lunes, 8 de junio de 2015

Tagicomedia en Linares

Esta semana pasada hemos asistido al eneagésimo sainete propiciado por la política de lo políticamente correcto que a tantas mentes afecta y que produce situaciones entre lo cómico y lo patético en las tertulias e informativos españoles.

Me refiero a la desaparición de tres niños en Linares y que durante días ha producido una cascada de informaciones alarmantes que apuntaban a conocidos crímenes de niños recientes y que permitían a locutores y tertulianos hacer votos fervientes por el bienestar de los desaparecidos.

Toda la noticia era cierta porque efectivamente los niños, que estaban en una institución de las que existen en cada Comunidad Autónoma para recoger niños abandonados, habían desaparecido supuestamente de un parque infantil mientras su padre compraba chuches en un lugar cercano.

Era cierto todo, pero faltaba un dato clave que naturalmente tanto la policía como los propios periodistas sabían, es decir que se trataba de una familia gitana.

Los niños habían sido abandonados por sus padres, drogadictos y delincuentes habituales, y estaban en la institución tranquilamente, pero la noticia que lo cambió todo fue la inminente apertura de un proceso de adopción. Algo que no llevan muy bien los gitanos que consideran su prole parte de la fuerza del clan y sobre todo cuando los adoptantes no son gitanos.

Hubo un tiempo en que esta clase de instituciones mantenía a los niños durante mucho tiempo y allí se quedaban sin que los padres naturales mostrases ningún interés en ellos, pero la nueva política de adopción temprana ha cambiado las cosas y ha vaciado las antiguas casas de acogida.

Así que la historia no tenía ninguna trascendencia desde el comienzo ya que, como sabía de sobra la policía, los niños aparecerían en casa de algún familiar del clan como así ha ocurrido en Villaverde Madrid.

O sea que en realidad no era una desaparición de verdad, excepto para la burocracia de la casa de acogida que no había entregado a los niños con papeles.

Pero durante días se nos ha engañado dejándonos entrever que nos encontrábamos ante un nuevo caso Asunta.

Es verdad que hay pocas noticias porque como los gabinetes de prensa de los partidos han dejado de producir "información", los periódicos andan penando por algo con lo que llenar páginas o minutos de tertulia.

Los pactos han impuesto una curiosa sequia informativa que no se alivia excepto con las noticias, que no son noticia de la continuidad de la invasión de refugiados a través del Mediterraneo, algo que al parecer nadie está dispuesto a frenar.

En el mundo multicolor que va a ser el nuestro tal vez haya que ir pensando en incluir en las informaciones la raza o etnia de los protagonistas o no vamos a entender nada.

¿Es tan difícil de entender que los gitanos no quieran dar en adopción a sus hijos si tienen la opción de pasarlos a otros miembros del clan?

A lo mejor si nosotros viviésemos en clanes tribales consideraríamos normal ese comportamiento.

Y cuando un periodista informase de la "desaparición" de unos niños en el parque, miraría a la cámara con complicidad y nos diría: "aunque en realidad ya sabemos que están con su abuela".







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