domingo, 31 de marzo de 2013

Imagina que eres...

Imagina que por los azares de la vida, te toca ser coreano del norte y tienes que ponerte a gritar como un energúmeno eslóganes guerreros y de odio al enemigo.

¿Que haces?

Imagino que el que no grite o se tire de cabeza al agua helada para tocar el abrigo del líder, será objeto de feroces represalias, porque no imagino que causa pueda tener el fervor de una gente que imagino será mas o menos como nosotros, o sea, la mayor parte unos garrulos, pero también habrá una minoría pensante.

Si eres uno de esos desdichados pensantes, me imagino que te debe entrar un miedo espantoso al ver a esa muchedumbres desfilando al paso de la oca o amenazando al monstruo americano agitando los puños y profiriendo gritos estentóreos.

Yo creo que me lo puedo imaginar, porque he tenido la mala suerte de encontrarme en una ocasión en Zaragoza durante la Semana Santa, y he visto, y sobre todo he oído, el estruendo de miles de tambores aporreados por energúmenos muy parecidos a los gritones norcoreanos.

Supongo que para los habitantes de pueblos mas civilizados, tanto la conducta de los belicosos coreanos como la de los piadosos españoles, tienen que parecer surrealistas y aberrantes.

Imagina ahora que eres un chipriota y que te asaltan la cuenta corriente y la de ahorros para pagar los pecados de los banqueros.

Hay que comprender que los habitantes de la isla deben de estar muy enfadados.

Si fuésemos chipriotas tendríamos motivos suficientes para quemar el Parlamento.

¿Pero no es eso mismo con otros procedimientos lo que ha sucedido en nuestro país?

No estamos salvando los bancos con los servicios públicos, los sueldos de los funcionarios, las estafas de las preferentes o la salida a bolsa de Bankia?

Imagina que eres italiano y en tu país no se puede formar gobierno porque la gente ha votado a un payaso y a un mafioso y al pobre que había intentado poner un poco de orden no le ha votado ni el Tato.

Sentirías un escalofrío ante la disyuntiva de elegir entre un payaso y un pazguato.

¿Pero no es eso mismo lo que hemos tenido que hacer los españoles?

¿Como tenemos que sentirnos los españoles, atontados de tanta tradición malsana, estafados por nuestros bancos y gobernantes, y guiados por un autista?

¿Como hemos de sentirnos los españoles sabiendo que nuestra administración local y autonómica sufren un  nivel de corrupción que solo es posible desde una muy extendida falta de ética civil?

Nos reímos de los coreanos, nos apiadamos de los chipriotas y nos dan pena los italianos.

Imagina lo que piensan los alemanes de nosotros. 
  

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