Mostrando entradas con la etiqueta revistas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta revistas. Mostrar todas las entradas

martes, 10 de mayo de 2011

Pop

Cuando he leído la noticia, por mi mente han empezado a desfilar rápidas las primeras frases que deberían ir en este post. Desafortunadamente (o no, nunca lo sabremos), ahora me enfrento al teclado y se me han olvidado, así que comentaré la idea que tenía, según salga de las yemas de mis dedos.

Y es que la revista Súperpop ha publicado su último número. Una víctima más de Internet y los nuevos hábitos de los estratos más jóvenes de nuestra sociedad. La revista tuvo su momento álgido hará unos 15 años, durante los años de mi pre-adolescencia. O al menos así lo recuerdo, quizá la generación 2 lustros posterior piensa lo mismo.

Se trataba de un contenido claramente orientado a las chicas, basado principalmente en los ídolos del momento, pero cuyo mayor morbo (aunque aún no supiésemos qué significaba esa palabra) eran los temas sexuales que se trataban. Sin llegar a ser lo suficientemente fuertes como para ser considerados inaceptables, aunque seguramente sí inapropiados, llamaban la atención de niñas que querían sentirse mayores.

La revista, o mejor dicho, la marca, no desaparece, sino que continuará con su labor de divertimento y educación (?) a través de Internet. Y la verdad es que me sorprende que a día de hoy se siguiesen encontrando ejemplares en los kioskos, teniendo una juventud totalmente enfrascada en las pantallas de sus Blackberries y Tuentis. De hecho, para una marca como Súperpop tiene mucho más sentido convertirse en un punto de reunión social, con una conversación multidireccional e interactividad, que ser un simple número de páginas con noticias y cartas de los lectores.

Esta es una publicación más que no volverá a la calle, pero no es la primera ni será la última. El creador de contenido debe seguir a sus consumidores, y una generación ya no está en la calle, sino en las pantallas. Es el símbolo de comienzo, que como una ola irá barriendo años y, con ellos, publicaciones, que deberán ir cambiando su formato según va variando su mix de lectores.

Desde aquí quería rendir tributo a esta revista que tiene el logro de, sin haberla leído ni comprado una sola vez, y con una opinión pésima de ella, guarda un rincón en mi memoria de los años púberes. Hoy muere Súperpop. Hoy renace Súperpop, para temor de todos los padres.

jueves, 29 de julio de 2010

El iPad como revista

A nadie se le escapó en su lanzamiento que el iPad era una magnífica herramienta para leer revistas en formato digital. Si bien los e-readers llevaban ya un par de años despegando, sus pantallas monocromas hacen de ellos buenos candidatos para leer libros, pero nada que contenga imágenes.

Una de las revistas que puso especial esmero en su versión iPad fue Wired, quizá más por un motivo de marca (tenía que estar ahí), que de negocio, pero con interés al fin y al cabo. Y la verdad es que a mi parecer el resultado ha sido bastante acertado.

Primeramente porque el contenido no está calcado de la revista. Es decir, no se trata únicamente del volcado de la maquetación del papel a la pantalla, sino que sufre una adaptación que aprovecha mejor las bondades de un soporte digital. Hay vídeos incrustados donde en la revista hay fotos, se puede interactuar con los gráficos e imágenes, las hojas "continúan" hacia abajo antes de tener que "pasarlas"... No obstante, me da la sensación de que aún perdura un aspecto demasiado "revistero", propio de una conversión, cuando quizá se debería plantear una distribución del contenido totalmente diferente y partiendo de cero para sacar todo el juego que el mundo digital puede ofrecer.

Por ejemplo, quiero anuncios personalizados, ligados al contenido que estoy leyendo, pero también a mí mismo, a mi ubicación geográfica y a la hora del día. No como pasa ahora, que hay anuncios que ocupan toda la "página" y que al llegar a ellos te impactan brutalmente (no existe una página izquierda que mitigue), extrayéndote totalmente de la experiencia de lectura. Los anuncios actuales de la versión iPad son interactivos y resultan más curiosos que las simples fotos de la revista en papel, pero creo que al no ofrecerme nada a mí, a Alejandro Cordón, sino al anónimo común lector de Wired, se están perdiendo oportunidades para el anunciante, para Wired y para mí.

Otro ejemplo curioso del potencial del iPad como lector de revistas es la nueva aplicación FlipBoard, que está causando furor actualmente en la red. Mejor os dejo con un vídeo explicativo:


Después de unos días de espera (se encuentran totalmente colapsados antes la gigantesca demanda de accesos que les han llegado), pude probar la aplicación y la verdad es que me pareció una buena idea, con potencial, pero aún por encontrar su modelo. Y es que la posibilidad de presentar contenido que sea relevante para mí en un formato revista, con el cual me encuentro ya familiarizado y cómodo, capta mi interés. El problema viene en el modelo de negocio, porque no deja de ser un mero agregador, que bebe de contenidos de otros como piedra angular de su propuesta de valor. Cualquier sistema de ganar dinero sobre este modelo no agradará a los generadores del contenido, que no tardarán en negar sus productos al menor indicio de éxito.

Quizá el éxito de FlipBoard pase por convertirse en una plataforma que sea capaz de aportar valor tanto a los generadores como a los lectores. A estos últimos en forma de contenido de interés mostrado de forma atractiva; y a los primeros en dinero contante y sonante, que les atraiga a estar ahí. Veo principalmente un camino basado en compartir beneficios publicitarios, porque cobrar directamente al usuario es algo que creo complicado.

En todo caso, este no es el único problema al que se enfrenta esta aplicación, sino que ha de aprender a diferenciar qué es lo realmente interesante para mí (no todo lo que comparten mis amigos, termino harto degradado en las redes sociales, es de interés, ni del mismo nivel de interés). Además, tendrá que ir añadiendo más capacidades sociales que permitan compartir y comentar desde la propia "revista" para hacerla más atractiva.

Visto lo visto, ante el mundo editorial se abre todo un nuevo mar de oportunidades, que se ha de explorar y sobre el que hay que aprender. Estoy seguro de que según vayan proliferando las tabletas iremos viendo más y más incursiones, y de que estos son sólo lo primeros pasos...