No se que virus se ha instalado en nuestros cerebros que hace tan difícil comprender que hay cosas que están mal y otras que están peor y que tenemos que aprender a ser intolerantes respecto a ellas.
Parece que nos estamos acostumbrando a juzgar las acciones en función de la cercanía a nuestra posición personal de quienes las llevan a cabo.
Si son los nuestros, entonces encontramos toda clase de justificaciones, excusas y eximentes.
Si son los de enfrente, entonces incluso la mínima ofensa se transforma en delito capital y ahí no caben ni la excusas ni las justificaciones.
El papel de los medios en esta orgía de hipocresía llega a extremos ridículos y cada día nos sorprenden nuevas formas de infamia y abyección.
Los unos lanzan la acusación y señalan con el dedo al culpable. Los otros lanzan cortinas de humo y entonan el "y tu mas".
Y la ciudadanía asiste a este despropósito y cada cual se alinea con los considera los suyos en una espiral de tribalismo y enfrentamiento que conduce a la desmoralización y a la búsqueda de mesías que nos rediman de tanto crimen sin castigo.
Es como si el sentido común nos hubiese abandonado y estuviésemos a merced de las corrientes emocionales y los instintos.
Ciertamente la llegada al poder municipal de Podemos es una muy mala noticia.
En una sociedad tan polarizada como la española, esta llegada levanta los peores sentimientos y solo la cercanía de las elecciones generales puede suponer un cierto alivio a la tensión creciente que puede suponer la toma de decisiones que puedan ser interpretadas como un ataque por los que se han quedado fuera, que es mucha gente.
Manuela Carmena es una persona apacible, pero los que la rodean son activistas con unos curriculum poco tranquilizadores.
Si nos instalamos en un ambiente de enfrentamiento van a ocurrir cosas muy desagradables.
Y la única manera de romper el círculo del enfrentamiento es que seamos capaces de juzgar actos y personas de forma desapasionada y objetiva.
Si se consolidan dos bandos irreconciliables, es decir si los de Podemos se atrincheran y el PP se pone en pie de guerra, no habrá forma de entenderse.
Tenemos que aprender a reaccionar como ciudadanos y no como hordas.
Y eso pasa por aceptar los unos que no se puede estar en política, (en la política administrativa), si se piensan y dicen determinadas cosas, y los otros que no se puede juzgar a priori y condenar de antemano sin dejar que los que tienen que administrar administren.
Bien hará Carmena en colocar a los mas peligrosos entre sus concejales en lugares en los que no puedan hacer daño y en rebajar el programa a temperaturas asimilables por mas paladares que los de sus mas ardientes seguidores.
Y bien harían sus seguidores en no seguir el ejemplo de la casta que tanto desprecian y admitir y asimilar que los "suyos" van a cometer errores y que deben reaccionar a ellos no agrupándose alrededor en su defensa numantina, sino dejarles ir y criticarles.
Si todo lo que tienen que ofrecernos son programas utópicos y comportamientos arrogantes no son en nada mejores que los que ya conocemos.
miércoles, 17 de junio de 2015
Hay cosas que están mal, (independientemente de quien las haga).
Publicado por Antonio Cordón a las 18:34
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