Durante los años de plomo de la dictadura franquista, la llamada Huelga General Revolucionaria fué un mito que poblaba los sueños de los vencidos y las pesadillas de los vencedores.
Naturalmente, dicha huelga, la madre de todas las huelgas, nunca tuvo lugar y solo hubo amagos en los cinturones industriales de Madrid, Barcelona y Bilbao, que pasaban desapercibidos para todos menos para los que escuchaban Radio Pirenaica, o los noticiarios de la BBC en español, que eran las únicas fuentes de información que se escapaban del férreo control impuesto por el Ministerio de Gobernación, (ahora del Interior).
Durante la democracia, la Huelga General ha sido convocada varias veces y casi siempre con un éxito parcial, que solo la acción de los piquetes "informativos", y las interrupciones en el transporte público, hacen parecer mayor de lo que realmente es.
Y es que las Huelgas Generales son movimientos políticos, (no laborales), convocados por unas organizaciones que han perdido gran parte de su legitimidad desde el momento en que han dejado de ocuparse de las cuestiones que realmente afectan a los asalariados y han pasado a ser una especie de remedos de partidos de izquierdas que no se someten al escrutinio de las urnas.
Esa tentación en la que cayeron hace tiempo, en un tiempo en que las opciones políticas estaban prohibidas, les ha ido matando.
En Suecia o Alemania, los sindicatos se han limitado al campo de lo estrictamente laboral y no han sufrido ni el desgaste de los nuestros, ni han tenido que encabezar estas ridículas Huelgas Generales, que cada vez que se convocan arrojan a sus convocantes a un agujero cada vez mas profundo.
Y no es que no existan problemas que afecten a los asalariados.
Seguramente vamos a una situación en la que cualquier empleado se va a encontrar absolutamente indefenso ante la dirección de la empresa y en la que se van a conculcar todas las normas de buen gobierno en las relaciones empresa-empleado.
De hecho ya está ocurriendo que en España nadie ignora ni los horarios desaforados, ni las condiciones leoninas, ni los salarios miserables, ni los "lo tomas o lo dejas".
Parece que el destino de nuestros asalariados es volver a donde estaban hace un siglo, es decir en manos de los empleadores, y recrear una sociedad de grandes diferencias sociales en la que predomine la ley del mas fuerte.
Ante eso, la convocatoria de una Huelga General no solamente no va a ayudar, sino que su previsible fracaso profundizará la actual situación dejando a los asalariados mas débiles y mas expuestos.
Unos sindicatos que se denominan de clase y marxistas no pueden hoy representar a unos asalariados que en su inmensa mayoría no comparten ni esas ideas ni los procedimientos que se utilizan para defenderlos.
Pasará la Huelga General de mañana y no habrá pasado nada.
Cada parte nos contará la consabida trola de que si han seguido la huelga un 10% o un 90%, y las emisoras y periódicos defenderán con ahinco la versión de sus amos ideológicos.
Y al día siguiente estaremos donde estábamos, es decir en la bancarrota a la que nos ha conducido una clase política irresponsable con la inestimable colaboración de una ciudadanía atontada por la telebasura y afectada de unas ganas irrefenables de enriquecerse a toda costa sin trabajar ni crear.
miércoles, 28 de marzo de 2012
La Huelga General
Publicado por Antonio Cordón a las 09:47
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario