viernes, 26 de febrero de 2010

El Senado, el canon y la siesta.

El Senado, esa beatífica institución en la que sestean a costa del contribuyente políticos en training parlamentario y otros amortizados por sus partidos, debatió hace un par de días sobre la cuestión de las descargas ilegales, los derechos de la propiedad intelectual, y el canon.

Y llegaron a la conclusión de que el canon deben pagarlo las empresas y no los contribuyentes.

¿No resulta deliciosa la ingenuidad de nuestros senadores al pensar que beneficios y costes no están relacionados?

¿No es enternecedora la creencia de estos señores (y señoras), en un capitalismo modelo Tío Gilito, al que el estado saca dinero directamente de sus bolsas de monedas que guarda en una caja fuerte?

¿No es fantástico que en un momento en que se necesita mas que nunca a los empresarios, nuestros políticos mantengan prejuicios anti-empresa propios de estudiantes anti-sistema?

Pero es que el resto de la "deliberación" también es de mucha risa, ya que nuestros senadores quieren acceso económico a los contenidos, "máximo respeto a la propiedad intelectual", protección para los internautas, y transparencia de las sociedades de gestión.

Ignoran nuestros sesteantes padres de la patria que todas las cosas están relacionadas, y que no se puede estar a favor de todo a la vez.

Es decir de todo, menos de las malignas empresas que "fabrican dispositivos que tienen capacidad para saltarse los derechos sacrosantos de la propiedad intelectual".

En la siesta senatorial, la modernidad es una cariátide que mira hieraticamente hacia el infinito.

Silencio, no vayan a despertarse sus señorías.

jueves, 25 de febrero de 2010

Los americanos quieren banda ancha

Al anuncio, (sorprendente) de Google sobre su disposición a invertir en la construcción de redes ultra rápidas, se añade ahora algo mucho mas serio que es la entrada en la carrera de Cisco, una gran compañía a la espera de un gran reto.

Cisco ha anunciado que está desarrollando una nueva tecnología en colaboración con AT&T y Comcast, para proveer de acceso super-rápido a internet, y lo hace, casualmente, cuando falta menos de un mes para que la FCC anuncie la llamada estrategia nacional de banda ancha de los USA.

El plan, según lo que se va conociendo, tiene como objetivo proveer a 100 millones de americanos con acceso de 100 megas por segundo para 2020, y se calcula que sus costes oscilaran entre lo 20 y los 350 millardos de dólares (billions), una estimación lo suficientemente laxa como para que sea cualquier cosa, aunque Blair Levin, que es director ejecutivo del Plan, pronostique que los costes serán menores de lo que se espera.

A mi me da un poco de envidia este plan y me gustaría que aquí en la UE también pudiéramos tener nuestro Plan para el 2020, aunque me temo que lo que tendremos al final será una recomendación, y que cada país hará lo que considere, que en el nuestro será lo que diga quien yo me se. (Y vosotros también).

Pero lo que me conmueve verdaderamente es ver como las compañías tecnológicas europeas se están quedando rezagadas en materia de telefonía terrestre y fibra óptica, porque en estos mundos tecnológicos, el que gana la posición la gana para siempre, y el que no la gana ya nunca la consigue.

Nosotros lo hicimos con la telefonía móvil y nos la tienen jurada desde entonces.

Pero es que nuestras autoridades no han hecho nada por ayudar a esta industria, en la que la colaboración entre visión política y visión tecnológica es crítica.

Sin esa coincidencia no se hubiera desarrollado el GSM, y los americanos que aprendieron la lección ahora colaboran.

Todo eso del libre mercado está muy bien, pero en materia de infraestructuras estratégicas hay que tener ambición y tomar decisiones antes de examinar el "business case".

Como dice el propio Levin : "La red siempre debe ir por delante de las aplicaciones, aunque sean las aplicaciones las que tiren de la red".

Algo muy sencillo de comprender pero que no puede comprenderse si solo se piensa en la cuenta de resultados, (a corto).

martes, 23 de febrero de 2010

La TDT y lo que les importa a los políticos la tecnología

Vengo de la sierra donde los vientos de estos días me han tirado la antena.

Unos esforzados operarios se han subido al tejado y en plena lluvia se han fajado con el viejo armatoste para eliminar el trozo que se había caído y todo lo demás, que ya no valía.

Cuando por fin, y sin incidentes, he bajado a ver si se veían los canales de la TDT, me he encontrado con que efectivamente me llegaba una buena señal y un montón de canales, que como dice un diario hoy, comienzan a ser la Trinchera Digital Terrestre.

Como gracias al estado de las autonomías el estado tiene que repartir sus competencias, un montón de frecuencias se repartieron por los llamados gobiernos autónomos, que cada uno a los suyos, las repartieron entre los amigos.

Viendo el resultado en la sierra de Madrid, se ve claramente quienes son esos amigos de Esperanza Aguirre, que se encuentran entre la extrema derecha y la derecha extrema.

Bien es verdad que no pienso dedicar a esos canales mucho tiempo, y no creo que casi nadie lo haga, pero ahí están ocupando espacio radioeléctrico.

En algunas comunidades alguno de los que recibieron el maná de las frecuencias las están devolviendo, ya que no les salen las cuentas, lo que ya sospechábamos los que hace años nos dirigimos al gobierno central para pedirle que dedicase esas frecuencias al llamado dividendo digital, es decir a la telefonía móvil, para la que esas frecuencias (bajas), son de una riqueza muy grande a la hora de cubrir áreas rurales.

Pero otros no las devuelven y las utilizan para empaquetar tertulias con películas añejas, me imagino que gratuitas o casi, y extender su ponzoña.

¿No es una vergüenza que se asignasen frecuencias destinadas a la información local a que tertulianos que ya disponen de emisoras de radio, se pongan una cámara en el estudio y retransmitan por televisión el mismísimo programa de radio?

¿No es una vergüenza que todas las emisoras de TDT de la sierra estén en manos de Jimenez Losantos y compañía?

Dicen que en Estados Unidos crece el odio en las ondas, y que los antiguos telepredicadores están siendo sustituidos por energúmenos que llaman comunista a Obama.

En situaciones de crisis como la que vivimos la gente está legítimamente encabronada y es el tiempo de los extremistas y los incendiarios.

¿Pero cual es la responsabilidad de los que dejan que los extremistas y los incendiarios accedan a las ondas?

Las operadoras también quieren leer

Como lector ávido que soy (aunque con menos tiempo del que me gustaría) una de las noticias procedentes del MWC que más llamó mi atención durante la semana pasada fue el posicionamiento de las operadoras españolas ante el inminente negocio editorial de los ebooks.

Aquí se junta el hambre con las ganas de comer, y espero que los grandes beneficiados seamos los usuarios. El hambre es el actual vacío existente en la industria española de los libros electrónicos. Parece mentira que las editoriales estén tardando tanto en reaccionar ante esta nueva batida digitalizadora. Es como si estuviesen esperando que entre Amazon y acapare todo el mercado para luego empezar a quejarse de su dominio (véase el caso de Apple y la música). Hoy en día es prácticamente imposible comprar un libro digital en español y mucho menos pagar una cuota mensual por tener acceso a una biblioteca cuasi-infinita. Obviamente, la gente se está acostumbrando a conseguir los contenidos por otros medios. Volvemos a la casilla uno y la historia se repite.

Y si ya tenemos el hambre, sólo nos quedan las ganas de comer, en forma de las operadoras y su motivación para ofrecer servicios que las libren de ser una dumb pipe. De momento los acuerdos alcanzados con Publidisa no parecen ser gran cosa, aunque esperemos que se desarrollen y potencien con el tiempo.

No obstante, sigo sin ver claro la entrada de las operadoras en este tipo de servicios. Si bien con los contenidos audiovisuales han encontrado su espacio, con la música no han tenido demasiado éxito, y la forma de consumo de los libros electrónicos se me asemeja más a la segunda que a los primeros. También es cierto que el laberinto de derechos de autor del mundo editorial hace que entrar en este mundo sea comparable a cruzar los círculos del infierno de Dante. Buena suerte a las operadoras, porque la van a necesitar. Y nosotros también.

lunes, 22 de febrero de 2010

La unión a veces no hace la fuerza

Después de una semana pasada intensa que me mantuvo alejado del blog, vuelvo al teclado para comentar algunas de las noticias que se produjeron en el pasado MWC de Barcelona. En concreto, me llamó especialmente la atención la iniciativa "Wholesale Application Community", asociación de múltiples (24) operadoras y fabricantes para lanzar una tienda online común de aplicaciones que les permita competir con las de Apple, Droid o Nokia.

Desde hace ya tiempo (hablamos de meses, que en este mercado son eternidades), las funcionalidades de los terminales, que atraen a los usuarios más intensivos, y por ende más apetitosos, han migrado del hardware del terminal al software. Ya no importa tanto la potencia, sino la versatilidad. Y en este nuevo escenario no cabe duda alguna que el que mejor se ha sabido mover hasta ahora ha sido Apple con su AppStore, sentando las bases de la competición.

Los que se han quedado fuera, ya sea porque no han querido o no han podido lanzar su propia tienda, ahora intentan coger un tren que ya ha partido y no les va a ser fácil. De hecho, yo creo que no lo van a conseguir, que de esta comunidad no va a salir nada bueno.

Primero, porque un aspecto clave de las aplicaciones es la experiencia de usuario, y para ello es clave un alto grado de homogeneidad, mayormente a nivel de Sistema Operativo. Que se unan varias operadoras y fabricantes, cada uno de ellos con su propio mapa de ruta, tratando de construir una plataforma que le valga a todos por igual, no creo que vaya a salir bien.

Y el otro gran impedimento que le veo es la falta de un líder claro y definido, para mí una característica básica en este tipo de agrupaciones. Sin alguien que corte el bacalao en el equipo, las decisiones tardarán demasiado tiempo en ser tomadas, lo que provocará que lleguen tarde y mal en casi toda su oferta.

En conclusión, que si quieren entrar en el mundo de los servicios, ya sea para ganar dinero directamente o de forma indirecta mediante la mejora de la experiencia de usuario, más les valía haberse abrazado Droid. Sí, estarían atados a Google, pero al menos contarían con una plataforma con un valor ya construído, tendrían fuertes externalidades de red que aprovechar y habría un líder de la iniciativa que les marcaría el camino.

domingo, 21 de febrero de 2010

Globalidad e información

Creo que muchas veces no somos conscientes de la suerte que tenemos de vivir en un momento en que el acceso a la información depende mas de nuestra voluntad o de nuestras habilidades que de la voluntad y habilidades del poder.

Ayer escuchaba Al Jazeera, que no es que me parezca un ejemplo pero que no está nada mal, y en esa emisora de Quatar entrevistaban a un comentarista holandés sobre la dimisión de su gobierno a cuenta de la guerra de Afganistan.

Este comentarista explicaba que no había derecho a que las tropas de países grandes, como ESPAÑA o Alemania, estuviesen en zonas alejadas del combate mientras que los holandeses estuviesen en pleno zafarrancho.

¡Cáspita! me dije, he estado siguiendo esta información en todos los periódicos y telediarios españoles, y en ninguno han mencionado esta cuestión. ¿Será por casualidad?

O sea que los holandeses están cabreados por razones muy concretas y aquí parece que lo que ocurre es que les ha entrado de repente el síndrome Barden, también conocido como del no a la guerra.

Y si no lo vemos en Al Jazeera, ¿nadie ha pensado en cuales serían las razones de los holandeses?

Mientras los telediarios nos ofrecen cobertura total de la comedia que representan PP y PSOE a cuenta de la última maldad de Pepiño Blanco, a cuenta de la comisión de la crisis.

Escuchar a Zapatero vociferar sobre la insolidaridad del PP y luego escuchar a los del PP vociferar sobre las culpas de Zapatero, y todo ello sin que nadie en el telediario ponga en solfa ni lo uno ni lo otro, es un ejemplo del estado de postración en que han caído los medios españoles.

Finalizo mi repaso a los medios con un artículo de la semana pasada en el dominical del ABC sobre la ONG del padre Ferrer, donde se dice como dicha organización ha conseguido acabar con la mortalidad infantil en los partos y primeros meses, y a continuación explica como todos esos niños "salvados" acaban después en la prostitución y la esclavitud.

Sin comentarios.

jueves, 18 de febrero de 2010

También se habla de aplicaciones

Si, en Barcelona también se ha hablado de aplicaciones, entre otras cosas para echarles la culpa de la saturación de las redes, pero también para reconocer que estamos ante otro de esos fenómenos que nadie sabe porqué de repente se ponen en movimiento y se convierten en una avalancha.

El tema tiene su interés, porque desde hace años una serie de compañías han estado tratando de cultivar esos campos y no habían tenido cosecha de ninguna clase.

Ericsson España montó una empresa en joint-venture con Telefónica, y tuvo que cerrar a los tres años sin haberse comido una rosca, y entonces vienen los de Apple con su teléfono, que como ya se ha comentado no tiene ninguna innovación tecnológica especial, y es como si de repente todo el mundo hubiera visto la luz.

Dicen los expertos que la clave ha estado en la tienda de aplicaciones, y creo que tienen razón, aunque la pantalla del IPhone y la disposición de los iconos, así como la facilidad para bajarse apps y usarlas también habrán influido.

Y una cosa mas que es el pragmatismo americano.

Aquí en Europa cuando hablamos de aplicaciones nos ponemos muy serios y pensamos en el e-health, o en el e-education, o cosas muy profundas, y luego se trata de simular que el terminal es un vaso de cerveza que se vacía cuando lo inclinamos.

Sea como sea hay mas de cien mil aplicaciones a la venta y las tiendas de Apple, Blackberry, o Nokia estan haciendo un buen negocio, y eso que las aplicaciones solo corren cada una en su correspondiente plataforma.

Ahora se habla de hacer una plataforma unificada, o de usar las aplicaciones en la nube en vez de bajárselas.

Yo la verdad es que no me he puesto a ello y eso que Blackberry tiene una tienda con una variada oferta de aplicaciones de productividad, finanzas, negocios y otras.

No se si me atreveré.

Debe ser que a mi edad me interesan mas las noticias que hablan de teléfonos con números gigantes o de la influencia de las ondas electromagnéticas en el bloqueo de una proteína que causa el alzheimer.

Bueno, de las aplicaciones lo mas interesante es que suponen la liberación de los fabricantes de los operadores y sus departamentos de compras.

Y eso es mucho.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Todos sabían lo de las redes

Ayer intervenciones de Vodafone y Google en Barcelona a vueltas con el asunto de las redes y de la neutralidad, que es el tema que está detrás de el debate actual, además de la congestión y los colapsos.

La intervención de Vittorio Colao (Vodafone) en la línea habitual: Telefónica y DT no les dejan acceder a sus redes de banda ancha para que ellos puedan ofrecer sus servicios, y al tiempo clama por su derecho a establecer contratos con proveedores de contenidos para cobrarles por que estos puedan ofrecer sus productos a través de sus redes.

O sea bien.

Google, también en su línea, dice que la neutralidad es la garantía de las libertades públicas y que ellos pueden invertir en redes, "pero que eso no es su prioridad".

Pues bien también.

Las posiciones se van aclarando.

En Estados Unidos vamos a ver una batalla regulatoria entre Google, que es la estrella creciente del mundo Obama, y los viejos operadores AT&T y Verizon, que se disputarán el territorio de la neutralidad, donde está habiendo mas lucha de la que se esperaban los Googelianos y las posiciones de la FCC (el regulador americano), que eran muy favorables a la neutralidad hace unos meses, están cambiando.

En Europa, donde no hay grandes defensores de la neutralidad, la batalla sigue entre los viejos incumbentes y los nuevos operadores, batalla que la Comisión tendrá que desbloquear en pocos meses si quiere que alguien invierta.

La intervención del CEO de Google terminó con una salida de pata de mesa propia de los Estados Unidos, pero que no creo que hiciera mucha gracia a los europeos, dijo algo así como que lo que hay que hacer es que todos puedan ganar mucho dinero.

Eso indica la diferencia que hay entre una cultura en la que ganar mucho dinero, (sea como sea), es muy saludable y socialmente estimulante, y la nuestra en la que eso mismo es visto como algo por lo menos sospechoso, y desde luego de lo que no se debe presumir.

No creo que haya hecho muchos amigos entre aquellos que le ven como un salteador de caminos.

martes, 16 de febrero de 2010

El problema es la red

Resulta que se organiza esta feria del World of GSM en Barcelona para mostrar los nuevos y maravillosos smart phones que hacen de todo y que tienen aplicaciones a troche y moche, y de lo que se habla en los pasillos y en las comidas es de lo que paso hace unas semanas en las redes de AT&T en los USA, o en la red de O2 en el UK, cuando el uso masivo de los smart phones (en el primer caso intencionadamente, y en el segundo accidentalmente), colapsó el servicio y se produjo el temido apagón de la red con el consabido estupor, cabreo y naturalmente culpabilización de la tecnología.

Los fabricantes de tecnología de red, (culpabilizados), se han dejado las cuerdas vocales y la dignidad tratando de explicar a los financieros que dirigen las compañías operadoras que hay que invertir en las redes sin descanso no ya para mejorarlas, sino simplemente para que resistan, ya que el tráfico SIEMPRE crece.

Pero claro, ¿como resistir la tentación de incrementar el valor para el accionista?

El cliente aguanta carros y carretas. Ve como el servicio se deteriora, pero como es de forma lenta, como las llamadas solo se cortan de vez en cuando, (aunque cada vez mas), y como además no tiene donde irse ya que no es que no invierta uno, sino que no invierte nadie, pues a aguantarse.

Cuando el colapso financiero del 2001, el de las punto com, no solo reventaron los fraudes de las compañías fantasmales, sino que la riada se llevó por delante a los que estaban invirtiendo en fibra y en redes troncales, y cuyo pecado era haber creido que los "mercados" comprenderían que en la sociedad de la información primero hay que hacer las carreteras, y luego vienen los masserattis y los centros comerciales.

Pero claro antes eran compañías estatales las que hacían esas carreteras, y como en lo ochenta vino la moda de las privatizaciones, que tanto dinero metió en las arcas de los gobiernos liberales, como aquí en España por ejemplo, esas compañías se vendieron, (excepto en países con sentido del estado, como Francia o Alemania), y nos quedamos sin otra opción que la de esperar a que los financieros consideren que es mejor el interés general que el interés de sus accionistas, para decidir invertir.

Y los financieros y aquellos a quienes pagan para que digan lo que tienen que decir han estado proclamando que las redes actuales tenían capacidad de sobra para muchos años y que con invertir unos durillos para tapar agujerillos era mas que suficiente.

Como el mundo no se para y los incentivos para vender móviles pasan por hacerlos mas potentes, y hay gente que se quiere ganar la vida fabricando aplicaciones, y los usuarios tienen la manía de aprender a hacer cosas y hacerlas, el tráfico se ha disparado, como se preveía, y han saltado los plomos de la casa.

Y ahora se acuerdan los responsables de lo importante que es la industria y de que hay que invertir.

Pues nada, desde este blog les deseamos suerte en sus conversaciones con los financieros.

viernes, 12 de febrero de 2010

Buzzing about the Buzz

¿Alguien se acuerda de cuando Google puso a nuestra disposición las grandes obras maestras del Museo del Prado en una alta resolución nunca antes vista? ¿Y de su servicio de música? Supongo que de Google Wave sí, ¿o no?

Hoy en día Google se ha convertido en una bestia de lanzar nuevos servicios al mercado. (Casi) todos ellos gratuitos para el gran público, ha convertido en tarea imposible el simple de hecho de mantenerse al día con su oferta. Y aunque todos los servicios tengan una cierta sincronización, de manera que no se pisen los unos a los otros, parece que se ha declarado una carrera entre los distintos departamentos para ver quién saca la siguiente "historieta" con más impacto en la Red. Supongo que es cosa de tener tantos grandes cerebros hipermotivados encerrados durante 20 horas al día.

Google sabe que juega en la liga de la economía de la atención. Su estrategia fundamental de marketing es que hablen de ellos. Sin parar. Así, cuando alguien piense en un buscador de Internet, su cerebro inmediatamente se trasladará a Google, ignorando las alternativas de la competencia. No hay más que hacer una simple búsqueda de la etiqueta "Google" en un blog relevante del sector para comprobar que no falta un día solo del año (¡ni uno!) en el que no se hable de Google. Increíble lo que estos chicos han conseguido.

Concretamente, en los últimos 3 días Google ha apuntado hacia la traducción simultánea, la banda ancha y las redes sociales. Bajo mi punto de vista, la compañía está cometiendo el error de lanzar demasiados servicios, uno detrás de otro, sin pausa alguna. Una ambición sin límites que yo creo que no les está haciendo nada bien. Empezando por el depurado de sus servicios. Lo de la versión beta ya no cuela y uno ya tiene suficientes hilos de atención enfocados en la Red como para que ahora me soliciten otro para algo que funciona a medias. Además, se está dando mucho la situación de que la gente entra, prueba, se va y olvida. ¿Ese es realmente el impacto que quiere causar Google? ¿La atención absoluta, pero en el corto plazo?

Dejo ahí esta línea de pensamiento, para que comente el que se anime, y vuelvo mis ojos hacia Buzz, su penúltima iniciativa. Ayer, como tanta otra gente en el mundo, probé el servicio por primera vez y las sensaciones son más bien tibias. En concreto, el problema es que no veo que me aporte gran cosa y sin embargo sin que me causa engorro. Ya se sabe, si el coste es mayor que el beneficio, conviene cortar de raíz.

El principal inconveniente que le encuentro a Buzz es precisamente eso, que es un zumbido. Un zumbido molesto. Ahora entro en GMail y tengo 5 correos de hilos de conversación, que puedo ver en Buzz, y que a su vez puedo ver Google Reader o Picasa. Veo conversaciones de amigos míos con gente que no conozco ni me interesa y mensajes de Twitter que ya he leído y comentado a través de mi cliente de escritorio. En general, uno se vuelve a encontrar con la misma información una y otra vez, como si no tuviese suficiente con la ingente cantidad de feeds a la que ya está suscrito.

No obstante, no negaré que la idea es buena. Una mezcla de FriendFeed con toques de GWave (desde el principio mantuve que ese servicio sólo tenía sentido si se integraba con GMail), que trata de agrupar en uno toda la información generada por una persona. Lo mejor que le veo es, sin duda alguna, la localización geográfica, pudiendo ver los buzzes de gente que se encuentra alrededor.

También le veo muchas posibilidades al servicio con un enfoque corporativo. Todas estas herramientas de colaboración me parecen una excelente ayuda para el trabajador de oficina, aunque para ello haya que pasar antes por el incómodo trago que supone ir desterrando poco a poco al Outlook e ir expandiendo GMail.

Realmente, si funciona, para Google es una jugada redonda. En vez de comprar compañías como hizo con YouTube, agrega las comunidades de la competencia al ecosistema Google y las hace un poco más suyas. Además, al integrar el contenido se hace en parte dueño de él, siendo indexado por sus algoritmos y apareciendo en las búsquedas, alimentando la gigantesca bola de nieve. Así que se podría decir que Google les ha hecho a Twitter y Flickr: Buzzinga!

jueves, 11 de febrero de 2010

El Giga de Google

Siempre he mantenidos que existe una fuerte contradicción en el interior del mercado de la sociedad del conocimiento, que es la distancia entre las promesas de la banda ancha y las realidades de las infraestructuras.

Mientras salen al mercado cada día mas y mejores dispositivos de acceso, inteligentes, brillantes, portátiles, y glamurosos, y mientras la industria del cine nos muestra igualmente la promesa del 3D, o la imagen holográfica, en nuestras humildes moradas las pasamos ídem para visualizar una reproducción de vídeo en streaming.

Existe un movimiento que apoya la Long Term Evolution de la telefonía móvil, es decir que las redes de tercera generación vayan proporcionando anchos de banda de hasta 300 megas, pero todo el mundo sabe que la capacidad de las redes apoyadas en el espectro radioeléctrico tiene límites físicos, y que si se aumenta el ancho de banda tendrían que disminuir las transacciones, o al revés.

La única vía plausible es la fibra óptica y la aceptación del llamado Conmutador Negroponte, es decir que todo lo que venía por el aire (tv y radio) vendrá por tierra, y todo lo que venía por tierra (telefonía), vendrá por el aire.

El problema es que la fibra es muy cara, no en si misma sino en materia de obras públicas, y no hay dinero en el mundo para hacer que la mayoría de los ciudadanos acceda a estas prestaciones.

Y luego está el tema del modelo económico de las compañías que explotan las redes, que no ven donde está el negocio de invertir para que otros se beneficien, siguiendo la tendencia de la neutralidad de la que hemos hablado tantas veces.

Así que en el presente solo iniciativas públicas, o público privadas, están llevando adelante proyectos de fibra importantes, en países como Japón o Corea, o en ciudades como Estocolmo o Amsterdam.

Como en Estados Unidos están muy preocupados por la pérdida de liderazgo del país, (como cuando en los sesenta se les adelantaron los rusos en la carrera espacial), comienzan a lanzar iniciativas para salir del bache.

Y en estas aparece Google, el gran acusado de aprovecharse de las infraestructuras de los demás, y anuncia en su blog que va a lanzar un proyecto para conectar a 50.000 personas a traves de una red de fibra que permitirá velocidades de un Giga, o sea 1024 megas.

Y afirma el mencionado blog que esto permitirá a las comunidades de desarrolladores pensar en aplicaciones y contenidos hoy inimaginables.

Tienen razón los de Google, pero el problema subsiste.

En las telecos lo que funciona es el mercado de escala. A mas usuarios mas beneficio percibido, y mas ingresos.

Y lo que ocurre es que el sistema actual da síntomas de agotamiento.

Ayer publicaba Financial Times un resumen de los resultados (malos) de la industria de los video juegos.

Y hablaba de la esperanza puesta en el IPad.

La cuestión es si la gente quiere seguir desarrollando esta especie de sociedad de la información a escala que son nuestras redes domésticas, o prefiere entrar en conexión con el mundo.

Yo lo tengo claro. Preferimos y necesitamos la conexión, y además efectivamente el potencial de nuevas opciones y estilos de vida que nos ofrece la banda ancha es espectacular.

Pero en el actual estado de cosas, ¿quien puede invertir?

Lo de Google solo es un juguete, y incluso para desarrollarlo está buscando comunidades que quieran asociarse, y supongo pagar una parte de la factura.

Y mientras ¿cuando nos vamos a cansar de tener dispositivos maravillosos, ferraris de las autopistas de la información, para transitar por estos caminos de cabras del ADSL?

martes, 9 de febrero de 2010

Nueve de Febrero Día de la Internet Segura ¿?

Como para cada cosa tiene que haber un día, y así una serie de organismos pueden celebrar ruedas de prensa y mandar notas de prensa, también se han sacado de la manga el Día de la Internet Segura.

Como es de rigor en el mundo alelado en que vivimos, el día en cuestión se dedica a los niños, que son junto a las mujeres, los sujetos indefensos de tanto día y tanta gaita como perpetran los sacerdotes de la nueva religión de lo políticamente correcto.

Pero mas allá de la desfachatez de tanto soplagaitas, el tema es muy interesante, ya que pone de manifiesto precisamente que internet no es nada segura, y que amparándose en la consagrada neutralidad, detrás de cada recodo del camino hay cada vez mas bandoleros digitales, dispuestos sacarnos las pelas.

Yo he sido uno de los incautos que hace unos meses he caido en una de estas emboscadas, cuando después de hacer no me acuerdo que prueba, mandé mi número de teléfono movil para que me mandasen la respuesta.

Nunca lo hubiera hecho, -nunca lo hagáis-, ya que en ese momento "autoricé" que me enviasen cada dos por tres, varias veces al día, unos mensajes llamados "prime" por los que la operadora cobra 30 céntimos la unidad, supongo que quedándose una parte y dándole la otra al bandolero.

Aparte de la falta de ética del operador, existe un vacío legal perfecto para esta clase de modernos ladrones, que "indican" en medio de unos acuerdos ilegibles y larguísimos, condiciones leoninas e inaceptables en un estado de derecho.

Además no te das cuenta de la estafa hasta que no te llega la primera factura y entonces ya te han breado a mensajes.

Llamas entonces a los call center del operador donde una pobre muchacha nicaraguense te dice que toma nota de tu reclamación, pero que lo único que se puede hacer es darse de baja del "servicio" de los mensajes "prime", servicio que yo nunca había solicitado, al menos conscientemente.

Pero la cuestión va mas allá.

El Corte Ingles, que también alquila su red a terceros para que vendan sus productos y servicios, jamás alquilaría un espacio a unos estafadores, ni a nadie que no se comprometiese a mantener unos determinados niveles de calidad.

El Corte Ingles puede, al contrario que un operador, decidir a quien alquila su red, y cuanto le cobra en términos de alquiler y en porcentaje de venta.

A cambio, El Corte Ingles selecciona y vigila.

Los operadores nada pueden hacer y por sus redes circula todo tipo de maleantes.

Eso si, el operador cobra un tanto por cada robo y estafa.

Y nadie dice nada.

Neutralidad y parcialidad

Cada vez me hacen mas gracia los llamamientos a la neutralidad.

Alguna vez tendremos que plantarnos y decir lo que queremos. ¿No?

El sistema de pensamiento postmoderno, en el que nada es verdad ni es mentira, y todos tenemos que ser tolerantes para que todos los pensamientos convivan en una alianza de civilizaciones, como diría el pobre Zapatero, no nos conduce a ninguna parte.

Un ejemplo: leo en el ABC del sábado un artículo de Isabel Estapé, famosa notario de Madrid, me parece que del Opus, en el que esta señora, que desde luego no es tonta, dice que la humanidad puede llegar a los 40.000 millones de personas. (Era un artículo contra el aborto y otras prácticas realacionadas con la natalidad).

Dice la señora, con ese empaque que tienen los ricos de verdad, o sea los que lo son desde la cuna a la tumba, que aquí cabe mucha mas gente, ya que solo el 1% de la superficie terrestre está ocupado.

Se ve que no ha meditado sobre las difíciles condiciones de vida en Océanos, desiertos, macizos montañosos, selvas o regiones congeladas. Pero lo que se ve claramente es que ella no piensa que esos 40.000 millones vayan a afectar a su modo de vida, ni vayan a traspasar las vallas de su chalet, ni siquiera de su urbanización.

Hace también mención como no al tema de las pensiones. Claro tiane que haber mucha mas gente para pagar esas pensiones siguiendo el modelo piramidal. ¿Pero es que a nadie se le ocurre pensar que la única manera de pagar pensiones o cualquier otro gasto social es aumentar la productividad?

Se ve que en este país seguimos pensando como en el imperio babilónico. No nos alcanza la modernidad.

Yo no me siento post moderno leyendo cosas así. No lo admito.

También se me llevan los demonios cuando escucho en los telenoticias hablar de "clanes balcánicos", o "clanes familiares" para referirse de forma politicamente correcta a las bandas de gitanos que aprovechando nuestras ridículas leyes del menor saquean nuestras casas con total impunidad.

¡Como que balcánicos y que clanes!

Observo en las últimas semanas una serie de acciones en prensa de ONG que se oponen a reforma de la ley del menor, diciendo que con las actuales normas los menores sufren "enormes castigos".

¡Pero como se puede decir semejante cosa contemplando al Rafita, o al Farruquito! (Que por casualidad también son miembros de "clanes familiares").

Hoy hablamos aquí de la neutralidad de red y tenemos que asumir que haya empresas que participando de un sistema se lo lleven todo sin arriesgar nada. Y tenemos que decir que eso es la libertad.

¡Pues no!

Como tenemos que decir que no a los carteles de la industria editorial que pretenden cobrarnos un potosí por los futuros libros digitales, sin distinguir si son buenos o malos, como ya hizo la industria discográfica.

¡Pues tampoco!

Y a los políticos que siguen confundiendo sus intereses, (ganar elecciones), con los nuestros que son los de salir adelante.

Y así mil cada día.

Confundiendo tazas y cereales

Quería ayer haber comentado las polémicas declaraciones de César Alierta, presidente de Telefónica, pero se me echó el fin de semana encima y no hubo manera. El caso es que esta importante figura de la industria de las telecomunicaciones dijo en unos encuentros: "los buscadores de Internet utilizan nuestras redes sin pagarnos nada, lo cual es una suerte para ellos y una desgracia para nosotros". Y así desató la tormenta.

Estas palabras yo creo que expresan una idea que les ronda por la cabeza a muchos directivos de operadoras, pero que pocas veces expresan, porque son de argumentación insostenible. Pero ahí están. Es una realidad que las operadoras ven como poco a poco el core de su negocio, la red, se va volviendo más y más una commodity, que cada vez desciende en precio. Como consecuencia, van perdiendo relevancia en el mercado y eso es algo que no se pueden permitir. Ahí están los accionistas para recordárselo.

Hace poco más de una década la vida era mucho más fácil para las operadoras. El único servicio que se prestaba sobre la red era el telefónico, el cual estaba estrecha e indisolublemente ligado al par de cobre. Pero he aquí que llegó la revolución de Internet, y con ella todo cambió. De repente surgieron innumerables servicios que ya no dependían de las operadoras, entre ellos sustitutos directos de voz, que hicieron temblar los modelos de negocio. Hoy en día, el que se dedica solo a la red, a ser un dumb pipe, está perdido.

Por eso las operadoras se han propuesto ser algo más que eso y están empeñadas en ofrecer servicios de alto valor añadido. Como bien dice Alierta en la presentación, muchos de estos servicios pasan por el cloud computing, y desde luego que ahí tienen mucho que hacer y que decir: "como la inteligencia y la red la tenemos los operadores conectándose a través de banda ancha nosotros le vamos a dar todos los servicios [a una PYME], eso se llama cloud computing". No obstante, conviene no olvidar que la inteligencia la puede tener cualquier competidor, y aprovecharse de la propiedad de la red no sería otra cosa que poner en jaque la neutralidad de Internet.

Por otro lado, manifestar que Google hace dinero a su costa creo que es un grave error. Igual que sería absurdo que los fabricantes de tazas denunciasen a Kellog's por aprovecharse de sus utensilios para el desayuno; o igual que nunca veremos a los constructores de carreteras quejarse del uso que hace Renault de sus infraestructuras para ganar dinero. Es quejarse contra un ecosistema en el que el uno no tiene sentido sin el otro, ni el otro sin el uno. Sin Google, Telefónica no tendría millones de usuarios pagando religiosamente sus líneas ADSL de casa. Porque, seamos sinceros, a los operadores les está costando horrores competir contra otras empresas de servicios en la Red, yo creo en parte debido a que no saben muy bien dónde enfocarse seriamente. Aunque claro, cuando no Google no era un competidor directo por ofrecer servicios a los usuarios finales todo era mucho más nítido...

No tiene sentido que las operadoras se quejen de las empresas que crean servicios y productos que usan sus redes. Porque son ellos precisamente los que dan servicios de calidad y en abundancia a esas redes. Los tiempos del teléfono de Graham Bell ya han pasado. Lo que sí que tiene mucho sentido es que ellos también entren en el mundo de los servicios.

viernes, 5 de febrero de 2010

El Plan avanza ¿avanzará?

Estaba ayer leyendo el borrador del Plan Avanza II, que se presento ayer al Consejo Asesor de las Sociedad de la Información (CATSI), cuando me sucedió como a Marcel Proust cuando comiendo una magdalena se le vino encima toda su vida en forma de memorias minuciosas, trasladadas al papel en forma de "La recherche du temps perdu". (Una de las obras maestras de la literatura del siglo XX).

Estaba pensando en que a la vez que se presentaba este documento, en otros despachos del gobierno se preparaban una serie de medidas que tienen toda la pinta de convertirse en el tercer Plan de Estabilización de la economía española, después de los de 1959 y de los llamados Pactos de la Moncloa de 1977.

Como sabeis, (aunque nadie os lo haya dicho), el siglo XX llega a España en 1959, de la mano de una serie de economistas, (muchos de ellos del Opus Dei, como Mariano Navarro, e incluso uno procedente de Esquerra Republicana de Cataluña, Joan Tardá), que introdujeron el liberalismo económico y la profesionalización de las administraciones públicas, acabando así con un larguísimo siglo XIX, y con las políticas económicas heredadas de la escolástica (siglo XVI).

La situación de la economía española era terrible, las reservas se acercaban a cero, el crédito no se concedía a las empresas sino al estado y la productividad era tercermundista.

Las recetas utilizadas, recorte del gasto público y las inversiones consiguientes, subida de los impuestos y reforma fiscal. (¿Os va sonando?).

Resultado del primer año, aumento del desempleo y mejora de la balanza de pagos. (¿Os sigue sonando?).

Después despegue de la economía en base a inversiones extranjeras y turismo, y desarrollo hasta los setenta cuando...


Los efectos de los shocks petrolíferos y la falta de competitividad en 1977 eran abrumadores, con un déficit de la balanza de pagos tremendo, (las exportaciones solo cubrían el 45% de las importaciones). La inflación era del 40%.

Todos los partidos políticos se juntaron y acordaron los llamados Pactos de la Moncloa, que en resumen consistían en devaluación de la peseta, freno a la expansión monetaria, bajada de los salarios y reducción del déficit público. Reforma fiscal, flexibilización del mercado laboral y regulación de la banca. (¿Os sigue sonando?)

De allí salimos rumbo a Europa y con las ingentes transferencias de dinero de los fondos estructurales, que nos gastamos en infraestructuras.

Ahora, año 2010, estamos otra vez en crisis. Nuestra deuda es exorbitante, nuestra productividad lamentable, y nuestro ingresos menguan al tiempo que otra vez nuestra balanza de pagos se distorsiona.

Y otra vez hablamos de reducción del déficit público, bajada de salarios, disminución de prestaciones, reforma del mercado laboral, etc.

Y vuelvo al Plan Avanza, y a la Ley de la Economía Sostenible, que se van a quedar sin fondos y que no van a avanzar, y vuelvo a ver como vemos pasar los años y aquí seguimos sin entender que para ser un país de primera división hay que desarrollar una industria de verdad, capaz de exportar y de crear empleos de categoría y valor añadido.

En 1959 fueron las multinacionales y el turismo quienes pusieron el dinero para salir de la crisis. En 1977 fueron los europeos y los fondos de cohesión.

¿Y ahora quien va a ser?

No vale solo con bajarnos el sueldo. Hay que hacer algo más.

jueves, 4 de febrero de 2010

El irresistible poder de los tópicos

Vuelvo de Bruselas y de la periódica reunión de la asociación europea de empresas TIC, Digital Europe.

Uno de los capítulos habituales en la presentación de resultados de los cuatro grupos de trabajo, uno de los cuales está dedicado al comercio internacional.

No falla una sola ocasión en que no se haga una apelación, yo diría que practicamente religiosa, al libre comercio y al final venturoso de la actual "ronda de Doha", ciudada hindú donde se intenta salvaguardar el libre comercio internacional.

Todos los que estamos alrededor de la mesa asentimos, igual que en una ceremonia, a estas admoniciones, y todos por dentro pensamos lo mismo, o sea que el libre comercio nos está matando.

Está muy bién exportar a los países emergentes, siempre que se trate de mercancías claro, pero no tiene ninguna gracia cuando lo que exportamos son los empleos.

Ahora Obama, después de llevarse la primera bofetada, (¡cuanto se va pareciendo este hombre a Zapatero!), ha comenzado a pensar en las cosas de comer y naturalmente se ha dado cuenta que la destrucción masiva de empleos de sectores completos de la producción, el último el de los neumáticos, no tiene maldita la gracia y ha comenzado a pensar en poner tasas de importación.

También se han caído del guindo los Google y compañía, que ven como los amigos de Beijing (capital del norte/ Nanjing capital del sur) les censuran, les piratean, les copian, y además les asaltan a traves de brigadillas de hackers al servicio del partido.

Después de un montón de años nos empezamos a dar cuenta de que los chinos nos han tomado el pelo.

Bueno, se empiezan a dar cuanta en USA, porque en la UE seguimos erre que erre con la libertad de comercio y la bondad universal.

De todas formas ayer el representante del grupo de trabajo nos informó de la existencia de un informe (secreto), en el que se han comenzado a reflejar las malas prácticas llevadas a cabo por el gobierno chino contra la libertad de comercio que nosotros defendemos.

Está muy bien. Ahora tendremos que decírselo a los miles de empleados de múltiples industrias europeas que se han ido al paro o a la pre-jubilación gracias a nuestra ingenuidad industrial.

Espero hacerme con el informe y comentaros sus conclusiones, pero una vez mas me pregunto:

¿En manos de quién estamos?

martes, 2 de febrero de 2010

El Contrato Social

En 1762, Juan Jacobo Rousseau publicó un ensayo de enorme impacto político y social, titulado "El Contrato Social", en el que tras enunciar que todo hombre nace libre, venía a proponer un contrato entre los hombres libres para dotarse de una dirección común, bajo el imperio de la "voluntad general".

Los gobiernos democráticos siguen mas o menos constituyéndose bajo ese mismo principio, pero me pregunto si los ciudadanos tienen claro ya que es lo que esperan de la cesión de su soberanía a unos estados cada vez mas remotos.

Todo esto me lo ha sugerido la nota de prensa en que se anuncia el cambio de presidente de France Telecom, puesto que dicho cambio se asocia no solo a un nuevo proyecto empresarial, sino también a un nuevo contrato social.

Sabidos son ya los episodios de suicidios ocurridos en aquella enorme compañía, que están en el origen de estos cambios, y bien conocida es la situación de aquellas empresas abocadas a la reconversión, sobre todo aquellas que pasan de tener un estatus de empleadores de por vida a otro de empleo inestable.

Porque en efecto, el contrato que suscribieron esas personas cuando entraron a trabajar en esas empresas, contrato no escrito pero implícito, ha sido derogado en función no de la voluntad mayoritaria, sino en función de los intereses del capitalismo globalizado.

Lo mismo nos pasa ahora con las pensiones y después con la sanidad pública o con los sueldos o prestaciones públicas.

Ahora toca cambiarlos porque la clase política no ha sabido gestionar ni la situación de bonanza antes de la crisis, ni la crisis misma.

Cambia el contrato social. Las explicaciones son insuficientes. Se apela a un bien común (futuro) que sospechamos nunca va a llegar.

El Contrato Social roussoniano tenía como base la preservación de la libertad que entonces era un bien fundamental.

El contrato social actual tenía como base la seguridad económica y personal.

Pero vemos que los estados no nos garantizan la seguridad, ni la física ni la económica, y que el mundo se vuelve un lugar cada vez mas peligroso.

Lo mismo pasa en las empresas. Ni te garantizan continuidad, ni tan siquiera unas condiciones dignas de vida.

Hace bien el nuevo presidente de France Telecom en hablar de un nuevo contrato social.

Porque hasta ahora en esta crisis solo se habla de ajustes y de ser mas competitivos. O sea mas pobres y con menos tiempo libre.

Y ese "contrato" se parece mucho a la esclavitud.

Sobre el futuro del Flash

Hoy estoy aquí para hablar de la tecnología Flash y su futuro. Pero antes he de advertir que, a pesar de mi formación como ingeniero informático, tengo que confesar que llevo varios años alejado de la programación. Por ello desconozco las virtudes y defectos del Flash como material para la construcción de webs, más allá de lo que he leído. Mi reflexión no es sobre la idoneidad de su uso en la web, sino de su inminente desaparición si su contexto de mercado sigue el curso actual, independientemente de sus propias características.

Y es que Apple se ha propuesto acabar con la tecnología Flash, y eso es un hecho, aunque no confesado abiertamente. La prueba más clara es que la navegación web en el iPhone no permite visualizar los elementos construidos mediante esta plataforma. Bajo excusas de bajo rendimiento y alto consumo de recursos, la manzana rechaza una y otra vez las propuestas personalizadas de Adobe, empresa propietaria de Flash, manteniendo el terminal como un reducto inconquistable. Si se tratase de cualquier otro teléfono no sería de gran importancia. Pero se trata del famoso iPhone, que mantiene un crecimiento espectacular y que sigue en la cresta de ola de los smartphones. Este escenario ya es más preocupante.

Ahora resulta que Apple lanza su iPad, un terminal para el salón de casa, enfocado en los juegos y la navegación, y tampoco incorpora Flash. Movimientos como estos provenientes de empresas con tanto poder de influencia tienen una doble consecuencia directa: por un lado, los usuarios empiezan a acostumbrarse a navegar sin Flash, a ignorar el contenido de este tipo; y por el otro, los creadores de contenidos rehúsan esta tecnología en cada vez mayor medida, ya que supone una limitación para su mercado potencial.

A todo esto hemos de añadir las posiciones de otros grandes players. Microsoft tiene su propia plataforma para contenidos multimedia, llamada Silverlight. Parece ser que es muy potente, pero la verdad es que tiene bastante poca presencia en la web. Sea como sea, no entra entre sus planes apoyar a Flash. Y Google se decanta por HTML5, el estándar abierto que le hace la competencia a las otras 2 tecnologías y que por lo visto tiene visos de erigirse como campeón en el medio plazo.

El caso es que no sé si será porque es un estándar propietario, o porque consume muchos recursos, o porque produce fallos el los Mac, o porque alguna deidad tiránica y caprichosa así no lo quiere, pero yo no pondría mis fichas a favor de la tecnología Flash. Tiene los días contados.