miércoles, 8 de octubre de 2014

El genio español

Siguiendo con el tema de ayer y tras seguir los vaivenes de la información que llena todos los canales informativos he pensado que la gestión de esta crisis refleja mejor que muchas encuestas y estudios eso que podríamos denominar el "genio español", o sea, como somos en realidad como sociedad.

La primera muestra es la sentimentalidad.

Somos una sociedad emotiva que se deja llevar por emociones que a veces pueden ser contradictorias. Unas veces nos da por quemar iglesias y otras por repatriar a dos misioneros moribundos. Ahora mismo por pegarnos con la policía para salvar a un perro. Al parecer, Excalibur es mas importante que el riesgo de que esté contagiado y se convierta en un riesgo para cualquiera que se lo cruce. Los manifestantes llamaban este mediodía asesinos a los policías que intentaban proteger a los veterinarios que habían ido a recoger al animal. (Me pregunto si hubiese pasado lo mismo caso de estar afectado por la rabia).

La segunda característica es la improvisación.

Somos famosos por improvisar y muchas veces lo hacemos con fortuna, pero tratar de contener un contagio letal requiere otras virtudes, por ejemplo la previsión.

Traer a dos enfermos terminales sin disponer de un centro preparado para ello y sin que el personal sanitario tuviese el entrenamiento adecuado ha sido una temeridad.

La tercera es nuestra imperecedera incapacidad para seguir las normas.

Somos una sociedad que se caracteriza por entrar en el metro por las puertas marcadas "salida" y viceversa. No leemos los prospectos. Nos aburre el código de la circulación. Nos encanta hacer trampas. Somos los reyes de la disculpa.

¿Puede extrañar a alguien que en esta ocasión la cadena de seguridad se haya roto precisamente por no haber seguido las normas al pie de la letra?

Si en el hospital Carlos III no había un estricto control de seguridad es seguro que las normas se incumplieron en mas de una ocasión.

La cuarta medallita que nos colgamos es la búsqueda de culpables.

Aquí siempre se prefiere un buen culpable a una buena solución.

Sea la ministra, sea el presidente de gobierno, sea la propia afectada, sea la Comunidad de Madrid, sea quien sea, necesitamos un culpable para quedarnos tranquilos.

La racionalidad no interesa.

Como en el Africa profunda, las reacciones de muchos vecinos de la afectada, incluidos los vecinos de su pueblo en Lugo, son de histerismo y de superstición. Algunos se han marchado de su casa como si los virus se fuesen a arrastrar por debajo de la puerta.

La actitud de sindicatos, colectivos profesionales, medios de comunicación y políticos muestra deslizamientos hacia el salvajismo intelectual y la caza de brujas.

Finalmente la lista de nuestras características se completa con algo que está por venir pero vendrá: el aquí no ha pasado nada.

Hoy mismo se ha levantado la imputación a los directivos de ADIF sobre el caso de Santiago: el único culpable es el maquinista.

En el caso que nos ocupa ya sabemos quien va a ser.

Los que no se tomaron en serio la epidemia del ébola, los que no tenían preparado un hospital en toda España, los que no se tomaron la molestia de averiguar si los protocolos existentes eran válidos, los que los han cambiado sobre la marcha a la vista de que no lo eran,...etc., esos saldrán de rositas como los de Adif, que no equiparon la vía con los mecanismos de seguridad necesarios o los de Renfe que permiten que los AVE sean controlados por un solo maquinista.

Sentimentalidad, improvisación, indisciplina, irresponsabilidad e impunidad.

He ahí un retrato bastante fideligno de nuestra sociedad.

Y si queréis más sobre este asunto, acaba de publicarse un informe de la Fundación BBVA titulado: "Valores políticos y la crisis económica", en el que se puede comprobar como la mayoría de los españoles prefiere vivir de un subsidio que trabajar y considera que el Estado tiene que ocuparse de ellos y su bienestar.

Vamos, que queremos vivir en la Unión Soviética.

Por eso se produjo allí Chernóbil y aquí hemos tenido el primer caso de contagio de ébola fuera del Africa Occidental.       

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