Desde hace bastante tiempo ha venido recorriendo las pizarras de cualquier escuela de negocios el mandamiento de la ley empresarial, "reducir los costes fijos y pasarlos a variables".
La filosofía es sencilla, la forma de enfrentarse a los avatares del mercado es disponer de una estructura mínima y subcontratar lo demás.
¿Que es lo mínimo?
A estas alturas lo mínimo es el director general, o mejor el presidente para que lidie con los accionistas. Todo lo demás es superfluo.
Se puede subcontratar desde el departamento financiero hasta el I+D. La fuerza de ventas, el proceso de datos, todo.
Hay empresas de transporte que utilizan transportistas subcontratados, y ejércitos subcontratados.
Por detrás de esto estaba al principio la flexibilidad: se podía crecer en momentos de picos sin necesidad de recargar las plantillas, pero ahora es otra cosa la verdad. Ahora es otra idea nacida de la globalización: abaratar los costes.
Los empleados fijos negocian con la empresa sus salarios, ya sea individual o colectivamente. Los empleados subcontratados tienen que apechugar con lo que les toca en las licitaciones en las que las empresas contratantes alquilan sus servicios.
Mientras que antes los costes salariales siempre subían, ahora los costes salariales siempre bajan.
Las empresas de "servicios" tienen que acudir a las "licitaciones" sabiendo que son siempre a la baja. Es decir las empresas contratantes siempre exigen que el contrato que se licita sea más barato que el anterior. ¿Como se arregla eso?
Pues entrando en una cadena de subcontrataciones al final de la cual se encuentran pequeñas empresas sin capacidad de negociación, y empleados sin capacidad de hacer valer sus derechos.
El mundo de la vigilancia es perfecto para estos experimentos: para guarda vale cualquiera, así que hay un mercado potencial inagotable de candidatos.
Su formación es mínima, su capacidad de presionar también....o lo era.
La ambición de los directivos de AENA, una de esas compañías chollo a la que van los amiguetes de los políticos en el poder, les llevó a sustituir a la Guardia Civil (demasiado cara y demasiado seria), por una de estas subcontratas. Una idea fenomenal, debió pensar el directivo de turno, total la seguridad en los controles de acceso de los aeropuertos la hace cualquiera. Le quitas las botellitas de agua, las tijeritas, el gel de baño y ya está. No hace falta ser guardia civil.
Y efectivamente no hace falta, pero los trabajadores de este servicio en el aeropuerto de Barcelona vieron venir la muchedumbre de los turistas veraniegos y dijeron hasta aquí.
Rápidamente se pusieron en marcha los guardianes de la galaxia conservadora para acusar a esta pobre gente que gana menos de mil euros de sabotaje a la patria, (a la catalana y a la española dependiendo del medio).
Ha tenido que llegar un arbitraje del incombustible Marcos Peña (¿cuantos años tiene ese hombre?), para cerrar de momento el conflicto, pero la cuestión sigue abierta.
Y la cuestión es: ¿a donde vamos con unas empresas completamente desligadas de sus trabajadores, con unos salarios cada vez más precarios, con una formación cada vez más escasa, y con una implicación emocional prácticamente nula?
De acuerdo: ya ha quedado demostrado que se pueden contratar ingenieros a 600 euros al mes. Que se puede explotar a las limpiadoras de habitaciones de hotel hasta niveles que harían enrojecer a los esclavistas. Que los camioneros tienen que ser "autónomos" y poner el camión. Que a los camareros se les puede contratar por media jornada y luego tenerles 24 horas. Que los ayuntamientos pueden contratar cada año con un recorte del 10% sobre el presupuesto anterior de limpiezas.
Muy bien, pero ¿a donde coño vamos?
¿Que clase se sociedades queremos?
Vale. Pongamos robots para sustituir todos los procesos mecánicos. Sustituyamos a los profesionales por inteligencias artificiales.
Habrá unas minorías que vivirán como los dioses del Olimpo, (y tendrán que vivir en algún sitio alejado para librarse de las iras del pueblo).
¿Que se quiere hacer con la gente?
Los sueldos ya no dan ni para el low cost que era la gran promesa de la globalización.
¿Que queda?
¿Una buena epidemia?
martes, 5 de septiembre de 2017
Ecos del verano de 2017: la huelga del Prat
Publicado por Antonio Cordón a las 18:24
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1 comentario:
Korea del Norte😓☹
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