Solo vi una vez jugar a Alfredo Di Stéfano. Y no fue precisamente en el mejor día.
Fue en una final de Copa contra el Atlético de Madrid. El Madrid estaba en plena decadencia. El Atleti en pleno ascenso. Ganaron ellos 3-1.
Luego empezó la renovación y cuando comencé a ser socio ya de aquellos míticos jugadores de las cinco copas solo quedaron Gento que siguió en el primer equipo y Puskas que jugaba en unos partidos que se organizaban los miércoles contra equipos de segunda y tercera y que eran estupendos.
Luego pudimos ver una película que se llamó "Historia de cinco copas", y que era un montaje sobre imágenes del No-Do, el noticiario cinematográfico que se ponía en todos los cines, bien antes de la película cuando era un cine de estreno, bien en el intermedio en los programas dobles.
Todo lo que queda de aquel Madrid está en esas imágenes, y por lo tanto eso es también lo que queda de Alfredo Di Stéfano. Eso y los recuerdos de los que ahora tienen entre setenta y cien años, y que vieron a Don Alfredo en los años cincuenta.
Y es a través de los recuerdos que la gente dice que Di Stéfano fue el primer jugador total.
Desde luego causó auténtica sensación como ningún otro jugador ha causado jamás. Era respetado tanto por sus rivales como por los suyos para los que era el jefe natural. Donde iba era una estrella y con él el fútbol se convirtió definitivamente en un espectáculo de masas.
Pero claro, comparar aquellos equipos de jugadores que fumaban y bebían con los equipos de atletas de hoy día es imposible.
Ningún equipo de entonces, ni el Real Madrid de Di Stéfano, ni el Hovend de Puskas, podría aguantar el ritmo de un segunda división de hoy. Entonces se jugaba al paso y con muchos espacios de manera que los jugadores habilidosos tenían ventajas.
Los equipos tenían unas posiciones estáticas, la famosa doble uve eme, WM, con tres defensas, dos medios, dos extremos, dos interiores y un delantero centro.
Precisamente la revolución Di Stéfano consistió en romper ese esquema y estar en todas partes. Ordenar el equipo y llevarlo hasta el área contraria apareciendo desde detrás y no como le hubiese correspondido esperar a que le llegase la pelota en el área.
Cuando llegó Cruyff, todo el mundo pensó que era el nuevo Di Stéfano porque tenía esas mismas características.
A Cruyff si que le vimos, le admiramos y le sufrimos los de mi generación.
A Pelé solo le vimos de lejos porque no vino a Europa.
Maradona y Messi no llegan ni de lejos a lo que era Cruyff y a lo que se recuerda de Di Stéfano.
Tampoco los Ronaldos, ni Zidane, aunque este último se parecía más.
Di Stéfano y Cruyff hacían volar a sus equipos y les hacían creerse mas de lo que eran.
Y además eran personas inteligentes, otra cosa que les distingue de los demás integrantes de la lista de los mejores jugadores de la Historia.
Me parece que todos los que somos futboleros debemos algo a Don Alfredo,...aunque no le hayamos podido ver.
miércoles, 9 de julio de 2014
El futbol y Di Stéfano
Publicado por Antonio Cordón a las 12:34
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