martes, 30 de junio de 2015

Un poco de filosofía griega

Hace unos dos mil quinientos años, año arriba año abajo, había una serie de ciudades en la costa de lo que hoy es la Anatolia turca, que habían sido fundadas y pobladas por marinos y mercaderes griegos al objeto de comerciar con oriente.

Aquella gente era de estirpe práctica y como diríamos hoy, mas bien laica.

Así que no les satisfacían las explicaciones que habían heredado de sus padres en relación a como funcionaba el mundo y se pusieron a observar la naturaleza a ver si las tormentas se podían predecir o si eran un capricho de los dioses.

Luego, una vez que rompieron a pensar y a darse cuenta de que todo aquello de los dioses era un camelo, ya no pudieron parar.

También inventaron el teatro, que por entonces se denominaba tragedia y que consistía en explicar a la plebe los grandes misterios de la vida a través de sucesos arquetípicos narrados por actores en medio de un anfiteatro.

Para que la gente no perdiese el hilo, había un grupo de personas que formaban el coro y que tenía la misión de explicar lo que estaba pasando para que no hubiese lugar a dudas.

También los griegos, llegado el momento, se enfrentaron a los persas que querían impulsar una forma de vida antigua y que si llegan a tener éxito Europa no hubiese existido.

A estas alturas, y sin que haya un coro que nos lo explique, ya sabemos a donde quiero llegar: los griegos se merecen un respiro.

Es verdad que los griegos de ahora están muy lejos de Pericles y Alcibiades, y de Aristóteles y Platón.

Que tienen un país absolutamente inviable y con un estado corrupto y mentiroso.

Es verdad que los viejos valores de la democracia ateniense quedaron anegados en la necesidad de sobrevivir a árabes y turcos durante casi quinientos años.

Y que mienten mas que hablan.

Pero a ver, si fuésemos nosotros el actual presidente griego, señor Tchiripas, y hubiésemos llegado al poder en base a prometer a los electores que no pagaríamos la deuda contraída, (libremente por cierto), ¿como iríamos ahora a decirles que no hay mas remedio que pagar?

El señor Tchiripas ha debido recordar a Anaximandro, cuando discurrió aquello de "el hombre es la medida de todas las cosas" y habrá discurrido "si aceptar el trato es malo para mi, no puede ser bueno para Grecia".

Y después, ayudado por su ministro calvo Barufakis, se habrá puesto a diseñar una tragedia como las de Sófocles, en la que el coro corea en la noche tenebrosa: "los griegos no pagarán".

Mientras, la señora Laffargue y la Comisión Europea, que van a las reuniones creyendo que de lo que se trata es de pactar condiciones, se encuentran con que los griegos lo mismo ríen que lloran, y con que van y vienen de Atenas a Bruselas poniendo caras muy serias aunque en realidad no están hablando de economía sino que están declamando a Euripides.

Pero como Heráclito sabía, "nadie se baña dos veces en el mismo rio ni nadie acude dos veces a la misma reunión", y los griegos siempre empiezan cada ronda como si todo lo que se hubiese dicho en la anterior hubiese desaparecido hubiese sido aire.

Y los europeos se mosquean pero van dando a los griegos cuartelillo, o sea, dinero para que se lo vayan gastando.

Ahora, los griegos dan paso al coro una vez mas y en forma de referéndum, para entonar el "no pagaremos", y la tragedia avanza un poco pero sin llegar la sangre al rio.

Los actores se preparan para seguir con la tragedia que no es otra que la de aquel sofista que demostraba que por mucho que andemos nunca llegamos dado que la distancia inicial que nos separa de aquel siempre puede subdividirse en dos de forma indefinida.

Al final, el destino siempre alcanza no obstante al destinatario de la furia de los dioses, pero mientras tanto, ¿quien nos quita este espectáculo deslumbrante de unos saltimbanquis tomando el pelo al mundo entero?

Los griegos no pueden pagar y por mucho que les estrujemos el gaznate no vamos a conseguir que por esas gargantas surja la ambrosía dionisiaca.

Tal vez la próxima vez, los que prestaron con tanta alegría pensando en sus bonus, se acordarán de Aristóteles y se olvidarán de creer en las historias de la fantasía y mirarán mas a las cuentas terrenales.

¿Recibirán esos alegres prestatarios la orden de suicidarse con cicuta por haber llenado de locas ambiciones las mentes de tanto retrasado mental como circula por las polis del mundo?    

martes, 23 de junio de 2015

Perros

Vamos a olvidarnos por un día de los avatares de la política o de la sociedad de la información y a dedicar una entrada a los perros, esos animales que llevan acompañándonos desde hace unos diez mil años, o sea desde que decidimos dejar de vagabundear.

La aparición casual de unos cachorros en una balsa de alquitrán en un pueblo de Murcia (España), ha levantado una oleada de indignación por el efecto viral de las imágenes impactantes y ha puesto el debate del trato a los animales en el centro de la atención popular.

Es un debate que en España se asocia a los toros o a otros animales utilizados en algunas fiestas bárbaras pero que en otros países, quiero decir en aquellos países en los que se debaten los grandes temas y no solo las tontunas de turno, ya está alcanzando las fronteras de la filosofía y la ciencia para centrar esta cuestión en ese espinoso territorio de la conciencia y la vida.

Los humanos de nuestra especie, tras acabar con todas las demás especies humanas, de momento a parte los neandertales ya hemos descubierto otra en la isla de Java y otra en Siberia, nos situamos en la cumbre de la cadena alimentaria y decidimos que había dos clases de seres: nosotros y los demás.

A nosotros nos asignamos la inteligencia y el alma, y a los demás un carácter utilitario y la bestialidad.

Según hemos ido perdiendo la fe en la existencia del alma nos hemos quedado en un territorio más incierto que es de la inteligencia, para diferenciarnos de los animales y por razones obvias cada día nos entran más dudas.

No solamente hay humanos que ofrecen  una apariencia de vida inteligente mas que discutible, sino que resulta cada vez mas difícil afirmar que no existe inteligencia en los animales.

Así que como la cuestión no es si nosotros tenemos inteligencia y los demás no, la cuestión tiene que ser cuanta inteligencia tenemos unos y otros, y si el tener más nos proporciona el derecho de tratar a los animales como los tratamos.

Los primeros en abrir el debate han sido los científicos que tratan con otros primates, (nosotros somos primates también), porque en el estudio de chimpancés, gorilas y orangutanes nos estamos llevando muchas sorpresas.

También estamos perplejos por la inteligencia que muestran los delfines y otros cetáceos y naturalmente por lo que vemos cada día en los perros.

Los perros son animales que viven con nosotros literalmente, o sea que comparten cada momento de la jornada y nos acompañan como si fuesen una extensión de nosotros mismos.

Los hay más inteligentes y mas tontos, pero eso también pasa con los humanos.

La cuestión es que aún cuando viven con nosotros y nos acompañan, no tienen ningún derecho.

Podemos darles de comer o matarlos de hambre.

Podemos disponer de cada momento de su vida y después acabar con ellos.

Podemos utilizarlos y también decidir que son un estorbo y abandonarlos.

E incluso hay culturas que los consideran un animal para el consumo igual que nosotros consideramos a un pollo.

Este es un debate complicado porque en España estamos todavía sin decidirnos a prohibir el maltrato a los animales lo que conduce a aberraciones como las matanzas de galgos tras la temporada de caza, pero al margen de normas y leyes creo que cabe una reflexión sobre por qué consideramos que tenemos legitimidad los humanos para disponer de toda la vida a nuestro alrededor y a destruirla sin ninguna consideración.

Soy carnívoro, así que no quiero llevar esta cuestión hacia el otro extremo del hinduismo mas radical o el ascetismo vegetariano, pero la verdad es que cada vez me surgen más dudas respecto a que papel jugamos los humanos en esta representación de la vida.

Y cuando veo a los pescadores japoneses masacrando delfines o ballenas me entran escrúpulos y dudas.

También cuando he observado como se trata a los primates como piezas de caza. ¿Como podemos matar a un animal que se parece tanto a nosotros?

Y en el asunto de los perros, ¿como se puede lanzar a unos cachorros a un charco de alquitrán?

¿Que derecho tenemos a disponer así de su vida?

¿En que clave de nuestro cerebro podemos ignorar el sufrimiento que causamos?

¿Donde ponemos la barrera que nos distingue de los animales?

El caso de los bosquimanos, a los que hasta bien entrado el siglo XX se cazó como a animales y a cuyos niños se entrenaba como animales de compañía, nos indica que esas barreras no son claras y que tenemos que tener la capacidad de reconocer que a lo mejor nos estamos pasando de la raya como especie.

A quien quiera tener un punto de vista diferente sobre el asunto le recomiendo la lectura de la serie de Ciencia Ficción "Marea Estelar" de David Brim.

El tema de la inteligencia y la conciencia son muy perturbadores.        

viernes, 19 de junio de 2015

El país del no pasa nada

Si, somos nosotros. ¿Como lo habéis averiguado? En realidad basta echar una ojeada a la información de día.

En las últimas horas la nueva alcaldesa de Madrid ha manifestado que no va a cumplir su programa que era "simplemente orientativo" o sea, que era mentira. Y no pasa nada.

Mariano Rajoy ha nombrado número tres de su partido, el PP, a un imputado. Y no pasa nada.

La portavoz del ayuntamiento madrileña está igualmente imputada, y dice que ella no creía que fuera para tanto. Y no pasa nada.

Los catalanes se ciscan en el país a la vez que hacen una campaña de publicidad diciendo que "estamos en casa", y no pasa nada.

La nueva presidenta de la autonomía andaluza dice que ella es la campeona de la lucha anticorrupción a la vez que preside el partido mas cargado de corruptelas de España, y no pasa nada.

Si un botarate es detenido con una mochila llena de productos listos para convertirse en cócteles molotov, se reúne una muchedumbre para apoyarle.    ¡Y no pasa nada!

Aquí nunca pasa nada.

Y no será por falta de leyes.

Nuestros parlamentos y corporaciones locales producen normas a la velocidad del rayo.

Cuando se habla de productividad se debería investigar la de nuestros legisladores, que lo mismo resuelven la crisis energética internacional a través del BOE, que dictaminan cual debe ser el tamaño de la caca de los perros o la distancia a la que las ondas electromagnéticas comienzan a deteriorar nuestra corteza cerebral.

Tenemos mas leyes que nadie: mas de cien mil.

Pero que nadie se preocupe porque en realidad no están hechas para ser cumplidas sino simplemente para que los legisladores puedan presumir de haber dejado su recuerdo en los boletines oficiales.

Aquí solo se cumplen las leyes que tienen que ver con la recaudación: las de hacienda, las de tráfico, las del IBI, etc.

Cobrar ante todo.

O sea que España es un país en el que puedes pedir la segunda edición del holocausto pero no dejar de pagar la tasa de la basura.

Y si eres político puedes engañar a tu electorado impunemente si a cambio promulgar tropecientas mil leyes sobre lo primero que se te ocurra.

¡Y no pasa nada!


jueves, 18 de junio de 2015

¿Por qué los españoles somos tan bocazas?

Las tecnologías de la información han introducido muchos cambios en nuestras vidas.

De hecho resulta difícil recordar como era el mundo antes del móvil o antes de de Internet, y la verdad es que ambas cosas son muy recientes.

Dentro de poco nos resultará imposible recordar como era el mundo antes de las redes sociales a pesar de que en realidad para muchos es algo casi ocurrido ayer mismo.

Supongo que en cada sociedad, la ampliación de nuestros sentidos a través de la tecnología, habrá tenido efectos diferentes puesto que se trata de eso, de agrandar el radio de acción de lo que antes hacíamos en un círculo reducido.

No se como habrá afectado este asunto en Suiza, pero en España la posibilidad de llegar con nuestras bravuconadas y barbaridades a todas partes a la vez está teniendo efectos muy didácticos.

Somos los españoles muy dados a hacer comentarios "fuertes" porque tenemos la conciencia de que todo lo que digamos se olvida rápidamente y se perdona.


De hecho consideramos que las promesas que hacemos del tipo, "la semana que viene te llamo y hablamos", en realidad quiere decir "no esperes que te llame".

Y cuando llegamos al mundo de la exageración y la hipérbole, somos capaces de adular o de insultar con desparpajo, en la seguridad de que al día siguiente ya nadie se va a acordar.

En los bares y reuniones lo mismo se manda a la horca que se tira una bomba atómica en la Puerta del Sol.

Lo mismo se mienta a la madre que se pone en tela de juicio la paternidad de los hijos.

Y no pasa nada, porque todo el mundo sabe que en realidad "no tenemos mala intención".

Es que somos unos bocazas.

Pero héte aquí que las redes sociales conservan los exabruptos y los insultos y nos los devuelven en letra impresa.

Y aquello que cuando se vociferaba simplemente era aire y se marchaba con el aire, la letra impresa resulta tremendamente reveladora del carácter de cada cual.

El twitter es la maldición de los bocazas porque allí donde antes un comentario soez o directamente criminal parecía una gracieta, ahora parece soez o criminal.

Y además las redes sociales no dejan duda sobre la autoría de las fechorías: el bocazas queda expuesto sin remedio.

Sin embargo esta constatación no ha desincentivado a tanto salvaje que hay en nuestro país para catapultar sus insultos y amenazas urbi et orbis.

Menudean los mensajes brutales en la red desde la sensación de impunidad que ofrece la tecnología.

Solo cuando el bocazas se expone a la opinión pública, el foco de la atención saca a relucir sus barbaridades a la luz.

Y esas barbaridades les retratan más que una biografía de 1000 páginas.

No se si es mejor que aprendamos a ser prudentes en nuestras incursiones en la Red o por el contrario es conveniente que cada cual se exprese tal cual es.

Así por lo menos sabremos con quien nos jugamos los cuartos.

Lástima que cuando Eduardo Zaplana dijo (por teléfono) aquello de "yo estoy en la política para forrarme", no lo hubiese puesto en un twitter.        

miércoles, 17 de junio de 2015

Hay cosas que están mal, (independientemente de quien las haga).

No se que virus se ha instalado en nuestros cerebros que hace tan difícil comprender que hay cosas que están mal y otras que están peor y que tenemos que aprender a ser intolerantes respecto a ellas.

Parece que nos estamos acostumbrando a juzgar las acciones en función de la cercanía a nuestra posición personal de quienes las llevan a cabo.

Si son los nuestros, entonces encontramos toda clase de justificaciones, excusas y eximentes.

Si son los de enfrente, entonces incluso la mínima ofensa se transforma en delito capital y ahí no caben ni la excusas ni las justificaciones.

El papel de los medios en esta orgía de hipocresía llega a extremos ridículos y cada día nos sorprenden nuevas formas de infamia y abyección.

Los unos lanzan la acusación y señalan con el dedo al culpable. Los otros lanzan cortinas de humo y entonan el "y tu mas".

Y la ciudadanía asiste a este despropósito y cada cual se alinea con los considera los suyos en una espiral de tribalismo y enfrentamiento que conduce a la desmoralización y a la búsqueda de mesías que nos rediman de tanto crimen sin castigo.

Es como si el sentido común nos hubiese abandonado y estuviésemos a merced de las corrientes emocionales y los instintos.

Ciertamente la llegada al poder municipal de Podemos es una muy mala noticia.

En una sociedad tan polarizada como la española, esta llegada levanta los peores sentimientos y solo la cercanía de las elecciones generales puede suponer un cierto alivio a la tensión creciente que puede suponer la toma de decisiones que puedan ser interpretadas como un ataque por los que se han quedado fuera, que es mucha gente.

Manuela Carmena es una persona apacible, pero los que la rodean son activistas con unos curriculum poco tranquilizadores.

Si nos instalamos en un ambiente de enfrentamiento van a ocurrir cosas muy desagradables.

Y la única manera de romper el círculo del enfrentamiento es que seamos capaces de juzgar actos y personas de forma desapasionada y objetiva.

Si se consolidan dos bandos irreconciliables, es decir si los de Podemos se atrincheran y el PP se pone en pie de guerra, no habrá forma de entenderse.

Tenemos que aprender a reaccionar como ciudadanos y no como hordas.

Y eso pasa por aceptar los unos que no se puede estar en política, (en la política administrativa), si se piensan y dicen determinadas cosas, y los otros que no se puede juzgar a priori y condenar de antemano sin dejar que los que tienen que administrar administren.

Bien hará Carmena en colocar a los mas peligrosos entre sus concejales en lugares en los que no puedan hacer daño y en rebajar el programa a temperaturas asimilables por mas paladares que los de sus mas ardientes seguidores.

Y bien harían sus seguidores en no seguir el ejemplo de la casta que tanto desprecian y admitir y asimilar que los "suyos" van a cometer errores y que deben reaccionar a ellos no agrupándose alrededor en su defensa numantina, sino dejarles ir y criticarles.

Si todo lo que tienen que ofrecernos son programas utópicos y comportamientos arrogantes no son en nada mejores que los que ya conocemos.

        

lunes, 15 de junio de 2015

El ayuntamiento y el futuro

Ahora que están comenzando los nuevos ayuntamientos me gustaría enviarles desde aquí mi deseo de que realmente introduzcan los cambios que necesita la ciudadanía en general y no solo aquellos que desearían un orden nuevo que por arte de magia resolviese todos los problemas de la humanidad.

La verdad es que yo creo que va a ser un periodo de muchos líos y que vamos a ver cosas que no nos van a gustar, pero tiempo al tiempo.

Uno de los problemas que se van a detectar en seguida es que muchas de las personas que forman parte de las candidaturas populares no van a resistir el escrutinio al que les van a someter desde diferentes sectores.

El primer caso ha sido el de el presunto concejal de Cultura Zapata, que a las primeras de cambio ha tenido que ser destituido debido a la publicación de sus tweets racistas, soeces o simplemente lamentables.

No es que los tweets sean pronunciamientos pensados y meditados, pero precisamente por eso resultan sorprendentemente reveladores de la personalidad de quien los escribe y en este caso lo que han revelado es que Zapata es una de esas personas que abundan en estos grupos de activistas antisistema, es decir personas que mantienen posiciones cercanas a la paranoia en lo que se refiere al capitalismo, Estados Unidos, las multinacionales, etc.

Hasta que punto personas con esa desviación de pensamiento están en condiciones de gestionar de forma razonable los intereses de los ciudadanos, está por ver.

Imagino que la alcaldesa no compartirá planteamientos tan ingenuos y pueriles, pero entre lo difícil que se lo van a poner los que quieren que todo siga igual y los que quieren que todo sea distinto, me imagino que su vida va a ser tan complicada como la de un padre que tiene que ir a la compra llevando a tres hijos de la mano y al perro.

No la arriendo la ganancia.

Me temo que en el equipo que lleva detrás habrá mas de un Zapata y me temo además que mas de uno tendrá esqueletos en el armario que no van a tardar en salir a pasear porque como digo hay gente poderosa que no va a dejar pasar ni una.

Ya veremos cuanto tiempo puede seguir viajando en el metro y cuanto mas puede mantener el buen gesto cuando los periodistas vayan a su vera hasta cuando intente ir al baño.

Y eso cuando los alcaldes sean personas razonables como Carmena.

En los casos de Colau o Quichi no se las que pueden organizar.

¡Hasta Mas está acojonado!

Si todo esto sirve para que los partidos se den por enterados de que no pueden seguir así lo daremos por bueno como la penitencia que nos merecemos por haber sido tan negligentes y tan permisivos.

El futuro se presenta muy complicado amigos.

Vamos a tener que estar preparados para ver cosas que seguramente preferiríamos no tener que ver.

       

miércoles, 10 de junio de 2015

La intensa vida de Pedro Zerolo

Ayer veía en la televisión las imágenes del velatorio del conocido activista gay Pedro Zerolo en el Ayuntamiento antiguo de Madrid y los homenajes habidos en el barrio de Chueca, y pensaba en si habrá habido alguna vez un héroe mas improbable que Zerolo.

Era Zerolo una persona muy afeminada de voz aguda y ademanes amanerados complementados por una melena de rizos que le hacían parecer un cantante de varietes mas que un político.

Cuando el PSOE comenzó su andadura auto-destructiva desde el socialismo, o la socialdemocracia, hacia el buenismo, Zerolo hizo su aparición al frente de una serie de reivindicaciones de los homosexuales, que salían por entonces de una situación intolerable de persecución en nuestro país, (aunque no muy diferente a la de otros países de nuestro entorno habitualmente más civilizados como nos recuerda el caso de Alan Turing).

Desde figurar en los archivos policiales por el solo delito de homosexualidad, hasta un rechazo social consuetudinario, que en nuestro país había alcanzado los habituales niveles de crueldad que nos caracterizan.

Aunque la situación de los gays en España fue cambiando de forma espectacular desde la democracia, y se eliminaron de la legislación las peores injusticias, hacían falta líderes que se atreviesen a pedir no solamente la aceptación o la tolerancia, sino aun mas, la igualdad.

Y si en España alguien puede ser considerado un líder del movimiento gay ese fue Pedro Zerolo.

Si hoy día nuestro país ha pasado de ser un infierno para los homosexuales a ser el país de referencia a nivel mundial en esta materia el mérito hay que atribuirlo a Zerolo.

No es una casualidad que Estados Unidos haya nombrado a un gay como embajador en nuestro país.

No es casualidad que Rufus Wainbright actúe en el Real.

No es una casualidad que Madrid sea el hogar de una comunidad gay internacional de altos vuelos.

Por alguna razón de nuestra psicología nacional aquí pasamos de lo negro a lo blanco sin paradas intermedias.

Hoy, somos probablemente el país con mayor aceptación de la comunidad gay que tiene en los medios de comunicación un impacto de primer orden.

Y en ese sentido el matrimonio gay tuvo un impacto brutal.

Probablemente hacía falta para que ello sucediese la coincidencia en el tiempo de un activista tenaz como Zerolo y de un mandatario insensato como Zapatero.

El primero convenció al segundo en una única conversación, lo que nos dice mucho de como tomaba las decisiones el amigo zapatitos, y el mundo no tuvo mas remedio que reconocer que no había marcha atrás.

Hoy, hasta la católica Irlanda tiene matrimonio gay.

Hay primeros ministros abiertamente gays. El alcalde o ex, de Vitoria (que es del PP), es abiertamente gay y está casado. Y sobre todo los gays ya no ocultan su condición en ninguna parte.

Se visten de gays, hablan como gays, y se manifiestan públicamente no ya para reivindicar nada, sino para decir "aquí estamos".

No diré que todo esto no hubiese sucedido sin Zerolo, pero probablemente no hubiese sido tan rápido.

Pedro Zerolo ha sido uno de los pocos españoles del que se puede decir que ha tenido un impacto global de grandes dimensiones.

Yo no puedo decir que simpatizase con él o con su causa.

Siempre me ha parecido que la condición sexual de una persona debería pertenecer al ámbito privado y en ese sentido, la constante exhibición de dicha condición me parece mas una agresión que una reivindicación, pero tal vez esté equivocado y sea necesario purgar los errores del pasado con un poco de penitencia con música de los Village People y otros héroes del arco iris.

Siempre me pareció que la insistencia en denominar matrimonio a la unión legal de dos personas del mismo sexo no tenía ni tiene mas intención que la de fastidiar a todo el mundo imponiendo su santa voluntad a la lógica.

Pero todo eso ya da igual porque la sociedad ha asumido completamente las tesis gays y a nadie le chirría la cuestión. ¿Para que darle mas vueltas?

Si en Chueca levantan un monumento a Zerolo se lo tendrá mas que merecido.

Muchos otros tienen estatuas por mucho menos.    

    

lunes, 8 de junio de 2015

Campesinos búlgaros huyendo de la vacuna

En una de las novelas del genial Enrique Jardiel Poncela, uno de los pocos escritores elegantes y humoristas que ha dado este país de tremendismos y malas pulgas, unos personajes contemplan un cuadro que acaba de ganar un premio y que lleva el título que precede a estas líneas.

En los años veinte cuando se escribió el libro, Bulgaria era un país nuevo y atrasado que vivía mas o menos en la edad oscura, y en la que la ignorancia de los campesinos se daba por supuesta.

Por eso el que huyeran de la vacunación resultaba gracioso.

Como cuando un niño huye de la verdura a la hora de la cena.

Lo malo es que pasado casi un siglo y sigue habiendo gente que huye de las vacunas, aunque ahora la razón no es el pánico a la modernidad, sino que es el miedo a oscuras conjuras de las compañías multinacionales empeñadas en dominar nuestros cuerpos y nuestras mentes.

Hay también gente que dice que en la Biblia no se habla de vacunas y que por tanto si Dios no habla de ello es porque no será nada bueno.

Pero me interesan más estos nuevos modernos que quieren vivir "en la naturaleza" y que se rebelan contra vacunas, pesticidas, transgénicos, energía nuclear etc.

Siempre me ha parecido bastante obvio que la naturaleza es poco saludable e incluso puede ser bastante hija de puta, y que desde que el hombre comenzó a hacerse cargo de su explotación hace ahora mas o menos diez mil años, todos nuestros esfuerzos han ido encaminados a modificarla y a defendernos de ella, pero hay gente que opina que no.

Lo cierto es que la naturaleza está llena de plagas, enfermedades, sequias, inundaciones, pedriscos, hambrunas y otros accidentes, y que cuando los humanos vivíamos en "comunión con la naturaleza", la esperanza de vida era mas bien corta.

Y no digamos la esperanza de comer todos los días tres veces, que era mas bien remota.

De hecho nuestros abuelos huyeron de la naturaleza en cuando pudieron para venir a vivir en la contaminación urbana, lo mismo que sucede hoy con los africanos y los asiáticos.

Una de las cosas que mas gracia me ha hecho en mis viajes por el sur de Africa es darme cuenta que los únicos que van de camping a la naturaleza son los blancos.

Debe ser que los africanos negros tienen todavía la naturaleza demasiado cerca como para querer volver.

Supongo que si a mi abuelo le hubiese dicho que me iba al desierto a dormir en el suelo hubiese pensado que estaba loco y se hubiese reído de mi.

Pero hay gente que al parecer ha olvidado todo esto y quiere volver a esa arcadia feliz en la que la mortalidad infantil era del 50%, y en la que las plagas de langosta provocaban hambrunas que diezmaban a la población cada dos por tres.

También han olvidado las epidemias de cólera o difteria que en España produjeron auténticas catástrofes no hace tanto tiempo.

O de la polio que duró hasta bien entrados los años sesenta.

Es cierto que las multinacionales farmacéuticas han ganado mucho dinero, pero el ganar dinero no quiere decir que necesariamente lo hagan a base de hacer el mal.

La idea de que vivimos en una permanente conjura de los poderosos hace cometer muchos disparates a mucha gente.

Y se olvida que la naturaleza tiene elementos muy malignos que solo controlamos con mucho esfuerzo.

Si seguimos explotando el planeta sin control ciertamente terminaremos en una catástrofe general, pero si pretendemos vivir al margen de los avances de la ciencia y la tecnología, es muy probable que la catástrofe sea mucho mas inminente y personal.

Tagicomedia en Linares

Esta semana pasada hemos asistido al eneagésimo sainete propiciado por la política de lo políticamente correcto que a tantas mentes afecta y que produce situaciones entre lo cómico y lo patético en las tertulias e informativos españoles.

Me refiero a la desaparición de tres niños en Linares y que durante días ha producido una cascada de informaciones alarmantes que apuntaban a conocidos crímenes de niños recientes y que permitían a locutores y tertulianos hacer votos fervientes por el bienestar de los desaparecidos.

Toda la noticia era cierta porque efectivamente los niños, que estaban en una institución de las que existen en cada Comunidad Autónoma para recoger niños abandonados, habían desaparecido supuestamente de un parque infantil mientras su padre compraba chuches en un lugar cercano.

Era cierto todo, pero faltaba un dato clave que naturalmente tanto la policía como los propios periodistas sabían, es decir que se trataba de una familia gitana.

Los niños habían sido abandonados por sus padres, drogadictos y delincuentes habituales, y estaban en la institución tranquilamente, pero la noticia que lo cambió todo fue la inminente apertura de un proceso de adopción. Algo que no llevan muy bien los gitanos que consideran su prole parte de la fuerza del clan y sobre todo cuando los adoptantes no son gitanos.

Hubo un tiempo en que esta clase de instituciones mantenía a los niños durante mucho tiempo y allí se quedaban sin que los padres naturales mostrases ningún interés en ellos, pero la nueva política de adopción temprana ha cambiado las cosas y ha vaciado las antiguas casas de acogida.

Así que la historia no tenía ninguna trascendencia desde el comienzo ya que, como sabía de sobra la policía, los niños aparecerían en casa de algún familiar del clan como así ha ocurrido en Villaverde Madrid.

O sea que en realidad no era una desaparición de verdad, excepto para la burocracia de la casa de acogida que no había entregado a los niños con papeles.

Pero durante días se nos ha engañado dejándonos entrever que nos encontrábamos ante un nuevo caso Asunta.

Es verdad que hay pocas noticias porque como los gabinetes de prensa de los partidos han dejado de producir "información", los periódicos andan penando por algo con lo que llenar páginas o minutos de tertulia.

Los pactos han impuesto una curiosa sequia informativa que no se alivia excepto con las noticias, que no son noticia de la continuidad de la invasión de refugiados a través del Mediterraneo, algo que al parecer nadie está dispuesto a frenar.

En el mundo multicolor que va a ser el nuestro tal vez haya que ir pensando en incluir en las informaciones la raza o etnia de los protagonistas o no vamos a entender nada.

¿Es tan difícil de entender que los gitanos no quieran dar en adopción a sus hijos si tienen la opción de pasarlos a otros miembros del clan?

A lo mejor si nosotros viviésemos en clanes tribales consideraríamos normal ese comportamiento.

Y cuando un periodista informase de la "desaparición" de unos niños en el parque, miraría a la cámara con complicidad y nos diría: "aunque en realidad ya sabemos que están con su abuela".







lunes, 1 de junio de 2015

El odio

He oído a bastantes comentaristas hablar sobre los sucesos de la final de la Copa del Rey en el campo de fútbol del Barcelona.

Y no he visto que nadie hable de lo que a mi me ha parecido lo más relevante, es decir, de que este pasado sábado asistimos en directo a una enorme manifestación de odio a España.

Podríamos estar hablando horas respecto a si tal manifestación tiene respuesta en nuestro ordenamiento jurídico, o sobre si se trata de una acción que entra en el ámbito de los comités anti-violencia.

Pero esa no es la cuestión.

No se puede identificar a todos los que pitaron, ni se pueden encontrar pruebas que liguen a Artur Mas con la pitada, aunque era manifiesta la actitud de aprobación de este nacionalista miserable que no tiene ni siquiera la educación de aparentar que comprende el respeto institucional que merece cualquier visitante.

Cerrar en campo del Barcelona durante alguna jornada solo echará mas leña al fuego del odio irracional que se ha instalado en aquellas latitudes y que está conduciendo a que la burguesía catalana que inició el proceso se esté viendo superada por un paisanaje abanderado por personajes pintorescos como Ada Colau, que ya avisa de entrada que no va a cumplir la ley.

Creo que ni siquiera estos aprendices de brujo de Convergencia se percatan del monstruo que han puesto en movimiento, o a lo mejor comienzan a darse cuenta ahora.

Pero nosotros si que tenemos que tomar buena nota, porque el odio no se combate con buenas palabras ni tampoco se suele apagar solo.

Los energúmenos que pitaban igual podrían haber matado y llegado el caso lo harán.

Durante años se ha estado alimentando ese odio desde la política y desde los medios de comunicación.

Durante años se nos ha conceptualizado a los españoles como vagos, ladrones, corruptos y sobre todo enemigos de Cataluña y su derecho a ser un país rico.

Después se ha criminalizado a las instituciones del país por no "permitirles" expresar sus deseos y opiniones.

Y finalmente se nos ha culpado de todo lo que sucede en Cataluña y se ha sentado la idea de que la supervivencia de Cataluña es incompatible con la continuidad de España.

Y de ahí viene el odio. No les dejamos ser lo que ellos quieren ser.

Creo que cualquier decisión que se tome respecto a la situación catalana tiene que tener en cuenta como ingrediente fundamental ese odio al que ellos eufemísticamente llaman "desafección".

Ellos están actuando, me refiero a los nacionalistas, sin escrúpulos. Con premeditación. Con alevosía. Con desprecio de cualquier convención.

Y nosotros estamos ensimismados mirando para cualquier lado que nos permita no ver lo que realmente sucede.

Si no fuese así, no se hubiese permitido que este partido se jugase en Barcelona.

Ese villano corrupto que se llama Villar no estaría al frente de la Federación Española de Fútbol.

Y no se expondría al Rey a ese tipo de escarnios públicos que desde luego no hacen ningún bien a la institución.

Ciertamente España está enferma de odio en muchos lugares, pero la profundidad del fenómeno en Cataluña es espectacular.

Y mas vale que nos vayamos dando cuenta.