martes, 31 de agosto de 2010

Telefónica la lió ayer

En esta vida hay pocas cosas inmutables, pero una de ellas sin duda alguna es la tendencia demonizar cualquier cosa que salga de determinadas empresas que, por unos motivos u otros, tienen la etiqueta de "malvadas".

En el XXIV Encuentro de las Telecomunicaciones (que, por cierto, se puede seguir en directo en este link) que comenzó ayer por la mañana, habló Julio Linares y puso sobre la mesa una sentencia que rápidamente ha ocupado titulares: la situación actual no es sostenible y habría que cobrar más a aquellos clientes que más consuman en la Red. Apocalipsis. Abucheos. Horror... ¿O tal vez no?

Bien es conocida la regla del pareto y su fiel representación en la banda ancha fija, donde el 20% de los usuarios generan el 80% del tráfico. Pues resulta que en banda ancha móvil estamos hablando de un 5% responsable del 75% de los bits que circulan por las líneas. Esto es una realidad palpable y pienso que no nos es difícil de creer a poco que echemos un vistazo a nuestro alrededor y nos fijemos en nuestros amigos y familiares, vecinos y compañeros de trabajo.

Otro golpe de realidad llega cuando nos enteramos de que uno de las grandes preocupaciones actuales de las operadoras en todo el mundo es la sobresaturación de las líneas, sobretodo las redes móviles 3G. Envueltas en una carrera por intentar ofrecer una mayor velocidad, ofertando smartphones (auténticos devoradores de datos), y reticentes a realizar grandes inversiones que mellen sus cuentas de resultados, las operadoras ven cómo su red se va llenando y corre peligro el nivel de servicio prometido al cliente.

Tanto Telefónica como otras tantas operadoras quieren mitigar este fenómeno y para ello no es la primera vez que surge la idea de evitar que el usuario medio subsidie al intensivo. Si se consigue que este último pague más, no sólo se reduciría el tráfico en la red, sino que supondría un nuevo impulso a los ingresos.

A mí este modelo no me parece tan malo. Es más, me parece necesario e inevitable, tanto para el negocio fijo como para el móvil, sobre todo este último. De hecho, no creo que se trate más que de una cuestión de "educación del consumidor", porque las tarifas escalonadas por tráfico son comunes en los móviles, pero no estamos acostumbrados a ellas en la línea de casa.

Insisto, hablo de tarifas planas escalonadas. No creo que esto suponga el fin de las tarifas planas en general, para empezar a cobrar otra vez por KB. Los datos, igual que pasó con la voz fija, van sufriendo poco a poco un imparable proceso de comoditización. Las tarifas planas son tan sólo un reflejo de lo que el consumidor demanda y me parecen un destino irremediable para la industria. La gente no quiere estar pendiente de cada llamada o cada conexión que realiza a través de una aplicación. Quiere que eso sea trasparente, quiere saber lo que va a pagar a fin de mes. Y es más, una vez pisado el terreno plano, volver al cobro por minuto o bit supondría tal sangría de clientes que no lo veo viable para ninguna operadora.

El problema podría venir en un presumible aumento de los precios, que sería difícilmente tolerable en un contexto en el que España lidera las tablas de accesos más caros. No se puede permitir que sólo se suba el precio a los que más consumen y no se baje al usuario medio. En todo caso, creo que esta acción sería un arma de doble filo para la operadora, ya que la actual feroz competencia aprovecharía inmediatamente para ofrecer mejores precios (para usuarios medios o intensivos) e incluso tarifas all-you-can-eat que le harían mucho daño.

No podemos olvidar que Telefónica es un negocio y de ellos depende si se quieren enfocar en generar mayores beneficios antes que en invertir en sus infraestructuras que le ayuden a asegurarse el negocio en el medio plazo. Siendo el acceso a Internet tan importante como es para el desarrollo de la sociedad, hacia donde tenemos que volver nuestras miradas es a un Gobierno inoperante, que no está siendo capaz de sentar las bases para una España digital. Si la red no es un negocio rentable pero inmensamente necesario, es responsabilidad del Estado asegurar la infraestructura, ya sea a través de una legislación favorable o una empresa pública. Ahora bien, no olvidemos, ¿quién se beneficia directamente de que yo acceda a Internet a través de mi smartphone? ¿O de que comparta archivos por Internet? Efectivamente, las mismas operadoras que se quejan de que use intensivamente mi smartphone y de que comparta muchos ficheros. Curiosa dualidad. ¿Internet, sí, pero hasta dónde ellas quieran?

lunes, 30 de agosto de 2010

Colapso

Todo el mundo espera con interés la anual presentación de Julio Linares en el seminario de telecomunicaciones de la Universidad Internacional Menendez Pelayo en Santander.

Julio da una clase magistral como las de medicina de los cuadros. Con el cadáver abierto en canal y los alumnos mirando desde la balaustrada.

Este año ha sido mas partidista que otros, y se ha notado la tensión que existe en los operadores incumbentes respecto al incremento del tráfico en Internet y su posición en la cadena de negocio correspondiente.

Los operadores tienen que invertir en redes continuamente para acoger el incremento del tráfico y "sólo" reciben una tarifa plana indiscriminada, mientras los grandes beneficiados, Google y cía, no ponen un dólar.

Dice Linares: los costes se incrementan. Los ingresos se estancan. Pronto la línea de los costes atravesará la de los ingresos. En ese momento todo se irá al garete: el colapso.

Hay que cambiar la asimetría existente entre operadores y buscadores, y hay que indexar las tarifas según uso.

He defendido en múltiples ocasiones esta opción, pero también hay que decir que la legitimidad de ese discurso está limitada por la falta de inversiones (que ha puesto a la industria contra la pared desde hace tiempo) y por los crecientes ingresos de los operadores.

Ciertamente la red fija no es un gran negocio, (como puede serlo la móvil), pero el paso a la oleada de la imagen, (tras de la voz y los datos), va a requerir una cantidad de espectro que sencillamente no existe, por lo que la red fija de fibra es un requerimiento necesario para los países que quieran disponer de banda ancha de alta velocidad.

¿Es razonable pedir a los operadores que creen unas redes que no pueden explotar?

¿Cuales son las alternativas?

Muchos empiezan a pensar que la única alternativa es volver a redes públicas o semi-públicas. Es lo que se está haciendo en Finlandia.

Lo que cada vez es más claro es que los operadores no lo harán a menos que los gobiernos se comprometan a unas condiciones que no me parecen politicamente aceptables.

No me imagino al gobierno Obama cargando contra los internautas.

Tampoco a la Comisión Europea.

Tampoco a Zapatero.

Tampoco podemos fiarnos de que esas tarifas mas altas o discriminadas vayan a tener contrapartidas de calidad. No podemos fiarnos de los operadores, las oficinas del consumidor así lo atestiguan.

El acuerdo Verizon-Google ha dado pie a unas reclamaciones lógicas, pero profundamente sospechosas.

Y las amenazas a estas alturas no son de recibo.

Aunque las deslice alguien tan respetado como Julio Linares.

La web está muerta. Larga vida a la web

Los editores de la revista Wired ya lo han hecho otras veces. De hecho, lanzar titulares polémicos es una táctica a la que recurren cada cierto tiempo. El objetivo es claro y no otro que generar una agitada conversación entre los demás medios y entorno social de Internet para, finalmente, seguir posicionada entre las top revistas de tecnología e innovación. Y el caso es que les sale bien.

En esta ocasión abren el curso 2010/11 con el titular "La web está muerta. Larga vida a Internet". En un largo e interesante artículo (en inglés), argumentan que la web, en el sentido de "página web", está en decadencia, siendo un horizonte de aplicaciones y plataformas propietarias lo que trae la evolución de la Red. Los principales argumentos que soportan esta controvertida afirmación son 2. Por un lado, que los usuarios cada vez hacen más uso de los servicios a través de interfaces más útiles, accesibles y cómodas que la propia web. Un ejemplo claro de esto sería la cantidad de gente que accede a Twitter a través de clientes de móvil o escritorio en contraposición con los que lo hacen a través de la propia página del servicio (estos últimos cada vez menos, estimo yo).

El segundo argumento se basa en que, para hacer de los negocios digitales algo lucrativo, son necesarios estos modelos propietarios, porque representan la única manera de generar ingresos en cantidades interesantes.

Si bien estoy de acuerdo con ambas premisas, no creo que de ahí se pueda inducir la muerte de la web. Y, sinceramente, pienso que en Wired tampoco lo creen. Pero, claro el titular "La web crece, pero no tanto", carece de la misma fuerza que el elegido. El gráfico que ofrecen en el artículo original es revelador y nos puede llevar a varias conclusiones, algunas de ellas aceleradas si no sabemos leerlo correctamente (jo, qué resolución más mala, mejor ver el gráfico en su fuente):


Efectivamente, viendo este gráfico podemos observar como la relevancia de la web dentro de la cuota total de tráfico en EEUU tuvo su momento álgido en el año 2000 y desde entonces no ha hecho más que decrecer. El vídeo ha sido el gran acaparador, sobre todo en los últimos 5 años, llegando a copar más del 50% del tráfico. Pero no nos olvidemos que aquí estamos hablando en MB, tamaño de los datos y, ¿qué ocupa más? ¿un vídeo de gatitos YouTube o la página de la Wikipedia sobre las Guerras del Opio? Y sin embargo, ¿en cuál te pasarías más tiempo? Efectivamente, la variable tiempo es la gran olvidada de este gráfico y, por extensión, del argumento.

Por otro lado, desde Boing Boing nos llega este otro gráfico complementario, aún más revelador:


En éste se puede apreciar el crecimiento absoluto, en TB, del mundillo de Internet y como, aunque el aumento de tráfico en web no es tan grande como el de otros servicios, no deja de ser igualmente espectacular.

Y es que Internet en general está crecimiento a un ritmo vertiginoso, tanto en tráfico circulado, como en tiempo dedicado, presencia en dispositivos o capilaridad geográfica. Efectivamente, los contenidos están en la Red, pero la web no es la única forma de consumirlos, sino que cada formato tiene su sistema adecuado. Sistemas que irán variando con el tiempo, adaptándose a las necesidades y gustos de los usuarios, no necesariamente los mismos para todos ellos.

En relación con las plataformas propietarias, sí que es cierto que están viviendo un auge en la actualidad y se están mostrando como modelos de negocio más o menos solventes. Esto es, principalmente, porque permiten ofrecer una experiencia de usuario más completa y mejor diseñada que una simple página. Pero no perdamos de vista que, en la mayoría de estos casos, la presencia en la web fue primero y sirvió como base para el posterior desarrollo del servicio, y creo que así seguirá ocurriendo. Porque al ser el sistema más abierto es la mejor forma de arrancar y llegar a todo el mundo, consiguiendo una masa crítica de usuarios, fundamental en la mayoría de planes de negocio.

La web no está muerta. Al contrario, está muy viva. Solamente ha cambiado su centro de masas dentro del gran océano de Internet.

jueves, 26 de agosto de 2010

En analitico.es: Kindle, irreductible

Con este artículo sobre el Kindle y su competencia en la venta de libros electrónicos me estreno como colaborador de analitico.es. En él comento como Amazon sigue siendo el líder en el negocio de los ebooks en gran parte porque, al contrario que otros competidores como Apple, todos sus movimientos están dirigidos a retroalimentar su negocio principal.

lunes, 23 de agosto de 2010

Sobre la compra de Tuenti

Uno de los temas más interesantes que agitaron el verano fue la compra de Tuenti por parte de Telefónica. De esta forma, la operadora más importante a nivel nacional, y una de las grandes fuera de nuestras fronteras, se hacía con una de las más destacadas iniciativas online surgidas en España en los últimos años. Conociendo el pasado de Telefónica en sus intentos de entrar en Internet (Terra, Lycos y, el más reciente, Keteke) el morbo ha estado servido desde el primer momento y los comentarios y opiniones al respecto pueblan la Red, muchas de ellas expresando un negro futuro para la Tuenti. Después de leer todo lo que he encontrado sobre el tema, aquí traigo a posteriori mis propias apreciaciones acerca la compra:

Primero de todo expresar mi total desacuerdo con toda la gente que habla de pelotazo. Tuenti tiene muchas horas y muchas noches de trabajo por detrás. Supieron subirse a la ola de las redes sociales cuando estaba arrancando y fueron capaces de adaptar al mercado español un modelo que estaba triunfando en EEUU. Es digno de elogio el crecimiento que ha tenido esta red social es nuestro país, haciendo las cosas bien y presentando lucha a las otras tantas que han surgido en los últimos años, con Facebook a la cabeza. Como en tantas otras aventuras de emprendedores han tenido una oportunidad de vender y han considerado que era el momento. Nada de pelotazo, sino recogida de frutos sembrados y cultivados.

En cuanto al precio, la verdad es que no soy capaz de apreciar si 70M€ por el 90% del capital es acertado o no. Lo que sí que veo es que para Telefónica, que tiene unos ingresos anuales de 60.000 millones y se acaba de gastar 7.500 en Vivo, no supone un gran desembolso por hacerse con un servicio que tiene potencial para ser clave en un futuro cercano.

Telefónica está dedicando muchos esfuerzos a evitar ser un mero conductor de bits, para ser parte relevante de la cadena de valor. La operadora quiere entrar en el negocio de los contenidos y en la actualidad aquellos creados por los usuarios tienen gran importancia. Ahora habría que plantearse qué es lo que está comprando realmente Telefónica. No es al equipo, pues la mayoría de ellos han recogido beneficios y salido. Únicamente 2 miembros del equipo fundador se han quedado por contrato, y tiene pinta de que saldrán en cuanto puedan. ¿Han comprado la tecnología? Tampoco lo creo pues con su gran capacidad financiera y de Sistemas es algo que podría replicar. Efectivamente, lo que nos queda es la comunidad de usuarios que Tuenti ha construido durante los últimos 4 años, formada por más de 8 millones de personas, la mayoría de ellos españoles.

Pero, ¿realmente será Telefónica capaz de encontrar sinergias o mejoras al modelo de negocio que justifiquen la compra? ¿Qué uso le puede dar la operadora a la red social? Si convierte la marca Movistar en el tema central de la red podría crear valor pero a la vez destruiría el pegamento que mantiene reunidos a los usuarios de Tuenti. También se comenta la posibilidad de crear una OMV bajo la marca Tuenti, enfocada en los jóvenes, u ofrecer productos y servicios exclusivos para los que dispongan de un perfil dentro de la red social. Sea como sea, lo que seguro que está comprando Telefónica es la información de 8 millones de jóvenes, grandes consumidores de móvil hoy y potenciales clientes del mañana. Pero yo me sigo preguntando, ¿es esto suficiente para justificar la compra? ¿Por qué no una colaboración o partnership?

La operadora va a encontrar problemas más allá de encontrar un equipo director que sustituya eficazmente las salidas producidas. Para empezar, ha comprado una empresa que aún no ha llegado al break-even (habría que ver cuánto quedaría para el punto de equilibrio, cuando recuperen todas las inversiones), y que basa sus ingresos en diferentes formatos de publicidad online. Telefónica compra conocimiento en este respecto, pero tendrá que aprender el negocio. Además, tendrá que lidiar con el inmenso crecimiento de Facebook, su principal rival, que ya cuenta con más de 400 millones de usuarios y supera en tráfico a Tuenti en España. Otra vez, Telefónica podría reorientar la red social y cambiar su esencia generalista; no competiría con Facebook pero estaría cambiando agresivamente aquello que compró.

Por su parte, Tuenti sí que se puede ver claramente beneficiada por la adquisición. Latinoamérica tiene mucho peso en las cuentas de Telefónica y estoy seguro de que supone un más que probable futuro paso en la expansión geográfica de la red social. Además, el poderoso músculo financiero de la operadora eliminaría de un plumazo gran parte de los quebraderos de cabeza actuales para la compañía.

En mi opinión personal, los grandes beneficiados de esta compra son los socios fundadores de Tuenti, que ven su esfuerzo y riesgo sobradamente recompensados, además de salir con un CV espléndido. Para Telefónica no lo veo tan claro y tengo gran curiosidad por ver cuáles son los planes que tienen en mente para sacar provecho de esta compra.

viernes, 20 de agosto de 2010

¿Qué falla es España?

Fallar, fallan muchas cosas, pero hoy traigo una a reflexión que he experimentado en mis propias carnes esta mañana. Y es que por motivos personales he tenido que acudir al registro civil a pedir un certificado de estado civil y al salir del edificio no daba crédito a lo que había vivido.

Primeramente decir que menos mal que estamos en agosto, único mes del año en que Madrid se convierte en una ciudad cuasi-fantasma. Esto permite poder acudir a hacer recados en coche, con la seguridad de poder aparcar sin mayor problema, y esperar colas de longitud aceptable.

Primera cola de la mañana nada más entrar en el edificio, para preguntar a qué zona tengo que acudir para solicitar el certificado. En vez de tener una persona en la entrada que aplicase una ágil distribución, o incluso un simple mapa o cartel indicativo, he tenido que preguntar en información. No ha tardado mucho, pero ya empezamos con la rutina.

De ahí he ido a la segunda cola, esta vez ya para pedir el certificado. Una sola persona atendiendo, y no excesivamente rápido. Al rato aparece de paseo y como quien no quiere la cosa una segunda persona, cruza al otro lado del mostrador, se sienta, mira su pantalla, mira la cola, mira su pantalla, mira la cola y, con aire de resignación, pide que pase el siguiente.

Al rato ya me toca a mí, con esta segunda persona. ¿Qué quiere? Solicitar un certificado de estado civil. ¿Trae el DNI? Sí. ¿Qué estado tiene? Soltero. OK, momento de teclear en el ordenador. Mientras tanto, la primera persona termina de atender a un señor tributario, se levanta y se aleja lentamente de su puesto, como si llevase calzados zapatos de plomo. Sigue la persona enfrente mío tecleando en el ordenador, finalmente imprime y me da la hoja para comprobar que los datos son correctos. Todo bien, gracias, pero en ese momento me asalta la duda: perdone, ¿tienen ustedes una base de datos que indique que yo estoy soltero? No, este es un documento de presunción. Quiere decir que pone soltero porque yo he dicho soltero, ¿verdad? Sí, claro. Buenos días. Buenos días. (La persona 1 vuelve a su puesto de trabajo. Aparentemente no se ha cambiado los zapatos y el ritual de mirar varias veces la pantalla antes de llamar al siguiente debe de ser algo de vital importancia).

¿Qué falla aquí? Primero de todo, ¿para qué demonios me piden un certificado que certifica que soy soltero en base, única y exclusivamente, a mi palabra? ¿Cuál es su utilidad, más allá de hacerme perder el tiempo, a mí y a la Administración? Esto es lo que mucha gente critica cuando dice que la burocracia en España es excesiva, así como el número de funcionarios. Acabo de realizar un trámite (para poder a su vez realizar otro trámite) que no aporta absolutamente nada de valor añadido. Un total y absoluto desperdicio (waste), según la filosofía Lean.

También podrían ser objeto crítica la pobre gestión de colas y eficiencia del Registro Civil, así como el pobre incentivo a la productividad que tiene el modelo actual de funcionariado. Y es que muchas cosas fallan en España, pero hay algunas que claman al cielo. ¿Cuánto cuesta este trámite a todas luces innecesario? Empezando por mi tiempo (y productividad), seguiríamos por el de todos los demás que acuden al centro para solicitudes realmente importantes. Tenemos empleados, sistemas (que hay que desarrollar y mantener), gestión y documentación de procesos ineficientes, y hasta el simple coste de la hoja de papel y la tinta de la impresora.

A veces me pregunto si realmente los gallifantes de la Administración pasan alguna vez por su propia burocracia establecida. O si es que no se les ocurre de dónde recortar gastos más que bajando los salarios a los funcionarios y subiendo los impuestos. Si es así, por favor, que me llamen y contraten como consultor externo, que tengo unas cuantas ideas que podrían serles de utilidad.

miércoles, 18 de agosto de 2010

De vuelta...

Después de mi periplo asiático, vuelvo a incorporarme a la vida española y madrileña con las pilas cargadas para empezar un nuevo curso. Como dejé a entender en mi último post, he tenido la oportunidad de visitar China, fascinante país, así como Rusia y Mongolia, permitiéndome disfrutar de una gran variedad de paisajes y culturas. Y, cómo no, saqué algunas reflexiones sobre la inmersión de estos países en el mundo digital, que aquí traigo a compartir.

Lo primero que me llamó la atención fue la alta presencia de teléfonos móviles, aunque prácticamente ninguno de ellos smartphones. En Mongolia en concreto las líneas móviles sobrepasan con amplitud las líneas fijas (no recuerdo exactamente el número que leí ni dónde), lo cual tiene mucho sentido pensando en el nivel de desarrollo y extensión del país. De hecho, era común ver por la calle gente mayor que ofrecía sus teléfonos fijos a modo de teléfono público (no llegué a descubrir a qué se conectaban), remanentes de un periodo pasado y síntoma de esta escasez mencionada. Así, la gente joven y gran parte de los adultos que vi hacían uso habitual de sus móviles y me imagino que no dispondrían de fijo de casa. Una situación que por lo que tengo entendido se repite en países asiáticos y africanos y aquí he tenido ocasión de verificar.

El poco uso de las tecnologías aplicadas a las infraestructuras públicas rusas era patente, y no digamos ya en las mongolas. Me llamó mucho la atención en Ulán Bator una única y gran pantalla que se erigía enfrente de los grandes almacenes de la ciudad, probablemente como símbolo de modernidad presumido por parte de la alcaldía. Esta falta de tecnificación hacía que continuamente nos encontrásemos con personas cubriendo puestos de trabajo totalmente automáticos, como semáforo humano o controlador de escalera mecánica del metro (una persona por cada escalera mecánica en el metro de Moscú). Estas situaciones contrastan con Beijing y Shanghai, pobladas por grandes pantallas y neones, y recorridas por un subterráneo de aspecto pulcro y avanzado. A destacar el maglev, el tren magnético que llegó a alcanzar los 430 km/h en nuestro trayecto al aeropuerto de Shanghai.

Claro contraste el de China con Rusia y Mongolia, donde los coches se veían muy antiguos y con el volante colocado de manera indistinta a izquierda o derecha, independientemente de que se condujese a la derecha. Con esta premisa, resulta fácil imaginarse que la conducción en estos países (y aquí sí que incluyo a China) era bastante parecida a un circuito de karts, donde las normas son consideradas como recomendaciones y el más rápido (o el último que se quita) es el que pasa, incluidos peatones.

En un momento en el que Suecia se está planteando eliminar el metálico, es sorprendente la poca aceptación que tienen las tarjetas de crédito en estos países. Si bien en Moscú sí que las pudimos utilizar, en Siberia ya no nos fue posible en ningún lado, y lo mismo nos pasó en Ulán Bator. En Beijing y Shanghai tampoco pudimos hacer uso de ellas, aunque en estos casos creo que se debía más a un tema gubernamental, porque sí que aceptaban tarjetas locales. De hecho, el cambio de euros a yuanes en China se convertía en una tarea larga y ardua, con repetidas comprobaciones de pasaporte y firmas de autorizaciones.

Muy curiosa me resultó la escritura en móviles mediante caracteres chinos, actividad que nunca antes me había planteado. Pude observar 2 modelos: escritura a través de la pulsación un cierto número de veces de una de las teclas del terminal; o, en un móvil de pantalla táctil tener los botones simbolizando trazos y así, mediante su pulsación en un determinado orden, el usuario podía ir "dibujando" el caracter necesario. Este último ejemplo refleja una de las ventajas más interesantes de eliminar el teclado físico en pro de una pantalla mucho más flexible y adaptable a las necesidades del consumidor.

Y para lo último he dejado China y su Gran Muralla en Internet. Doy fe de que existe y que cuando se intenta entrar en sitios que uso habitualmente para informarme o entretenerme (Twitter, Facebook, Blogger (y con ella, La Jungla Digital), diferentes blogs...) únicamente muestran un mensaje de página no encontrada. Es una pena para la sociedad china que se aplique una censura tan férrea. Y es que, aunque se pueda saltar con relativa facilidad, ocultar desde siempre el acceso a una web hace que el navegante se acostumbre a su inexistencia y no se plantee si quiera entrar en ella. Por mucha tecnología y desarrollo que despliegue China en sus ciudades, si algún día quiere ser un líder mundial de verdad tendrá que apalancarse en el talento de su población, no únicamente de obra barata, y al talento hay que alimentarlo y nutrirlo. Mi esperanza está en que según se vaya abriendo el país y más gente entre y salga, ese manto de censura será más difícil de mantener y poco a poco se irá recogiendo hasta que exista libertad de información. Esperemos.

lunes, 16 de agosto de 2010

Reflexiones veraniegas (IV)

Pepito Blanco, que es el encargado de mover el árbol a ver si caen nueces del gobierno, ha comenzado a hablar de lo bueno que sería subir los impuestos para conservar la "calidad" de nuestros servicios.

Aparte de la ternura que me inspira Pepito en su papel de improbable malo de la película, y de que creo seguro que los impuestos tendrán que subir para paliar nuestro déficit, me gustaría añadir algunas reflexiones veraniegas al asunto.

Primera.

En España solo pagan impuestos los que tienen nómina y unos cuantos autónomos pringados. No pagan los profesionales establecidos, ni los ricos, ni los de la economía sumergida.

A los de la economía criminal ni los menciono.

No pagan fontaneros ni electricistas ni nadie que pueda preguntar con voz inocente, ¿la quiere con IVA o sin IVA?

Segunda.

Los servicios son cada vez mas coto de inmigrantes y desposeidos.

Si uno pertenece a la famosa clase media, tiene que pagarse de su dinero la atención médica, el colegio de sus hijos, la seguridad de su urbanización y los peajes de las autopistas. Tiene que pagarse la televisión y crecientemente la universidad. Y que no espere que le ayuden a comprar una vivienda.

Si uno es gitano, gana dinero con el tráfico de heroina y no paga impuestos tiene derecho a todo, incluida la vivienda.

¿De que servicios habla Pepito?

Si es ciudadano con nómina, nada de nada.

Tercero.

Igualarnos a otros países europeos, como los nórdicos, en materia de impuestos es una bufonada.

Ellos están hartos y allí no se habla mas que de bajarlos.

Su sistema de atención social es sencillamente inalcanzable para nosotros.

Aquí pagaremos a nivel sueco pero, tendremos lo mismo o menos que ahora.

Cuarto.

Lo que hay que hacer es reducir las administraciones públicas.

Eliminar todas las autonomías, excepto la catalana y la vasca, como se debería haber hecho desde el principio, y unificar municipalidades dejándolas en una cuarta parte de las que son ahora.

Y seguir la política de Sarkozy con respecto a los que ya sabemos.

En eso es en lo que debería pensar Pepito, y también los otros.

viernes, 13 de agosto de 2010

Reflexiones veraniegas (III)

Dos bomberos voluntarios muertos en un incendio provocado en Galicia. El norte de Portugal en llamas.

Que casualidad que zonas húmedas ardan de esa manera.

Nos aclaran que son incendio provocados.

Como ya no se puede echar la culpa a la especulación inmobiliaria los comentaristas habituales no dicen gran cosa.

Los locos habituales no dan para tanto incendio concentrado en una parte de la península que, ¡oh casualidad!, es una de las puertas de entrada del tráfico de drogas hacia Europa.

Parece lógico pensar que los que se encargan de la logística del tráfico tienen necesidad de distraer a la Guardia Civil, y que mejor distracción que un buen incendio.

Estoy seguro que esto es bien sabido aunque nadie hable de ello, y no es mucho lo que se puede hacer ya que los incendios provocan pánico y hay que dejarlo todo para atajarlos.

Todo, incluida la vigilancia de las costas.

Ya he manifestado en mas de una ocasión que la guerra contra los cárteles de la droga está llegando demasiado lejos. Que se lo pregunten a los mejicanos que ahora mismo se encuentran en el epicentro del huracán o a los afganos que viven del tema sin problemas en medio de otro conflicto.

Las drogas son uno de los pocos productos que tienen mas demanda que oferta, y la demanda crece según se desvanecen los valores antiguos y el único valor restante es el dinero y el placer.

También según la ética cristiana del estoicismo y el valle de lágrimas no se la traga ya ni el sumo pontífice.

Es hora de replantearse la prohibición.

Aunque como dicen, el presidente que lo haga será asesinado en el camino al aeropuerto tras la firma de la legalización.

Mejor un muerto simbólico que no estos muertos diarios tan reales y tan innecesarios.

sábado, 7 de agosto de 2010

Reflexiones veraniegas (II)

Una isla de 200 Km cuadrados de hielo se ha desprendido de Groenlandia. Moscú yace bajo una capa de humo proveniente de miles de incendios en sus alrededores. Pakistan se hunde en el lodo.

Pero no pasa nada. El cambio climático y el calentamiento global son una broma.

Me acuerdo como hace un par de años, la guía que nos enseñaba Vilnius, la capital de Lituania nos comentaba lo contentos que estaban los lituanos con ese calentamiento y como ponían en el sus esperanzas de convertirse en un país turístico.

Aquí, en la sierra del Guadarrama vivimos los días mas calurosos que yo recuerdo y ni una pequeña tormenta viene a aplacar el intenso calor. (Aquí que por las noches había que prepararse un jersey).

Pero no pasa nada.

Espero inútilmente que se abra algún debate sobre el tema. (Vana ilusión).

Bien dice James Lovelock, autor de la teoría de Gaya y de conceptos como la bioesfera, que no hay nada que hacer. Que hemos superado el punto de no retorno y que solo una pequeña parte de la humanidad podrá sobrevivir refugiada en los polos y en base a la energía nuclear.

Como he estado estos día leyendo a Alastair Reynolds y su pentalogía "Espacio-Revelación", cualquier presagio de desastre terminal me afecta de forma especial.

No recomendaría esta obra a quienes tengan tendencias depresivas, (o a quienes no interese la física cuántica y la teoría de las cuerdas).

Pero volviendo a las catástrofes climáticas actuales (y reales), me pregunto que tiene que pasar para que comencemos a meditar seriamente sobre que se debe hacer para poner freno a las actuales tendencias suicidas de nuestra sociedad, comenzando por la superpoblación, siguiendo por el sobreconsumo, y terminando por la destrucción de cualquier habitat salvaje.

No me entra en la cabeza que estos temas no se debatan públicamente, ni que sigamos enredados en disputas idiotas que solo interesan a los politicastros y a los que viven como parásitos en sus cortes y esferas de influencia.

jueves, 5 de agosto de 2010

Pensamientos veraniegos (I)

Cuesta ponerse al teclado en este sofocante verano de 2010, con incendios que asolan Rusia y monzones que inundan Pakistan.

Con Obama anunciando la retirada de Irak y la economía que no termina de tirar.

Con Telefónica finalmente fuerte en Brasil y otra vez metiéndose en líos interneteros con la compra de una web social. (¿Para que la querrán?), (¿Cuanto durará viva en sus torpes manos?).

En fin me alegro por sus creadores, que se embolsan 70 millones de euros, que para mi yo los quisiera, y podrán dedicarse a lo que quieran con total tranquilidad.

Pero a mi de este verano lo que mas me ha interesado hasta ahora ha sido el avance de la nueva religión buenista-igualitaria, que se ha apuntado el "éxito" de prohibir los toros en Cataluña en alianza cretina con los nacionalistas catalanes, que no saben que hacer para encabronar a los demás españoles.

Ver la carita de maldad mongoloide de Carod al final de la votación parlamentaria era un poema digno de película de Berlanga.

Pero no ha sido el solo quien ha votado. También los de CIU se han apuntado a facilitar esta victoria de los buenistas que avanzan en su implacable ofensiva para consolidarse como doctrina oficial de nuestro desdichado presente y futuro.

Cuando vi la película de Amenabar sobre Hipátia de Alejandría me pareció que Alejandro ponía demasiado énfasis en la anécdota personal de esta señora y excesivamente poco en el ascenso del cristianismo.

Eso quitaba fuerza (y polémica) a la película, que quedaba bastante coja a mi parecer.

Hubiese sido mejor concentrarse en como doctrinas, en principio minoritarias, se hacen con el poder e imponen sus reglas y sus prohibiciones sobre una sociedad que solo se da cuenta de lo que está pasando cuando es demasiado tarde.

Y lo mismo pasa ahora.

El buenismo avanza a base de prohibiciones y de propaganda de los nuevos valores.

Y cuando no puede por las buenas, recurre a las malas.

A la intimidación, al escarnio de lo anterior y a la satanización de todo lo que no les gusta.

La televisión pública es un escaparate diario de la presión feminista, que es columna vertebral de la nueva religión.

Nos bombardean con la "violencia machista", con los "niños víctimas", con las bondades de la igualdad, de la salud, del amor, y de todas las idioteces que se les ocurren, y al que se le ocurre disentir lo estigmatizan.

Resulta cada vez mas patético ver como el discurso público de todos cuantos quieren estar en la pomada se va ajustando a los patrones buenistas.

Será que me hago viejo, pero a mi me parece muy grave que nos dejemos avasallar por toda esta patulea de oenegeros y politicastros.

Y de nuevo recuerdo a Bertold Brecht y su obra "La resistible ascensión de Arturo Ui" que ya no se representa, (¿para que?).

Me siento un pagano contemplando como los piadosos cristianos queman la biblioteca de Alejandría.

Y me veo en la obligación de exigir que se permitan las corridas de toros. (Yo que solo he ido a dos en mi vida, y eso por que me invitaron, y al segundo toro estaba deseando marcharme).