viernes, 6 de octubre de 2017

El árbol y las nueces

Como muy bien dijese aquel ultra llamado Arzallus, unos mueven el árbol y otros recogen las nueces.

Ahora son los anarcos y podemitas quienes junto a los nazionalistas catalanes han movido con gran violencia el árbol del orden constitucional y el suelo está ya bastante lleno de nueces.

Y el cesto en el que se pretenden recoger es el proceso de "dialogo" que vendrá a continuación.

Es tal el destrozo que ante nosotros solo parecen esta dos alternativas.

La primera es la federal y la segunda la confederal.

Un amigo mio ha escrito que lo que se pretende es llegar a una solución similar a la que los británicos pretenden con el soft Brexit, o sea mantener todas las ventajas pero desde una posición de independencia y de ausencia de obligaciones.

Incluso va más allá y habla de ultra soft Catalexit, para que quede claro lo que quieren los independentistas, que es también la fórmula a la que se apunta el "mediador" Urkullu.

Una España mercado, con un Gobierno central reducido a la mínima expresión que les permita el sueño de ser vascos y catalanes europeos sin las "crueles" interferencias de "Madrid".

Como en una parte no insustancial de la izquierda española late esa misma idea de la maldad de la idea de España y del "centralismo", las corrientes de ir en esa dirección van a ser muy fuertes en los próximos tiempos.

El buenismo igualmente remará en esa misma dirección por aquello del diálogo y la comprensión y nos vamos a encontrar con que una vez más la idea de España solo será defendida por las derechas.

Debemos hacer lo posible para que eso no ocurra.

Estos cuarenta años de autonomías ya nos han revelado de forma suficiente los desastres de permitir que diecisiete parlamentos hagan leyes a cascoporro convirtiendo el llamado Estado Español en un rompecabezas donde hay que abrirse camino como en una jungla legal que cambia entre pueblo y pueblo atomizando algo tan importante como es la seguridad jurídica tanto para empresas como para particulares.

Y que decir de la ruptura de cualquier mecanismo de unidad sentimental en una apoteosis de particularismos y hechos diferenciales.

Si seguimos así no harán falta más revueltas. España morirá de muerte natural sin lucha de ninguna clase.

Todavía queda alguna esperanza.

Estamos viendo tan cerca el abismo y la satisfacción de nuestros numerosos enemigos que puede que reaccionemos y exijamos desde izquierda y derecha una rectificación ante tanta estupidez cometida.

Ante la reforma constitucional que viene hay que plantear la opción de una reforma del autonomismo.

Y si eso significa que Cataluña y País Vasco se van habrá que aceptarlo como lo que puede ser: una auténtica bendición.       

 

No hay comentarios: