martes, 29 de julio de 2008

El adios de Pat Russo

El anuncio de la marcha de Pat Russo y de Serge Tchuruck de la dirección de Alcatel-Lucent ha sido la sorpresa del día, si es que se puede hablar así del final de una situación que se ha debido de convertir en insoportable para la ejecutiva norteamericana que se atrevió a dirigir una fusión en la que los intereses franceses todos sabíamos que terminarían prevaleciendo.

De nada ha servido trasladarse a París ni aprender francés. Sus ejecutivos eran machacados y eliminados de uno en uno como en las novelas de asesinatos victorianos, hasta que le ha tocado el turno a ella.

Y supongo que por guardar lkas apariencias, con ella se va el presidente. El hobre que había sobrevivido a todas las tormentas, incluidas las relativas a cuestiones de corrupción, y que había protagonizado el asalto de una compañía francesa a una de las joyas de la corona de la ciencia norteamericana, es decir los laboratorios Bell.

Alcatel, que ya se tragó a la sección de telecos de ITT, se tragaba ahora a la pàrte tecnóloga de ATT, o sea Lucent.

Pero los tiempos son duros para la industria, con unos operadores que aplican el método Arriortua para comprar, despreciando de hecho la tecnología y a quienes dedican sus esfuerzos a desarrollarla, para dedicarse al marketing y sus fuegos artificiales.

Y además han llegado los chinos, dispuestos a hacerse un hueco a base de sacrificios y porque no decirlo, a base de liderazgo.

Las telecos son la última industria que le queda a Europa, tal vez la penúltima, y parece que correrá la misma suerte que otras antes: desaparecer.

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