Para los que no lo conozcan, Lavapiés es un antiguo barrio de Madrid, entre lo obrero y lo lumpen y entre lo castizo y lo arrabalero.
Desde que comenzó hace unos años la emigración a gran escala en Madrid, todos los barrios obreros de la capital se han llenado de emigrantes y lo castizo ha sido sustituido por lo "multicultural" aunque la parte lumpen y delincuencial ha seguido.
Lo que sucede en Lavapiés sucede así mismo en Vallecas, Tetuan, Carabanchel, Orcasitas, Quintana y muchos otros barrios, pero Lavapiés es el escaparate de la multiculturalidad donde los podemitas y asimilados representan sus comedias progres.
Esas comedias tienen un argumento, una narración, donde se dan cita todos los tópicos de la progresía morada: los emigrantes son unos ciudadanos ejemplares perseguidos por la policía, las mujeres son las heroicas representantes de la Humanidad, los gays y lesbianas el epítome de la grandeza, los negros son mucho mejores que los blancos, los musulmanes beatíficos adalides de la modernidad,...., y todos juntos forman la gente del aroiris, auténtica nueva ciudadanía de un mundo mejor.
Ese es el credo podemita y naturalmente cualquier suceso que afecte a tan maravillosa comunidad es automáticamente el detonante de cadenas de acontecimientos cuyo guión ya está previamente escrito.
Ante cualquier agresión del ejército del mal compuesto por capitalistas, cristianos, policías, derechistas o simples ciudadanos no morados, los valientes comandos del anticapitalismo saltan de sus guaridas, (o despachos oficiales), lo que esté más cerca, para defender a los pobres ciudadanos de la patria podemita.
Como es un resorte automático, a nadie de estos valientes guerreros del arcoiris se les ocurre comprobar si la información de la supuesta agresión es auténtica. ¿Para qué?
En comprobaciones se pierde un tiempo precioso a la hora de montar la guerrilla urbana y además ¿para qué hay que justificar la siempre justa ira popular?
Si el pueblo se manifiesta, el pueblo siempre tiene razón. El pueblo siempre es el agraviado y lo está de forma permanente.
En el caso de los manteros esto es absolutamente evidente. Estas gentes venidas de lejanos países son tratadas con indiferencia criminal por el capitalismo y perseguidas con vesanía por los esbirros policiales. Por lo tanto cualquier cosa que suceda en ese colectivo es culpa nuestra, o sea de los que no somos pueblo podemita.
Así que los grandes capitanes Monedero o Espinar, estos héroes de la causa morada que nunca han salido de un despacho oficial o académico excepto para confraternizar con los desposeidos, rápidamente sacaron sus móviles y se pusieron a tuitear como locos: ¡los municipales son culpables!
Para estos canallas un muerto es una ocasión de oro y así lo han demostrado.
El papelón de la anciana alcaldesa es memorable. Por lo menos yo espero que la gente normal que en su día votó a Podemos se acuerde de estos acontecimientos.
Para que hablar del aprovechamiento de la batalla por los podemitas en el Congreso pidiendo despenalizar el topmanta. Espero igualmente que todos los que trabajan en el comercio y en su día votaron a Podemos también se acuerden de este momento.
Dejo para el final mi opinión de que en España, como en otros países europeos no estamos tomando el problema de la emigración ilegal con la seriedad y la profundidad que reclama.
Tampoco nos estamos tomando en serio la situación de miles de personas que careciendo de documentación no pueden trabajar legalmente.
Estas personas están aquí y necesitan una solución legal.
Meter la cabeza debajo del ala no soluciona nada. Olvidarse de estas personas hasta que sucede la tragedia no es humano.
No es decente.
martes, 20 de marzo de 2018
Revolución en Lavapies
Publicado por Antonio Cordón a las 19:40
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2 comentarios:
Estamos llegando al descalabro total...no solo es España...la realidad verdadera,no la que se ve desde un despacho,una estadistica,un informe, nunca es tan real como la real que se vive.Y la distancia entre los protagonistas de la realidad verdadera y los funcionarios es insalvable...muy triste.
Los funcionarios solo tienen acceso a sus papeles. Los políticos son los que tienen que llevar a las leyes los problemas de la calle. Y ahí es donde todo falla porque desde hace mucho los políticos solo trabajan para ellos mismos. Y si, es muy triste y también peligroso como se ha visto en Lavapiés.
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