El siglo XVI había sido el gran siglo "español", o mejor dicho Ausburgo, pero el XVII sería un largo calvario.
El epicentro sería la guerra de los treinta años, 1618-1648, cuyo final marcaría el comienzo de la hegemonía francesa.
La verdad es que la guerra entre católicos y protestantes debería y podría haber sido ganada por los católicos, que derrotaron una y otra vez a sus enemigos en batallas tan brillantes que aún se estudian en la escuela de guerra de los Estados Unidos.
Pero los franceses no podían permitir la victoria de los Ausburgo y declararon la guerra a sus "hermanos de fe". (Los franceses son así). En Rocroi se puso el Sol, como dice el viejo dicho, y los tercios fueron derrotados por la caballería francesa.
A partir de ese momento la historia de España es la de un gigante vapuleado por todas partes. Perdido el control de su destino, la suerte del reino se dilucidaba en Paris y Londres.
La decadencia económica, política y social era brutal. La picaresca reinaba por doquier. Cada reino peninsular establecía sus leyes y sus aduanas. Cada cual defendía lo suyo con todo tipo de trapisondas.
La religión era como una gran manta mojada que impedía todo movimiento.
El colofón llegó en 1701 con el comienzo de la llamada Guerra de Sucesión, y que ahora es reclamada por los catalanes como epicentro de su génesis nacional.
A la muerte de Carlos II sin descendencia, los Ausburgo españoles se habían extinguido. Quedaban los austriacos/alemanes y ellos reclamaron el trono hispánico, que era todavía muy goloso. Pero también lo reclamaron los franceses/borbones. Los ingleses ahora apoyaron a los Ausburgo, ¡vivir para ver!, y se organizó una guerra de la que se dice que fue la primera guerra mundial de verdad porque se combatió en Europa y en América. (La película "El último mohicano" cuenta una anécdota de esta guerra). Ingleses y franceses combatieron durante todo el siglo en diferentes conflictos y los ingleses terminaron ganando, (en Waterloo).
Mientras se fueron quedando con cosas, como Gibraltar y Menorca, y diversos territorios americanos como Luisiana.
En España los Borbones ganaron y comenzó la actual dinastía.
Los Borbones eran gente ilustrada y pensaron que tenían que poner fin a la decadencia y a la miseria que se encontraron.
También creían que España tenía que convertirse en un estado moderno.
Para ello había que cargarse el estado medieval creado por Fernando e Isabel, con sus reinos confederados.
Como los ausburguistas se habían refugiado en Barcelona y la guerra había concluido con el asedio a la ciudad, los Borbones no eran muy proclives a respetar la "autonomía" catalana, y decretaron su final.
A cambio Barcelona se convirtió en la capital económica del reino y los catalanes tuvieron acceso a los mercados americanos, donde rápidamente se hicieron ricos con el tráfico de esclavos entre otras cosas.
En el palacio de La Granja se puede contemplar la buena opinión que tenía los Borbones de si mismos, y efectivamente se puede decir que la cosa mejoró,...durante un tiempo.
martes, 22 de abril de 2014
España no es una nación VII. El imperio se derrumba.
Publicado por Antonio Cordón a las 11:17
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