Una vez más, las instituciones que regulan y vigilan -es un decir-, el negocio bancario en España se han vuelto a cubrir de gloria.
Y que decir de las auditoras.
Y que decir de los medios de comunicación....
Ayer por la mañana, mientras esperaba para grabar un programa de radio sobre el aniversario del Sgt. Pepper´s, abrí las páginas del diario económico Expansión, el de más prestigio en nuestro país, y en el editorial leí que "la OPA del Santander era una estupenda noticia para todos los implicados, incluidos los empleados y los accionistas". En páginas sucesivas encontré la información de Bolsa, en la que a las acciones del Popular se las marcaba como "conservar".
Teniendo en cuenta que en ese momento los accionistas del Popular sabían que habían perdido el 100% de su inversión, y que los empleados del banco siniestrado estarían con la angustia de saber que van a ser diezmados sin compasión, la información de Expansión solo podía calificarse de broma de mal gusto.
En la tele pude ver una entrevista con un inversor institucional del Popular que desde Marbella nos contaba que acababa de perder 47 millones de euros.
El hombre no parecía muy afectado y decía que en la bolsa unas veces se pierde y otras se gana, pero que lo que le fastidiaba es que nunca pasara nada ni nadie asumiera responsabilidades.
Seguro que para la mayoría de los trescientos mil accionistas del Popular la cosa ha sido mucho menos "filosófica" que para este prócer estóico, y a estas horas estarán muchos con un auténtico soponcio, incluidos los que entraron a última hora desde posiciones bajistas.
Ya que como cualquiera puede comprender una cosa es estar bajo, y otra es desaparecer, y el último día del Popular todavía se contrataron varios cientos de millones en acciones del Banco.
Igualmente, en los últimos años se llevaron a cabo ampliaciones de capital, la última en 2016, en las que los que acudieron lo hicieron teniendo en sus oídos las declaraciones del Ministro de Economía en el sentido de que el Popular era un "banco perfectamente solvente".
La cuestión es la de siempre: en España los accionistas valen menos que la mierda.
El Estado les engaña impunemente en nombre de la estabilidad de la economía.
Los directivos de las empresas en Bolsa les engañan con resultados falsos.
Las auditoras les engañan obviando cualquier fallo descubierto y cubriendo las falsedades de los directivos.
Los medios de comunicación les engañan contando las historias que les cuentan los directivos, los empleados públicos y los auditores.
Nadie es capaz de descubrir las falsedades hasta que es demasiado tarde: en este caso Santander y BBVA habían hecho hace solo seis meses una oferta de 4000 millones por el banco, oferta que fue rechazada por los directivos sin consulta a los accionistas.
De todo esto se deduce que invertir en España es como jugar a la ruleta rusa, solo que si eres un pequeño accionista en el tambor hay cinco balas y no solo una.
No voy a insistir en el hecho de que los directivos de Banca fracasados y perpetradores de estas barbaridades salgan de las instituciones con planes e pensiones millonarios, ni tampoco en el hecho de que los del Banco de España se vayan de rositas, o los de la CNMV igual. Todo esto ya se ha dicho mil veces sin que pase absolutamente nada.
Lo que digo e insisto es en avisar a todo el que piense en invertir en España, que o tiene información privilegiada o mejor se abstenga.
Todo el tinglado es una pura apariencia de seriedad.
Pero es completamente falso.
Nadie defiende al pequeño accionista. Al contrario, se le engaña incluso desde los poderes que están ahí para protegerle.
Cuando se habla de cosas que tienen que cambiar en nuestro país, ahí tenéis una muy importante.
jueves, 8 de junio de 2017
La cantada del Popular
Publicado por Antonio Cordón a las 17:48
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