Según yo esto se veía venir. Por mucho que Megaupload viviese en la alegalidad rozando la ilegalidad, un sistema basado en almacenar y reproducir contenidos cobrando por publicidad y cuentas premium tenía su tiempo contado.
Su gran problema fue hacerse demasiado famoso: muchas otras páginas, como SeriesYonkis, tiraban de ellos; ya no se trataba de un pequeño segmento de la población que lo usaba, sino que había traspasado la barrera que separa al común de la gente, que ya conocía y usaba Megaupload con naturalidad. El éxito y la ostentación fueron su pecado (irónicamente hechos reales en las carnes de su creador).
Megaupload no es lo mismo que las redes P2P, creo que conviene aclararlo. Principalmente porque estas últimas son redes distribuidas, donde cada nodo comparte con otros tantos, pero el fichero "no está" realmente en ningún sitio fijo. Megaupload tenía grandes servidores que almacenaban los contenidos.
He leído argumentos a favor de Megaupload, diciendo que no es culpa de la herramienta lo que los usuarios hacen con ella. En mi opinión esto no aplica exactamente en este caso. Megaupload no creó una herramienta de almacenamiento y la dejó al servicio de los usuarios sin más. Por el contrario, fomentaba el uso que finalmente se le dio, lucrándose claramente con él. La venta de cuentas premium estaba muy dirigida a la descarga masiva de contenido; hubo un tiempo que pagaban a los usuarios que más ficheros subiesen que luego acumulasen más descargas; los ficheros que no eran descargados asiduamente, se eliminaban a los 3 meses, haciendo una opción poco interesante para ficheros personales. En todo caso, la línea de separación entre herramienta y modelo de negocio alrededor de ella es difusa.
No creo que nadie realmente piense que con el cierre de Megaupload la gente se vaya a agolpar a las puertas del FNAC para comprar DVDs. Pero qué duda cabe que se hace un poco más engorrosa la búsqueda de contenidos en Internet, eliminando una de las alternativas más comunes, y agrega una preocupación a los dueños de otras soluciones similares, que verán la sombra del FBI un poco más alargada.
El mayor problema que yo percibo es cómo deja esta situación a empresas como Dropbox o Amazon, que venden espacio de almacenamiento virtual, si mañana el FBI les puede cerrar porque un usuario se dedica a compartir películas a través de ellos. ¿Y qué seguridad da eso a potenciales clientes, que tienen que decidir si les confían sus archivos o los siguen manteniendo en local? Es una situación complicada, y si bien no creo que estas compañías vayan a tener realmente problemas siempre y cuando tengan medios de control de lo albergado, la duda queda pendiente en el aire.
En consecuencia otro aspecto que queda muy tocado es la privacidad. Si Dropbox va a tener que vigilar qué archivos subo yo a mi cuenta, ¿dónde queda el derecho a la intimidad? ¿Por qué tienen que comprobar los vídeos de mis vacaciones para asegurarse de que no es Piratas del Caribe 4?
Lo que está claro es que la demanda por el acceso a los contenidos a través de Internet existe. Y precisamente el caso de Megaupload desmonta la falacia de que la gente lo quiere todo gratis. Muchos pagaban por cuentas Premium y seguirán dispuestos a ello. Así que, señores de la industria, menos preocuparse por erradicar el mercado negro y dedíquense a ofrecer lo que la gente quiere. Al principio canibalizará su modelo actual, pero a futuro será la base de su negocio.