miércoles, 16 de julio de 2014

Dejo la informática

Ayer pude leer un post de Javier Garzas en el que anuncia su salida de la profesión informática después de varios años de infructuosos intentos de hacer más seria la profesión.

Me sentí aludido por varias razones, entre las que se encuentra su afirmación de que se suele dejar esta profesión tras quince años de ejercicio, tiempo que en mi caso se cumple con exactitud. Yo pensaba que había sido muy listo marchándome a tiempo, pero se ve que es una especie de "reloj biológico" que nos anuncia que es tiempo de salir huyendo.

¿Cuales son las razones de este desengaño repetido y recurrente?

Siempre que tengo ocasión digo que hay dos clases de profesiones; aquella en que con la edad vas a más, y aquellas en que con la edad vas a menos.

Si con la edad ganas en respeto profesional, si se te reconoce la experiencia, si el conocimiento acumulado es un capital y si cada vez ganas más dinero, estás en la profesión adecuada. Si no es así, y si directamente es al revés, sal corriendo y recíclate cuanto antes.

Las profesiones del grupo, llamemos A, son antiguas y han conseguido cerrarse a los extraños. Para ejercerlas hay que hacer estudios penosos y pasar por un largo meritoriaje. No se pueden ejercer sin pasar por unos títulos acreditativos que te dan, una vez conseguidos, un tratamiento de por vida.

Las profesiones del grupo B están llenas de intrusos y sus títulos son siempre dudosos.

Para ser una profesión A, mucha gente se ha tenido que esforzar. Pensemos en lo que eran los médicos en tiempos aún no muy lejanos, o sea unas personas muy desacreditadas tenidas por farsantes.

A lo mejor dentro de cien años también los informáticos lo consiguen.

Para ello ese conjunto de conocimientos se habrá tenido que estabilizar y las escuelas se habrán organizado, no se permitirá el intrusismo, y los mayores se dedicarán a enseñar a los jóvenes los intríngulis del oficio, con disciplina y rigor.

A ningún empresario se le ocurrirá poner un ordenador en manos de un no informático, y la profesión tendrá sus secretos y su lenguaje.

Como estamos a años luz de esa realidad, lo mejor es hacer lo que ha hecho Javier y antes que él muchos miles de informáticos: salir corriendo y buscar una profesión más respetada en la que tu conocimiento no sea puesto en duda cada día y donde siempre es más apreciado el recién llegado que el veterano.

De verdad, huid.    

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