jueves, 11 de enero de 2018

Adiós Interviú y adiós a todo aquello

Una de las certificaciones de estar alcanzando la edad tardía y la vejez inevitable es la constatación de que estas dejando de estar (y ser) en el "mainstream", o sea la corriente mayoritaria de la sociedad, y has pasado a estar (y ser) en los meandros minoritarios a los que ya nadie se molesta en atender.

Ya no se hace la ropa que a ti te gusta. Ya no se sirven las comidas que tu prefieres. Ya no se hacen las películas que tu quisieras ver, ni nadie compone la música que quisieras escuchar.

Así que te vas refugiando en los viejos discos, las viejas películas, la tienda que todavía tiene esa clase de ropa, y el restaurante "de toda la vida".

Y ves como el torrente de la corriente principal te va dejando a un ladito para que no molestes.

He pensado esto a raíz del cierre de las revistas Interviú y Tiempo, que antaño llegaron a ser elementos imprescindibles de lo mainstream en España y andaban ya en los últimos años maltrechas y dedicadas a audiencias cada vez más estrechas de jubilados o pre-jubilados que queríamos seguir viviendo "como antes".

Y eso no puede ser.

Así que los de mi generación estamos viviendo una tercera era, después de haber vivido la dictadura y sus muy específicas formas de vida y la democracia constituyente y madura con las suyas.

¿Como es esta nueva etapa? ¿Podríamos denominarla post-democracia? ¿Sociedad hiper-conectada?

Y en esta nueva etapa las publicaciones periódicas, que tan protagonistas fueron de las etapas anteriores, andan unas tocadas y otras directamente hundidas.

Hemos pasado de los políticos como Truman o Churchill, (también Hitler o Stalin) que hablaban por la radio, a los Kennedy o Nixon que hicieron de la televisión su medio de expresión, luego seguido por todos los demás, y ahora estamos en la era en que Trump nos habla por tweeter.

Hemos pasado de los discursos razonados, (no quiere esto decir sinceros), a unas frases ingeniosas e rápidas que al parecer conectan con un público que no tiene ningún deseo de razonar ni de que le razonen.

No voy a decir que Interviú o Tiempo tuviesen ya ninguna importancia en la batalla de las ideas, pero más de un joven se asombraría de la importancia que llegaron a tener en otros tiempos.

No creo que haya una revista que mejor represente la Transición democrática que Interviú.

Los desnudos eran un ariete contra los cuarenta años de mojigatería católica inextricablemente unida a la dictadura franquista y por tanto eran el heraldo de la modernidad a la que se apuntaban las actrices más famosas junto a las estarletes de cada momento, y luego estaban los mejores escritores de la plantilla, los más intrépidos reporteros que se atrevían con los agujeros negros del aparato del estado, las cloacas de la sociedad y las corruptelas de una sociedad cerrada a cal y canto durante tanto tiempo.

Interviú era la libertad.

Tiempo era, junto a Cambio16, el intento de hacer un Time español, y durante un tiempo también lo fueron.

Pero los tiempos cambiaron y la sociedad española también y las revistas de información política dejaron de interesar.

Interviú se agarró a la vieja fórmula de los sucesos, que tanto éxito había tenido siempre en España, y siguió con las chicas que ya no eran las actrices de antaño sino las participantes en los "realities" televisivos que tenían así su momento de gloria.

Pero ni así consiguieron remontar el vuelo o simplemente mantenerse a flote.

Con escasos lectores no hay publicidad y sin publicidad no hay publicación posible.

Y así desaparecen otras dos cabeceras de los quioscos, que cada vez son más despachos de baratijas variadas, acercando igualmente su inevitable final.

Y así los lectores que quedamos dejamos de ser mainstream y nos acercamos un paso más a la clandestinidad, la invisibilidad y la desaparición.

Y así es como el mundo que nosotros conocíamos y en el que nos sentíamos familiares va despareciendo.

Eso es la vejez: no es que tu cuerpo y tu mente decaigan. Es que el mundo que tu creías inamovible desaparece a tu alrededor y te va diciendo que estás sobrando en el mundo de los demás.

¿Que será lo próximo que desaparezca?
           

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