martes, 3 de julio de 2007

Sobre la industria de la música

¡Cómo está cambiando el mundo de la música! Esto no es ninguna novedad, pero merece la pena echarle un vistazo (y muchos) a está industria, tanto a su pasado como a su presente, para intentar vislumbrar el futuro.

Un modelo de negocio que ha funcionado durante los últimos 50 años, pero que parece ahogarse en sus propias definiciones sobre qué debe ser qué. Un reciente artículo de la revista Rolling Stone identifica claramente a los mayores culpables de esta situación en las propias casa discográficas. Unos entes que lucharon contra una tecnología disruptiva (Internet, más específicamente Napster) como si se tratara de una cepa de un virus que se pudiese exterminar.

En vez de analizar el problema o, mejor dicho, el nuevo contexto, lo trataron de eliminar. ¿La consecuencia? La demanda de música hoy en día es mayor que nunca, pero las discográficas pierden dinero. Parece que sólo Apple con su iPod está sacando beneficio de esta situación. Un modelo de negocio obsoleto, que lleva a perder dinero al que lo persigue.

Hay varias formas de sacar provecho de las nuevas tecnologías. Por un lado las casas discográficas se pueden intentar "saltar" las tiendas, las cuales se llevan el 50% del precio del disco. Mala opción, ya que a ningún negocio le gusta perder sus fuentes de ingresos y las discográficas pueden ver como se vuelven contra ellas unos de sus principales aliados. Una situación complicada, cuanto menos.

Los que mejor tienen las cosas son los artistas (Bisbal aparte, algún día analizaremos por qué), que encuentran nuevos medios de promocionarse, ganar dinero y, en general, llegar a un consumidor que antes le quedaba vetado si no eran del gusto de las discográfias.

Esa es la situación del grupo My Diet Pill, que se les ha ocurrido la genial idea de incluir su disco en el de otros artistas que les sean de su agrado. Evidentemente, esto no funciona en el modelo tradicional, sino en la red. Así que si te descargas un disco de Franz Ferdinand del emule puedes encontrarte el disco de estos chicos como bonus. De esta ingeniosa manera se han dado a conocer y ahora recorren Europa dando conciertos que ellos mismos gestionan.

De los discos que publican normalmente un artista ve el 10% de su precio. Es decir, de un disco de 20€, un artista ve 2€. De donde tiene que pagar toda su comparsa. Ese no es su negocio. Su negocio son normalmente los conciertos. Pero el disco es (era) su única forma de llegar al consumidor. Con la llegada de Internet, por mucho que les duela a los otros eslabones de la cadena, el camino puede ser recorrido en solitario.

Esto no quire decir que las tiendas, casas discográficas o distribuidoras no sean necesarias. Si no que se deberán plantear seriamente si su conlaboración en la cadena aporta valor y, si no lo hace, buscar otro modelo de negocio en esta nueva forma que la industria está adoptando lenta pero inexorablemente.

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