viernes, 26 de febrero de 2010

El Senado, el canon y la siesta.

El Senado, esa beatífica institución en la que sestean a costa del contribuyente políticos en training parlamentario y otros amortizados por sus partidos, debatió hace un par de días sobre la cuestión de las descargas ilegales, los derechos de la propiedad intelectual, y el canon.

Y llegaron a la conclusión de que el canon deben pagarlo las empresas y no los contribuyentes.

¿No resulta deliciosa la ingenuidad de nuestros senadores al pensar que beneficios y costes no están relacionados?

¿No es enternecedora la creencia de estos señores (y señoras), en un capitalismo modelo Tío Gilito, al que el estado saca dinero directamente de sus bolsas de monedas que guarda en una caja fuerte?

¿No es fantástico que en un momento en que se necesita mas que nunca a los empresarios, nuestros políticos mantengan prejuicios anti-empresa propios de estudiantes anti-sistema?

Pero es que el resto de la "deliberación" también es de mucha risa, ya que nuestros senadores quieren acceso económico a los contenidos, "máximo respeto a la propiedad intelectual", protección para los internautas, y transparencia de las sociedades de gestión.

Ignoran nuestros sesteantes padres de la patria que todas las cosas están relacionadas, y que no se puede estar a favor de todo a la vez.

Es decir de todo, menos de las malignas empresas que "fabrican dispositivos que tienen capacidad para saltarse los derechos sacrosantos de la propiedad intelectual".

En la siesta senatorial, la modernidad es una cariátide que mira hieraticamente hacia el infinito.

Silencio, no vayan a despertarse sus señorías.

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