martes, 8 de noviembre de 2016

Lo que va a pasar, pase lo que pase hoy.

Hoy se la juegan dos personajes de aupa.

Por una parte Hillary Clinton, que es una política con mas conchas que un galápago, y que ha pasado por la amarga experiencia de ser segundona después de ser una estudiante prodigio y una persona con toda la vida por delante.

Por otra, el "magnate" Donald Trump, un chico de buena familia dotado por la vida para ser un depredador, que ha conseguido pasar por encima de los cadáveres de sus enemigos y también de sus amigos.

Y en medio el pueblo de los USA y todos nosotros detrás.

Pero eso no es lo que juega.

Lo que se juega es el final de la etapa de liberalización y globalización que se decretó por parte de las élites mundiales durante los años ochenta.

Es uno de los grandes movimientos de la Historia que ha tenido tres efectos.

El primero, por poner el más positivo, es el haber acabado casi por completo con la pobreza extrema de cientos de millones de personas en todo el mundo especialmente en Asia y Africa.

El segundo el de haber creado fortunas gigantescas, inéditas en el pasado, para los héroes de este tiempo, los grandes innovadores desde Gates a Amancio Ortega, y los depredadores de la bolsa y el mercado de capitales, que ha sido la cueva de Alí Babá de esta época.

Y el tercero, y más importante para nosotros, la destrucción del tejido industrial en los países del primer mundo, con la consiguiente crisis de las clases medias y el cabreo generalizado del personal, al que primero le han quitado el empleo y después le han dicho que vive por encima de sus posibilidades y que tiene que buscarse la vida.

Y esa gente está muy enfadada y mira a las clases políticas como cómplices del desbarajuste causado, lo que es la pura verdad, y como mamporreros de los poderosos a la hora de reducir el "estado social" verdaderamente insostenible después de la destrucción de la industria.

La señora Clinton es una representante de esas clases políticas que son percibidas como cómplices y mamporreros, y despierta las simpatías justas.

Pero es cierto que la gente sensata se da cuenta del peligro que representa Trump y sus recetarios milagrosos y prefiere malo conocido a peor por conocer.

Trump, es en Estados Unidos lo mismo que Tsiripas E Iglesias en Europa. Lo mismo que los payasos del Brexit, y lo mismo que el zar Putin. Es decir un salto al vacío  y la vuelta a un pasado mitificado y por supuesto irrecuperable.

Pero el problema es cada vez mayor.

El populismo atrae cada vez a más gente a quien ni le importa la coherencia del sistema ni que se acabe el mundo mañana. Total ¿que más da? si te han echado del sistema y eres un paria universitario que a los cuarenta años va de trabajo temporal en trabajo temporal y tienes que vivir con tus padres, ¡que se vayan a la mierda los coherentes!

Y eso es una bomba que se va cebando y que va a terminar explotando.

Si combinamos esta inestabilidad social con el cambio climático y su creciente aceleración tenemos una situación muy peligrosa que supongo ya preocupa a los que dirigen el mundo desde sus fundaciones y centros de estudios.

Y eso va a tener que cambiar.

Pero naturalmente no será gratis porque en este mundo cada vez que se toca la estructura económica del mundo alguien sale perjudicado.

Sea Hillary o Donald el próximo ocupante de la Casa Blanca, el movimiento que ha puesto en marcha Trump va a tener que ser tenido en cuenta y eso no se arregla con unas cuentas de cristal y unos espejitos.

La gente quiere la vuelta de los empleos y del dinero para gastar y si no quiere ver a los políticos arrastrarse por el fango, (o en la guillotina como en el París de Robespierre).

Y lo mismo pasa en Europa.

Proteccionismos, barreras a la emigración-inmigración. dinero para repartir (salga de donde salga), y mas obras públicas. Eso es lo que viene.

Trump, los del Brexit y Podemos van ganando. Que nadie se engañe.      

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