jueves, 20 de marzo de 2014

Cambios y crisis

Al parecer hoy ha circulado mucho por Internet un montaje en video sobre los cambios en el mapa de Europa en los últimos 1000 años.

Igual se podría hacer con cualquier continente y especialmente rico seria el que mostrase la expansión de Estados Unidos a través de diversas guerras agresivas, por ejemplo la que les enfrentó a Méjico y que culminó con la anexión de gran parte del territorio de aquel país, incluyendo Tejas, Nuevo México, Arizona y California.

No recuerdo haber oído a nadie reflexionar sobre la necesidad de pedir disculpas por tamaña hazaña, o sobre la necesidad de guardar la legalidad internacional cuando no hace mucho el ejército americano invadió la peligrosísima isla de Granada.

También se podría hablar de la necesidad de que los USA mantengan una base enorme en territorio cubano, la de Guantánamo, o que hagan lo mismo en Kosovo.

Al parecer la legalidad internacional solo es aplicable a otros.

Igualmente, la legalidad internacional no cuenta para los pobres tibetanos, que estaban tan felices en la edad media, cuando China decidió anexionárselos. Ni tampoco para los kurdos, cuando ingleses y franceses decidieron que en el reparto del imperio otomano a ellos se les dejaba fuera.

Y ¿qué decir de los saharauis anexionados por Marruecos?

Si nos vamos para atrás, entonces los ejemplos son innumerables.

La inviolabilidad de las fronteras es una patraña.

Lo único que las defiende es la fuerza, como bien se ve en Melilla y Ceuta. Si no tienes fuerza, tienes que aceptar que tus fronteras son como mucho una ilusión óptica, y que si nadie viene a conquistarnos es porque no tenemos nada que conquistar.

Y la veda no se ha abierto ahora con Crimea. La veda lleva abierta desde siempre. Lo que pasa es que ahora toca mover ficha a los "otros".

Unos "otros" que han estado callados desde 1989, y a los que occidente ha metido el dedo en el ojo en muchas ocasiones.

Yo, la verdad, es que me pregunto cual es la razón de tanto meterles el dedo en el ojo, y no le encuentro explicación.

Toda la "revolución" ucraniana huele a montaje de la peor estofa. Como las revoluciones árabes, y como tantas otras historias fétidas.

¿No será que quieren tenernos distraídos mientras se procede a la demolición controlada del estado del bienestar?

¿No será que necesitan meternos miedo para que aceptemos pacíficamente los cambios a peor consecuencia de la crisis del sistema de consumo?

¿No será que los estrategas piensan que es mejor volver a la guerra fría para que vuelva el orden, y que para eso necesitan un buen enemigo?

¿No será que los iraníes ya no dan más de si, y que el "eje del mal" se les ha quedado en nada?

¿No será que nos aburrimos mucho todos?      

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