miércoles, 3 de julio de 2013

La primavera egipcia se agosta

Ya he hablado aquí mismo de la farsa de las sucesivas primaveras árabes, supuestamente protagonizadas por jóvenes y modernos blogueros y que han terminado en gobiernos de extremistas islámicos seguidores de la sharía y de volver a la edad media.

Como la incultura general abunda, semejantes patrañas han sido portada y editorial de los medios de comunicación más sesudos, los mismos que hoy alaban a los "rebeldes" sirios.

Ha bastado un año para que la situación en Egipto, un país con unas minorías cultas europeizantes que remontan su acción laica a mediados del siglo XIX, y en cuyo seno hay tantos cristianos como musulmanes liberales, se haya precipitado hacia donde sus muchedumbres iletradas quería, es decir el odio a todo lo que suene a occidente.

Es muy dificil el ejercicio de convertir países con minorias cultas y mayorías iletradas en democracias.

La democracia solo puede existir en aquellos países donde hay una mayoría que quiere estados que separen política y religión y que se limiten a administrar y no pretendan inmiscuirse en la vida privada de la gente.

Y los países árabes no están en esa lista.

La historia nos repite contínuamente que no hay que forzar a todas las sociedades a adoptar un sistema único por mucho que ese sistema sea el mejor de los malos sistemas posibles.

Mubarak era un dictador. Y probablemente un corrupto, pero en Egipto al menos una parte de la sociedad podía vivir de forma decente, y no me refiero a la cúpula del régimen.

Las mujeres podían estudiar y salir a la calle. (Desde la llegada del islamismo se han disparado las agresiones sexuales a las mujeres que no visten los ropajes religiosos).

La vida comercial del país se estaba apagando.

Y la gente de las clases medias ha vuelto a salir a la calle y el ejército se ha puesto a la cabeza de la manifestación.

Si vuelve a haber elecciones volverán los islamistas.

Y las minorías modernistas no tendrá, otra opción que la de emigrar.

No hay primavera en el mundo musulman.

Lo que hay es un retorno a la Edad Media. (Pero con armas nucleares). ¡Ojo!

1 comentario:

Javier Seijas dijo...

Hola Antonio de vuelta de andar unos días por el Pirineo de Huesca (Valle de hecho, ibon del Acherito y demás preciosidades) te echo un vistazo.

Y efectivamente yo creo que una conclusión sobre las primaveras árabes es que las redes sociales (sin duda de gran influencia en esas revoluciones) tienen bastante efecto para la destrucción pero poco para crear alternativas.

De hecho yo creo que el 90% de los comentarios que se emiten en esas redes son comentarios negativos, críticos ante lo que sea.

Sin duda es mucho más fácil destruir que construir.

Yo como te he comentado otras veces soy muy escéptico respecto a los beneficios de estas cosas aunque también creo que tengo la batalla perdida. Quizás el tiempo, que a veces nos sorprende, pueda poner las cosas un poco en un sitio más equilibrado.

Un abrazo /Javier