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martes, 29 de julio de 2008

Colisión de titanes en tu salón

La televisión es el centro de entretenimiento familiar por excelencia. Y más ahora, que los videojuegos están abandonando el PC para pasarse a las consolas de salón.

En esta batalla, al final, el que tiene más poder, como casi siempre, es el que se encuentra más cerca del usuario. Esto tiene dos lecturas, ya que se puede ser el más cercano por ser el que provee el servicio o por ser el que provee el hardware. Normalmente estos últimos tratan de no ser meros canales conductores, y mueven sus fichas para que así no sea.

Por un lado leo que Microsoft ha cerrado un acuerdo con Netflix para que esta compañía distribuya películas vía streaming a través de la X-Box. Primera muestra de que Microsoft quiere incluir mayor valor añadido en su producto y para ello se alía con una compañía especializada en el "alquiler" virtual de películas. Un combo destinado a atraer a los usuarios y, de alguna manera, tener un cierto nivel de control en la oferta que les llega.

También leo como Samsung no se quiere quedar atrás. Estos no tienen videoconsolas pero sí que están destacando últimamente en un producto más importante: la televisión. Samsung MediaLive permite conectar la TV con el ordenador (que ha de correr bajo Windows Vista, otra vez Microsoft, que quiere salir victorioso de esta guerra gane quien gane), y así disponer de un media center en el salón para reproducir música, películas, fotos, etc.

Aquí nadie quiere perder, y todos quieren cobrar la máxima importancia. La guerra hace extraños compañeros de cama y alianzas totalmente impensables hace unos pocos años ahora cobran más sentido que nunca. Es el momento de estar en el salón del consumidor, y el último en llegar se quedará sin cena.

jueves, 3 de enero de 2008

Netflix: la innovación del videoclub

Mucha gente echa la culpa de la desaparición de la otrora famosa cadena de videoclubes Blockbuster a la piratería. Y si bien no se puede negar que tuvo su parte de culpa, el principal culpable tiene otro nombre americano: Netflix.

Blockbuster se encerró en un modelo de negocio similar a los años previos, la forma de alquiler tradicional. Su mayor contribución al sector fue el vender palomitas y Coca-Colas como si de un cine se tratase.

Entonces surgió Netflix en EEUU, un servicio de videoclub por Internet. El usuario elige la película en la web de Netflix, y la película llega en un día a la puerta de su casa por correo. Una vez vista, el usuario la vuelve a meter en el sobre y la deposita en un buzón. Transacción completada. Además, este sistema está aderezado con todas las posibilidades de control que una web te permite, como recomendaciones de películas o listas de espera.

La subida de Netflix conllevó la caída de Blockbuster. Eso en EEUU, pero la cadena cayó poco a poco entera en otros países del mundo.

Y en un momento en el que los videoclubes parecen tener aún más sus días contados, Netflix vuelve a innovar. Su nuevo servicio, una vez más sólo disponible en los EEUU, permite descargar películas en streaming (no se almacenan en ningún lado) directamente al televisor. El usuario paga una cuota mensual, de diferente cuantía ($5 - $17) según la disponibilidad de filmoteca requerida, y ya puede ver películas sin moverse del sofá.

Para poder ofrecer este servicio, Netflix se ha aliado con LG para ofrecer un dispositivo que se conecta al televisor. Éste habilita las funcionalidades requeridas. El aparato de momento cuesta $700, pero es a la vez un lector de DVD híbrido (para Blue-Ray y HD DVD). No obstante, se estima que Netfliz se aliará con otros fabricantes para lanzar más posibilidades al mercado.

Netflix ya había lanzado algo similar, pero sobre el ordenador. Sin embargo la respuesta no fue muy exitosa, ya que el usuario no quiere ver las películas ahí, sino en su televisor. El nuevo servicio tiene todas las de convertirse en un killer.

Realmente este es el camino. Si el usuario tiene a su alcance todas las películas que quiera y cuando quiera, para ver sobre el soporte que quiera, por una cuota mensual, para qué va a andarse con descargas y compartición de archivos. De hecho, el streaming supone en sí mismo una barrera a dicha compartición, ya que el archivo de vídeo no es almacenado.

Aún queda tiempo para que las cosas sean así, y más en Europa. Pero poco a poco van cayendo los hitos.

Vía: Reuters, The New York Times