sábado, 19 de abril de 2014

España no es una nación. VI. El Imperio.

En el escudo de la España de Fernando e Isabel hay dos símbolos en la parte de abajo que son las firmas de los dos reyes. Isabel puso un yugo que viene a significar "juntos hasta la muerte", y Fernando puso un haz de flechas que venía a significar, "juntos pero no revueltos".

El conflicto entre ambas visiones se mantiene y se agravó durante los años que siguieron a la desaparición de los reyes unificadores.

Aragón siempre había mirado hacia el Mediterráneo, Castilla miraba hacia los horizontes abiertos. Castilla conquistó el imperio más grande de la historia en América y se hizo más fuerte. Y entonces llegaron los Ausburgo, aquí conocidos como los Austrias.

Carlos, el nieto de Fernando e Isabel, hablaba flamenco cuando llegó pero en seguida se impregnó del espíritu de Castilla, aunque primero liquidó a la nobleza castellana tras la rebelión de las comunidades de Castilla.

A partir de entonces se crearía la fusión conceptual Castilla/España que tanto daño ha causado y causa.

Los Ausburgo eran una gran familia real europea con derecho a la sucesión del Sacro Imperio Romano Germánico inaugurado por Carlomagno, y con el dinero de América y los soldados de Castilla, Italia y los alemanes afines, se dispusieron a reclamar lo que consideraban suyo.

En medio surgió la Reforma de Lutero y Calvino, y los alemanes contrarios a los Ausburgo se apresuraron a convertirse a la nueva fe, (y con ellos todo el norte).

Los ingleses, más pragmáticos, se independizaron de Roma pero sin dejar a la Virgen María ni a los santos.

Carlos el Ausburgo se auto proclamó espada de Roma y marcho a la guerra.

Tras batallas sangrientas que dejaron Castilla como un solar, aunque las batallas estaban en Alemania, se acordó la frontera que aún existe entre católicos y protestantes: la línea Rin/Danubio, que ya lo había sido en el Imperio Romano. Bélgica, Francia, Austria, Baviera, a este lado. Al otro los germanos y escandinavos.

Como decía Quevedo: "Solo Castilla y León, y el noble pueblo andaluz, llevan acuestas la cruz"

Los catalanes seguían a lo suyo. Los castellanos morían. Los catalanes se enriquecían. Castilla se despoblaba.

Además, al declarar a España, defensora de los principios del Concilio de Trento, España se aisló de Europa.

Nuestras universidades perdieron el pié para siempre.

A cambio, Castilla hizo a occidente el mayor de los regalos: el territorio "occidental" se multiplicó en un momento crítico, en el que los turcos otomanos amenazaban con zamparse Europa.

Si los turcos hubiesen "descubierto" America, como podía perfectamente haber ocurrido, la historia de la humanidad hubiese cambiado radicalmente.

Y además, en la batalla de Lepanto, los turcos perdieron la hegemonía en el Mediterráneo, y ahí no solo estuvieron los aragoneses y los genoveses, sino también los castellanos, que estábamos en todas las juergas.

A partir de ahí, los franceses y los ingleses se juramentaron para acabar con España. Lo consegurian finalmente en 1808.  

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