miércoles, 19 de diciembre de 2007

El lío del canon digital

No nos pongamos nerviosos. El canon es un anacronismo, pero no se va a acabar el mundo por que entre en vigor. Ningun producto cuesta al consumidor su coste mas el valor añadido del que te lo vende. Hay impuestos, hay comisiones, hay costes ocultos, hay transportes, hay la tira de cosas.



Todos estamos de acuerdo que la creación tiene que tener su justa remuneración y nos preguntamos cual debería ser esa "justa" remuneración, y como recaudarla.



A mi me parece que el sistema anglosajón es francamente mejor y mas transparente, y que esta "coña" de la copia privada es un concepto tan antiguo y desfasado como el miriñaque, pero creo que la discusión está llegando a extremos un poco ridículos.



En primer lugar no podemos pretender que en el mundo digital reine la anarquia. Eso sería muy perjudicial para los que ahora quieren el todo gratis. Sin dinero no se mantienen las carreteras. Ni las de alquitran, ni las electrónicas.



En segundo lugar los artistas no pueden pretender seguir viviendo de hacer discos y promocionarlos en playback. Eso se acabó. Como se han acabado tantas cosas en la era digital.



En tercer lugar si se fabrican productos cuyo atractivo para el público es que puedan grabar y reproducir contenidos, es justo que los productores de esos contenidos se lleven su parte.



En cuarto lugar si se cobra y se administra hay que rendir cuentas claras.



En quinto lugar los políticos tienen que comenzar a comprender el mundo digital, en el que viven, y dedicarle mas tiempo y espacio que a otros temas mucho menos relevantes, que tanto les ocupan.



El pasado ha pasado. Estamos en un mundo nuevo, en el que las fronteras se difuminan, y en el que por tanto es mas necesario que nunca el derecho. Pero no el derecho que fué creado para el mundo de Gutemberg, sino el del mundo post revolución digital.



Si las personas responsables no se ponen a la tarea, enfrascados como están en temas que llenan las páginas de los periódicos, pero que no nos interesan, otros menos responsables se ocuparán del tema.



Hay que pensar nuevo. Hay que despertar y ponerse a trabajar. Todos. Los artistas, los industriales, los políticos, los intermediarios, y los usuarios.

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