jueves, 22 de febrero de 2018

La Censura y El Arte

La Feria de Arte ARCO de Madrid acaba de conseguir convertir un bodrio realizado a partir de una serie de fotografías veladas y titulado "Presos políticos", en una obra de arte que se ha vendido de inmediato por la cifra de 80.000 euros. ¿Cómo se ha realizado tal hazaña?

Hoy en día resulta cada vez más difícil llamar la atención en el mundo del arte.

Desde que Marcel Duschamp decidió que el arte tenía que ser divertido y que no hacía falta ninguna preparación o técnica para realizarlo ya que ni siquiera tenía que "hacerlo" pues bastaba con elegir un objeto y situarlo de una manera llamativa para que el arte surgiese como por encanto, o sea desde que este señor hace ahora cien años presentase un urinario o una rueda de bicicleta como arte, pues se acabó el arte y comenzó la provocación, el espectáculo y la tomadura de pelo y desde entonces no se ha parado.

ARCO más que una feria de arte es una feria de artefactos por la que han pasado cadáveres humanos plastificados, caballos o tiburones colgados del techo, chafarrinones de todos los colores, piedras, utensilios de cocina, defecaciones, catafalcos y un largo etc que indica el penoso estado del arte moderno.

Como ya nadie se atreve a definir el arte y campan por sus respetos una serie de galerías norteamericanas casi todas que son las que deciden que horror es lo mas in del momento, todo el mundo acude a estas ferias con la sensación de que le están tomando el tupé o con la intención de medrar dando opiniones funanbulescas que ha sacado de alguna revista especializada.

No quiero decir que no haya artistas, porque ahí estan David Hockney y algunos más que hacen obras modernas y a la vez espléndidas. Lo que quiero decir es que el arte es hoy un territorio lleno de granujas de todo pelo.

El autor de la obra censurada por ARCO es uno de ellos y su galerista su cómplice.

Y los responsables de ARCO unos pardillos que han caído en la trampa que los dos anteriores les han montado con la inestimable ayuda del ABC que cuando se pone a pánfilo no hay periódico que les iguale.

Así, unos comentarios en el citado periódico, seguidos de inmediato por los tertulianos derechoides de turno a quienes hay que titularles, como ha hecho ese otro granuja llamado "el bigotes", tontulianos, han hecho que les temblasen las canillas a los responsables de ARCO que están ahí cobrando unos buenos miles de euros gracias a los políticos de turno, y estos queriendo servir a sus amos han producido la expulsión del granuja autor del bodrio haciéndole el favor de su vida.

¡Prueba conseguida! supongo que exclamarían éste rufián y su cómplice galerista al enterarse de la noticia seguida por la compra del engendro por un prominente independentista catalán hecho rico gracias al fútbol español y su explotación televisiva. Un socio de Roures vamos.

Excitar a los de la derecha beata española es igual de fácil que hacer enfadar a un niño pequeño.

Sus filias y fobias son tan explícitas que provocar su reacción crispada es cosa de nada.

De sobra sabían el rufián fotógrafo y su galerista lo que podía pasar y lo bien que les podía salir la jugada.

Y así ha sido indefectiblemente.

El año pasado se censuró a un transformista canario que se disfrazó de Cristo en la cruz y este año han salido cristos, vírgenes y apóstoles por todas partes.

Eso es lo que se consigue cuando se contesta con escándalo a los buscadores de escándalo.

¿A quien le importa lo que se expone en ARCO?

A nadie.

Las únicas obras de ARCO que salen en los medios son las que se prohíben.

A ver si nos enteramos. 

miércoles, 21 de febrero de 2018

El Himno, Marta Sánchez y todos los demás españoles

Una vez más y como suele suceder, cuando en nuestro país se habla de algo en lugar de ir al meollo de la cuestión, terminamos hablando de Marta Sánchez (es una metáfora).

El meollo de la cuestión del himno español es que no es un himno, y que no es un elemento que represente a los españoles. O sea, que el himno español ni es himno ni es español. Me explico.

Un himno es una canción hecha para ser cantada. El hecho de ser cantado es lo que hace que un himno sea un himno, es más un himno es un himno porque es cantado a coro.

Así son los himnos religiosos, los himnos deportivos, los himnos políticos y los patrióticos.

Por eso su título tiene que ver con su texto: La Internacional, God save the King, Deutchland über alles, Hala Madrid, etc.

Si no se canta, no es un himno.

Si no se puede cantar a coro no es un himno.

Y si no celebra aquello que representa no es un himno.

El así denominado Himno Español es una marcha. Concretamente es la marcha de los alabarderos reales, una unidad de la Guardia Real que la utilizaba en los cambios de guardia en Palacio.

Está hecha para desfilar, no para cantar a coro.

Nunca se hizo con la intención de celebrar a nuestro país, ni de unir a los españoles. Se tomo "como se fuese un himno" para evitar las discusiones sobre esta cuestión.

Y aquí está la tragedia: los españoles no podemos ponernos de acuerdo ni siquiera para celebrarnos.

Así que si el himno no es un himno y no es español porque no trata de celebrar a España sino el garbo de la unidad de los alabarderos, o más tarde a la casa real española, ¿por qué demonios no podemos tener un himno español?

¿Por qué somos el único país del mundo que no tiene himno?

¿Por qué no podemos los españoles cantar a coro en los estadios como absolutamente todos los demás?

¿Se puede hacer?

Lo está haciendo el Real Madrid, por ejemplo.

El himno anterior resultaba difícil de cantar a coro y era demasiado poco solemne, y así se está haciendo. Con paciencia y perseverancia. El pasado partido contra el Paris Saint Germain fue una muestra de como un estadio vibra a la vez con un himno. Creo que fue la primera vez que se retiró la megafonía para dejar que fuese el sonido real lo que se escuchase.

Pero es que además si que tenemos un himno: el Himno de Riego que se ha utilizado en los breves periodos republicanos.

Podría modificarse un poco su letra y utilizarlo como himno "de batalla" dejando la Marcha Real para las apariciones del Rey, paradas militares, etc.

O sea que yo propongo que tengamos dos himnos, uno para las solemnidades y otro para el día a día.

Uno asociado a la Casa Real y otro al pueblo llano.

Uno que no se cante y otro que pueda tener letra en español, catalán, gallego, euskera, bable, menorquín y todos los demás idiomas del Estado Español.

Porque pensar que podríamos ponernos de acuerdo en un himno nuevo es una quimera.

Florentino Pérez lo puede hacer pero ningún presidente español podría.

Y yo quiero poder cantar el himno español antes de morirme.

Y con la marcha real solo podemos cantar el vergonzoso loroloro.

Y por muchos esfuerzos que se hagan, como el que ha hecho Marta Sánchez, la marcha real no hay quien la cante.           

domingo, 18 de febrero de 2018

¿Para que sirve la cárcel?

Recibí hace un par de semanas una petición para unirme a la petición de firmas que solicitan que nuestros timoratos políticos no retiren las condenas a perpetuidad (revisable) que actualmente, y desde hace poco, rige en España. Y yo también firmé.

Desde hace mucho siento un enorme distanciamiento de la doctrina oficial de nuestro país y que dice que las penas de cárcel tienen que estar orientadas a la "re-inserción" de los delincuentes.

Es desde esa perspectiva que la prisión permanente (revisable) no tiene sentido. Si nunca va a salir de la cárcel, ¿para que orientar al preso a la re-inserción?

Y siguiendo con ese argumento, si el preso presenta síntomas de cambio de conducta ¿para que mantenerlo en la cárcel?

He seguido los debates que se han producido en torno a la petición de firmas y no he oído a nadie cuestionar la estupidez de la doctrina de la re-inserción.

Se trata de una aspiración ideológica que tiene su base en las ideas de Juan Jacobo Rousseau de que todo el mundo es bueno y que es la sociedad la que estropea a unos pobres seres humanos que si hubiesen tenido una familia funcional hubiesen sido perfectamente bondadosos.

Si no fuese suficiente con la experiencia que ya se encarga de revelarnos que hay gente que nace para hacer el mal, los estudios que van revelando los entresijos del cerebro humano ya son suficientemente claros a la hora de identificar genes agresivos o malformaciones que hacen proclives a quienes las sufren a comportamientos delictivos y antisociales.

Hace un tiempo escuché como un médico que trata a los niños adoptados, normalmente de países del este) y cuyas madres biológicas padecían alcoholismo, contestar a una madre adoptiva atribulada que el destino de todos estos chicos es la cárcel. Y no lo decía a la ligera.

Hay personas que vienen al mundo con el estigma genético de Caín y ni la mejor educación lo va a cambiar.

También hay personas que desarrollan patologías destructivas a lo largo de su vida, como es el caso de los violadores, y que aún cuando en la cárcel se manifiestan sumisos y bondadosos, basta que pisen de nuevo la calle en un "permiso" para volver a las andadas.

¿Para que sirve entonces todo el entramado de la re-inserción?

Y en definitiva, ¿para que sirven las leyes penales?

Yo creo que deberían servir para quitar de en medio a personas peligrosas.

Y ¿durante cuanto tiempo?

Durante todo el tiempo en el que continúen siendo potencialmente peligrosas. Si son peligrosas de por vida, como es el caso del más que presunto autor del asesinato de Diana Quer, pues de por vida.

Se quejan los buenistas que en España las cárceles están a rebosar.

Y en eso tienen razón pero es que en España, como en todas partes, las cárceles están llenas de prisioneros de la guerra de la droga que son la mayoría de la población reclusa.

Pero esa es otra historia.

También están llenas de delincuentes contra la Hacienda Pública y otros delitos económicos, cuya peligrosidad social es más que dudosa.

A lo mejor si terminásemos la guerra de la droga, (que va a cumplir pronto cien años), y buscásemos formas imaginativas para los delincuentes económicos, las cárceles podrían dedicarse a retener a las personas peligrosas.

Entre ellas aquellas a las que hoy no alcanza el brazo de la ley porque sus delitos son menores. (Menores para las estúpidas leyes españolas).

Pero contra lo que hay que luchar es contra la superstición roussoniana de que todo el mundo es bueno y es la sociedad la que estropea a los pobres delincuentes.

Esta superstición está tan  extendida que alcanza por igual a izquierdas y derechas y a listos que a tontos.

Nos negamos a aceptar que el mal existe, seguramente porque nos es tranquilizador, y aceptamos que todos somos culpables por no haber tratado "humanamente" a los criminales.

Pero, lo cierto es que hay gente mala, que todos lo sabemos, y que lo mejor que podemos hacer con los malos es sacarlos de la circulación...para siempre.   

   

jueves, 1 de febrero de 2018

Puigdemon tuitea y alborota la platea

La cuestión catalana se ha convertido en un espectáculo de comedia de alcoba, de esos en que se abren puertas y entran maridos engañados o amantes sorprendidos se esconden en los armarios.

El enredo llega a tal nivel que no sabemos quien son los engañadores ni quienes los engañados y nosotros mismos ignoramos si somos espectadores o parte del espectáculo.

Puigdemon no sabemos si es un bienintencionado bipolar en fase depresiva o si es un malvado maquiavélico que nos tiene a todos en vilo con sus encantamientos mientras sus compinches nos roban la cartera.

Confieso que a estas alturas yo mismo dudo de mi condición de espectador y cavilo sobre la posibilidad de estar de mamporrero de algún independentista manipulador.

Los tuits de Puchi ¿que son? ¿Son acaso expresión de sus desventuras, o son una trampa para que nos confiemos y nos cuelen alguna otra carga de profundidad?

Cuando oigo al gobierno y sus portavoces afirmar que se trata de una capitulación incondicional algo me dice que eso es más la expresión de un deseo que la constatación de una realidad.

Lo que sucede en Cataluña solo se puede solucionar de dos formas: una sería una guerra civil que dejase aquello como un solar y obligase a una profunda reflexión colectiva, la otra es dejar que el tiempo vaya cambiando el parecer de unos y otros y se termine llegando a un consenso sobre unión o separación.

Lógicamente vamos a ir a esta segunda alternativa a no ser que la locura alcance a mucha gente y que haya poderes geoestratégicos interesados.

No creo probable que suceda lo primero y tampoco veo el interés geoestratégico de Cataluña.

Por lo tanto vamos a un largo proceso de estancamiento en el que ni unos ni otros van a ceder.

Pensar que los independentistas van a renunciar a su idea de vivir en la práctica "como si fuesen un país independiente" es no conocer el alcance del envenenamiento colectivo.

Actúan en Cataluña tres fuerzas independentistas: la primera la burguesía, que ha pasado del catalanismo liberal y la colaboración con España, a un odio feroz a todo lo español sin dejar de ser modernos. A estos les duele ver como en Europa no les han comprado el mensaje y los tratan de fascistas.

Los segundos son los antiguos carlistas de la Cataluña interior transmutados ahora en izquierdistas cristianos conservadores, encarnados estupendamente por su jefe Junqueras. Estos son absolutamente impermeables a cualquier crítica o enfrentamiento con la realidad desde hace doscientos años. No van a cambiar ahora.

Y los terceros son los anarquistas, que es una raza de mucho arraigo en aquellas tierras y que siempre están dispuestos a hacer la revolución.

La convivencia de estos tres grupos es sumamente improbable a largo plazo y a ello se agarran los constitucionalistas, que también son de dos clases: los españolistas centristas de Ciudadanos y los españolistas catalanistas del PSC, cuya heterogeneidad tampoco augura grandes cosas.

Y luego están los neo-comunistas podemitas que allí se llaman de otra forma pero se aglutinan en torno a pasionaria Colau. Esos están en contra de Cataluña y de España al mismo tiempo y a favor también de la revolución, pero otra revolución distinta de la anarquista.

Por eso como ya he dicho varias veces, esto va para largo y más vale que los españoles nos pongamos las pilas y empecemos a pensar en nuestro país, en nuestro futuro, en nuestros problemas y sus soluciones, en nuestra gente y en nosotros mismos, que caramba.

Porque con o sin Cataluña, nosotros tenemos que seguir adelante y no podemos perder más tiempo leyendo las gilipolleces de Puigdemon.

Amen.