martes, 23 de febrero de 2010

Las operadoras también quieren leer

Como lector ávido que soy (aunque con menos tiempo del que me gustaría) una de las noticias procedentes del MWC que más llamó mi atención durante la semana pasada fue el posicionamiento de las operadoras españolas ante el inminente negocio editorial de los ebooks.

Aquí se junta el hambre con las ganas de comer, y espero que los grandes beneficiados seamos los usuarios. El hambre es el actual vacío existente en la industria española de los libros electrónicos. Parece mentira que las editoriales estén tardando tanto en reaccionar ante esta nueva batida digitalizadora. Es como si estuviesen esperando que entre Amazon y acapare todo el mercado para luego empezar a quejarse de su dominio (véase el caso de Apple y la música). Hoy en día es prácticamente imposible comprar un libro digital en español y mucho menos pagar una cuota mensual por tener acceso a una biblioteca cuasi-infinita. Obviamente, la gente se está acostumbrando a conseguir los contenidos por otros medios. Volvemos a la casilla uno y la historia se repite.

Y si ya tenemos el hambre, sólo nos quedan las ganas de comer, en forma de las operadoras y su motivación para ofrecer servicios que las libren de ser una dumb pipe. De momento los acuerdos alcanzados con Publidisa no parecen ser gran cosa, aunque esperemos que se desarrollen y potencien con el tiempo.

No obstante, sigo sin ver claro la entrada de las operadoras en este tipo de servicios. Si bien con los contenidos audiovisuales han encontrado su espacio, con la música no han tenido demasiado éxito, y la forma de consumo de los libros electrónicos se me asemeja más a la segunda que a los primeros. También es cierto que el laberinto de derechos de autor del mundo editorial hace que entrar en este mundo sea comparable a cruzar los círculos del infierno de Dante. Buena suerte a las operadoras, porque la van a necesitar. Y nosotros también.

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