miércoles, 28 de diciembre de 2016

Final de año apocalíptico en Madrid

No solo se muere la princesa Leia de un ataque cardiaco, y no solo casi me muero yo tras leer en El País que la actriz Carrie Fisher había hecho un cameo en la película Rogue One cuando en realidad se trata de una imagen digital, y no solo la alcaldesa de Madrid pone en marcha el protocolo de contaminación grave que nos va a dejar sin coche en estos días tan señalados de fin de año, sino que además hayan un primate catalán que vivió en Lérida hace millones de años demostrando así que las raices de los Pujol son muy profundas.

Yo confieso que termino el año en estado de estupor sin saber ya a ciencia cierta si estamos en invierno o ya podemos dar por finiquitada esta estación en nuestro país, si Podemos se ha transmutado en el viejo PCUS de José Stalin, si Sanchez va a volver a dar clases de Economía, si Soraya se va a mudar a Barcelona, si Puigdemont tiene un pacto con Belzebú para que no le crezca el pelo, o si el acento de Rita Maestre se debe a la ingestión masiva de tortitas con nata.

Tampoco me aclaro sobre si nuestro país sale ya de la crisis o no, si nuestros bolsillos resistirán las batidas inmisericordes de Montoro, si el PP será encausado alguna vez, si se atreverá alguien a presentarse para secretario general del PSOE, o si toda esa gente que entra en las tiendas es para comprar algo o para mirar.

Si miro al escenario internacional, me encuentro con la familia Trump que no sé si va a romper a cantar una melodía tirolesa o a invocar a los dioses del Valhaya, a Vladimir Putin que cada día que pasa tiene una cara más parecida a las representaciones de un Jan tártaro, a la primera ministra británica que parece un ama de casa muy cabreada, a Angela Merkel que cada día parece más la abuelita de las galletas, y a un montón de políticos poniendo cara de malos.

Si miro los medios de comunicación, me cuentan que Occidente ha decidido ahora que Israel tiene la culpa de todo, que los defensores de Aleppo eran como los elfos del señor de los anillos, o sea buenísimos, que los chinos van a quebrar cualquier día de estos, que los ucranianos...¿que demonios pasó con los ucranianos?, que cada día hay menos pobreza en el mundo y mas igualdad, (y ¿por qué hay tanta gente desesperada cruzando el Mediterráneo o el desierto de Sonora?), y que estamos todos muy tristes por la suerte de la princesa Laia.

O sea que termina 2016 con un panorama verdaderamente truculento:

- Los gobernantes ilustrados se retiran y llegan otros que parecen más amantes de volver al garrotazo.

- La economía mundial no sabe si crecer o darse otro coscorrón.

- Los ciudadanos no saben si echar a todos los inmigrantes o abrir los países de para en par.

- El clima no sabe si seguir con la añorada normalidad o comenzar el apocalipsis.

- Montoro no sabe si dejarnos respirar o aplicarnos otra vuelta de tuerca.

- La prensa no sabe si los que ganan en Siria son los buenos o son los malos.

-El Papa no sabe si rezar o hacerse de Podemos.

- Las empresas no saben si seguir echando gente o si convertir a sus empleados restantes en seres mutantes capaces de trabajar 24X365

- Los periódicos no saben si reciclarse en revistas humorísticas

- Los mendigos no saben si ponerse a adelgazar.

- Los que se retiraron de fumar no saben si volver a fumar.

Y en general estamos todos mas perdidos que una jirafa en la casita de Blancanieves.

Y muy necesitados de que alguien nos explique que está pasando.

Y nadie lo hace.

A mi me gustaría saberlo y os aseguro que lo compartiría con vosotros.

¡Pero no tengo ni puta idea!

    

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