lunes, 30 de agosto de 2010

Colapso

Todo el mundo espera con interés la anual presentación de Julio Linares en el seminario de telecomunicaciones de la Universidad Internacional Menendez Pelayo en Santander.

Julio da una clase magistral como las de medicina de los cuadros. Con el cadáver abierto en canal y los alumnos mirando desde la balaustrada.

Este año ha sido mas partidista que otros, y se ha notado la tensión que existe en los operadores incumbentes respecto al incremento del tráfico en Internet y su posición en la cadena de negocio correspondiente.

Los operadores tienen que invertir en redes continuamente para acoger el incremento del tráfico y "sólo" reciben una tarifa plana indiscriminada, mientras los grandes beneficiados, Google y cía, no ponen un dólar.

Dice Linares: los costes se incrementan. Los ingresos se estancan. Pronto la línea de los costes atravesará la de los ingresos. En ese momento todo se irá al garete: el colapso.

Hay que cambiar la asimetría existente entre operadores y buscadores, y hay que indexar las tarifas según uso.

He defendido en múltiples ocasiones esta opción, pero también hay que decir que la legitimidad de ese discurso está limitada por la falta de inversiones (que ha puesto a la industria contra la pared desde hace tiempo) y por los crecientes ingresos de los operadores.

Ciertamente la red fija no es un gran negocio, (como puede serlo la móvil), pero el paso a la oleada de la imagen, (tras de la voz y los datos), va a requerir una cantidad de espectro que sencillamente no existe, por lo que la red fija de fibra es un requerimiento necesario para los países que quieran disponer de banda ancha de alta velocidad.

¿Es razonable pedir a los operadores que creen unas redes que no pueden explotar?

¿Cuales son las alternativas?

Muchos empiezan a pensar que la única alternativa es volver a redes públicas o semi-públicas. Es lo que se está haciendo en Finlandia.

Lo que cada vez es más claro es que los operadores no lo harán a menos que los gobiernos se comprometan a unas condiciones que no me parecen politicamente aceptables.

No me imagino al gobierno Obama cargando contra los internautas.

Tampoco a la Comisión Europea.

Tampoco a Zapatero.

Tampoco podemos fiarnos de que esas tarifas mas altas o discriminadas vayan a tener contrapartidas de calidad. No podemos fiarnos de los operadores, las oficinas del consumidor así lo atestiguan.

El acuerdo Verizon-Google ha dado pie a unas reclamaciones lógicas, pero profundamente sospechosas.

Y las amenazas a estas alturas no son de recibo.

Aunque las deslice alguien tan respetado como Julio Linares.

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