Una de las tecnologías que más va a dar que hablar, más miedos va a generar en los desinformados y más disrupción va a crear en los modelos de negocio tradicionales, es la impresión 3D.
Esta tecnología lo que permite es crear una representación física de un objeto en 3 dimensiones a partir de un plano o esquema, mediante la superposición sucesiva de capas de material, generalmente plástico. Es decir, permite replicar cosas a partir de una pieza original.
Se trata de una tecnología que está en ciernes. Como siempre ocurre en estos casos, ahora mismo es cara y se utiliza por unos pocos principalmente para el diseño industrial. Pero según avance la investigación, lo que ahora es alta tecnología irá abriéndose al público, rebajando los precios y expandiendo sus usos.
Que no son pocos: recambios de piezas de coche, construcción de casas de bajo coste en países en desarrollo, prótesis en medicina, chapas personalizadas de tu personaje favorito...
Disponiendo de una impresora 3D suficientemente buena y el modelo en el ordenador, uno podría fabricarse el objeto que quiera, como, cuando y donde lo quiera. Igual que la tecnología digital nos trajo la democratización de la creación de contenidos y su distribución (texto, audio, vídeo...), la tecnología de impresión 3D nos traerá la democratización de la fabricación de objetos. Un paso más allá hacia el fin de escasez. El problema es que esta escasez en pieza clave en el modelo capitalista actual que hace girar el mundo, por lo que la disrupción sobre el paradigma que nos guía hoy en día va a ser tremendo.
Un buen ejemplo de lo que se nos viene son estos hackers que se hicieron con una llave de unas esposas de alta seguridad. La escanearon, hicieron los modelos computacionales y comenzaron la copia física masiva de dicha llave. A partir de ese momento cualquiera tiene acceso a una de esas, ya sea a través de la distribución que hagan estos señores o, si se animan a colgar los modelos en Internet, realizando copias en la impresora 3D en casa. Es el terremoto que ha conmocionado a la industria de la música elevado a la física potencia.
Este escenario previsible trae de la mano cuestiones muy interesantes. Imaginemos una marca de coches, Seat por ejemplo, que ya no necesita tener stock de sus piezas en sus almacenes más remotos y menos demandados. Simplemente con solicitar el modelo de la pieza requerida y poner en funcionamiento la impresora 3D, cualquier demanda puede ser satisfecha en el momento. Pero, ¿qué pasará cuando esos modelos se filtren (que lo harán)? En ese momento cualquiera en su casa podrá fabricarse la pieza. Sin embargo, ¿quién garantiza que esa pieza tenga la estructura adecuada o este fabricada con el material requerido? Seat seguro que no. Es una potencial fuente de accidentes en carretera muy preocupante. Por otro lado, ¿podría Seat dejar el negocio de venta de coches y dedicarse a la venta de modelos computacionales de coches, enteros o por piezas?
El mundo ha cambiado más rápidamente en los últimos 100 años que jamás antes en la historia. Y lo que viene por delante promete ser aún más vertiginoso. La impresión 3D va a cambiar muchas cosas, grandes entidades caerán peleando, protestando y demandando, mientras que otras apostarán por esta ola y se subirán a ella. Yo desde luego veo un futuro que pasa por aquí y no dudaría en invertir en quien se anime a subirse a la ola.
Esta tecnología lo que permite es crear una representación física de un objeto en 3 dimensiones a partir de un plano o esquema, mediante la superposición sucesiva de capas de material, generalmente plástico. Es decir, permite replicar cosas a partir de una pieza original.
Se trata de una tecnología que está en ciernes. Como siempre ocurre en estos casos, ahora mismo es cara y se utiliza por unos pocos principalmente para el diseño industrial. Pero según avance la investigación, lo que ahora es alta tecnología irá abriéndose al público, rebajando los precios y expandiendo sus usos.
Que no son pocos: recambios de piezas de coche, construcción de casas de bajo coste en países en desarrollo, prótesis en medicina, chapas personalizadas de tu personaje favorito...
Disponiendo de una impresora 3D suficientemente buena y el modelo en el ordenador, uno podría fabricarse el objeto que quiera, como, cuando y donde lo quiera. Igual que la tecnología digital nos trajo la democratización de la creación de contenidos y su distribución (texto, audio, vídeo...), la tecnología de impresión 3D nos traerá la democratización de la fabricación de objetos. Un paso más allá hacia el fin de escasez. El problema es que esta escasez en pieza clave en el modelo capitalista actual que hace girar el mundo, por lo que la disrupción sobre el paradigma que nos guía hoy en día va a ser tremendo.
Un buen ejemplo de lo que se nos viene son estos hackers que se hicieron con una llave de unas esposas de alta seguridad. La escanearon, hicieron los modelos computacionales y comenzaron la copia física masiva de dicha llave. A partir de ese momento cualquiera tiene acceso a una de esas, ya sea a través de la distribución que hagan estos señores o, si se animan a colgar los modelos en Internet, realizando copias en la impresora 3D en casa. Es el terremoto que ha conmocionado a la industria de la música elevado a la física potencia.
Este escenario previsible trae de la mano cuestiones muy interesantes. Imaginemos una marca de coches, Seat por ejemplo, que ya no necesita tener stock de sus piezas en sus almacenes más remotos y menos demandados. Simplemente con solicitar el modelo de la pieza requerida y poner en funcionamiento la impresora 3D, cualquier demanda puede ser satisfecha en el momento. Pero, ¿qué pasará cuando esos modelos se filtren (que lo harán)? En ese momento cualquiera en su casa podrá fabricarse la pieza. Sin embargo, ¿quién garantiza que esa pieza tenga la estructura adecuada o este fabricada con el material requerido? Seat seguro que no. Es una potencial fuente de accidentes en carretera muy preocupante. Por otro lado, ¿podría Seat dejar el negocio de venta de coches y dedicarse a la venta de modelos computacionales de coches, enteros o por piezas?
El mundo ha cambiado más rápidamente en los últimos 100 años que jamás antes en la historia. Y lo que viene por delante promete ser aún más vertiginoso. La impresión 3D va a cambiar muchas cosas, grandes entidades caerán peleando, protestando y demandando, mientras que otras apostarán por esta ola y se subirán a ella. Yo desde luego veo un futuro que pasa por aquí y no dudaría en invertir en quien se anime a subirse a la ola.
1 comentario:
De hecho en los USA confían en estas tecnologías para reactivar su futuro industrial. O sea repatriar parte de su industria.
The Economist dedicó un especial a estas cuestiones hace unos meses.
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