A los españoles nos gusta más un buen gesto que mil palabras, y muchísimos más que una vida de callada eficiencia. Eso para los alemanes, nosotros somos de desplantes toreros.
Ya he contado aquí, creo, el gesto de Nuñez de Balboa dejando atrás a su comitiva para , pendón en mano, ser el primer europeo en contemplar el Océano Pacífico. ¡Eso es chulería nacional! Steffan Zweig lo cuenta admirado en su obra Momentos estelares de la Humanidad, y es que a nosotros no nos gana nadie a elaborar gestos. Como el de Guzmán el Bueno arrojando el cuchillo para que matasen a su hijo en lugar de aceptar la rendición de la ciudad que defendía. Y como tantos otros.
Ahora Pedro Sánchez también ha inaugurado su presidencia con el gesto de nombrar el "consejo de ministras y ministros" con mas mujeres del mundo. Más que en la feminista Suecia que muchos consideran una "dictadura feminista". Nosotros más.
Y todo el mundo encantado porque es que eso es lo que nos gusta. (Y que haya un ministro astronauta todavía más).
La oposición en masa se ha lanzado a despellejar al nuevo gobierno porque se han dado cuenta de la jugada. Aquí la cosa que se siente como una amenaza no es que el nuevo gobierno pudiese hacer las cosas bien y obtener resultados. No. Aquí se tiene claro que lo peligroso de Sánchez es su capacidad para el postureo. Eso aquí es de una eficacia letal para los demás.
Cuando llegó Carlos I a España todo el mundo desconfiaba pero cuando en un desfile se le encabritó el caballo y lo dominó con destreza la opinión pública cambió: era un tio con un par. Aquí eso se valora mucho.
Tiene Sánchez por asesor y estratega a Ivan Redondo, un hombre joven y bastante listo, que ya en su día consiguió colocar a uno del PP, Monago, en la presidencia de la Junta de Extremadura, una hazaña histórica sobre todo teniendo en cuenta que el sujeto era un auténtico zoquete.
Pero como tenía un pasado como bombero, le hizo calzarse mallas de entrenamiento y le puso a correr por los desmontes, y eso gustó mucho al personal que le votó entusiasmado.
También hemos visto a Sánchez vestido de neopreno y supongo que le vamos a ver en los próximos meses practicando deportes y actos de alta visibilidad para afianzar su imagen de titán de voluntad de hierro.
Poco podía hacer Rajoy con sus paseitos ante semejante héroe digno heredero del Cid en versión Charlton Heston.
Ya se puede buscar el PP algún personaje que pueda competir, no tanto en sapiencia como en capacidad para el postureo, y ya puede Ciudadanos aprender la lección y sacar del armario todo el repertorio de gestos patrióticos. Sánchez nos va a deleitar con múltiples desplantes al tendido.
En cuanto a Pablito va a tener que escarbar bien en los sumideros de la sociedad en busca de votantes deshauciados. Sánchez le va a quitar unas cuantas novias.
Y es que Sánchez ha puesto el listón del postureo muy alto aunque todavía caben posibilidades: un gobierno con mayoría de chinos, uno con mayoría de transexuales, otro con mayoría de toxicómanos, de diabéticos, etc.
Seguro que da para abrir los telediarios en todo el mundo, y además aquí todos entusiasmados.
viernes, 8 de junio de 2018
El postureo nacional
Publicado por Antonio Cordón a las 10:46
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