jueves, 5 de agosto de 2010

Pensamientos veraniegos (I)

Cuesta ponerse al teclado en este sofocante verano de 2010, con incendios que asolan Rusia y monzones que inundan Pakistan.

Con Obama anunciando la retirada de Irak y la economía que no termina de tirar.

Con Telefónica finalmente fuerte en Brasil y otra vez metiéndose en líos interneteros con la compra de una web social. (¿Para que la querrán?), (¿Cuanto durará viva en sus torpes manos?).

En fin me alegro por sus creadores, que se embolsan 70 millones de euros, que para mi yo los quisiera, y podrán dedicarse a lo que quieran con total tranquilidad.

Pero a mi de este verano lo que mas me ha interesado hasta ahora ha sido el avance de la nueva religión buenista-igualitaria, que se ha apuntado el "éxito" de prohibir los toros en Cataluña en alianza cretina con los nacionalistas catalanes, que no saben que hacer para encabronar a los demás españoles.

Ver la carita de maldad mongoloide de Carod al final de la votación parlamentaria era un poema digno de película de Berlanga.

Pero no ha sido el solo quien ha votado. También los de CIU se han apuntado a facilitar esta victoria de los buenistas que avanzan en su implacable ofensiva para consolidarse como doctrina oficial de nuestro desdichado presente y futuro.

Cuando vi la película de Amenabar sobre Hipátia de Alejandría me pareció que Alejandro ponía demasiado énfasis en la anécdota personal de esta señora y excesivamente poco en el ascenso del cristianismo.

Eso quitaba fuerza (y polémica) a la película, que quedaba bastante coja a mi parecer.

Hubiese sido mejor concentrarse en como doctrinas, en principio minoritarias, se hacen con el poder e imponen sus reglas y sus prohibiciones sobre una sociedad que solo se da cuenta de lo que está pasando cuando es demasiado tarde.

Y lo mismo pasa ahora.

El buenismo avanza a base de prohibiciones y de propaganda de los nuevos valores.

Y cuando no puede por las buenas, recurre a las malas.

A la intimidación, al escarnio de lo anterior y a la satanización de todo lo que no les gusta.

La televisión pública es un escaparate diario de la presión feminista, que es columna vertebral de la nueva religión.

Nos bombardean con la "violencia machista", con los "niños víctimas", con las bondades de la igualdad, de la salud, del amor, y de todas las idioteces que se les ocurren, y al que se le ocurre disentir lo estigmatizan.

Resulta cada vez mas patético ver como el discurso público de todos cuantos quieren estar en la pomada se va ajustando a los patrones buenistas.

Será que me hago viejo, pero a mi me parece muy grave que nos dejemos avasallar por toda esta patulea de oenegeros y politicastros.

Y de nuevo recuerdo a Bertold Brecht y su obra "La resistible ascensión de Arturo Ui" que ya no se representa, (¿para que?).

Me siento un pagano contemplando como los piadosos cristianos queman la biblioteca de Alejandría.

Y me veo en la obligación de exigir que se permitan las corridas de toros. (Yo que solo he ido a dos en mi vida, y eso por que me invitaron, y al segundo toro estaba deseando marcharme).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu post me ha recordado mucho al planteamiento del libro que estoy leyendo, La mancha humana, de Philip Roth. Échale un ojo si no lo has leído, muy recomendable

Antonio Cordón dijo...

Gracias por la recomendación.

Lo que me pregunto es si tendré fuerzas para que me cuenten lo que yo veo cada día con mis propios ojos.

En este mundo de Belenes Esteban y Zapateros yo me siento cada vez mas como un alienígena.