La Feria de Arte ARCO de Madrid acaba de conseguir convertir un bodrio realizado a partir de una serie de fotografías veladas y titulado "Presos políticos", en una obra de arte que se ha vendido de inmediato por la cifra de 80.000 euros. ¿Cómo se ha realizado tal hazaña?
Hoy en día resulta cada vez más difícil llamar la atención en el mundo del arte.
Desde que Marcel Duschamp decidió que el arte tenía que ser divertido y que no hacía falta ninguna preparación o técnica para realizarlo ya que ni siquiera tenía que "hacerlo" pues bastaba con elegir un objeto y situarlo de una manera llamativa para que el arte surgiese como por encanto, o sea desde que este señor hace ahora cien años presentase un urinario o una rueda de bicicleta como arte, pues se acabó el arte y comenzó la provocación, el espectáculo y la tomadura de pelo y desde entonces no se ha parado.
ARCO más que una feria de arte es una feria de artefactos por la que han pasado cadáveres humanos plastificados, caballos o tiburones colgados del techo, chafarrinones de todos los colores, piedras, utensilios de cocina, defecaciones, catafalcos y un largo etc que indica el penoso estado del arte moderno.
Como ya nadie se atreve a definir el arte y campan por sus respetos una serie de galerías norteamericanas casi todas que son las que deciden que horror es lo mas in del momento, todo el mundo acude a estas ferias con la sensación de que le están tomando el tupé o con la intención de medrar dando opiniones funanbulescas que ha sacado de alguna revista especializada.
No quiero decir que no haya artistas, porque ahí estan David Hockney y algunos más que hacen obras modernas y a la vez espléndidas. Lo que quiero decir es que el arte es hoy un territorio lleno de granujas de todo pelo.
El autor de la obra censurada por ARCO es uno de ellos y su galerista su cómplice.
Y los responsables de ARCO unos pardillos que han caído en la trampa que los dos anteriores les han montado con la inestimable ayuda del ABC que cuando se pone a pánfilo no hay periódico que les iguale.
Así, unos comentarios en el citado periódico, seguidos de inmediato por los tertulianos derechoides de turno a quienes hay que titularles, como ha hecho ese otro granuja llamado "el bigotes", tontulianos, han hecho que les temblasen las canillas a los responsables de ARCO que están ahí cobrando unos buenos miles de euros gracias a los políticos de turno, y estos queriendo servir a sus amos han producido la expulsión del granuja autor del bodrio haciéndole el favor de su vida.
¡Prueba conseguida! supongo que exclamarían éste rufián y su cómplice galerista al enterarse de la noticia seguida por la compra del engendro por un prominente independentista catalán hecho rico gracias al fútbol español y su explotación televisiva. Un socio de Roures vamos.
Excitar a los de la derecha beata española es igual de fácil que hacer enfadar a un niño pequeño.
Sus filias y fobias son tan explícitas que provocar su reacción crispada es cosa de nada.
De sobra sabían el rufián fotógrafo y su galerista lo que podía pasar y lo bien que les podía salir la jugada.
Y así ha sido indefectiblemente.
El año pasado se censuró a un transformista canario que se disfrazó de Cristo en la cruz y este año han salido cristos, vírgenes y apóstoles por todas partes.
Eso es lo que se consigue cuando se contesta con escándalo a los buscadores de escándalo.
¿A quien le importa lo que se expone en ARCO?
A nadie.
Las únicas obras de ARCO que salen en los medios son las que se prohíben.
A ver si nos enteramos.
jueves, 22 de febrero de 2018
La Censura y El Arte
Publicado por Antonio Cordón a las 17:09
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