinero y más que nos vana a sacar aparte de la promesa de no reconocer un estado kurdo en los territorios liberados por estos viejos luchadores sin patria.

Esta es una guerra muy complicada y reducirlo todo a la imagen de un niño ahogado es nuestra mejor contribución a sufrir una grave derrota que cambiará de raíz nuestras vidas y nos llevará a la violencia y a la pobreza.

Que razón tenían los paganos cuando acusaron al cristianismo del declive del imperio. El buenismo nos lleva por el mismo camino.        

viernes, 11 de marzo de 2016

Los emails de la Reina

En otro tiempo no tan lejano, las indiscreciones de una Reina de Francia, que regalaba una joya a un amigo inglés, daban para que Alejandro Dumas escribiese Los Tres Mosqueteros.

Hoy, los mensajes entre la Reina Leticia y un antiguo amigo de su marido, se han convertido en la chirigota nacional y no hay periodista o político que se resista a comentarlos con el famoso retintín que es una marca de la raza española.

El que tales mensajes de carácter puramente personal y que carecen de trascendencia para la investigación en que está inmerso el receptor hayan salido a la luz, resulta una cuestión que no es baladí.

El señor López Madrid está metido en mil fregados. En su condición de "mensajero" de OHL por sus múltiples contactos familiares y de clase social, se ha visto ahora salpicado por las múltiples causas contra la corrupción que vienen animándonos las sobremesas desde hace meses.

Además era, como no, consejero de Caja Madrid, y por lo tanto usuario de una tarjeta "black" de la que hizo poco uso, 35.000 euros, que ya ha devuelto, lo que no le libra de llevar ese baldón que viene a ser como llevar el sombrero de copa del Tio Gilito, o sea un letrero muy grande que dice: capitalista-gorrón.

Es un ejemplar perfectamente típico de la fauna de los que han mandado toda la vida en el país y que siempre han considerado lo más normal seguir mandando. O sea un tipo al que en sus buenos tiempos la gente le lamía el culo y ahora todo el mundo quisiera apedrear.

Pero como es amigo del colegio del Rey pues han seguido siendo amigos, lo que nos sucede a muchos con nuestros viejos compañeros de pupitre.

Y que sean amigos es lo más normal, como es normal que entre amigos se intercambien mensajes.

Lo que no es normal es que esos mensajes aparezcan en los sumarios, y que una vez allí se filtren convenientemente a medios que no es que no tengan escrúpulos, sino que directamente son enemigos acérrimos de la monarquía.

Todo el mundo tiene derecho a tener una vida privada.

También los Reyes.

Poner en ridículo a las personas publicando las tontunas que decimos cuando queremos ser afectivos es muy feo.

Y tener unos juzgados en los que intervenir las comunicaciones se ha convertido en algo cotidiano es tremendamente peligroso para la convivencia.

Una cosa es hacer seguimientos a la mafia y otra copiar todas nuestras conversaciones por si decimos algo inconveniente.

Los corruptos tienen que se sometidos a la justicia. No al escarnio.

Si no, esto no es una democracia sino el reino de Nerón.

Y ya vemos que no se salva ni el Rey.

La transparencia tiene un límite o tiene que tenerlo.

No podemos estar contínuamente examinando lo que decimos por teléfono o nos vamos a volver locos.

Y esto afecta a todos.

    

miércoles, 9 de marzo de 2016

En esta guerra vale todo

Antes, las guerras se podían dividir entre aquellas que afectaban poco a la población civil, o sea aquellas en que ejércitos profesionales luchaban en campos de batalla, y cuando se producían destrozos no era ese el objetivo de la guerra, y aquellas en las que la población civil si constituía el objetivo de la guerra.

A lo largo de la Historia se han dado unas y otras, y aunque la población civil tenía que soportar los ejércitos y su avituallamiento, la cosa era pasable.

Pero luego en la Segunda Guerra Mundial, como antes en las guerras preparatorias como la de Abisinia o la de España, se pusieron en marcha mecanismos para desmoralizar al ejército enemigo machacando directamente a la población civil.

Ahora nos enfrentamos a un nuevo tipo de guerra en la que la población civil está siendo utilizada como arma para atacar al enemigo.

Se comenzó con las intifadas y los niños tira-piedras pero ahora se hace a través de los flujos de "refugiados".

Se saca mediante el terror a cientos de miles de personas de sus hogares y se los lanza con falsas promesas de refugio y subvenciones hacia los "paraisos" occidentales que constituyen el enemigo a batir.

Organizaciones perfectamente engrasadas transportan a esos cientos de miles de personas hacia la frontera turca y de allí a la costa en miles de vehículos que dificilmente pasarán inadvertidos a las autoridades de aquel país.

Allí, de nuevo en miles de embarcaciones, pasan la estrecha franja de mar que separa Turquía de las islas griegas, y allí les esperan cientos de ONGs que los trasladas a campamentos organizados para después comenzar el éxodo a través de los Balcanes antes de llegar al objetivo que es Alemania o los países escandinavos.

Y así todos los días mientras los medios de comunicación nos bombardean con la canción de la solidaridad y nos enseñan las lacras de nuestra sociedad egoista alertando a los políticos sobre lo que tienen que hacer.

No hay duda de quien está ganando esta guerra.

Los que la han provocado.

Y tampoco hay duda de quien  la va a perder: nosotros.

domingo, 6 de marzo de 2016

Un nuevo fantasma recorre el mundo...

Es el fantasma del populismo.

Que lejos quedan los días en que Carlos Marx se atrevió a pronosticar que el triunfo de las clases trabajadoras sobre la burguesía entonces imperante era inevitable e irrevocable.

Pero como siempre he mantenido, aún sin saberlo, Marx estaba enunciando una gran verdad que era que lo que venía era el fin de la etapa del individualismo liberal hijo de la Ilustración para ser sustituido por la gran marea de las masas que reclamarían su lugar en el mundo.

Esas masas han sido desde entonces pastoreadas con mayor o menor acierto por distintos regímenes o versiones de la democracia, hasta hacernos creer que durante largos periodos de tiempo existe de verdad un sistema en el que los ciudadanos con sus votos deciden el rumbo de la Historia.

Pero cualquiera sabe que eso es tan solo una convención. Un teatrillo que se mantiene a base de mentiras que todos aceptamos porque es lo que más nos interesa.

El teatrillo funciona siempre que se pueda adormecer a las masas con la ración de sueños de mejora e igualdad que permite que los que mandan sigan haciendo lo que corresponde sin mas molestia que la de tener que someterse a procesos electorales convenientemente limitados en los que unos grupos de personas que viven de ello, encarnan supuestas alternativas de desarrollo social o diversos esquemas ideológicos sin relación alguna con la realidad.

Pero cuando el sistema se gripa y deja de correr el alimento mágico de la ilusión de mejora, entonces las masas se alteran y se enfurruñan y dejan de ver a los gobernantes como mediadores entre sus sueños y la realidad, y comienzan a verlos como precisamente un obstáculo entre esos mismos sueños y la ahora dura realidad.

Entonces aparecen otros mediadores que en lugar de pregonar unos programas técnicos que nadie se ha molestado nunca en leer, hablan con autoridad de soluciones, acciones, energía y valor.

En los años treinta del pasado siglo se llamaron Mussolini o Hitler, o Largo Caballero o Gil Robles.

Como el resultado es bien conocido no me extenderé.

Lo que me preocupa es que está volviendo a pasar.

Y no solo en España con el amigo Iglesias, sino lo que es mucho peor el los propios Estados Unidos, Donde un nuevo Mussolini, llamado Donald Trump, está arrasando en las primarias y amenaza convertirse en el nuevo presidente del país más importante del planeta.

Unase Trump al ISIS, a Putin y a los neo fascismos que comienzan a inundar Europa y tenemos casi todos los ingredientes de una nueva catástrofe.

La falta de trabajo fijo, de salarios decentes, las amenazas que penden sobre el sistema del bienestar, y la llegada masiva de emigrantes del tercer mundo hacia Europa y USA están poniendo todo patas arriba.

Y de nada sirve razonar, porque las masas no razonan. Nunca han razonado. Cuando la gente tiene miedo solo quiere escuchar que todo tiene solución y sobre todo que hay unos culpables a los que hay que eliminar.

A lo mejor ha llegado el momento de otra gran oleada de destrucción que permita posteriormente un nuevo periodo de estabilidad, pero por favor a ver si entre todos somos capaces de no favorecer el crecimiento de la hydra venenosa.

Luchemos por defender el teatrillo de la caduca democracia.

Es una mierda, pero es lo único que nos separa de la barbarie.    

viernes, 4 de marzo de 2016

El pacto de nunca acabar

Escribo esta nota en la tarde previa a la votación de la segunda intentona de investidura de Pedro Sánchez, y ante la más que previsible debacle de esta intentona que a estas alturas ya no se sabe si es real o un simple posicionamiento de cara a unas nuevas elecciones.

Los parlamentos del último debate ya han sido muy comentados. Unos que piden apoyo para echar a Rajoy y otros que dicen que de eso nada y que quieren poltronas.

Es muy aleccionador.

Porque nadie parece tener en cuenta los siguientes puntos:

España se encuentra en una situación financiera muy delicada, con un nivel de deuda que solo es posible financiar gracias al Banco Central Europeo.

Tenemos deficit de gasto lo que quiere decir que cada año gastamos mas de lo que ingresamos ya que nuestro sistema de bienestar social no es sostenible en las actuales circunstancias.

Y eso no lleva al punto anterior que cada año es más grave.

Tenemos dos territorios en abierta rebelión, Cataluña y País Vasco, con sus características diferentes pero decididos a la independencia.

Y tenemos a una parte de la población, unos cinco millones de personas, que se han quedado excluidos del sistema de distribución de rentas y están igualmente en abierta confrontación con el Estado.

Tenemos una auténtica epidemia de casos de corrupción que han conducido a una oleada de desprestigio de las instituciones especialmente de los partidos políticos.

Tenemos un sistema económico basado en los servicios que cada vez ofrece menores salarios.

Tenemos una juventud sobre preparada que ni encuentra empleo en España ni tiene la más mínima oportunidad y millones de inmigrantes infra cualificados que compiten con los nacionales por los sub empleos.

Y finalmente tenemos un sistema de pensiones inmanejable que pone en peligro todo el sistema de estabilidad social.

Con todo esto, todo el mundo sabe que el próximo gobierno las va a pasar moradas a no ser que suceda un milagro y la economía mundial se relance y nos toque con su manto protector.

Pero si con el petróleo por los suelos la recuperación ha sido tan pequeñita, nadie puede augurar nada bueno como vuelva a subir.

Así que toca seguir con las reformas, o sea, seguir apretando el cinturón y buscar solución a los males institucionales reformando la Constitución, para ver si damos salida al tema catalán, y el sistema de partidos con una nueva ley electoral.

Todo ello requiere un gran consenso.

Y no lo hay.

El PP está ofuscado por su situación interna. El PSOE es demasiado débil y se siente amenazado por Podemos. Podemos es una amalgama de comunistas y anarquistas cuyos programas son sencillamente inaplicables en la UE y nos llevarían a la ruina en menos de un año, y Ciudadanos solo representa a una minoría ilustrada y asustada.

Los demás solo están para enredar y enmerdar.

En esta situación solo cabría apelar al patriotismo de un gobierno de concentración dejando las siglas de cada uno a un lado, pero ya hemos visto lo lejos que estamos de eso.

Así que a parte de rezar y dedicarse a la introspección no se me ocurre nada.

Me contaban el otro día que el sistema romano se basaba en la existencia de dos clases: los patricios y la plebe que convivían bajo un pacto no escrito. Los patricios buscaban la gloria y la plebe obtenía igualdad a cambio de ayudarles a conseguirla.

Pero los patricios de hoy solo buscan el trinque y la plebe ya no puede soñar con la igualdad que ve como se aleja con los recortes.

Como todo el mundo sabe como acabó aquello, no voy a hacer profecías escatológicas.

Que sea lo que Dios quiera.